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¿Por qué la Iglesia se opone al uso de la "pastilla del día siguiente" (Postday)?


Es importante recordar que la Iglesia Católica tiene una visión clara y coherente sobre la sexualidad humana y la dignidad de la persona, y busca promover el bienestar integral de cada individuo.

En primer lugar, es necesario comprender que la Iglesia Católica enseña que el acto sexual tiene un significado y un propósito específico: la unión conyugal entre un hombre y una mujer, abierto a la posibilidad de la transmisión de la vida. Este principio se basa en las Sagradas Escrituras y ha sido reafirmado a lo largo de la historia de la Iglesia. La sexualidad humana no puede separarse de su dimensión procreativa, ya que ambos aspectos están intrínsecamente unidos.

La Biblia nos enseña en el libro del Génesis (1,27-28) que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, y les encomendó la tarea de ser fecundos y multiplicarse. Este mandato divino implica la responsabilidad de los esposos de acoger y cuidar la vida humana que pueda surgir de su unión sexual. Además, el sacramento del matrimonio, instituido por Cristo, es un signo del amor de Dios por su pueblo y debe ser vivido en plena fidelidad y apertura a la vida.

El Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 2366, afirma claramente que "la vida humana es sagrada, porque desde su inicio implica la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin". Por lo tanto, cualquier acción que atente contra la vida humana desde su concepción es considerada moralmente incorrecta por la Iglesia.

En este contexto, la "pastilla del día siguiente" es problemática desde la perspectiva de la enseñanza católica. Esta píldora se utiliza como anticonceptivo de emergencia después de una relación sexual sin protección o en casos de fallo del método anticonceptivo utilizado. Su mecanismo de acción varía dependiendo del tipo de pastilla, pero en general puede actuar retrasando la ovulación, impidiendo la fecundación -obstruyendo el paso de los espermatozoides hasta el óvulo-, alterando el endometrio para evitar la implantación del embrión o, en algunos casos, actuando como un abortivo temprano.

La Iglesia Católica sostiene que la vida humana comienza en el momento de la concepción, es decir, en la unión del óvulo y el espermatozoide. Desde ese instante, el embrión es un ser humano con dignidad y derechos inherentes. Por lo tanto, cualquier acción que impida la implantación del embrión o cause su muerte directa es considerada un atentado contra la vida humana.

El Papa San Juan Pablo II, en su encíclica "Evangelium Vitae" (El Evangelio de la Vida), afirmó que "la vida humana es siempre sagrada e inviolable, desde la concepción hasta su fin natural". Esta enseñanza se basa en la convicción de que cada ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios y posee una dignidad intrínseca que debe ser respetada en todas las etapas de su desarrollo.

La Iglesia Católica reconoce que existen situaciones difíciles y complejas en la vida de las personas, como los casos de violación o incesto, en los que se puede sentir la necesidad de recurrir a medidas para prevenir un posible embarazo no deseado. Sin embargo, la Iglesia no considera que la "pastilla del día siguiente" sea una solución moralmente aceptable en estas circunstancias.

En lugar de promover el uso de métodos anticonceptivos de emergencia, la Iglesia Católica invita a las personas a considerar alternativas moralmente lícitas, como el uso de métodos naturales de planificación familiar. Estos métodos, basados en la observación y comprensión de los signos de fertilidad de la mujer, permiten a las parejas regular su fertilidad de manera respetuosa con la dignidad de la persona y en armonía con la voluntad de Dios.

Es importante destacar que la postura de la Iglesia Católica frente a la "pastilla del día siguiente" no se basa en una mera imposición de normas, sino en una profunda comprensión de la sexualidad humana y de la dignidad de cada persona. La Iglesia busca promover una visión integral del ser humano, en la que la sexualidad se viva de acuerdo con su verdadero significado y propósito.

Además, la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad y la vida humana no se limita únicamente a la cuestión del uso de la "pastilla del día siguiente". La Iglesia también promueve una educación sexual integral que tenga en cuenta la dimensión afectiva, ética y espiritual de la persona. La sexualidad no debe ser reducida a un mero acto físico, sino que debe ser vivida de manera responsable y en el marco de un compromiso amoroso y duradero.

En conclusión, la Iglesia Católica se opone al uso de la "pastilla del día siguiente" debido a su potencial efecto abortivo y a su contradicción con la enseñanza de que la vida humana es sagrada desde la concepción. La Iglesia invita a las personas a vivir la sexualidad de acuerdo con su verdadero significado y propósito, promoviendo métodos de planificación familiar natural que respeten la dignidad de cada persona y fomenten el amor y la apertura a la vida. La enseñanza de la Iglesia se basa en la Biblia, el Catecismo de la Iglesia Católica y las encíclicas relevantes, que proclaman la sacralidad de la vida humana y la belleza de la sexualidad vivida en plena armonía con la voluntad de Dios.

Autor: Padre Ignacio Andrade. 

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