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¿Por qué necesito hacer la Confirmación para casarme?


¿Por qué necesito hacer la Confirmación para casarme? Es una pregunta muy válida y comprensible, y estoy aquí para ayudarles a entender la importancia de este sacramento en el contexto del matrimonio.

Antes de entrar en detalles, permítanme recordarles que la Confirmación es uno de los siete sacramentos de la Iglesia Católica. Es un sacramento de madurez cristiana en el que recibimos el don del Espíritu Santo y somos fortalecidos en nuestra fe. A través de la Confirmación, nos convertimos en soldados de Cristo, llamados a dar testimonio valiente y audaz de nuestra fe en el mundo.

Ahora, volvamos a la pregunta en cuestión. ¿Por qué necesitamos hacer la Confirmación para casarnos? Para responder a esta pregunta, debemos entender la naturaleza del matrimonio y su relación con la vida sacramental de la Iglesia.

El matrimonio es un sacramento sagrado instituido por Jesucristo mismo. Es un vínculo indisoluble entre un hombre y una mujer, basado en el amor mutuo, el compromiso y la entrega total. En el matrimonio, los esposos se convierten en signos visibles del amor de Dios en el mundo y se ayudan mutuamente a crecer en santidad.

La Confirmación, por otro lado, es un sacramento que nos capacita para ser testigos valientes de nuestra fe y nos da los dones del Espíritu Santo para cumplir nuestra misión en el mundo. Al recibir este sacramento, nos comprometemos a vivir nuestra fe de manera activa y a dar testimonio de ella en todas las áreas de nuestra vida, incluido el matrimonio.

Entonces, ¿cómo se relaciona la Confirmación con el matrimonio? La Confirmación nos da la gracia y la fuerza para vivir nuestro matrimonio como un testimonio vivo de nuestra fe. Nos ayuda a ser esposos y esposas fieles, comprometidos y dispuestos a sacrificarnos por el bien del otro. Nos ayuda a enfrentar los desafíos del matrimonio con valentía y confianza en Dios.

Además, la Confirmación también nos ayuda a cumplir nuestros roles como padres cristianos. Como esposos confirmados, estamos llamados a educar a nuestros hijos en la fe, transmitiéndoles los valores y enseñanzas de la Iglesia. La Confirmación nos da la gracia para ser modelos de fe para nuestros hijos y guiarlos en su propio camino hacia Dios.

En cuanto a la base bíblica de la Confirmación, podemos encontrarla en el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 8, leemos sobre cómo los apóstoles Pedro y Juan impusieron las manos y oraron por los nuevos creyentes para que recibieran el Espíritu Santo después de su bautismo. Este acto de imposición de manos es el origen del sacramento de la Confirmación tal como lo conocemos hoy.

Además, en el Evangelio de Juan, Jesús promete enviar al Espíritu Santo como nuestro Defensor y Consolador. En San Juan 14,16-17, Jesús dice: "Yo le pediré al Padre que les dé otro Defensor, que estará siempre con ustedes: el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes". Esta promesa de Jesús se cumple en la Confirmación, cuando recibimos al Espíritu Santo en plenitud.

En cuanto al catecismo de la Iglesia Católica, podemos encontrar una explicación más detallada sobre la importancia de la Confirmación en el matrimonio en los números 1285 y 1533. En el número 1285, se nos dice que la Confirmación "perfecciona la gracia bautismal" y nos "fortalece para ser testigos valientes de Cristo". En el número 1533, se nos dice que el matrimonio es uno de los sacramentos "al servicio de la comunión y de la edificación de la Iglesia".

Queridos hermanos y hermanas, la Confirmación es un sacramento esencial para aquellos que desean casarse en la Iglesia Católica. Nos capacita para vivir nuestro matrimonio como un testimonio vivo de nuestra fe y nos da los dones del Espíritu Santo para enfrentar los desafíos del matrimonio con valentía y confianza en Dios. Recuerden que estoy aquí para acompañarlos en su camino hacia el sacramento del matrimonio y para ayudarles a crecer en su relación con Dios. ¡Que Dios los bendiga abundantemente en su camino de fe y amor!

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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