La Iglesia Católica tiene una posición clara sobre este tema, basada en la tradición, la Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica, y es importante entenderla para guiar nuestras acciones y creencias.
Primero y ante todo, es esencial recordar que la astrología, incluido el horóscopo, se basa en la creencia de que las posiciones y movimientos de los cuerpos celestes pueden influir en la vida y personalidad de las personas. Esta creencia se opone directamente a la enseñanza cristiana sobre la soberanía de Dios y la libertad humana.
La Biblia nos advierte claramente contra las prácticas adivinatorias y la búsqueda de orientación en los astros. En el Libro de Isaías, encontramos estas palabras: "No tengan miedo de los presagios que aterran a los paganos, porque son puras naderías: a un trozo de madera alguien lo corta del bosque, y un artífice lo trabaja con el cincel y le da forma con su destreza. Lo adorna con plata y oro, y lo asegura con clavos y martillo para que no se tambalee" (Isaías 44, 9-10). Esta advertencia nos recuerda que nuestra confianza debe estar en Dios y no en prácticas que buscan predecir el futuro a través de medios como la astrología.
El Catecismo de la Iglesia Católica también aborda este tema. El párrafo 2116 del Catecismo dice: "Todas las formas de adivinación deben rechazarse: recurso a Satán o a los demonios, evocación de los muertos u otras prácticas que equivocadamente se supone 'desvelan' el porvenir (cf Dt 18,10; Jr 29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a médiums esconde una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios".
Aquí, el Catecismo nos recuerda que buscar respuestas en prácticas adivinatorias es contrario a la confianza que debemos depositar en Dios y a la libertad que nos ha dado para tomar decisiones en nuestra vida. En lugar de depender de estas prácticas, debemos dirigirnos a Dios en oración y confiar en su plan para nosotros. Dios nos ha dado el don del libre albedrío y nos llama a vivir en fe, confiando en su amor y providencia.
Es importante reconocer que el horóscopo y otras formas de adivinación a menudo se presentan como inofensivas y entretenidas. Sin embargo, nuestra fe nos invita a discernir más allá de las apariencias y a considerar las implicaciones espirituales de nuestras acciones. La búsqueda de orientación en prácticas como el horóscopo puede abrirnos a influencias espirituales negativas y debilitar nuestra relación con Dios.
En lugar de buscar respuestas en el horóscopo, te animo a profundizar en tu relación con Dios a través de la oración y la lectura de las Escrituras. La Biblia es una fuente inagotable de sabiduría divina y guía espiritual. Encontramos consuelo, dirección y respuestas a muchas de nuestras preguntas a través de la Palabra de Dios.
Además, la Iglesia nos ofrece sacramentos poderosos que nos conectan con la gracia divina, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación. La participación regular en la Misa y el sacramento de la confesión nos fortalecen espiritualmente y nos ayudan a discernir la voluntad de Dios en nuestras vidas.
Si alguna vez te sientes tentado o confundido acerca de estas prácticas, te aliento a hablar con un sacerdote o un guía espiritual de confianza. Ellos están aquí para ayudarte a crecer en tu fe y a navegar por las complejidades de la vida moderna a la luz de las enseñanzas de la Iglesia.
En resumen, leer el horóscopo se considera una práctica que contradice las enseñanzas y la sabiduría de nuestra fe y por tanto sí es pecado, pero Dios siempre nos espera en el Sacramento de la Reconciliación.
AUTOR: Padre Ignacio Andrade.
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