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Escuché a un sacerdote decir que "estar amancebado" es pecado mortal, ¿Qué significa estar amancebado?


Vamos a hablar sobre esto de una manera sencilla. Lo primero es entender qué significa "estar amancebado". Este término se refiere a una pareja que vive junta y tiene relaciones sexuales sin estar casada. En pocas palabras, estar amancebado es sinónimo de vivir en "unión libre". O sea, es cuando un hombre y una mujer deciden vivir como si fueran esposos, compartiendo su vida y su intimidad, pero sin haber celebrado el sacramento del matrimonio.

En la enseñanza de la Iglesia Católica, la relación sexual tiene un lugar muy especial y sagrado, destinado a ser vivido dentro del matrimonio. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que "la unión del hombre y la mujer en matrimonio es un reflejo del amor de Dios" (CIC 1601). La sexualidad en el matrimonio no solo es para la procreación, sino también para la unión y el bien mutuo de los esposos.

Cuando una pareja vive junta sin casarse, están participando en una relación que la Iglesia considera desordenada porque no está dentro del marco del sacramento que Dios ha instituido para ello. Vamos a explorar por qué la Iglesia enseña esto y qué implica para los fieles católicos.

El significado del matrimonio

El matrimonio, según la fe católica, no es solo un contrato social, sino un sacramento, es decir, una señal visible de la gracia de Dios. En el matrimonio, los esposos se comprometen a amarse mutuamente como Cristo ama a su Iglesia: con un amor fiel, exclusivo y para siempre (Efesios 5,25-33). Este compromiso se realiza a través de una promesa pública y libre delante de Dios y de la comunidad.

La moralidad de las relaciones fuera del matrimonio

La Iglesia enseña que las relaciones sexuales están moralmente ordenadas solo dentro del matrimonio. Fuera del matrimonio, cualquier relación sexual se considera un pecado grave, es decir, un pecado mortal. ¿Por qué es esto? Vamos a desglosarlo:

1. Fidelidad y compromiso: El matrimonio establece un compromiso público y duradero entre los esposos. Este compromiso da un marco de estabilidad y seguridad para el amor conyugal y la crianza de los hijos. Vivir juntos sin casarse no ofrece esta seguridad y puede llevar a relaciones más inestables y temporales.

2. La dignidad de la persona: El acto sexual es una expresión profunda de amor y entrega. Fuera del matrimonio, esta entrega completa y exclusiva no está garantizada. La Iglesia ve esto como una falta de respeto a la dignidad de las personas involucradas, porque no se están dando el uno al otro en un contexto de compromiso total y definitivo.

3. Ejemplo y testimonio: Los matrimonios cristianos son llamados a ser un signo del amor de Dios en el mundo. Vivir juntos sin casarse puede dar un ejemplo confuso sobre la importancia del matrimonio y el significado del amor conyugal en la fe cristiana.

Consecuencias espirituales

El Catecismo enseña que el pecado mortal es una ofensa grave contra Dios que destruye la gracia en el corazón del hombre (CIC 1855). Para que un pecado sea mortal, deben cumplirse tres condiciones: materia grave, pleno conocimiento y pleno consentimiento (CIC 1857). Vivir en una relación sexual fuera del matrimonio cumple con la condición de materia grave.

Sin embargo, no debemos olvidar la misericordia y el amor de Dios. La Iglesia siempre invita a las personas que están en esta situación a reflexionar sobre su vida, buscar el arrepentimiento y considerar la posibilidad de regularizar su situación a través del matrimonio.

Caminos hacia la reconciliación

La buena noticia es que siempre hay un camino de vuelta a la gracia de Dios. La Iglesia ofrece la confesión como un medio para reconciliarse con Dios y la comunidad. Al confesar este pecado y recibir la absolución, una persona puede volver a estar en estado de gracia.


Para aquellos que están viviendo juntos y desean seguir fielmente la enseñanza de la Iglesia, hay varias opciones:

1. Considerar el matrimonio: Si la pareja está comprometida y quiere seguir junta, la mejor opción es casarse. Celebrar el sacramento del matrimonio no solo es un paso importante en la fe, sino también una fuente de gracia y bendición para la pareja.

2. Vivir como hermanos: Algunas parejas, por diversas razones, pueden no estar listas para casarse inmediatamente. En estos casos, la Iglesia sugiere la opción de vivir como hermanos, es decir, absteniéndose de las relaciones sexuales hasta que puedan casarse.

3. Buscar orientación pastoral: Hablar con un sacerdote o consejero pastoral puede ser muy útil. Ellos pueden ofrecer orientación, apoyo y recursos para ayudar a la pareja a tomar decisiones que estén en línea con su fe y convicciones.

Reflexión final

La enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad puede parecer exigente, pero está basada en una visión profunda del ser humano y del amor de Dios. El matrimonio no es solo una regla a seguir, sino una llamada a vivir un amor que refleja el amor de Dios: un amor fiel, exclusivo y fecundo.

Dios nos llama a todos a la santidad, y esto incluye nuestras relaciones más íntimas. Aunque podemos fallar y caer, siempre tenemos la oportunidad de levantarnos, arrepentirnos y buscar vivir más plenamente según el plan de Dios para nuestras vidas.

Recuerda que la Iglesia está aquí para apoyarte en tu camino de fe. No dudes en acercarte y buscar ayuda cuando la necesites. Dios siempre nos llama a una vida más plena y feliz, y quiere lo mejor para cada uno de nosotros.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

1 comentario:

  1. Padre , quiero felicitarlo con cuanta sabiduria supo explicar el tema y con cuanta dulzura hizo referencia del Amor de DIOS hacia el hombre y mujer.

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