¡Hola hermana! Entiendo lo que estás pasando. Sé que puede ser muy desconcertante ver cómo alguien a quien admirabas, como Fernando Casanova, toma una decisión tan drástica como abandonar la Iglesia Católica. Sobre todo cuando, como tú, encontraste en su testimonio una guía para tu propia conversión. Pero no te preocupes, estamos aquí para caminar juntos en este proceso, y me gustaría ofrecerte algunas reflexiones que podrían ayudarte a encontrar claridad en medio de la confusión.
1. El poder del testimonio personal
Primero que nada, es importante recordar que tu conversión y tu fe no se basan en una persona, sino en Cristo y en la verdad de su Iglesia. Fernando Casanova compartió su testimonio, y eso te ayudó a ver la belleza y la verdad del catolicismo. Pero la fe católica no depende de él o de cualquier otra figura humana. La fe es un encuentro personal con Cristo, que nos invita a formar parte de su Cuerpo, la Iglesia.
Cuando uno escucha un testimonio tan poderoso como el de Casanova, es fácil conectar profundamente con su historia. Esto es algo bueno porque los testimonios personales nos inspiran, nos muestran que la gracia de Dios está viva y actuante en el mundo. Pero la fe, aunque se alimenta de estos testimonios, debe anclarse en algo más sólido: en la verdad revelada por Dios y custodiada por la Iglesia a lo largo de los siglos.
2. El desafío de la confusión y la duda
La confusión que sientes es completamente natural. Es como si un amigo te hubiera mostrado el camino a casa, pero de repente decide que ya no quiere seguir ese camino. Pero esto no significa que el camino esté equivocado. A lo largo de la historia de la Iglesia, hemos visto a muchos hombres y mujeres santos enfrentar dudas, crisis de fe, y hasta abandonos temporales. San Pedro mismo, el primer Papa, negó a Jesús tres veces (Mateo 26, 69-75), pero luego fue restaurado y se convirtió en el líder de la Iglesia.
Casanova ha decidido que la Iglesia Católica ya no es el lugar donde encuentra la verdad. Pero eso no cambia el hecho de que la Iglesia, fundada por Cristo mismo (Mateo 16,18), sigue siendo el pilar y fundamento de la verdad (1 Timoteo 3,15). La verdad es inmutable, no cambia según nuestras percepciones o crisis personales. Lo que él experimente o sienta en este momento no altera la verdad que la Iglesia ha proclamado durante dos mil años.
3. El discernimiento en la fe
Es muy importante, especialmente en momentos como este, que tomes tiempo para orar y discernir. En lugar de dejar que la confusión te arrastre, busca refugio en la oración, en los sacramentos, y en la Sagrada Escritura. Pregúntale al Señor qué quiere enseñarte en esta situación. A veces, Dios permite que atravesemos momentos de incertidumbre para profundizar en nuestra fe y arraigarnos aún más en Él.
Puedes pedirle al Espíritu Santo que te guíe y te dé sabiduría. La Biblia nos recuerda en Santiago 1,5 que si alguno de nosotros carece de sabiduría, debe pedírsela a Dios, que la da a todos con generosidad y sin reproche, y se le dará. Este es un momento para confiar en la promesa de Dios de que Él no nos abandona, incluso cuando otros puedan hacerlo.
4. El papel de la Iglesia en la interpretación de la Escritura
Uno de los puntos clave que Casanova menciona en su decisión de abandonar la Iglesia es que encuentra doctrinas que, según él, son contrarias a la Biblia. Esto puede sonar muy convincente, especialmente si venimos de un trasfondo evangélico donde la interpretación personal de la Escritura es común. Sin embargo, es fundamental recordar que la Biblia no fue escrita en un vacío; fue dada a la Iglesia, y es la Iglesia la que tiene la autoridad para interpretarla correctamente.
La Iglesia Católica no se basa solo en la Biblia, sino también en la Tradición y en el Magisterio, que es el conjunto de enseñanzas que han sido transmitidas a lo largo de los siglos. Este trípode –Escritura, Tradición y Magisterio– es lo que nos da una visión completa de la fe. De hecho, la propia Biblia fue canonizada por la Iglesia, y es a través de la autoridad de la Iglesia que sabemos qué libros pertenecen a la Escritura.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que "la tarea de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita, ha sido confiada sólo al Magisterio de la Iglesia, es decir, al Papa y a los obispos en comunión con él" (CIC 85). Esto significa que aunque podemos leer y meditar la Escritura, la interpretación final y auténtica recae en la Iglesia. Esto no es para limitarnos, sino para protegernos de errores que podrían desviarnos del camino de la verdad.
5. La perseverancia en la fe
Es posible que sientas que esta situación ha tambaleado tu fe, pero recuerda que la perseverancia es una virtud que se fortalece en las pruebas. La vida cristiana no está exenta de desafíos, y cada desafío es una oportunidad para profundizar en nuestra relación con Dios.
En momentos de crisis, es útil recordar las palabras de San Pablo en 2 Timoteo 4,7: "He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe". La fe no es un camino fácil, y habrá momentos en que seremos tentados a dejarlo todo. Pero es precisamente en esos momentos cuando debemos aferrarnos más a Cristo, quien es nuestra roca y nuestra salvación.
6. Acudir a la comunidad y a los sacramentos
No estás sola en este camino. La Iglesia es una comunidad de creyentes, y es en la comunidad donde encontramos apoyo y fortaleza. Habla con un sacerdote de confianza, comparte tus dudas con otros católicos que puedan ayudarte a discernir y a ver la situación desde otra perspectiva.
Además, los sacramentos son fuentes de gracia que nos sostienen en nuestra peregrinación. La Eucaristía, en particular, es el alimento que nos da la fuerza para seguir adelante. No subestimes el poder de la Confesión, donde podemos experimentar la misericordia de Dios y recibir su perdón y sanación.
7. Mantener la esperanza
Finalmente, te animo a mantener la esperanza. No te dejes llevar por el desánimo o la desesperanza. Jesús nos ha prometido que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28,20). La Iglesia ha atravesado muchas tormentas a lo largo de los siglos, y seguirá adelante porque está fundada en Cristo, la Roca.
Confía en que Dios tiene un plan para ti, incluso en medio de esta confusión. Puede que no entiendas todo ahora, pero si te mantienes cerca de Él, te guiará y te mostrará el camino.
8. Conclusión
En resumen, aunque la decisión de Fernando Casanova te haya desconcertado, recuerda que tu fe no depende de una persona, sino de Cristo y de la Iglesia que Él fundó. Este es un buen momento para profundizar en tu relación con Dios, para orar y discernir, y para buscar refugio en los sacramentos y en la comunidad. Mantén la esperanza y la confianza en que Dios te guiará a través de este desafío, y nunca olvides que Él siempre está contigo, incluso en los momentos de duda y confusión.
Si necesitas hablar más sobre esto o si tienes más preguntas, estoy aquí para ti. No estás sola en este camino. ¡Ánimo y adelante, que Dios te bendiga siempre!
Autor: Padre Ignacio Andrade.
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Gracias Padre por sus enseñanzas, aunque no sea el destinatario de tan hermosa e importante reflexión.
ResponderBorrarEste jueves sacerdotal, orare por usted y por todos nuestros sacerdotes.
Que Dios lo bendiga y siga iluminando lo en en el cumplimiento de su misión sacerdotal.
Siga orando por permanecer en la iglesia católica, pida por su fortaleza cristiana, la esperanza en el señor y ore ante el santisimo seguro encontrará alivio
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