¿Cómo saber si debo ser Sacerdote?


Querido hermano,

Qué bendición y qué desafío tan hermoso que te plantees la posibilidad de ser sacerdote. Esta pregunta, tan profunda y trascendental, merece ser tratada con toda la seriedad y el amor del mundo.

Primero que nada, quisiera invitarte a que te tomes un momento para orar. La oración es nuestra línea directa con Dios y, en momentos de discernimiento, es fundamental. San Ignacio de Loyola nos enseña la importancia de la oración en la toma de decisiones: "En todo amar y servir". Esto significa que nuestras decisiones deben estar orientadas al amor y al servicio a Dios y al prójimo.

En cuanto a saber si tienes una vocación al sacerdocio, hay varias señales y pasos que pueden ayudarte en este camino de discernimiento. Permíteme compartir algunos contigo.

1. Sentir el Llamado de Dios

A menudo, el llamado al sacerdocio se experimenta como una inquietud profunda en el corazón, una sensación de que Dios te está llamando a algo más grande. No siempre es un llamado claro y evidente, pero hay una persistencia en la idea de servir a Dios y a la Iglesia de una manera especial. Como dice el profeta Jeremías: "Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir; me forzaste y me pudiste" (Jeremías 20,7). A veces, este llamado puede ser una atracción que no puedes ignorar, incluso si intentas hacerlo.

2. Vida de Oración y Sacramentos

Un posible llamado al sacerdocio se cultiva en una vida de oración profunda y en la participación regular en los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación. La cercanía con Cristo en la Eucaristía es fundamental. Recuerda las palabras de Jesús: "Yo soy el pan de vida; el que viene a mí nunca tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed" (Juan 6,35). La adoración eucarística puede ser un momento privilegiado para escuchar a Dios.

3. Deseo de Servir y Amar a los Demás

El sacerdocio es un servicio, no un puesto de honor. Jesús nos enseñó que el mayor entre nosotros debe ser el servidor de todos (Mateo 23,11). Si sientes una profunda inclinación a servir a los demás, a ser un puente entre Dios y su pueblo, esta puede ser una señal de vocación. El Papa Francisco habla constantemente del sacerdote como "pastor con olor a oveja", cercano a su pueblo, viviendo y compartiendo sus alegrías y tristezas.

4. Consejo Espiritual y Comunidad

Es muy importante hablar con un director espiritual o un sacerdote de confianza sobre tus sentimientos y pensamientos. Ellos pueden ofrecerte orientación y apoyo en tu discernimiento. La comunidad es también crucial. San Juan Bosco dijo: "La comunidad es la vida del sacerdote". Participar activamente en tu parroquia y ver cómo te sientes al estar inmerso en la vida de la Iglesia puede ser muy revelador.

5. Evaluación Personal y Aceptación de Sacrificios

El sacerdocio conlleva sacrificios. Es una vida de entrega total a Dios y a su pueblo. San Pablo, en su carta a los Filipenses, nos recuerda que debemos tener "la misma actitud que tuvo Cristo Jesús" (Filipenses 2,5), una actitud de humildad y servicio. Considera si estás dispuesto a renunciar a ciertas cosas por el bien mayor del servicio a Dios.

6. Conformidad con la Doctrina y los Sacramentos

El deseo de conformar tu vida a la doctrina de la Iglesia y de ser un administrador fiel de los sacramentos es fundamental. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1592) nos dice que el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común de los fieles y está dirigido a la edificación de la Iglesia. Pregúntate si estás dispuesto a ser un guía espiritual, un maestro de la fe, y un celebrante de los sacramentos con total fidelidad.

7. Prueba del Tiempo y la Paz Interior

El discernimiento lleva tiempo. No te apresures. San Ignacio de Loyola nos enseña sobre la importancia de la consolación y la desolación en el discernimiento. Si, a lo largo del tiempo, sientes una paz interior y una alegría profunda cuando piensas en ser sacerdote, eso puede ser una señal de que Dios te está llamando. Jesús dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da" (Juan 14,27). Esa paz que solo Cristo puede dar es un signo importante.

8. **Apertura a la Voluntad de Dios**

Finalmente, mantén tu corazón abierto a la voluntad de Dios. A veces, nuestro camino puede no ser lo que inicialmente imaginamos, pero confiar en Dios y en sus planes es crucial. Santa Teresa de Ávila dijo: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta". Esta confianza te permitirá caminar con fe, incluso en la incertidumbre.

Reflexiones Finales

Querido amigo, tu deseo de discernir si tienes una vocación al sacerdocio es ya un hermoso testimonio de tu fe y amor por Dios. Recuerda siempre que el discernimiento es un proceso y que Dios camina contigo en cada paso. No estás solo. Busca el apoyo de tu comunidad, de tu familia y de aquellos que pueden guiarte espiritualmente.

Cierro esta carta con una oración por ti: Que el Espíritu Santo te ilumine, que María, nuestra Madre, te cubra con su manto y que Cristo te acompañe siempre. Que descubras con claridad el camino que Dios ha trazado para ti, y que, en todo momento, sientas su amor y su paz.

Con afecto y en oración,

Presbítero Ignacio Andrade.

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