El cardenal italiano Angelo Becciu ha sido condenado por el Tribunal Vaticano a una pena de cinco años y seis meses de prisión por malversación, convirtiéndose así en el primer cardenal en la historia de la Iglesia en recibir una condena de cárcel por motivos económicos. Además, Becciu enfrenta una multa personal de 8,000 euros y la obligación de indemnizar con 200 millones de euros a la Santa Sede, compartiendo esta responsabilidad con otros ocho condenados.
La sentencia, emitida después de un complejo juicio que duró dos años, reveló que Becciu fue hallado responsable de una operación especulativa relacionada con la compra irregular de un edificio en Londres. Esta transacción generó un agujero financiero de más de 139 millones de euros en las finanzas del Vaticano. El edificio, que en su momento fue la sede de los almacenes Harrods en el barrio de Chelsea, habría sido adquirido por la Santa Sede por 350 millones de euros, pero posteriormente se vendió por 186 millones de libras.
Además de la pena de prisión y la multa personal, Becciu ha sido inhabilitado de por vida para ejercer cualquier cargo en la Santa Sede. Este veredicto también incluye la orden de decomiso de aproximadamente 166 millones de euros.
El juicio involucró a un total de diez imputados, de los cuales el sacerdote Mauro Carlino, mano derecha de Becciu, fue absuelto de todos los cargos. Los otros ocho condenados, incluyendo a René Brülhart y Tommaso Di Ruzza, ex presidentes de la Autoridad de Inteligencia Financiera del Vaticano, recibieron diversas penas que incluyen prisión, multas e inhabilitaciones para ejercer cargos públicos.
La Fiscalía vaticana había solicitado inicialmente una pena de siete años y tres meses de prisión para Becciu, pero el tribunal finalmente le impuso una condena de cinco años y seis meses, excluyéndolo de su responsabilidad en la gestión económica de ciertas acciones financieras polémicas.
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