Envía tu Espíritu Santo a sus conciencias y a sus corazones, para que, empujados por la fuerza de tu gracia, te logren comprender, creer en ti y recibirte en sus vidas.
Que el poder de la Sangre de Cristo sea el combustible que necesitan sus almas para la conversión, que se acerquen de nuevo a ti y que sean devueltos a la gracia santificante que les otorgó el bautismo .
Te lo pedimos todos los padres sufrientes en el poderoso nombre de tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro. Amén.
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