¿Es la ansiedad un camino oculto hacia la santidad? Las luchas mentales pueden llevarnos al cielo


¿Puede la ansiedad llevarnos por un camino de santidad?

En un episodio convincente de The Catholic Gentleman, el presentador John Heinen explora una intrigante conexión entre la ansiedad y la espiritualidad.

En el episodio titulado "Adicciones, excelencia extrema y conversión total", el invitado de Heinen, el exitoso empresario y devoto católico David Kruse, comparte su viaje personal desde la adolescencia plagada de ansiedad hasta el renacimiento espiritual.

Cuando era un adolescente con problemas, Kruse buscó consuelo en la música y luchó contra el abuso de sustancias. Sin embargo, un encuentro notable en un festival de música transformó su camino.

“Fue como si el Señor dijera: 'David, ¿dónde estás?' ... Inmediatamente me sentí sobrio... Sabía que tenía que salir de allí", comparte Kruse.

Inspirado por esta profunda experiencia, Kruse se comprometió a la oración diaria, lo que marcó el comienzo de su viaje espiritual. Sin embargo, no fue un camino sencillo.

La ansiedad, a menudo vista como un problema de salud mental debilitante, era para Kruse una "adicción" del pasado. Esto lo llevó a la atención plena, a escribir un diario y a abrazar el momento presente.

"Si realmente puedo participar en lo que ahora llamaría 'el sacramento del momento presente'... desaparece, esa narrativa en realidad comienza a desaparecer".

La historia de Kruse brinda una perspectiva única sobre la salud mental dentro de la Iglesia y promueve un discurso sobre el papel de la fe en la recuperación de la salud mental.

“Oramos porque es una conversación con Cristo. Oramos porque Dios te está buscando. Así es como crecemos en santidad”.

Kruse nos deja un poderoso mensaje: “No pierdas ninguna oportunidad que tengas para crecer en santidad”.

¡Veamos nuestras dificultades no como barreras, sino como puentes para una relación más cercana con Dios!

“No se inquieten en absoluto, sino que en todo, por oración y ruego, con acción de gracias, den a conocer sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 6-7)


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