Qué interesante pregunta, y me alegra que la hagas. Este es un tema que puede parecer un poco complejo, pero voy a intentar explicarlo de la manera más clara y amena posible.
La Perspectiva Judía sobre el Diablo
Primero, hay que entender que el concepto de "diablo" como lo conocemos en el cristianismo no es exactamente el mismo en el judaísmo. En el cristianismo, el diablo es visto como una entidad maligna, una figura que personifica el mal y se opone directamente a Dios. Sin embargo, en el judaísmo, la percepción es bastante diferente y tiene matices que son importantes de comprender.
Satan en el Judaísmo
En el judaísmo, el término "Satanás" (o "Ha-Satan" en hebreo) aparece en las Escrituras, pero su papel y naturaleza son distintos. La palabra "satanás" significa "adversario" o "acusador". En el Antiguo Testamento, Satanás aparece, por ejemplo, en el libro de Job. Aquí, Satanás actúa como un fiscal en la corte celestial, poniendo a prueba la fe y la rectitud de Job con el permiso de Dios (Job 1,6-12). No es un enemigo de Dios en el sentido absoluto, sino un agente que cumple una función específica dentro del orden divino.
El Monoteísmo Estricto
El judaísmo es extremadamente monoteísta. Los judíos creen en un solo Dios, omnipotente y omnipresente, sin rivales que le puedan hacer sombra. Esta creencia no deja mucho espacio para un ser maligno con poder independiente que se oponga a Dios. En cambio, cualquier mal que ocurra se entiende dentro del contexto del plan divino, incluso si no es completamente comprensible para los seres humanos.
La Evolución del Concepto
A lo largo de los siglos, la figura de Satanás en el judaísmo ha evolucionado, pero siempre dentro de los límites de la creencia en un solo Dios todopoderoso. No existe un "diablo" en el sentido cristiano de un ser rebelde y caído que se opone a Dios y lidera una lucha cósmica entre el bien y el mal.
Textos Bíblicos y Catecismo
Para respaldar esto con citas bíblicas, podemos ver lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) sobre Satanás y los demonios. El CIC, en el párrafo 391, explica que Satanás y los otros demonios fueron ángeles creados buenos por Dios, pero que "se convirtieron en malos por su propia elección libre y radical." Esto es un desarrollo posterior en la tradición cristiana que no se encuentra de la misma manera en el judaísmo.
En el Antiguo Testamento, el papel de Satanás está más alineado con lo que ya mencioné. En Zacarías 3,1-2, por ejemplo, Satanás aparece nuevamente como un acusador. "Y me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel del Señor, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle." Aquí, Satanás no es un rebelde fuera del control de Dios, sino alguien que actúa en el marco del orden divino.
La Influencia de Otras Culturas
Otro aspecto interesante es que algunas ideas sobre el diablo en el judaísmo podrían haber sido influenciadas por culturas y religiones vecinas. Durante el exilio en Babilonia, los judíos estuvieron en contacto con el zoroastrismo, una religión que tiene un dualismo claro entre el bien y el mal. Es posible que algunas ideas hayan sido tomadas y adaptadas, pero siempre de manera que encajaran en el estricto monoteísmo judío.
Los Escritos Apocalípticos
En los escritos apocalípticos judíos, como el libro de Enoc, se empieza a ver una imagen más desarrollada de seres malignos y de una batalla entre el bien y el mal, pero estas ideas no son centrales en la teología judía tradicional. Se puede decir que estas influencias ayudaron a moldear algunas de las ideas que luego se desarrollaron más plenamente en el cristianismo.
La Diferencia con el Cristianismo
Entonces, ¿por qué los judíos no creen en el diablo de la misma manera que los cristianos? La respuesta está en las diferencias fundamentales en cómo se entiende a Dios y el mal. El cristianismo desarrolló la idea del diablo como una figura que personifica el mal, es decir, para nosotros el diablo es una persona, un ser espiritual y que está en constante oposición a Dios, mientras que el judaísmo mantiene un enfoque en el monoteísmo absoluto, donde incluso lo que consideramos mal está bajo el dominio y propósito divino.
Y no nos confundamos, no quiere decir que nosotros no seamos Monoteístas. Nosotros los cristianos somos absolutamente Monoteístas, lo que significa que creemos en un solo Dios, pero para nosotros la creencia de que el diablo es un ser angélico caído no contradice la idea de un solo Dios Todopoderoso, y para los judíos esta idea sí es conflictiva y por eso la rechazan.
En última instancia nosotros creemos que Jesucristo trajo la plenitud absoluta de la revelación y que él ha revelado que Satanás es un ser personal real que confronta a Dios (aunque nunca podrá vencerlo), mientras que el judaísmo cuenta con una revelación parcial, pues Dios fue entregando a la humanidad la revelación de manera paulatina, en "pequeñas dosis", hasta que Jesús y el Espíritu Santo dieron toda la revelación a la Iglesia del Nuevo Pacto, la Iglesia católica, por ello podemos decir que nosotros lo tenemos "un poco más claro" que ellos.
Reflexión Final
Para concluir, quiero dejarte con una reflexión: la diversidad en la manera en que diferentes tradiciones religiosas entienden conceptos como el diablo nos muestra la riqueza de la experiencia humana en su búsqueda de Dios. Nos invita a ser humildes y a estar abiertos al diálogo y al aprendizaje mutuo.
Al final del día, lo más importante es recordar que, como cristianos, estamos llamados a vivir en el amor de Cristo, confiando en su victoria definitiva sobre el mal. Como nos dice San Pablo en Romanos 8,38-39: "Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada, podrá separarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Espero que esta charla haya sido útil y te haya dado una perspectiva más clara sobre por qué los judíos no creen en el diablo de la misma manera que los cristianos. Si tienes más preguntas o quieres seguir profundizando, ¡estoy aquí para charlar cuando quieras!
Autor: Padre Ignacio Andrade.
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