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¿Por qué el diablo es el príncipe de este mundo si fue Dios el que creó al mundo? ¿Dios le dio ese poder o él lo obtuvo?

                

A veces, las preguntas sobre el mal y el diablo pueden ser bastante inquietantes, pero abordarlas con una mente abierta y un corazón dispuesto a aprender siempre es bueno. Vamos a sumergirnos en esto juntos, ¿te parece?

¿Por qué el diablo es el príncipe de este mundo si fue Dios quien creó al mundo?

Primero, es importante entender que cuando decimos que el diablo es el "príncipe de este mundo", no estamos diciendo que él tenga la última palabra o el poder supremo sobre todo lo que sucede. Eso le pertenece a Dios y sólo a Dios. Pero entonces, ¿qué significa realmente este título?

La creación de Dios y el libre albedrío

Dios creó el mundo y todo lo que hay en él, incluyendo a los ángeles y a los seres humanos. Él lo hizo todo bueno. Génesis 1,31 dice: "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno". Todo lo que Dios creó era bueno y perfecto.

Sin embargo, Dios también nos dotó a todos, tanto a los ángeles como a los humanos, de libre albedrío, la capacidad de elegir. Este don es fundamental para el amor verdadero, porque el amor forzado no es amor en absoluto. Con el libre albedrío, podemos elegir amar a Dios y seguir su voluntad, o podemos rechazarlo.

La rebelión de Satanás

Según la tradición cristiana, Lucifer (quien después se convertiría en Satanás) era uno de los ángeles más poderosos y bellos creados por Dios. Pero, lleno de orgullo, Lucifer decidió rebelarse contra Dios. Quería ser como Dios, o incluso mayor. Este acto de rebelión es lo que lo convirtió en Satanás, el adversario.

En Isaías 14,12-15 y Ezequiel 28,12-17, encontramos descripciones que la Iglesia ha interpretado como alusiones a la caída de Lucifer. Por ejemplo, Isaías 14,12 dice: "¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones".

La caída del hombre

La rebelión de Satanás no se detuvo con su propio pecado. Según el relato bíblico, él también tentó a los primeros seres humanos, Adán y Eva, para que desobedecieran a Dios. En el jardín del Edén, Satanás, en forma de serpiente, engañó a Eva y la incitó a comer del fruto prohibido. Génesis 3 nos narra esta historia. Esta desobediencia llevó al pecado y a la muerte a entrar en el mundo.

Romanos 5,12 dice: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron".

¿Dios le dio ese poder o él lo obtuvo?

El poder de Satanás en este mundo no es absoluto ni omnipotente. Más bien, su influencia y poder vienen del hecho de que muchos eligen seguirlo y rechazar a Dios. Jesús mismo se refirió a Satanás como el "príncipe de este mundo" en varias ocasiones (por ejemplo, San Juan 12,31, San Juan 14,30).

Cuando Jesús llama a Satanás el "príncipe de este mundo", se refiere a la realidad de que el mal tiene una influencia significativa en el mundo debido al pecado humano. Satanás tiene poder en la medida en que las personas eligen seguir sus caminos en lugar de los caminos de Dios.

La victoria de Cristo

A pesar de esta influencia, es crucial recordar que Satanás ya ha sido derrotado. La victoria de Cristo en la cruz y su resurrección significan que el poder de Satanás ha sido quebrantado. Colosenses 2,15 dice: "Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz".

El Catecismo de la Iglesia Católica también subraya esto en el párrafo 2853: "La victoria sobre el 'príncipe de este mundo' (Jn 14,30) se realizó, de una vez para siempre, en la Hora en que Jesús se entregó libremente a la muerte para darnos su vida. Este es el juicio de este mundo, y el príncipe de este mundo será echado fuera" (Jn 12,31).

Nuestra lucha contra el mal

Mientras esperamos la consumación final del Reino de Dios, estamos en un tiempo de lucha. San Pablo nos recuerda en Efesios 6,12: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".

Esta lucha espiritual requiere que nos mantengamos firmes en la fe, que usemos la armadura de Dios (Efesios 6,13-18) y que pongamos nuestra confianza en el poder de Cristo.

La esperanza y la promesa

Aunque el diablo tiene influencia en el mundo actual, no debemos perder de vista que su tiempo es limitado. El libro del Apocalipsis nos da una visión clara del destino final de Satanás. Apocalipsis 20,10 dice: "Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos".

Esta promesa nos da esperanza y nos asegura que, al final, el mal no tendrá la última palabra. Dios reinará supremo y su Reino de justicia, paz y amor prevalecerá.

Viviendo como hijos de Dios

Mientras tanto, nuestro llamado es vivir como hijos de Dios, reflejando su amor y verdad en un mundo que a menudo está bajo la influencia del mal. Somos llamados a ser luz en la oscuridad (Mateo 5,14-16) y a ser embajadores de Cristo (2 Corintios 5,20).

Recordemos siempre que, aunque enfrentemos dificultades y tentaciones, no estamos solos. Dios nos ha dado su Espíritu Santo, que nos fortalece y nos guía. Romanos 8,26-27 nos asegura: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles".

Conclusión

En resumen, el diablo es considerado el "príncipe de este mundo" debido a la influencia significativa que tiene sobre aquellos que eligen seguir el pecado y rechazar a Dios. Es una forma de decir que son los hombres los que lo glorifican y lo hacen su príncipe al elegir el pecado sobre la virtud. Este poder no le fue dado por Dios, sino que es el resultado de la libre elección del mal tanto por parte de Satanás como de la humanidad. Sin embargo, el poder de Satanás es limitado y temporal, y ya ha sido derrotado a través de la obra redentora de Jesucristo. Nuestra esperanza está en la promesa de Dios de un Reino eterno donde el mal será erradicado para siempre. Hasta entonces, vivimos como hijos de Dios, con la fuerza y la guía del Espíritu Santo, reflejando su amor y verdad en el mundo.

Espero que esta conversación te haya aclarado un poco más este tema. Siempre es un placer charlar contigo sobre nuestra fe y nuestras preguntas. Si tienes más dudas o necesitas profundizar en algún punto, aquí estoy para ayudarte. ¡Dios te bendiga!

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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