La obras que no pueden salvarnos son las de la ley mosáica, pero las obras del amor (la ley bajo Cristo), son el aval de nuestra fe, sin éstas, es imposible salvarse. El protestante "solofidelista" dirá "no hacemos obras para salvarnos, sino que hacemos obras porque ya somos salvos", los versículos de Lucas 7, 44-50 demuestran que no es exactamente así, la mujer pecadora no fue salva y luego comenzó a hacer buenas obras, hizo buenas obras, y por éstas Jesús le salvó ("sus numerosos pecados, le han sido perdonados PORQUE HA DEMOSTRADO MUCHO AMOR"), el amor con el que ella se comportó no fue la consecuencia de la salvación, sino la causa. Con sus obras ella demostró que tenía fe en aquel hombre a quien besaba y ungía los pies. Esto tampoco debe ser explicado como "fe + obras", pues no son dos cosas aisladas que luego se unen, son más bien un mismo proceso: "creo y vivo conforme a lo que creo" y así hasta alcanzar la meta. La fe que salva es "la fe que obra".
En San Lucas 7, 50, Jesús dice a la pecadora «Tu fe te ha salvado. Vete en paz», ¿esta podría ser una prueba de la «sola fe»? Veamos, ¿la pecadora en algún momento le dijo a Jesús que tenía fe en Él, hizo una profesión pública de fe para «recibirlo en su corazón» como Señor y Salvador y sentirse justificada? ¡NO! La mujer no dijo absolutamente nada. ¿Cómo hizo válida pues Jesús la fe de esta mujer? Por las OBRAS que ella hizo, como vemos versículos antes, donde Jesús explica que aquella mujer le lavó los pies con sus lágrimas, lo secó con sus cabellos, los besó y ungió con perfume, por eso el Señor declara en el versículo 47:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario