Pro-Familia, mucho más que dos temas



El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida relanza la actividad e incidencia en las políticas internacionales y nacionales de familia. En esta nueva perspectiva, hay que dar mayor énfasis a la justicia social, primer pilar de una genuina política de familia y prioridad clave para la pastoral de familia.

Pastoral de familia y pastoral social tienen que estar integradas, porque donde no hay familia hay pobreza, y donde hay pobreza es mucho más difícil ser familia. Así lo confirman los resultados de una encuesta realizada por la Cátedra ‘Amoris Laetitia’ en barrios vulnerables (publicada en el libro Descalzos por el parque, de la Universidad Pontificia Comillas).

La temporalidad laboral triplica la probabilidad de que las parejas no puedan formar un hogar y no se atrevan a tener hijos. La inseguridad laboral es la principal razón para no crear un hogar entre todos los autónomos y el 80% de los temporales.

Trabajo y dinero

Carecer de dinero para pagar los gastos mensuales quintuplica la probabilidad de que la familia colapse con una ruptura o conflicto interno grave. Un tercio de los trabajadores autónomos solo puede comer o cenar con sus hijos dos o menos días a la semana. Ser infeliz o estar descontento en el trabajo cuadruplica la probabilidad de que te haga estar enojado o irascible en el hogar. Y dos tercios de quienes son infelices en el trabajo dicen que su empleo no les permite disfrutar de sus familias. Para el 56,7% de los infelices y el 50,9% de los descontentos con sus empleos, el tiempo de trabajo y el dinero son un problema para su vida de pareja.

Debemos avanzar en dos campos: fortalecer los vínculos familiares es crucial en ámbitos de vulnerabilidad social y precariedad laboral; y la justicia social debe dar forma a la agenda provida y profamiliar.

Autor: Fernando Vidal. Director de la Cátedra Amoris Laetitia.

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