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10 hermosas enseñanzas de Santa Teresita de Lisieux sobre la Virgen María


En la vida de Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897) la presencia de la Virgen María es una constante, hasta el punto de atravesar todo su itinerario vital y su camino espiritual.

Los padres de Santa Teresita la educaron en esa tierna devoción a la Virgen. El milagro de su curación en 1883 a los 9 años ante una enfermedad de muerte sucedió por la sonrisa de la Virgen. Este momento marcará un hito definitivo en su identificación con María.

Ante esta misma representación es curada de sus “terribles escrúpulos”, en París, en 1887; también ante la imagen de la Virgen de la sonrisa hace su famosa consagración al Amor Misericordioso, en 1895; arrodillada ante la misma, toma la pluma para escribir su autobiografía, finalmente durante su larga y mortal enfermedad, esa imagen vela sus días y sus noches.

A este propósito le dice un día a su hermana Celina: “No puedo mirar a la Santísima Virgen sin llorar” y, según la Madre Inés, expiró “mientras miraba largamente la estatua de la Santísima Virgen”.

Cuando habla o escribe se refiere constantemente a la Virgen: encontramos doscientas treinta y nueve alusiones en su obra. De los cincuenta poemas que compuso, 8 están dedicados a María y 16 se refieren a ella en varias ocasiones.

A su hermana Celina, confesó: «Tengo que hacer una cosa antes de morir. Siempre he soñado con exponer en un canto a la Santísima Virgen todo lo que pienso sobre ella».

Cuatro meses antes de fallecer, escribió todo lo que pensaba de María en doscientos versos.

Recogemos 10 expresiones de Teresita que nos ayudarán a querer más a la Virgen:

1.- “La Virgen es más Madre que Reina”.

A Santa Teresita le hubiera gustado ser sacerdote para predicar sobre la Virgen y subrayar su vida real, sus virtudes imitables. La veía ante todo como una Madre cercana que cuida y acompaña a sus hijos en el camino de la vida.

2.- “No me cuesta creer que soy tu hija, cuando veo que mueres, cuando veo que sufres como yo”.

Así la percibe Teresa…siendo la Madre de Dios no quiso ahorrarse ningún sufrimiento, para estar siempre cercana de los hijos que peregrinamos en este “valle de lágrimas”.

3.- “Incomparable Madre, te gusta marchar por el camino común mostrando a los pequeños el Cielo”.

Teresita en su oración contempla a la Virgen que vivió una vida muy ordinaria como madre, esposa, mujer trabajadora en su hogar y así mostró que la santidad es posible en medio de una vida sencilla y ordinaria.

4.- “Viviste sin pretensiones en una extremada pobreza. Nada de raptos, éxtasis o milagros «.

La pobreza espiritual en la Virgen se tradujo en una vida de fe sin particulares gracias “extraordinarias”. Ella como nos dice Teresa nos ayuda a vivir así y a no centrar nuestra vida espiritual en lo singular, sino en vivir de fe tantas veces en medio de la sencillez y oscuridad.

5.- “Es la humildad de María/Que atrajo al Divino Rey/Es la humildad de tu vida /Que le hace abajarse a ti”.

María nos atrae por su humildad, como atrajo al Padre para elegirla como la Madre de su hijo. Constantemente Santa Teresita nos invita a entrar por el “caminito” de la humildad. Su mejor modelo: María.

6.- “Prefiero reconocer que el Todopoderoso ha hecho obras grandes en la hija de su divina Madre, y que la más grande de todas es haberle hecho ver su pequeñez”.

Mirando a María a aprendemos a amar nuestra pobreza y pequeñez y a superar todo complejo, glorificando al único que es Grande: el Señor

7.- “Tu hijo quiere que seas tú el ejemplo. Del alma que le busca en la noche de la fe”.

Estos versos referidos a la pérdida y hallazgo de Jesús en el Templo nos muestran a María abandonada ante las palabras de Jesús que no entiende. ‘¿No sabíais que tenía que estar en las cosas de mi padre?’ Mirando a la Virgen aprendemos a abandonarnos en Dios cuando no entendemos sus planes y caminos.

8.- “Eres tú mi dulce estrella. Que irradias a Jesús para que me una a Él”.

La Virgen para Teresita es todo “referencia a Dios”. Imitando a la Virgen salimos de todo repliegue de nosotros mismos y hacemos que lo que somos y hacemos sea para que los demás no nos miren a nosotros, sino que miren y se unan, como María, a Jesús

9.- “Mas para abrigarte siempre junto a Jesús con mi manto, tendrás que hacerte pequeña imitando sus virtudes”.

Tener a María como Madre exige por nuestra parte imitar sus “virtudes pequeñas”. Para Teresita esas virtudes consisten en no querer ser importantes para el mundo sino sólo agradables como la Virgen a los ojos de Dios.

10.- “Oh María, si yo fuera la Reina del Cielo y vos fuerais Teresa, yo querría ser Teresa y que vos fuerais la Reina del Cielo”.

Son las últimas palabras escritas por Teresa antes de morir. Ella nos enseña a querer a la Virgen hasta la locura, hasta el punto de no buscarla por lo que nos da, sino amarla por lo que es, nuestra Madre y Reina del Cielo.

Autor: Cari Filii

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Fuente: https://carifilii.es/

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