Para abordar esta cuestión con la profundidad que merece, es necesario comprender la enseñanza de la Iglesia Católica sobre la sexualidad, el pecado y la moralidad, y cómo se aplica a situaciones como esta.
La Enseñanza de la Iglesia Católica sobre la Sexualidad y el Propósito de la Sexualidad:
La Iglesia Católica enseña que la sexualidad es un don de Dios y que tiene un propósito intrínseco dentro del plan divino. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) establece que la sexualidad es un componente fundamental de la persona humana y que está destinada a expresar el amor y la unidad entre un hombre y una mujer en el contexto del matrimonio. El CIC, en el párrafo 2331, dice:
"Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen [...] Dios inscribió en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación, y así también la capacidad y la responsabilidad, del amor y de la comunión."
Esto significa que la sexualidad tiene un propósito orientado hacia el amor y la unión entre esposo y esposa, y la apertura a la vida en el contexto de la familia.
El Acto Sexual y su Significado:
El acto sexual es visto por la Iglesia como un acto que debe ser expresión de amor, unidad y apertura a la vida. Esta es la base de la enseñanza católica sobre la moralidad sexual. Cuando se utiliza la sexualidad fuera de este contexto, la Iglesia considera que se pervierte el significado y el propósito del acto sexual.
La Enseñanza sobre el Pecado y la Moralidad:
En la tradición católica, el pecado es visto como cualquier acción que va en contra del plan de Dios o de su ley moral. La moralidad se basa en la ley natural, que es la ley moral inscrita en la naturaleza humana por Dios y que se puede discernir mediante la razón.
En el caso del auto-erotismo o la masturbación, la Iglesia lo considera un acto que va en contra de la ley moral porque se emplea la sexualidad fuera del contexto de amor, unidad y apertura a la vida que se mencionó anteriormente. La masturbación se considera un acto egoísta y autocentrado que no respeta el propósito y el significado de la sexualidad según la enseñanza católica.
El Principio de la Responsabilidad Moral:
En la moral católica, la responsabilidad moral se basa en el entendimiento de que cada acto tiene un valor moral que se deriva de la intención, las circunstancias y la naturaleza del acto en sí. Es importante comprender que, en la moral católica, no solo se evalúa si se hace daño a otra persona directamente, sino también si el acto es coherente con la ley moral y el propósito de la sexualidad.
En el caso de la masturbación, la Iglesia considera que, aunque no cause daño directo a otra persona, es un acto que va en contra del orden moral y del propósito divino de la sexualidad, y, por lo tanto, se considera un pecado.
La Lucha contra las Tendencias y el Discernimiento Personal:
La Iglesia comprende que las personas pueden enfrentar luchas y desafíos en su vida moral, incluyendo la esfera sexual. La enseñanza católica destaca la importancia del discernimiento personal y la lucha contra las tendencias pecaminosas. La Iglesia anima a las personas a buscar la gracia de Dios a través de la oración, el sacramento de la reconciliación (confesión) y el crecimiento espiritual para superar las luchas morales.
El Respeto a la Dignidad Humana:
Es fundamental recordar que la Iglesia Católica enseña que todas las personas tienen una dignidad intrínseca y un valor inalienable, independientemente de sus acciones. La enseñanza sobre el pecado no debe interpretarse como un juicio sobre la valía de una persona. La Iglesia busca guiar a las personas hacia el camino del amor, la unidad y la santidad de acuerdo con su comprensión de la ley moral.
El Camino hacia la Santificación:
La enseñanza católica es un llamado a vivir de acuerdo con el plan divino y a buscar la santidad. Esto implica reconocer que todos somos pecadores en necesidad de la misericordia de Dios y que el camino de la santificación implica esfuerzo y conversión constante. La Iglesia está ahí para acompañar a las personas en su camino hacia la santidad y para ofrecer los sacramentos, como la reconciliación, como un medio para experimentar el perdón y la gracia de Dios.
Así que, para hacer un recuento de lo que hemos dicho hasta aquí, podemos decir que la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el auto-erotismo o la masturbación se basa en su comprensión de la sexualidad humana como un don divino con un propósito específico: la expresión del amor, la unidad y la apertura a la vida en el contexto del matrimonio. Cuando se utiliza la sexualidad fuera de este contexto, la Iglesia lo considera un acto que va en contra de la ley moral y, por lo tanto, un pecado. El enfoque de la Iglesia es mantener la integridad y el significado del acto sexual de acuerdo con su comprensión de la moralidad sexual. La responsabilidad moral no se limita solo a hacer daño a otra persona, sino que también se relaciona con la coherencia con la ley moral y el propósito divino de la sexualidad. La Iglesia anima a las personas a buscar la gracia de Dios y el camino de la santificación a través del arrepentimiento, la oración y la recepción de los sacramentos. La enseñanza sobre el pecado no debe interpretarse como un juicio sobre la valía de una persona, sino como una guía para vivir de acuerdo con el plan de Dios y su ley moral.
Autor: Padre Ignacio Andrade.
El sexo es un regalo de Dios. Es una forma de manifestar afecto. Pero permitirlo solo para procrear dentro del matrimonio es compararar al ser humano con animales donde el sexo es instinto solo para procrear. En sexo tradicional no es viable para todas las personas.
ResponderBorrar