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¿Quiénes son los gentiles en la biblia?


En el contexto bíblico, los gentiles se refieren a todas las personas que no son judías o no pertenecen al pueblo de Israel. La palabra "gentil" proviene del latín "gentilis", que significa "perteneciente a una nación" o "extranjero". En la Biblia, los gentiles son a menudo mencionados en contraste con los judíos, el pueblo que Dios eligió para ser su pueblo especial en el Antiguo Testamento.

La idea de los gentiles como aquellos que no son judíos se origina en las Escrituras hebreas del Antiguo Testamento. Desde los tiempos del Antiguo Israel, los judíos eran conscientes de su identidad única como el pueblo escogido de Dios. En el libro de Génesis, por ejemplo, Dios promete a Abraham que todas las naciones de la tierra serán bendecidas a través de su descendencia (Génesis 12, 3). Esta promesa apunta hacia un plan divino que se extiende más allá de las fronteras de Israel y abarca a todas las naciones, es decir, a los gentiles.

El concepto de los gentiles como parte del plan de Dios se desarrolla aún más en el Antiguo Testamento. Los profetas, como Isaías, Jeremías y Oseas, hablan sobre la misión universal de Dios y su deseo de que todas las naciones conozcan y adoren al Dios de Israel. Isaías profetiza: "Y vendrán gentiles a tu luz, y reyes al resplandor de tu nacimiento... Alza tus ojos alrededor y mira, todos se han reunido y vienen a ti; tus hijos vienen de lejos, y tus hijas son llevadas en brazos" (Isaías 60, 3-4).

En el Nuevo Testamento, especialmente en los escritos de San Pablo, encontramos una expansión significativa de la comprensión de los gentiles en la comunidad cristiana. A través de las enseñanzas de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, se revela que la salvación está abierta a todas las personas, judías y gentiles por igual. Esto marca un momento crucial en la historia de la Iglesia primitiva y lleva a la misión apostólica de llevar el evangelio a todo el mundo.

Un pasaje fundamental que ilustra este punto se encuentra en la Carta a los Gálatas, donde San Pablo escribe: "No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3, 28). En este versículo, San Pablo destaca la igualdad en Cristo, sin importar el origen étnico o la condición social. Los gentiles, anteriormente considerados extranjeros, ahora son acogidos como parte integral del pueblo de Dios a través de la fe en Jesucristo.

En el Catecismo de la Iglesia Católica, se nos enseña sobre la universalidad de la salvación: "El designio de la Salvación incluye también a aquellos que reconocen el Creador, en primer lugar entre los cuales los musulmanes y estos junto con nosotros adoran al Dios único, misericordioso y que juzga a los hombres en el día postrero" (Catecismo de la Iglesia Católica, párrafo 841). Esto subraya la idea de que Dios quiere que todos los seres humanos, independientemente de su origen étnico o cultural, participen en su amor y misericordia.

En resumen, los gentiles en la Biblia son todas las personas que no son judías y, en un sentido más amplio, se refieren a todas las naciones y pueblos fuera de Israel. A través de las Escrituras, vemos cómo Dios tiene un plan universal de salvación que incluye a todos, judíos y gentiles, en su amor redentor. Este mensaje de inclusión y amor se ha convertido en un pilar central del cristianismo y nos recuerda la importancia de acoger a todos como hermanos y hermanas en Cristo.

Autor: Padre Ignacio Andrade

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