Aunque no tenemos un registro preciso de la hora exacta, podemos recurrir a las Escrituras y a la tradición para obtener algunas pistas sobre el momento en que ocurrió este evento trascendental.
La muerte de Jesús en el Calvario es uno de los eventos centrales de la fe cristiana, y se encuentra detallada en los Evangelios del Nuevo Testamento. En los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), se menciona que Jesús fue crucificado durante el día:
"Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, lo crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Y Jesús decía: 'Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen'. Se repartieron sus vestidos, echando suertes" (Lucas 23,33-34).
Este pasaje nos indica que la crucifixión de Jesús tuvo lugar durante el día. Además, en el Evangelio de Mateo, se menciona un oscurecimiento repentino de la tierra:
"Desde la hora sexta hasta la hora novena hubo tinieblas sobre toda la tierra" (Mateo 27,45).
La "hora sexta" se refiere a las 12 del mediodía, y la "hora novena" se refiere a las 3 de la tarde, según la forma de contar las horas en ese contexto. Esto sugiere que la crucifixión de Jesús ocurrió alrededor del mediodía y que las tinieblas cubrieron la tierra desde ese momento hasta las 3 de la tarde.
El Evangelio de Marcos también menciona este oscurecimiento:
"Cuando llegó la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena" (Marcos 15,33).
Este oscurecimiento repentino es significativo en la tradición cristiana y se interpreta como un evento sobrenatural que simboliza la oscuridad espiritual que acompañó la muerte de Jesús.
El Evangelio de Juan proporciona una perspectiva ligeramente diferente sobre la crucifixión de Jesús, ya que menciona que fue entregado para ser crucificado alrededor del mediodía, después del juicio ante Pilato:
"Entonces Pilato lo entregó para que fuera crucificado, y ellos tomaron a Jesús y lo llevaron. Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, que en hebreo se llama Gólgota" (Juan 19,16-17).
Aunque no se menciona explícitamente la hora de la muerte en el Evangelio de Juan, se hace referencia al hecho de que Jesús fue crucificado alrededor del mediodía.
La tradición de la Iglesia también ha sostenido que Jesús murió en la cruz alrededor de las 3 de la tarde, basándose en las referencias bíblicas al oscurecimiento de la tierra. Esta hora, conocida como la "Hora de la Misericordia", es un momento significativo en la espiritualidad cristiana y se considera un momento propicio para la oración y la reflexión sobre la Pasión de Cristo.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el párrafo 1376, enseña sobre la conexión entre la Eucaristía y la Pasión de Cristo:
"El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio: 'La víctima es una y la misma: el mismo ahora ofrece por el ministerio de los sacerdotes, que entonces se ofreció a sí mismo en la cruz; sólo cambia el modo de ofrecer.'"
Esta enseñanza subraya la importancia de recordar y celebrar la Pasión de Cristo durante la Eucaristía, donde el sacrificio de la cruz se hace presente de manera sacramental.
En cuanto a la hora exacta de la muerte de Jesús, es importante recordar que los Evangelios no proporcionan una marca de tiempo precisa como lo haría un reloj moderno. En cambio, se utilizan referencias más generales, como "hora sexta" y "hora novena", que se basaban en la forma de contar el tiempo en ese contexto histórico. Además, los Evangelios tienen un propósito teológico y espiritual más que un registro histórico detallado.
Así que, aunque no tenemos un registro preciso de la hora exacta de la muerte de Jesús, la tradición cristiana y las Escrituras sugieren que la crucifixión tuvo lugar durante el día, alrededor del mediodía, y que las tinieblas cubrieron la tierra desde ese momento hasta las 3 de la tarde. La muerte de Jesús en la cruz es un evento central en la fe cristiana, y la Iglesia lo conmemora de manera especial durante la celebración de la Eucaristía, donde el sacrificio de la cruz se hace presente de manera sacramental para la salvación de los creyentes.
Autor: Padre Ignacio Andrade.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario