Según la enseñanza de la Iglesia Católica, solo los seres humanos tienen un alma inmortal y están destinados a la vida eterna con Dios.
La Biblia no habla específicamente sobre si las mascotas van al cielo. Sin embargo, podemos encontrar en las Escrituras principios que nos ayudan a reflexionar sobre este tema. En el libro del Génesis, vemos que Dios creó a los animales y los puso bajo el cuidado del hombre (Génesis 1,26-30). Esto nos muestra que los animales son parte de la creación de Dios y tienen un propósito en el mundo.
Además, en el libro de Isaías, se menciona que en el reino mesiánico habrá armonía y paz entre los animales (Isaías 11,6-9). Esto nos da esperanza de que en la vida futura, donde habrá una nueva creación, los animales también puedan estar presentes de alguna manera.
Sin embargo, es importante recordar que la vida eterna es un don de Dios reservado para los seres humanos que han sido redimidos por Jesucristo. La vida eterna se basa en nuestra relación con Dios y nuestra respuesta a su gracia. Nuestras mascotas no tienen la capacidad de tener una relación personal con Dios ni de responder a su gracia.
Dicho esto, no podemos afirmar con certeza si nuestras mascotas estarán presentes en el cielo. La enseñanza de la Iglesia se centra en la salvación de las almas humanas y no aborda específicamente este tema. Es comprensible que sintamos un profundo amor y apego hacia nuestras mascotas, ya que nos brindan compañía, amor y alegría en nuestras vidas. Sin embargo, debemos confiar en la sabiduría y el amor de Dios en relación con este tema.
En lugar de preocuparnos por el destino eterno de nuestras mascotas, debemos enfocarnos en vivir nuestras vidas de acuerdo con los mandamientos de Dios y cultivar una relación personal con Él. Debemos amar y cuidar de nuestras mascotas en esta vida, pero también recordar que nuestra verdadera esperanza está en la vida eterna con Dios.
La Biblia nos enseña que Dios es amor (1 Juan 4,8) y que todas las cosas buenas provienen de Él (Santiago 1,17). Si nuestros animales de compañía nos brindan amor y alegría en esta vida, podemos ver esto como un reflejo del amor y la bondad de Dios. A través de nuestras mascotas, podemos experimentar un destello del amor divino.
En conclusión, como sacerdote, no puedo afirmar con certeza si las mascotas irán al cielo. La enseñanza de la Iglesia se centra en la salvación de las almas humanas y no aborda específicamente este tema. Sin embargo, podemos confiar en el amor y la sabiduría de Dios en relación con nuestras mascotas. Debemos amar y cuidar de ellas en esta vida, pero también recordar que nuestra verdadera esperanza está en la vida eterna con Dios. Encomendemos a nuestras mascotas al cuidado amoroso de Dios y confiemos en su providencia divina.
Autor: Padre Ignacio Andrade.
Yo me pregunto ¿Dios me ama y me querrá totalmente feliz en el cielo si llego a él? Por otro lado ¿no es acaso Dios omnipotente? Si cualquiera de ambas preguntas llevan un sí como respuesta pues confío en encontrar a mis peluditos en el cielo.
ResponderBorrarY si las mascotas fueron ranas, grillos, serpientes o ratones?...Seamos serios. Las mascotas
ResponderBorrarson maravillosas, pero cada cosa en su lugar.