La escatología estudia los acontecimientos que se refieren al final de la historia de la humanidad y su plena consumación.Este tipo de conocimiento sobre las últimas cosas, no es futurología (pues no se trata de un conjunto de hipótesis sobre el futuro del hombre desde el punto de vista natural) sino que es una reflexión sobre el mensaje de Dios acerca del destino del ho IPmbre.
En el marco de esta realidad que acontecerá hacia el final de los tiempos, la Parusía (segunda venida de Cristo) es un acontecimiento que todos los cristianos esperamos con ansias. Jesús volverá a terminar lo que empezó a la vista de todo el mundo, pero a diferencia de la primera venida que había estado limitada al círculo de su pueblo, la segunda sucederá ante toda la creación y en el esplendor de su gloria.
¿Cuándo ocurrirá el regreso de Cristo? Solo sabemos que nadie conoce ese día y hora sino el Padre (Mt 24.36). Sin embargo, Jesús nos ha hecho saber un conjunto de signos que le precederán aunque no cuánto tiempo pasará entre la manifestación de estos sucesos y la segunda venida.
Cristo volverá y los auténticos cristianos no se asustarán pues en ese día se cumplirán todas sus esperanzas. La vuelta del Señor implicará la plenitud definitiva de la creación, una restauración total y renovación física y moral del mundo. Pero, ¿Cuál es nuestra actitud ante la Parusía? Este conocimiento que Dios nos ha adelantado sobre las “últimas cosas” nos invita a hacer un examen de conciencia respecto a nuestra relación con el mundo y nuestra relación con Cristo. Si dejamos de vivir nuestro cristianismo en clave escatológica, podemos olvidar que es esencial estar preparado. Jesús vendrá como el ladrón en la noche.
Y ahora sí, ¿cuáles son estos signos que precederán la segunda venida de Cristo?
*Si quieres profundizar en este tema puedes consultar la obra «Apuntes de Teología» de Pablo Marini o la célebre «Teología dogmática» de Michael Schmaus.
1. La predicación del Evangelio en todo el mundo
Este acontecimiento lo anunció el propio Jesús a sus apóstoles al decir: «Será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá el fin» (Mt 24,14). La predicación no significa que todas las gentes se convertirán al cristianismo, sino que el Evangelio se propagará por todas la regiones del mundo para que todos los hombres que quieran puedan convertirse a Él. A la vuelta de Cristo solo podrá haber amigos o enemigos y no habrá ningún pueblo que pueda decir que no lo conoce.
2. La conversión del pueblo judío
3. La apostasía de la fe
La renuncia a Cristo no será total y absoluta en todo el género humano, ya que la Iglesia no puede perecer. Quizás, la mejor forma de entenderla, es que la mayoría de los pueblos y naciones renunciarán al cristianismo transformando toda la vida pública en contradicción a la moral y a la fe cristianas. Al mismo tiempo, la vida individual de la mayor parte de los seres humanos se desplegará alejada del Evangelio. Los que creen en el mundo perseguirán a los que creen en Cristo, por muy unidos que estén a ellos por la sangre. La persecución será una manifestación de los grandes esfuerzos de satanás para dañar la obra del Señor.
4. La aparición del anticristo
En conjunto con la apostasía y la persecución se develará el “misterio de la iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas, un pseudo-mesianismo en el que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en lugar de Dios (CEC n°675).
Aunque el anticristo puede ser tanto una persona individual como un conjunto impersonal de ideas, la mayoría de los teólogos lo entienden como una persona concreta. Esta persona será humana, no un demonio, a pesar de que estará entregada al poder demoníaco. El anticristo y sus propagandistas intentarán mostrar que Jesús es el mayor enemigo de la humanidad y fundarán una nueva religión natural que se presentará como un humanitarismo filantrópico y pacifista. Intentarán crear un nuevo orden mundano que estará conformado al margen de Cristo y en violenta lucha contra Él.
5. Grandes calamidades y caos en el mundo
El anticristo, que prometerá una gloria anticristiana, en lugar de traer el paraíso, provocará el caos. No será capaz de producir un orden ateo al servicio del hombre, sino que propiciará su aniquilación con guerras, hambre y muerte. A estas desgracias se unirán los poderes de la naturaleza, ante los cuales los hombres se paralizarán perdiendo la anterior seguridad y creencia de que nada necesitaban. Los líderes del poder político, económico, militar y social quedarán desvalidos como los pobres y pequeños. A pesar de todo esto, muchos de esos hombres temerosos se obstinarán en su orgullo. El misterio del pecado se revela aquí en toda su abismal incomprensibilidad pero los cristianos no temerán, porque Cristo acompañará a la Iglesia hasta el fin del mundo.
Por: Andrés Jaromezuk
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