¿La Iglesia condenó la 'Teología de la Liberación'?


No, la Iglesia Católica no condenó la teología de la liberación en su totalidad. Lo que sucedió fue que se expresaron preocupaciones sobre ciertas formas (como veremos más adelante) de esta teología en particular.

En 1984, la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió un documento titulado "Instrucción sobre algunos aspectos de la 'Teología de la Liberación'", y quiero aclarar que en este documento se habla en plural de "las teologías de la liberación". ¿Por qué? Porque la Iglesia no pretendía descalificar la totalidad de esta corriente teológica, sino señalar ciertos enfoques que podrían ser problemáticos. Incluso en el documento se explica que bajo el concepto "Teología de la Liberación" existían diversas corrientes con postulados distintos e incluso irreconciliables entre sí.

La Instrucción declara: "La presente Instrucción tiene un fin más preciso y limitado: atraer la atención de los pastores, de los teólogos y de todos los fieles, sobre las desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida cristiana, que implican ciertas formas de teología de la liberación que recurren, de modo insuficientemente crítico, a conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista".

Aquí es crucial notar la expresión "ciertas formas". La Iglesia no estaba lanzando un juicio global sobre la teología de la liberación, sino que estaba destacando que, en algunas expresiones específicas de esta corriente, se estaban utilizando conceptos marxistas de una manera insuficientemente crítica. Es decir, se estaba advirtiendo sobre el riesgo de adoptar ideas que podrían ser incompatibles con la fe cristiana si no se analizaban adecuadamente.

En ese mismo documento del Magisterio de la Iglesia, se dice que "la aspiración a la liberación, como el mismo término sugiere, toca un tema fundamental del Antiguo y del Nuevo Testamento. Por tanto, tomada en sí misma, la expresión « teología de la liberación » es una expresión plenamente válida: designa entonces una reflexión teológica centrada sobre el tema bíblico de la liberación y de la libertad, y sobre la urgencia de sus incidencias prácticas." 

Lo anterior nos deja claro que la Iglesia admite la validez de esta escuela teológica, y lo que hace es arrojar luz y advertir sobre ciertas corrientes dentro de la misma que estaban incurriendo en desviaciones.

La teología de la liberación en sí misma surge en un contexto social y político específico, principalmente en América Latina, donde algunos teólogos buscaban aplicar los principios cristianos a la lucha contra la pobreza y la injusticia social. La Iglesia reconoce la importancia de abordar estas cuestiones desde una perspectiva cristiana y ética. Sin embargo, también es consciente de que algunas interpretaciones de la teología de la liberación podrían desviarse hacia posturas que comprometen la enseñanza fundamental de la fe.

Es esencial entender que la Iglesia, en su rol pastoral, emite estos documentos no para restringir el pensamiento teológico, sino para proteger la integridad de la fe y guiar a los fieles en su camino hacia Dios. La preocupación no es tanto la exploración crítica de la realidad social desde una perspectiva cristiana, sino la adopción acrítica de elementos ideológicos que podrían distorsionar la verdad revelada en Jesucristo.

La Iglesia anima a los teólogos y fieles a participar activamente en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. En este sentido, el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 514, subraya la importancia de la opción preferencial por los pobres y la justicia social: "La caridad hacia los pobres es una de las dimensiones más significativas de la caridad cristiana y se encuentra en el corazón del Evangelio de Jesús".

Así que, querido amigo, la Iglesia no rechaza la búsqueda de la justicia social ni la aplicación de los principios cristianos para la liberación de los oprimidos. Lo que advierte es sobre la necesidad de discernir cuidadosamente las influencias ideológicas y mantener siempre la centralidad de la fe en Cristo. Recuerda, ¡la Iglesia es como una madre amorosa que nos guía para que vivamos plenamente la fe en todas las dimensiones de nuestra vida! 

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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