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Hay verdades en otras religiones, pero Jesús es nuestro único Salvador y Redentor.

Hay verdades en otras religiones, pero Jesús es nuestro único Salvador y Redentor.


Hermanos:

Hoy quiero hablarles sobre algo que para nosotros, los católicos, es fundamental: Jesús, nuestro único redentor. Verás, en un mundo lleno de creencias y religiones diversas, es natural preguntarse si todas contienen una parte de la verdad. Y sí, es posible que en cada una haya algo de esa semilla del Verbo, como nos enseña el Concilio Vaticano II en la Constitución Pastoral "Gaudium et Spes".

Sin embargo, como católicos, creemos firmemente que la plenitud de esa verdad, la verdadera salvación y redención eterna, se encuentra en Jesucristo. Él mismo nos dice en el Evangelio según San Juan: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Juan 14,6). Aquí Jesús nos revela que es la única puerta a la comunión con Dios, el único camino que nos lleva a la salvación.

Entonces, ¿qué significa realmente que Jesús sea nuestro único redentor? Significa que solo a través de Él podemos experimentar la plenitud del amor de Dios y alcanzar la vida eterna. En la carta a los Hebreos, se nos recuerda que Jesús, al ofrecerse a sí mismo en sacrificio en la cruz, nos redimió de nuestros pecados y nos abrió las puertas del cielo. Como dice en Hebreos 9,12: "no mediante la sangre de machos cabríos ni de becerros, sino mediante su propia sangre, entró al Lugar Santísimo de una vez para siempre y obtuvo redención eterna".

Esto es algo único en la fe cristiana: la idea de que la salvación no se alcanza a través de nuestras propias obras o esfuerzos, sino que es un regalo de Dios, otorgado por la gracia a través de la fe en Jesucristo. San Pablo lo expresa claramente en Efesios 2,8-9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe".

Ahora bien, esto no significa que debamos menospreciar o despreciar a quienes siguen otras religiones o creencias. Al contrario, como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 843, "La Iglesia católica reconoce en otras religiones la búsqueda, con sinceridad, de respuesta al misterio de la vida humana, del bien y del mal y de Dios". Debemos acoger a todos con amor y respeto, reconociendo la dignidad inherente a cada persona como hijo de Dios.

Sin embargo, como discípulos de Cristo, también tenemos la responsabilidad de compartir el Evangelio, de anunciar con alegría la buena nueva de la salvación que se nos ofrece en Jesucristo. Como dice en Mateo 28:19-20, Jesús mismo nos dio el mandato de ir y hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que Él nos ha mandado.

Entonces, ¿cómo podemos vivir esta verdad en nuestras vidas cotidianas? Primero, manteniendo una relación personal con Jesús a través de la oración, la lectura de la Palabra de Dios y los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la reconciliación. Segundo, compartiendo el amor y la misericordia de Cristo con los demás a través de nuestras acciones y palabras, siendo testigos vivos de su amor redentor. Y tercero, viviendo una vida de santidad y búsqueda constante de conversión, permitiendo que el Espíritu Santo transforme nuestros corazones a imagen de Cristo.

En resumen, Jesús es verdaderamente el único redentor de nuestras vidas. En Él encontramos la plenitud de la verdad, la salvación y la redención eterna. Que podamos abrir nuestros corazones a su amor y seguir sus pasos cada día, llevando su luz al mundo y siendo instrumentos de su gracia y misericordia.

Autor: Padre Ignacio Andrade en exclusiva para Católico Defiende Tu Fe.

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