El Papa detalla en la rueda de prensa con los periodistas en el avión hasta dónde llega su propuesta de una Iglesia inclusiva que defendió ante los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa
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Si hay un mensaje que los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa parecen llevarse grabado a fuego a casa es el subrayado hecho por Francisco en varias de sus intervenciones: “En la Iglesia caben todos, todos, todos”. Esta reiterada proclama del Papa centró parte de la rueda de prensa que celebra en el vuelo de regreso a Roma.
“La Iglesia está abierta a todos, luego hay leyes que regulan la vida dentro de la Iglesia”, detalló preguntado por una posible incongruencia entre su propuesta de acogida y las limitaciones normativas del catolicismo. Por ello, aclaró a renglón seguido que “el que está dentro está según la legislación… Es una simplificación decir: ‘No puede realizar los sacramentos’”.
Así, detalló que “esto no significa que la Iglesia esté cerrada. Cada uno encuentra a Dios a su manera dentro de la Iglesia y la Iglesia es madre y guía a cada uno por su propio camino. Por eso no me gusta decir: todos vienen, pero tú, este, el otro…”. Es más, el Pontífice llego a plantear: “¿Por qué los homosexuales no? ¡Todos! Y el Señor es claro: enfermos, sanos, viejos y jóvenes, feos y hermosos, buenos y malos”.
Rezó en Fátima por la paz
Otra de las cuestiones que abordó es el motivo por el que no lanzara un mensaje explícito desde el santuario de Fátima sobre la guerra de Ucrania, como a priori se esperaba. “Recé, recé. Recé a Nuestra Señora y recé por la paz”, recalcó Jorge Mario Bergoglio, que apostilló: “No hice publicidad”.
Durante el encuentro con los periodistas, el Papa también se refirió a su reunión con víctimas de abusos en Portugal. “Como siempre hago en estos casos, hablamos de esta peste, de esta terrible peste”, comentó. A la par, expresó que “la Iglesia ha tomado conciencia de que no era posible ir por caminos aleatorios, sino que había que coger el toro por los cuernos”. Admitiendo que se trata de un problema “muy grave”, defendió que se está aplicando la “tolerancia cero” en todos los ámbitos eclesiales.
“Mi salud está bien”
El Papa ha despejado una vez más las dudas sobre su estado de salud. Y lo ha hecho en el vuelo de regreso a Roma después de cinco intensos días en Portugal para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. “Mi salud está bien”, sentenció Jorge Mario Bergoglio, que no escatimó en detalles sobre la operación de una hernia abdominal de hace un mes y medio. A la par, desmintió que tuviera problema alguno de visión, como se especuló estos días en Lisboa, debido a que en todas sus intervenciones dejó los papeles a un lado para tirar de espontaneidad.
Tan solo admitió que en su visita a un centro parroquial de una barriada conflictiva de la capital lusa cortó “el discurso porque había una luz frente a mí y no podía leer, la luz me llegó y por eso la corté”. En el resto de alocuciones, el Papa dijo echar mano de su propia medicina: las pautas que marcó para las homilías en la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’: “Cuando hablo, no hago homilías académicas, pero trato de dejar esto lo más claro posible. Pero si siempre cuando hablo busco la comunicación”. Además, en el caso de la JMJ, apuntó que “los jóvenes no tienen mucha capacidad de atención”: “Piensa que si haces un discurso claro con una idea, una imagen, un cariño, te pueden seguir ocho minutos”.
No faltó tampoco en su cita con los comunicadores una referencia al drama migratorio. “El Mediterráneo es un cementerio, pero no es el cementerio más grande. El cementerio más grande es el norte de África”, dijo.
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