Antes de que las redes sociales nos cubrieran con su pálida sombra cibernética, sin el recurso del correo electrónico y el WhatsApp, los enamorados se enviaban cartas románticas, textos escritos en papel, preferentemente de puño y letra.
Tales epístolas, en no pocas ocasiones, demoraban meses en ser atendidas, ya por dificultades de tránsito propias de los correos, ya por indiferencia del(a) destinatario(a), quien la guardaba en un cajón sin abrir o, una vez leída, la regresaba a su sobre sin responderla. Con el desdén de quien se siente fuerte en el amor, postergaba su acuse de recibo.
Pero si la persona destinataria de la correspondencia se dignaba pergeñar algunas letras para dialogar por escrito con su amado(a), este(a) se llenaba de emoción, y la relación se fortalecía.
Creo que eso mismo nos pasa con las encíclicas/cartas del papa Francisco.
Esta semana, en audiencia con una delegación de abogados de los países miembros del Consejo de Europa, anunció la redacción de la segunda parte de su ‘Laudato si’’, para adecuar ésta a la situación actual. ¿El detonante motivador? La invasión rusa a Ucrania, entre otros actuales flagelos que azotan a la humanidad.
La escribirá, como lo ha hecho con sus grandes textos -‘Evangelii gaudium’, ‘Fratelli tutti’, etc.- como ese enamorado que se comunica con su amada, la Iglesia, y en donde le comparte desde su corazón las inquietudes y propuestas que quiere hacerle.
No son misivas condenatorias, ni puntuarios con reglamentos y legislaciones que muchas veces ahogan la creatividad. Son escritos sólidos, fundamentados, sí, pero que reflejan la permanente declaración de amor, la ilusión de ser correspondido.
Ojalá la Iglesia y las personas de buena voluntad -a quienes también dirige sus mensajes- no sean como ese(a) destinatario(a) que se hace del rogar o, en el peor de los casos, rechaza la propuesta amorosa.
Esperemos esta nueva encíclica, otra carta de amor de Francisco de Roma.
Autor: Padre José Francisco Gómez Hinojosa.
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