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Argumentos para bautizar a los bebés


El bautismo de bebés es una práctica muy arraigada en la Iglesia Católica, pero algunos críticos cuestionan su validez y relevancia. Sin embargo, hay varias razones sólidas por las que la Iglesia sigue bautizando a los bebés.

En primer lugar, el bautismo es esencial para la salvación. Jesucristo mismo dijo: "El que crea y sea bautizado se salvará" (Marcos 16, 16). Por lo tanto, es importante que todos los que tienen la capacidad de creer sean bautizados para asegurar su salvación.

En segundo lugar, los bebés también pueden recibir la gracia del bautismo. Aunque los bebés no pueden entender la fe o tomar una decisión consciente de seguirla, son capaces de recibir la gracia de Dios a través del sacramento del bautismo. El bautismo les da una protección espiritual y les abre las puertas del Cielo.

En tercer lugar, el bautismo de bebés también es una forma de recibir la protección y el apoyo de la comunidad cristiana. Cuando un bebé es bautizado, se convierte en parte de la comunidad de fe y recibe el apoyo y la ayuda de la comunidad en su crecimiento espiritual. Los padrinos y los miembros de la comunidad prometen ayudar al bebé en su camino de fe y en su relación con Dios.

Además, la Iglesia Católica también reconoce que el bautismo de bebés no implica que el bebé tenga fe. La fe es un regalo de Dios que se desarrolla a lo largo de la vida. El bautismo es simplemente el primer paso en ese camino de fe, y la comunidad cristiana se compromete a apoyar al niño en su crecimiento espiritual.

En conclusión, el bautismo de bebés es una práctica importante y válida en la Iglesia Católica. A través del bautismo, los bebés reciben la gracia de Dios, la protección de la comunidad cristiana y el primer paso en su camino de fe.

¿Se bautizaba a los bebés en la Iglesia primitiva?

Uno de los textos más antiguos que hace referencia al bautismo de los niños es el "Pastor de Hermas", una obra del siglo II. En ella, se menciona que los niños deben ser bautizados "primero", antes que los adultos, y se da la indicación de que este bautismo debe realizarse lo antes posible después del nacimiento.

Otro texto importante es la "Didaché", una obra que data del siglo I o II, que indica que el bautismo debe ser administrado "tanto a los niños como a los adultos". Además, hay varias cartas de los padres de la Iglesia, como San Cipriano y San Agustín, que mencionan el bautismo de niños.

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