“Nunca pises el rojo”, reza un adagio italiano que circula en los pasillos vaticanos, y que aconseja jamás confrontarte con un cardenal de la Iglesia Católica, a quien se le identifica con ese color. El refrán recoge la secular experiencia de que no conviene confrontarse con el poder cardenalicio, porque terminarás perdiendo, en el mejor de los casos, una disputa legal.
Y es que ya sea por su cercanía con el Papa -él los nombra sin consulta alguna-, ya por la tradición que los considera príncipes de la iglesia, gozan de un gran poder y de innumerables privilegios. Los que viven en el Vaticano, por ejemplo, tenían la prebenda de no pagar renta por su vivienda.
Pero en esta semana, y a través de un “rescripto” sobre el uso de bienes inmuebles, Francisco de Roma ha decretado que tanto ellos, como jefes de Dicasterio y demás funcionarios, desembolsen puntualmente conforme a las tarifas existentes en el mercado.
La medida, obvio antipática para quienes disfrutan de esa prerrogativa, busca “destinar más recursos a la misión de la Santa Sede, aumentando también los ingresos procedentes de la gestión del patrimonio inmobiliario”.
El Papa argentino, lo sabe muy bien, está jugando con fuego, y si sus indicaciones pastorales o posiciones doctrinales le han acarreado enemigos, con esta disposición tendrá todavía más. Una cosa es que restrinja las facilidades para las misas tradicionales y otra que toque los bolsillos de quienes se consideran merecedores de exenciones o descuentos.
Pero, desde Karl Marx -el filósofo, politólogo-, la economía es la base de la sociedad, y cualquier cambio que busque abatir el clericalismo tendría que tocar también los temas del dinero. Los señores cardenales deberán irse acostumbrando a vivir y ser tratados como los demás miembros del pueblo de Dios, sin las concesiones que han tenido hasta la fecha.
Veremos cómo reaccionan. No creo que bien, y tarde o temprano se abrirá otro frente antiFrancisco, ahora por purpurados molestos no por la teología o la pastoral de Bergoglio, sino por estas decisiones que exigen una austeridad hasta ahora desconocida.
Pro-vocación
Otro Marx, Reinhard, cardenal arzobispo de Munich, y expresidente de la conferencia episcopal germana, ha declarado que la sexualidad de acuerdo a la moral católica está marcada por la prohibición, la culpa y el pecado. Apuesta, más bien, por desarrollar una doctrina acorde a los debates actuales y más propositiva del amor de Dios. Sher gut.
Autor: Padre José Francisco Gómez Hinojosa.
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