Primero, creo que es importante reconocer que Dios nos creó con libre albedrío, es decir, con la capacidad de elegir y tomar decisiones. La Biblia nos enseña que Dios creó a Adán y Eva y les dio libertad para decidir si obedecían o no su mandato (Génesis 2,15-17). La libertad es un don de Dios que nos permite ser verdaderamente humanos, capaces de amar y de hacer el bien. Pero también implica la posibilidad de elegir el mal y de separarnos de Dios. Dios nos da la libertad para que podamos amarlo y servirlo por elección propia, no por obligación o necesidad.
Segundo, aunque Dios es omnisciente y sabe todo lo que sucederá en el futuro, esto no significa que Él nos fuerce a tomar decisiones particulares. La Biblia nos enseña que Dios no quiere que nadie se pierda, sino que todos se conviertan y vivan (2 Pedro 3,9). Él nos da las herramientas para tomar decisiones sabias y justas, pero nos deja la responsabilidad de elegir. En otras palabras, Dios no nos condena; nosotros nos condenamos a nosotros mismos por nuestras elecciones.
Tercero, la idea de que Dios sabe quiénes se condenarán puede ser un poco engañosa. Dios no nos juzga en base a nuestro destino final, sino en base a nuestras acciones y decisiones. La Biblia nos dice que Dios juzgará a cada uno según sus obras (Romanos 2,6). Es decir, no es tanto lo que creemos o lo que esperamos, sino lo que hacemos con nuestra vida lo que cuenta ante Dios. Nuestras acciones son las que determinan nuestra relación con Él y nuestra vida eterna.
Cuarto, creo que es importante recordar que Dios es infinitamente misericordioso y justo. La Biblia nos dice que Dios es amor (1 Juan 4,8) y que Él desea que todos se salven (1 Timoteo 2,4). La misericordia de Dios es más grande que cualquier pecado o maldad que podamos cometer. Él nos perdona cuando nos arrepentimos sinceramente y tratamos de enmendar nuestras faltas. Dios nos da siempre la oportunidad de volver a Él y de vivir en su gracia.
En resumen, como sacerdote católico creo que Dios es omnisciente, pero también que Él nos creó con libertad y responsabilidad. Dios nos da las herramientas para tomar decisiones sabias y justas, pero nos deja la responsabilidad de elegir. No es Dios quien nos condena, sino nuestras propias acciones y decisiones. Dios es infinitamente misericordioso y justo, y siempre nos da la oportunidad de volver a Él.
Autor: Padre Ignacio Andrade.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario