En Argentina, la reciente expulsión del sacerdote Javier Olivera Ravasi de la diócesis de Zárate ha desencadenado una ola de apoyo por parte de grupos católicos tradicionalistas que se identifican con regímenes de derecha como el gobierno militar de Argentina en la década de los años 70 del siglo pasado. Estos grupos, al defender a Ravasi, han criticado a los obispos del país sudamericano, insistiendo en que las acciones del sacerdote, incluidas sus visitas a militares presos acusados de crímenes de lesa humanidad, como los de desaparecer o asesinar a opositores a la dictadura militar de los 70, deben ser vistas como actos de "misericordia cristiana".
Ravasi, conocido por su independencia dentro de la Iglesia argentina, ha sido sancionado tras ser acusado de intentar justificar crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura argentina. Ante estas acusaciones, la Iglesia argentina, a través de la Conferencia Episcopal y el obispado de Zárate, decidió actuar con firmeza, expulsándolo de la diócesis. Sin embargo, los grupos tradicionalistas no han tardado en manifestar su descontento, enviando cartas a los obispos en las que defienden las visitas de Ravasi a los presos.
En una de estas cartas, los defensores de Ravasi argumentan que la visita a los presos es una "obra de misericordia corporal" que debería ser defendida por la Iglesia. Señalan que "la historia ha sido manipulada y parcializada", y que aquellos que actuaron "contra la subversión" merecen comprensión y respeto, no condena. Estas opiniones, no obstante, han sido recibidas con escepticismo y preocupación por parte de la jerarquía eclesiástica.
La respuesta de los obispos argentinos no se hizo esperar, contando con el "aval explícito" del Papa Francisco. En su comunicado, los obispos subrayaron: “Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales, según enseña el catecismo de la Iglesia Católica (2447). Los cristianos estamos llamados a practicarlas cotidianamente. Una de las obras de misericordia corporales es la de ‘visitar a los presos’, que se entiende como un acto de compasión y humanidad hacia quienes están privados de su libertad”.
Además, enfatizaron el propósito y los límites de la pastoral carcelaria, afirmando que “la pastoral carcelaria es un ministerio con un servicio específico de la Iglesia cuya misión se enfoca en acompañar, apoyar y evangelizar a las personas privadas de libertad, así como a sus familias y a los funcionarios que trabajan en los centros penitenciarios. Esta misión se basa en el mandato evangélico de Jesús, expresado en el Evangelio de Mateo (26,36), donde Él dice: ‘Estuve en la cárcel y me visitaste’. Esta acción pastoral refleja el compromiso de la Iglesia con la dignidad humana y la promoción de la justicia y la misericordia”.
La Iglesia fue aún más clara en su postura sobre la utilización de la obra de misericordia de visitar a los presos en contextos como el de Ravasi, señalando que “esta obra de misericordia no justifica ni convalida nunca el delito cometido y que ha significado un daño a la sociedad. La misericordia y la Justicia no son excluyentes; pueden y deben coexistir en la práctica cristiana. Un cristiano no puede visitar un penal para convalidar los delitos ni utilizar la visita a los presos para validar los mismos”.
Este incidente ha puesto de relieve las tensiones dentro de la Iglesia argentina entre sectores tradicionalistas y la jerarquía eclesiástica, especialmente en un contexto donde el legado de la dictadura sigue siendo un tema delicado y controvertido. Mientras los defensores de Ravasi insisten en que sus acciones están en línea con la doctrina católica, la Iglesia ha reafirmado su compromiso con la justicia, la misericordia y la verdad histórica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario