El ex arzobispo italiano Carlo Maria Viganò, conocido por su feroz oposición al papa Francisco, ha vuelto a ser el centro de la controversia al realizar una serie de acusaciones muy graves y temerarias contra el Vicario de Cristo durante una entrevista concedida al diario italiano Il Messaggero. A pesar de haber sido excomulgado oficialmente el pasado 5 de julio por su rechazo al Concilio Vaticano II y por negar la legitimidad del pontífice, el cismático Viganò sigue siendo una figura destacada en los círculos "tradicionalistas" más críticos hacia la dirección actual de la Iglesia católica.
En la entrevista, Viganò afirmó: “Temo por mi vida. Bergoglio quiere deshacerse de aquellos que saben demasiadas cosas y no son manejables”. Esta grave declaración se suma a una larga lista de acusaciones que ya rayan en la paranoia por parte del ex nuncio en Estados Unidos contra el papa, a quien ha calificado en repetidas ocasiones de "hereje" y ha pedido públicamente su renuncia.
Además, Viganò sugirió que la muerte del cardenal George Pell no fue accidental, sino que podría haber sido un asesinato orquestado en el Vaticano. “No quiero tener el final del cardenal Pell”, comentó, haciendo alusión a las teorías que circulan en algunos sectores de que el cardenal australiano, quien falleció poco después del sepelio de Benedicto XVI, no murió de causas naturales.
Viganò también se refirió al fallecimiento de su predecesor como nuncio en Washington, Pietro Sambi, insinuando que su muerte pudo estar vinculada a su enfrentamiento con el entonces cardenal Theodore McCarrick, un clérigo estadounidense condenado por múltiples casos de abuso. Según el ex nuncio, Sambi “también se enfrentó enérgicamente al entonces cardenal McCarrick”, y falleció en “circunstancias que nunca fueron esclarecidas, tras una operación banal. El certificado de defunción emitido ante la nunciatura no explicaba las causas de la muerte y nunca se realizó una autopsia”.
En cuanto a su propia excomunión, Viganò la calificó como “claramente inválida”, asegurando que con ella “quisieron condenarme de alguna manera a muerte, pero la verdad no se puede matar”.
Las acusaciones de Viganò continúan alimentando la polémica en torno a su figura y a la administración de la Iglesia bajo el papa Francisco, con declaraciones que, sin duda, seguirán resonando en los sectores más críticos al papado actual.
El problema es que Bergoglio, cada día, socava las bases espirituales de la iglesia y anda repartiendo excomuniones a diestra y siniestra, con todo aquel que se opone a sus desafueros. Típico de cualquier dictadorzuelo. Al fin y al cabo, comunista, peronista y terroristas. Vieron, como dio visto bueno a al dictadora de Maduro, enviando la semana pasada un nuevo Nuncio Apostólico
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