Me alegra mucho que te interese conocer más sobre la fe que compartimos como católicos. La virginidad perpetua de María es un tema muy importante en nuestra tradición, y aunque no hay un solo pasaje en la Biblia que lo afirme explícitamente, podemos encontrar evidencias sólidas que nos llevan a esta creencia.
Primero, hablemos de la virginidad de María antes del nacimiento de Jesús. Seguramente estás familiarizado con el relato del Evangelio según San Lucas, capítulo 1, versículos 26 al 38, donde el ángel Gabriel visita a María para anunciarle que será la madre del Salvador. En ese pasaje, María, asombrada por el mensaje, pregunta al ángel: "¿Cómo será esto, pues no conozco varón?". Esta pregunta revela que María había hecho un voto de virginidad, comprometiéndose a mantenerse virgen. El ángel responde que el Espíritu Santo vendrá sobre ella y que el hijo que nacerá de ella será llamado "Hijo de Dios".
Además, en el Evangelio según San Mateo, capítulo 1, versículos 18 al 25, se nos cuenta la historia del nacimiento de Jesús. Mateo nos dice que José, el esposo de María, al enterarse de que estaba embarazada, consideró divorciarse de ella en secreto. Esto sugiere que José no había tenido relaciones con María, ya que de lo contrario habría sido obvio que él no era el padre del niño.
Ahora, pasemos al tema de la virginidad de María después del parto. Este es un punto que a menudo genera debate, especialmente entre nuestros hermanos separados en la fe. Pero la tradición católica siempre ha mantenido firmemente la creencia en la virginidad perpetua de María.
Te invito a considerar lo que dice el profeta Ezequiel en el Antiguo Testamento. En Ezequiel 44,1-2, el Señor le dice al profeta que la puerta oriental del templo debe permanecer cerrada y que nadie debe entrar por ella, "porque el Señor, el Dios de Israel, ha entrado por ella, y permanecerá cerrada". Este pasaje se interpreta en la tradición católica como un tipo o prefiguración de la virginidad de María, quien fue el tabernáculo viviente de Dios, y cuya virginidad permaneció cerrada incluso después del nacimiento de Jesús.
Además, en el Evangelio según San Mateo, capítulo 1, versículo 25, leemos que José "no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito". La palabra "hasta" en este contexto no implica que José y María hayan tenido relaciones después del nacimiento de Jesús, sino que simplemente indica que José no tuvo relaciones con ella antes del nacimiento de Jesús. Esta expresión "hasta que" se encuentra en otros pasajes de la Biblia donde no implica un cambio después del "hasta que" (por ejemplo, en Mateo 28,20, donde Jesús dice: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo").
Otro punto a considerar es que Jesús, en la cruz, confía a María al cuidado del apóstol Juan, diciendo: "Mujer, ahí tienes a tu hijo" y a Juan, "Ahí tienes a tu madre" (Juan 19,26-27). Este acto de confianza indicaría que María no tenía otros hijos que pudieran cuidar de ella, lo que es coherente con la enseñanza de la virginidad perpetua.
En cuanto a la virginidad de María por toda su vida, aunque la Biblia no lo afirma explícitamente, existen evidencias indirectas que apuntan en esa dirección. Volvemos nuevamente al Evangelio según San Juan, capítulo 19, versículo 26, donde como ya vimos antes, se menciona que Jesús, en la cruz, confía a María al cuidado del apóstol Juan. Si María hubiera tenido otros hijos, lo más probable es que Jesús los hubiera encomendado a ellos en lugar de a Juan. Este pasaje sugiere que María no tenía otros hijos aparte de Jesús.
Además, en los escritos de los primeros padres de la Iglesia, que son testigos de la tradición apostólica, encontramos afirmaciones claras sobre la virginidad perpetua de María. Por ejemplo, San Ignacio de Antioquía, quien fue discípulo de los apóstoles, escribió en su carta a los efesios: "Porque nuestro Dios, Jesucristo, nació de María, de la simiente de David, pero también del Espíritu Santo".
En resumen, aunque la Biblia no menciona explícitamente que María fue virgen después del parto y por toda su vida, podemos encontrar evidencias sólidas tanto en la Escritura como en la tradición apostólica que respaldan esta creencia. La virginidad perpetua de María es un aspecto importante de nuestra fe católica, que nos recuerda la singularidad y la santidad de la Madre de Dios. Espero que estas reflexiones te ayuden a comprender mejor este misterio de nuestra fe. Si tienes más preguntas, ¡no dudes en hacerlas! Estoy aquí para ayudarte en tu camino de fe.
Autor: Padre Ignacio Andrade.
Véase también Isaías: 7, 14
ResponderBorrarBuenas tardes
ResponderBorrarExiste algún rito especial para el aseo de 1. La Pailia y 2. El Corporal