Para empezar, es fundamental que entendamos que la cuestión de la fundación de la Iglesia Católica por Jesús no es solo un tema de debate histórico o teológico, sino también una cuestión de fe y amor por nuestra Iglesia. Jesús, nuestro Señor, hizo algo increíblemente hermoso y profundo cuando estableció su Iglesia, y vale la pena entenderlo y poder explicarlo con cariño y respeto.
1. Jesús y su intención de fundar la Iglesia
Vamos a la raíz del asunto: ¿Jesús realmente quiso fundar una Iglesia? Si leemos los Evangelios, veremos que la respuesta es sí. Un pasaje clave que puedes compartir con tu familiar es Mateo 16, 18-19, donde Jesús dice a Pedro:
"Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos."
Aquí, Jesús está claramente estableciendo a Pedro como la piedra fundamental de su Iglesia. El uso de "mi iglesia" (en griego, "ekklesia") indica que Jesús tenía una intención clara y específica de fundar una comunidad de creyentes, una comunidad que tendría a Pedro como su líder visible.
2. La Continuidad Apostólica
Una de las características distintivas de la Iglesia Católica es la sucesión apostólica, que significa que los obispos de hoy son sucesores directos de los apóstoles. Esto no es una invención tardía, sino algo que encontramos ya en los escritos del Nuevo Testamento y en la práctica de la Iglesia primitiva.
En los Hechos de los Apóstoles, vemos cómo los apóstoles tomaron decisiones importantes para mantener la unidad y la continuidad de la comunidad cristiana. Por ejemplo, en Hechos 1, 15-26, los apóstoles eligen a Matías para reemplazar a Judas Iscariote, asegurando que el número de los Doce se mantuviera completo. Esta práctica de elegir sucesores continuó y se desarrolló en la Iglesia, estableciendo una cadena ininterrumpida de liderazgo desde los apóstoles hasta los obispos actuales.
3. La Importancia de Pedro y los Papas
Otra pieza crucial del rompecabezas es el papel de Pedro y su sucesión en la figura del Papa. Los católicos creemos que Pedro fue el primer Papa y que su autoridad ha sido transmitida a través de los siglos a sus sucesores en el obispado de Roma. Esta creencia se basa en la promesa de Jesús a Pedro y en la práctica histórica de la Iglesia.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) nos dice en el número 882:
"El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, 'es el perpetuo y visible principio y fundamento de unidad, tanto de los obispos como de la multitud de los fieles'."
Esta afirmación refuerza la idea de que el liderazgo de Pedro no fue una posición temporal o simbólica, sino una institución establecida por Cristo para guiar y unificar a su Iglesia.
4. Los Primeros Cristianos y la Iglesia Católica
Históricamente, los primeros cristianos se consideraban parte de una Iglesia única y universal (católica, del griego "katholikos" que significa "universal"). Los escritos de los Padres de la Iglesia, como San Ignacio de Antioquía, nos muestran que ya en el siglo I y II los cristianos hablaban de la "Iglesia Católica". San Ignacio, en su carta a los Esmirniotas alrededor del año 110 d.C., dice:
"Donde está el obispo, allí esté la multitud, así como donde está Cristo Jesús, allí está la Iglesia Católica."
Esto nos muestra que desde los primeros tiempos, los cristianos entendieron que la Iglesia de Cristo era una entidad visible y organizada, con los obispos (sucesores de los apóstoles) desempeñando un papel central en su liderazgo.
5. La Biblia y la Tradición
Otra manera de explicar la fundación de la Iglesia Católica por Jesús es hablar de la relación entre la Biblia y la Tradición. Los protestantes suelen centrarse en la Biblia como la única fuente de autoridad (sola scriptura), mientras que los católicos creemos que la Biblia y la Tradición son ambas esenciales para entender la fe cristiana.
El mismo Nuevo Testamento fue compilado y canonizado por la Iglesia Católica. Los primeros cristianos se reunieron en concilios para discernir qué escritos eran inspirados por Dios y debían formar parte del canon bíblico. Este proceso fue guiado por el Espíritu Santo y la autoridad de la Iglesia.
San Pablo, en su Segunda Carta a los Tesalonicenses 2, 15, nos recuerda:
"Así que, hermanos, estad firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido, sea por palabra, sea por carta nuestra."
Esto nos muestra que desde los tiempos apostólicos, la enseñanza de la Iglesia se transmitió tanto por escrito como oralmente. La Tradición viva de la Iglesia es una fuente indispensable de la verdad cristiana, junto con las Escrituras.
6. La Eucaristía y la Comunión de los Santos
Un aspecto hermoso y central de la Iglesia Católica es su entendimiento de la Eucaristía y la Comunión de los Santos. Jesús instituyó la Eucaristía en la Última Cena, diciendo en Lucas 22, 19:
"Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí."
La celebración de la Eucaristía es un acto central de la vida de la Iglesia Católica, y es en la Eucaristía donde la Iglesia se reúne más plenamente como el Cuerpo de Cristo. Este acto de comunión no solo nos une a Jesús, sino también a todos los santos y fieles de todas las épocas y lugares.
La Comunión de los Santos nos enseña que la Iglesia no es solo una institución terrenal, sino también una realidad espiritual que incluye a todos los fieles, tanto vivos como difuntos. En el Credo Niceno-Constantinopolitano, proclamamos nuestra creencia en "una, santa, católica y apostólica Iglesia". Esto resume nuestra fe en una Iglesia que es una en unidad, santa en su fundación y misión, católica en su universalidad y apostólica en su continuidad y enseñanza.
7. Testimonio y Caridad
Finalmente, nuestro testimonio de vida y nuestro amor por los demás son formas poderosas de mostrar la verdad de la Iglesia Católica. Jesús nos llamó a ser sus testigos y a amar a los demás como Él nos amó. San Juan 13, 35 dice:
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros."
La caridad y el servicio son signos visibles de la presencia de Cristo en su Iglesia. Cuando vivimos nuestra fe con amor y servicio, mostramos al mundo la realidad de la Iglesia que Jesús fundó.
Conclusión
Explicar a un familiar protestante que Jesús fundó la Iglesia Católica puede ser un desafío, pero con paciencia, amor y una comprensión clara de las Escrituras y la Tradición, podemos ayudar a aclarar sus dudas. Es importante recordar que nuestra fe no se basa solo en argumentos intelectuales, sino en una relación viva con Cristo y su Iglesia. Al compartir nuestra fe con respeto y amor, podemos abrir puertas y construir puentes de entendimiento y unidad.
Amigo, siempre es bueno recordar que estos temas se deben abordar con oración, humildad y amor. Que el Espíritu Santo nos guíe y nos dé las palabras adecuadas para compartir la belleza y la verdad de nuestra fe católica. ¡Dios te bendiga!
El autor de esta respuesta es el Sacerdote Católico Ignacio Andrade.
Muchas gracias, Padre Andrade. Por favor, acuérdese de mi en sus rezos, porque soy … ‘la hija del Trueno’… y devotisima seguidora de Sam Miguel Arcangel…
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