Primero que todo, ¿no te parece increíble cómo Dios, en su infinita sabiduría y amor, eligió venir al mundo de una manera tan única? El plan divino para la redención humana es simplemente sorprendente, y María juega un papel central en este gran misterio.
Imagínate esto: María, una joven mujer llena de gracia, es elegida por Dios para ser la madre de Jesús, el Salvador del mundo. En el Evangelio según Lucas, el ángel Gabriel le anuncia a María: "¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo" (Lucas 1,28). Y así comienza este extraordinario viaje de María como la Madre de Dios.
La afirmación de que María es la Madre de Dios se basa en la comprensión de la naturaleza de Jesucristo. En el Concilio de Éfeso en el año 431, la Iglesia declaró que María es "Theotokos", que significa "Madre de Dios" o "Dadora de Dios". Esto puede sonar un poco asombroso al principio, especialmente cuando pensamos en la divinidad de Dios, pero permíteme explicarte por qué esto es tan significativo.
En el Antiguo Testamento, en el libro de Isaías, encontramos una profecía que dice: "La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel, que significa 'Dios con nosotros'" (Isaías 7,14). Este pasaje apunta hacia el nacimiento virginal de Jesús, y María es la mujer elegida por Dios para cumplir esta profecía.
Cuando decimos que María es la Madre de Dios, no estamos afirmando que ella es la creadora de la divinidad de Dios. Más bien, estamos reconociendo que en Jesucristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, la Palabra eterna de Dios, asumió una naturaleza humana. María es la madre de la persona humana de Jesús, y esta persona es verdaderamente Dios.
Puedes imaginar esto como una fusión divina y humana en la persona de Jesús. La naturaleza divina de Jesucristo proviene del Padre, pero su naturaleza humana proviene de María. En palabras más sencillas, María es la madre de Jesús en su humanidad, y Jesús es verdaderamente Dios.
En el Catecismo de la Iglesia Católica, en el párrafo 495, se explica esto de manera clara y concisa: "Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. (...) Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y que, por Jesucristo, María ha llegado a ser madre de todos los redimidos". Así que, puedes ver que esta creencia está fundamentada tanto en la Sagrada Escritura como en la enseñanza de la Iglesia.
Ahora, ¿por qué esto es tan relevante para nosotros? Bueno, primero, nos muestra el inmenso amor y cuidado que Dios tiene por nosotros. Él eligió entrar en nuestra realidad, compartir nuestra humanidad y experimentar nuestras alegrías y dolores, comenzando desde el seno de una mujer humilde.
En segundo lugar, María se convierte en un modelo para todos nosotros. Su sí incondicional a la voluntad de Dios nos inspira a confiar en la providencia divina y a decir sí a la obra de Dios en nuestras vidas. Además, como madre de Jesús, también es nuestra madre espiritual. En el Evangelio según Juan, Jesús desde la cruz nos regala a María como madre cuando le dice a Juan: "Mujer, ahí tienes a tu hijo" (Juan 19,26-27). Y desde ese momento, nos convierte en hijos espirituales de María.
Así que resumiendo, María como la Madre de Dios es una verdad asombrosa que revela la profundidad del plan divino para nuestra salvación. Nos recuerda que Dios ha entrado en nuestra realidad para caminar con nosotros y redimirnos. Entonces, ¿puede Dios tener una madre? ¡Claro que sí! En su plan maravilloso, eligió a María para desempeñar ese papel único y especial en la historia de nuestra redención. ¡Espero que esta explicación haya arrojado un poco más de luz sobre este hermoso misterio de nuestra fe! Si tienes más preguntas, ¡estaré encantado de continuar nuestra charla! ¡Que Dios te bendiga abundantemente!
Autor: Padre Ignacio Andrade.
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