¿Es compatible ser católico y practicar Mindfulness?


Es un placer compartir contigo sobre este tema. Como siempre, es importante abordar estas cuestiones con amor, discernimiento y sabiduría. Entonces, hablemos sobre la compatibilidad entre ser católico y practicar mindfulness.

En primer lugar, permíteme decir que la práctica del mindfulness en sí misma no es algo malo. De hecho, la idea de estar presente en el momento, de ser consciente de nuestros pensamientos, emociones y acciones, es algo que podemos encontrar en la tradición cristiana también. Jesús mismo nos insta a estar alerta, a velar y a estar atentos a su venida y a las señales de los tiempos (Mateo 24, 42). En la oración, en la contemplación de la Palabra de Dios, también buscamos esa misma atención plena y consciente.

Sin embargo, como en muchas áreas de la vida, debemos ser cuidadosos y discernir qué tipo de prácticas de mindfulness estamos adoptando. Hay ciertas formas de mindfulness que están en línea con los principios cristianos, pero también hay otras que pueden desviarnos del camino.

Cuando hablamos de mindfulness, a menudo nos referimos a técnicas de meditación y atención plena que provienen de tradiciones orientales como el budismo. Y aquí es donde debemos ser cautelosos. Si bien algunas técnicas de mindfulness pueden ser útiles para la reducción del estrés y la mejora del bienestar psicológico, otras pueden estar imbuidas de una cosmovisión que va en contra de los principios cristianos.

Por ejemplo, algunas formas de mindfulness pueden promover la idea de que la realidad es solo una ilusión, o que cada uno de nosotros es dios. Estas ideas entran en conflicto con la fe cristiana en un Dios personal y en la realidad objetiva de Su creación. Como católicos, creemos en un Dios trascendente que creó el universo de la nada y que se revela a sí mismo en la historia y en la persona de Jesucristo.

Además, algunas prácticas de mindfulness pueden incorporar elementos de espiritualidad New Age, como la creencia en la energía cósmica, la reencarnación o la canalización de entidades espirituales. Estas ideas están en desacuerdo con la enseñanza cristiana sobre la unicidad de Dios, la creación, la vida después de la muerte y la intercesión de los santos.

Entonces, ¿cómo podemos discernir si una práctica de mindfulness es compatible con nuestra fe católica? Aquí es donde la enseñanza de la Iglesia y nuestra conciencia iluminada por la Palabra de Dios entran en juego.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos ofrece orientación sobre estos temas. Por ejemplo, en el párrafo 2726, nos dice: "La oración cristiana es una relación de amistad con el que nos amó primero". Esto significa que nuestra práctica de mindfulness, o cualquier otra forma de oración o meditación, debe conducirnos a un encuentro más profundo con Dios y a un mayor amor por Él y por nuestros semejantes.

Además, el Catecismo nos advierte sobre la necesidad de discernimiento en el párrafo 2115: "La magia y la superstición muestran su verdadero rostro en el momento en que se fomentan la confianza absoluta en las intervenciones ocultas, la evocación de poderes malignos o la explotación de la ignorancia". Esta enseñanza nos recuerda que debemos evitar cualquier práctica que nos lleve a confiar en poderes ocultos o que nos aleje de la verdad revelada por Dios.

Entonces, ¿qué podemos hacer si queremos practicar mindfulness de una manera que sea compatible con nuestra fe católica? Aquí hay algunas sugerencias:

1. Oración centrada en Cristo: En lugar de adoptar técnicas de meditación que provienen de tradiciones no cristianas, podemos centrar nuestra atención en la persona de Jesucristo. Esto puede incluir la lectura de las Escrituras, la meditación sobre la vida de Cristo, la adoración eucarística y la oración del rosario.

2. Discernimiento espiritual: Antes de participar en cualquier práctica de mindfulness, es importante investigar su origen y sus enseñanzas. Si algo contradice los principios de nuestra fe, es mejor evitarlo.

3. Comunidad y guía espiritual: Es útil practicar la oración y la meditación en comunión con otros creyentes y bajo la guía de un director espiritual o un sacerdote. Ellos pueden ayudarnos a discernir si nuestras prácticas son verdaderamente beneficiosas para nuestra vida espiritual.

4. Atención plena en la vida diaria: Finalmente, recordemos que la verdadera atención plena no se limita a la meditación formal, sino que se extiende a cada momento de nuestra vida. Podemos practicar la atención plena al estar presentes en nuestras interacciones con los demás, al prestar atención a nuestras emociones y al estar agradecidos por las bendiciones de Dios en cada momento.

En resumen, ser católico y practicar mindfulness no son necesariamente incompatibles, pero debemos tener cuidado de no adoptar prácticas que vayan en contra de nuestra fe o que nos alejen de la verdadera fuente de paz y alegría, que es Jesucristo. Con discernimiento y sabiduría, podemos integrar aspectos útiles de mindfulness en nuestra vida de oración y crecimiento espiritual.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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