Trataré de aportarle una enseñanza clara y precisa sobre la creencia en "vidas pasadas" según la enseñanza de la Iglesia Católica. La Iglesia reconoce que esta creencia es común en muchas culturas y religiones, pero también sostiene que es incompatible con la fe cristiana.
La creencia en "vidas pasadas", también conocida como reencarnación, sostiene que después de la muerte, el alma de una persona se reencarna en otro cuerpo físico. Según esta creencia, el alma pasa por muchas vidas sucesivas hasta que finalmente alcanza un estado de perfección o unión con la divinidad.
La Iglesia Católica enseña que esta creencia es incompatible con la fe cristiana por varias razones. Primero, la reencarnación contradice la enseñanza de la resurrección de los muertos. La resurrección de los muertos es una verdad central de la fe cristiana y se refiere a la creencia en que después de la muerte, nuestros cuerpos resucitarán y se reunirán con nuestras almas para la vida eterna. En cambio, la reencarnación sugiere que después de la muerte, nuestras almas simplemente se transfieren a otro cuerpo físico, lo cual es incompatible con la enseñanza de la resurrección.
En segundo lugar, la reencarnación niega la singularidad y la dignidad de cada persona humana. La fe cristiana enseña que cada persona es única y creada a imagen y semejanza de Dios. La creencia en la reencarnación sugiere que las personas son simplemente una parte del ciclo de la vida y la muerte, y no tienen un valor intrínseco en sí mismas.
En tercer lugar, la reencarnación contradice la enseñanza de la salvación por medio de Cristo. La fe cristiana enseña que la salvación es posible solo por medio de la fe en Jesucristo y su obra redentora en la cruz. La reencarnación sugiere que la salvación se puede alcanzar por medio de la acumulación de buenas acciones en varias vidas sucesivas, lo cual es incompatible con la enseñanza cristiana de la gracia y la salvación por medio de la fe.
La Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica respaldan estas enseñanzas de la Iglesia sobre la incompatibilidad de la reencarnación con la fe cristiana. En la Biblia, encontramos una clara enseñanza sobre la resurrección de los muertos. San Pablo habla de la resurrección en 1 Corintios 15,12-19:
"Pero si se predica que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, entonces Cristo no resucitó. Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación es inútil y su fe también es inútil. Además, somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos dado testimonio de que Dios resucitó a Cristo, lo que él no hizo si es que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, entonces Cristo tampoco resucitó. Y si Cristo no resucitó, su fe es vana; todavía estás en tus pecados. Además, aquellos que han muerto en Cristo perecieron. Si solo tenemos esperanza en Cristo en esta vida, somos los más miserables de todos los hombres."
Esta enseñanza de San Pablo deja en claro que la resurrección de los muertos es una verdad central de la fe cristiana y que la negación de esta verdad lleva a la inutilidad de la predicación y la fe cristiana.
El Catecismo de la Iglesia Católica también afirma la centralidad de la resurrección de los muertos en la fe cristiana. El párrafo 989 del Catecismo declara: "Creemos en la resurrección de los muertos. La resurrección de los muertos es la obra de la Santísima Trinidad. Es obra del poder divino. Muestra que el Dios de la salvación es también el Dios de la vida eterna." Además, el Catecismo afirma que la resurrección de los muertos es una verdad que se encuentra en toda la Escritura y es un punto central de la predicación apostólica (CCC 992).
En cuanto a la singularidad y la dignidad de cada persona humana, la Biblia y el Catecismo también respaldan la enseñanza de la Iglesia Católica. En el libro del Génesis, encontramos que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza (Gn 1, 26-27). El Catecismo explica que esto significa que "el hombre es la única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo" y que "la dignidad del hombre deriva de su condición de ser creado a imagen y semejanza de Dios" (CCC 1700).
La Biblia y el Catecismo también apoyan la enseñanza cristiana de la salvación por medio de Cristo. En el Evangelio de Juan, Jesús dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Jn 14, 6). El Catecismo declara que "la salvación viene solo de Cristo" y que "no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres por el cual podamos ser salvos" (CCC 846, 846). Esta enseñanza se opone a la creencia en la reencarnación, que sugiere que la salvación se puede alcanzar por medio de la acumulación de buenas acciones en varias vidas sucesivas.
Es cierto que hay personas que afirman haber experimentado "regresiones" a vidas pasadas a través de técnicas como la hipnosis o la meditación, y que esta experiencia les ha llevado a creer en la reencarnación. Sin embargo, la Iglesia Católica no acepta estas afirmaciones como prueba de la realidad de las vidas pasadas y la reencarnación.
En primer lugar, es importante recordar que las técnicas utilizadas para "regresar" a vidas pasadas no son científicamente comprobables y no han sido aceptadas por la comunidad científica como una forma válida de investigar la historia personal de una persona. Por lo tanto, la Iglesia Católica no considera que estas técnicas puedan proporcionar pruebas válidas de la existencia de vidas pasadas.
Autor: Padre Ignacio Andrade.
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