El Papa Francisco en la Asunción: “María no es una estatua inmóvil, sino una hermana con las sandalias gastadas”


En la solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, el Papa Francisco se dirigió a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro para rezar el ángelus y reflexionar sobre la figura de la Virgen María. Durante su intervención, el Papa destacó el papel activo de María en la vida cristiana, subrayando que no debe ser vista como “una estatua inmóvil”, sino como “una hermana con las sandalias gastadas”.

El Santo Padre explicó que, según el Evangelio del día, María, tras recibir la anunciación, "se pone en camino para visitar a su prima Isabel". Este acto, indicó, refleja que María no consideraba un privilegio la noticia recibida del Ángel, sino que, por el contrario, “deja su casa y se pone en camino, con la prisa de quien desea anunciar a los demás esa alegría y con el afán de ponerse al servicio de su prima”. Francisco señaló que este primer viaje de María es, en realidad, una metáfora de toda su vida: “María estará siempre en camino siguiendo a Jesús, como discípula del Reino”. Su peregrinación terrena, añadió, culmina con su Asunción al Cielo, donde goza para siempre de la alegría de la vida eterna junto a su Hijo.

El Papa, citando a Carlo Carretto, miembro de la comunidad fundada por el hermano Charles de Foucauld, insistió en la idea de que no debemos imaginar a María como “una inmóvil estatua de cera”, sino como una figura cercana y humana, una “hermana… con las sandalias gastadas… y con tanto cansancio en las venas” por haber seguido fielmente a Jesús y servido a sus hermanos y hermanas a lo largo de su vida. María, dijo Francisco, “es Aquella que nos precede en el camino –¡nos precede!–, recordándonos a todos que también nuestra vida es un viaje continuo hacia la unión definitiva con el Señor”. Con esta reflexión, el Papa invitó a los fieles a rezar por este camino de fe.

Además de su mensaje espiritual, el Papa Francisco aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento urgente a favor de la paz en diversas regiones del mundo. Confió a “María, reina de la Paz” las “ansias y dolores de las poblaciones que sufren por tensiones sociales y guerras”, mencionando específicamente las situaciones en Ucrania, Oriente Medio, Palestina, Israel, Sudán y Myanmar. De manera particular, pidió un alto al fuego en Gaza, donde la violencia está impidiendo la llegada de ayuda humanitaria a la población. Francisco rogó que “no se alargue el conflicto” y que finalice esta tragedia.

El Pontífice también expresó su solidaridad con las víctimas de los incendios en Grecia, haciendo un llamamiento a la comunidad internacional para que se muestre solidaria con quienes han perdido sus hogares o sufrirán las consecuencias medioambientales de esta catástrofe.

El mensaje del Papa Francisco en esta solemnidad de la Asunción se centró en recordar el papel activo y cercano de María, al tiempo que abogó por la paz y la solidaridad en un mundo marcado por la violencia y el sufrimiento.

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