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¿Qué debe hacer un católico cuando está viendo una película o serie y aparece una escena erótica?


Cuando estás viendo una película o serie y de repente aparece una escena de sexo, es natural que te preguntes qué debes hacer como católico. ¿Te tapas los ojos? ¿Le adelantas? ¿Apagas la tele? Estas preguntas son comunes, y quiero ayudarte a reflexionar sobre cómo manejar estas situaciones de una manera que honre tu fe y tu compromiso con los valores cristianos.

Ahora, en el mundo en que vivimos, las escenas de sexo en películas y series se han vuelto algo muy común. Ya parece imposible poner algo en Netflix y que no aparezca una escena sexual completamente innecesaria y forzada, sin la cual nada cambiaría en la historia, pero que aún así se empeñan en incluir. Lo peor es que muchas veces estas escenas son protagonizadas por personajes que en la historia son novios (fornicación) o tienen otras parejas (infidelidad). Esto puede llevar a algunos a confundirse, a pensar que esas representaciones son normales y aceptables, cuando en realidad distorsionan la visión cristiana de la sexualidad.

La Iglesia enseña que las expresiones de amor sexual deben ser reservadas para el matrimonio, donde se unen el amor y la procreación. Fuera de este contexto, la sexualidad puede fácilmente perder su significado profundo y convertirse en algo trivial o incluso destructivo.

Aquí es donde entra en juego la castidad. La castidad es una virtud fundamental en la vida cristiana, porque nos ayuda a vivir la sexualidad de manera ordenada, respetando su dignidad y significado. La castidad no es simplemente abstenerse de relaciones sexuales fuera del matrimonio; es una actitud del corazón que busca integrar la sexualidad en la persona de manera coherente con su vocación, ya sea en el matrimonio, la vida consagrada o el celibato. El Catecismo describe la castidad como "la integración lograda de la sexualidad en la persona, y con ello la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual" (CIC 2337).

Entonces, ¿qué deberías hacer cuando te encuentras con una escena de sexo en una película o serie?

Primero, es importante reconocer que todos somos vulnerables a las tentaciones y que es prudente evitar situaciones que puedan llevarnos a pensamientos o actitudes que nos alejan de Dios. San Pablo nos advierte: "Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo; pero el que fornica peca contra su propio cuerpo" (1 Corintios 6,18). Aunque no estemos hablando directamente de la fornicación al ver una escena, este consejo nos recuerda que debemos alejarnos de aquello que podría ponernos en peligro espiritual.

Aquí te doy algunas opciones:

  1. Adelantar la escena: Si estás viendo una película o serie y aparece una escena de sexo, una opción práctica es simplemente adelantarla. Hoy en día es fácil hacer esto, y es una forma de evitar algo que puede afectar tu alma.

  2. Taparte los ojos o desviar la mirada: Otra opción es simplemente taparte los ojos o mirar hacia otro lado hasta que la escena termine. Puede ser incómodo, especialmente si estás con otras personas, pero es una manera sencilla de protegerte.

  3. Apagar la película o cambiar de canal: Si encuentras que una película o serie tiene demasiadas escenas inapropiadas, tal vez sea mejor dejar de verla por completo. Hay tantas opciones de entretenimiento disponibles que no vale la pena llenar nuestra mente con contenido que no edifica.

  4. Ser selectivo con lo que ves: La mejor estrategia es ser cuidadoso desde el principio. Escoge películas y series que sean edificantes, que no pongan en riesgo tu compromiso con la castidad. Hay aun mucho contenido valioso y entretenido que respeta los valores cristianos (aunque cada vez sea más difícil encontrarlo).

Reflexiona sobre la intención y el impacto

Es esencial reflexionar sobre nuestras intenciones al ver una película o serie. ¿Qué estamos buscando? ¿Entretenimiento sano o estamos permitiendo que el contenido nos lleve a un enfoque más laxo respecto a la moral cristiana? San Pablo nos recuerda: "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica" (1 Corintios 10,23). No todo lo que está disponible es bueno para nuestra alma. Debemos ser discernidores y elegir aquello que nos ayuda a crecer en santidad.

La castidad también nos llama a una pureza de corazón. Jesús dijo: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5,8). La pureza de corazón no es solo abstenerse de actos impuros; es un estado interior que busca siempre lo que es bueno, verdadero y bello. Al evitar escenas que no respetan la dignidad de la sexualidad, estamos protegiendo nuestra pureza y cultivando un corazón más limpio.

El valor del pudor

La castidad también se relaciona con el pudor, que es el respeto por nuestra propia dignidad y la de los demás. El Catecismo nos enseña que el pudor "protege la intimidad de la persona" (CIC 2521). Este pudor nos ayuda a mantener la castidad, porque nos lleva a evitar situaciones que podrían desvirtuar la sexualidad. El pudor no es solo un acto externo, como taparse los ojos, sino también una actitud interior de respeto y reverencia.

La influencia del contenido que consumimos

Lo que vemos y escuchamos tiene un impacto en nosotros. La cultura popular a menudo glorifica actitudes y comportamientos que son contrarios a la castidad. Jesús nos advierte: "La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas" (Mateo 6,22-23). Si llenamos nuestra mente con imágenes y escenas que no son castas, esto afectará nuestra vida espiritual.

Un llamado a la santidad

Al final, estamos llamados a la santidad en todas las áreas de nuestra vida, incluso en nuestras decisiones sobre entretenimiento. Ser "luz del mundo" y "sal de la tierra" (Mateo 5,13-14) significa que nuestras decisiones reflejan nuestro amor por Dios y nuestro deseo de ser santos. No te sientas mal si alguna vez has visto algo que no debías. Lo importante es que ahora, con una mayor conciencia, puedes tomar decisiones que te ayuden a vivir más plenamente tu fe.

La próxima vez que te encuentres en esta situación, recuerda que tienes el poder de elegir lo que es mejor para tu alma. Al hacerlo, estarás cultivando la virtud de la castidad, protegiendo tu corazón, y acercándote más a la santidad que Dios te llama a vivir. ¡Ánimo, que estás en el buen camino!

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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