La consecuencia de su forma de ser y de actuar es que el mundo entero reconoce su labor y le proclama como la máxima autoridad moral del planeta. A la Iglesia, siempre reacia a los cambios, le cuesta más asumir sus reformas, pero la inmensa mayoría las acepta y las trata de implementar en un proceso sinodal inédito en la historia de la institución, que culminará este año 2024.
Pero una pequeña minoría eclesial, integrada fundamentalmente por los rigoristas de todo tipo y condición, se la tiene jurada. Haga lo que haga. Diga lo que diga. Y desde los mismos inicios de su pontificado.
Una minoría bien engrasada económicamente por los sectores ultras, especialmente de Estados Unidos, y alimentada por unos cuantos cardenales y obispos, así como algunos sacerdotes y fieles.
Todos ellos, aunque pocos, son muy ruidosos y se retroalimentan desde diversos medios de comunicación y varios portales digitales, concediendo carnés de ortodoxia a sus afines ideologizados y arrojando los de la heterodoxia a la cara de todos los que no piensan como ellos, simplemente porque siguen al Papa y apuestan por una Iglesia ‘semper reformanda’.
Y cualquier pretexto es bueno para atacar a Francisco. Últimamente, la campaña antipapal se recrudeció, porque el Papa quiso cambiar la dinámica seguida durante siglos por el dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), con el fin de que intente condenar menos y adecuar la doctrina a la pastoral eclesial.
Primero pusieron el grito en el cielo por el nombramiento mismo del nuevo prefecto, el cardenal argentino, Víctor Manuel Fernández, teólogo reputado, amigo del Papa, desde los tiempos de la Conferencia de Aparecida y que, en estos meses al frente del dicasterio, ha aclarado más cuestiones doctrinales que el anterior prefecto, cardenal Ladaria, en muchos años.
En segundo lugar, los ataques al Papa se han vuelto mucho más virulentos, si cabe, tras la publicación por la DDF de la declaración ‘Fiducia supplicans’, en la que se pide a obispos y curas que no prohíban las bendiciones (no sacramentales ni rituales) a los homosexuales o los que vivan en situaciones irregulares. Una mera cuestión de misericordia, que no afecta en nada a la doctrina y menos al dogma, pero que los rigoristas están convirtiendo en un auténtico ‘casus belli’ y casi en un principio de cisma.
Con el objetivo encubierto (y, a veces, absolutamente explícito) de echar al cardenal Fernández y, de esta forma, dejar al Papa más solo todavía en medio de la Curia romana y de las asechanzas de sus enemigos.
Ante esta situación de polarización eclesial provocada por unos cuantos, usando todos los medios (lícito e ilícitos) a su alcance, sólo pretendemos que se oiga otra voz eclesial. Porque son muchos los obispos, curas, religiosos, religiosas y fieles laicos, que nos están pidiendo que lancemos una nueva campaña de apoyo al Papa.
Y como ya hicimos otras veces, desde Religión Digital continuamos apostando por el apoyo cerrado a Francisco, sus reformas y el modelo de Iglesia que trae consigo: una Iglesia abierta, cercana y transformadora.
Todos los que quieran sumarse a esta campaña pública ‘Yo estoy con Francisco. En defensa del Papa’', pueden hacerlo de la siguiente manera:
-Con apoyos breves o largos, siempre firmados, al siguiente correo: RDconelpapa@religiondigital.com
Yo estoy con Francisco
ResponderBorraryo estoy con el Papa Franciso
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