¿Es bíblico tener padrino de bautismo? Un Sacerdote te lo explica


Vamos a profundizar un poco más en la Escritura para ver cómo, aunque no se mencione explícitamente la figura del padrino de bautismo, el concepto de acompañar a otros en su vida de fe y la importancia de la comunidad está muy presente en la Biblia.

El Bautismo en la Biblia

El bautismo tiene una base sólida en la Escritura, y la importancia de la comunidad en el proceso de conversión y crecimiento en la fe también está presente desde los primeros días de la Iglesia.

En el Evangelio de San Mateo, Jesús da la Gran Comisión a sus discípulos:

"Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado" (Mateo 28,19-20).

Aquí vemos que el bautismo no es solo un rito aislado; está íntimamente ligado a la enseñanza y a la vida en la comunidad cristiana. Esta es la primera pista de la necesidad de acompañamiento en la fe, algo que los padrinos ayudan a realizar.

El Papel de la Comunidad en el Bautismo

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, encontramos varios ejemplos de bautismos que se realizan en el contexto de una comunidad de fe (este concepto de "comunidad de fe" es importante para comprender el rol de los padrinos). Por ejemplo, en Hechos 2,38-41, Pedro predica en Pentecostés y muchos se convierten y son bautizados:

"Pedro les dijo: ‘Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. [...]’ Entonces, los que aceptaron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a ellos unas tres mil personas."

Este pasaje muestra cómo el bautismo estaba estrechamente relacionado con la comunidad de creyentes. Los nuevos convertidos no eran abandonados a su suerte; se integraban a la comunidad, donde se les enseñaba y se les acompañaba en su nueva vida en Cristo, y quienes les acompañaban y les instruían eran aquellos hoy damos por llamar "padrinos".

El Concepto de Padrinazgo Implícito en la Biblia

Aunque, como hemos dicho, no se menciona directamente a los "padrinos de bautismo" en la Biblia, la idea de que los nuevos creyentes necesitan apoyo y guía está implícita en muchas partes de la Escritura. Un ejemplo claro lo encontramos en la relación entre Felipe y el eunuco etíope en Hechos 8,26-39.

El eunuco estaba leyendo el libro de Isaías, pero no entendía lo que leía. Entonces Felipe, guiado por el Espíritu Santo, se acercó a él y le preguntó si entendía lo que leía. El eunuco respondió:

"¿Cómo voy a entenderlo, si nadie me lo explica?" (Hechos 8,31).

Felipe entonces se sentó con él, le explicó las Escrituras, y finalmente, el eunuco pidió ser bautizado. Aquí vemos a Felipe actuando como una especie de "padrino", ayudando a este hombre a comprender la fe y guiándolo hasta el bautismo.

Otro ejemplo significativo lo encontramos en San Pablo. Cuando Ananías fue enviado a Pablo, quien en ese momento era conocido como Saulo, encontramos una escena poderosa en Hechos 9,17-18:

"Ananías fue, entró en la casa, le impuso las manos y dijo: ‘Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.’ Al instante cayeron de sus ojos como escamas, y recobró la vista; y, levantándose, fue bautizado."

Ananías no solo fue testigo del bautismo de Pablo, sino que jugó un papel activo en su sanación y en su proceso de conversión, acompañándolo en un momento crítico de su vida. Esta figura de acompañante, que introduce y guía a alguien en la fe, es un antecedente de lo que hoy entendemos como padrino de bautismo.

La Responsabilidad de los Padrinos

El Nuevo Testamento está lleno de exhortaciones a los cristianos para que se apoyen mutuamente en su vida de fe. En la carta a los Hebreos, leemos:

"Preocupémonos los unos de los otros, para estímulo de la caridad y las buenas obras. No abandonemos nuestras asambleas, como algunos suelen hacerlo, sino más bien, animémonos unos a otros" (Hebreos 10,24-25).

Este pasaje resalta la importancia de la comunidad de fe en el crecimiento espiritual. Los padrinos de bautismo, como miembros de la comunidad de fe, son responsables de animar y guiar a sus ahijados en su caminar cristiano.

San Pablo también habla de esta responsabilidad de apoyar a otros en su vida de fe. En su carta a los Gálatas, dice:

"Hermanos, si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenlo con espíritu de mansedumbre, considerando que tú también puedes ser tentado. Lleven los unos las cargas de los otros, y así cumplirán la ley de Cristo" (Gálatas 6,1-2).

Este llamado a "llevar las cargas" de los demás se aplica perfectamente a la relación entre padrinos y ahijados. Los padrinos están llamados a estar ahí para sus ahijados, especialmente en los momentos difíciles, y a ayudarlos a mantenerse en el camino de la fe.

El Testimonio de la Tradición

Además de las Escrituras, la tradición de la Iglesia desde los primeros siglos ha respaldado la importancia de los padrinos. San Agustín, en sus escritos, menciona el papel de los padrinos en la preparación de los catecúmenos para el bautismo, destacando la importancia de que sean personas de fe sólida, capaces de guiar y acompañar a los nuevos cristianos.

El Concilio de Trento, en respuesta a la Reforma, reafirmó la importancia de los padrinos, subrayando que deben ser personas que puedan proporcionar apoyo espiritual y que sean verdaderos modelos de vida cristiana.

Reflexión Final

Así que, volviendo a la pregunta original: ¿es bíblico tener padrinos de bautismo? Aunque la Biblia no menciona explícitamente la figura del padrino de bautismo, el concepto de acompañar, guiar y apoyar a otros en su camino de fe está profundamente arraigado en las Escrituras. Vemos este acompañamiento desde los primeros días de la Iglesia, y la tradición ha tomado este principio y lo ha formalizado en la figura del padrino.

El rol del padrino no es solo una tradición cultural o un gesto simbólico, sino una parte integral del proceso de iniciación cristiana. Es una vocación dentro de la Iglesia, una llamada a ser un verdadero testigo de Cristo y a guiar a otros en su camino hacia Dios. Como hemos visto en las Escrituras, la fe no es un viaje solitario, sino uno que hacemos en comunidad, apoyándonos unos a otros, y los padrinos juegan un papel crucial en este acompañamiento.

Ser padrino es una responsabilidad hermosa y sagrada. Si te han pedido ser padrino o madrina, tómalo con seriedad y alegría, sabiendo que estás llamado a ser un faro de luz en la vida de tu ahijado, guiándolo hacia Cristo, con amor, paciencia y fe. ¡Que Dios te bendiga en esta misión tan especial!

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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