¿Por qué hay apariciones de Jesús o de la Virgen que la Iglesia no aprueba?


Las apariciones de Jesús o de la Virgen María han fascinado a los fieles católicos a lo largo de la historia. Desde Fátima hasta Lourdes, muchas de estas experiencias han sido reconocidas oficialmente por la Iglesia, despertando fervor y devoción entre millones de creyentes. Sin embargo, no todas las presuntas apariciones reciben la misma aprobación. Algunos eventos, a pesar de generar un gran interés, son desestimados por la jerarquía eclesiástica o nunca reciben el sello de autenticidad que muchos devotos ansían. Entonces, ¿por qué algunas apariciones son aprobadas y otras no?

El Proceso de Verificación: Fe y Razonamiento

La Iglesia Católica adopta un enfoque riguroso y meticuloso cuando se trata de aprobar o rechazar una aparición. Este proceso implica varios niveles de investigación, que pueden extenderse por años o incluso décadas. La prudencia es una de las características principales en el proceso de discernimiento, ya que se trata de un tema delicado que podría afectar la fe de miles de personas.

Para comenzar, cuando se informa de una supuesta aparición, el obispo local es quien tiene la responsabilidad inicial de investigar. Si la aparición genera un gran impacto entre los fieles, el obispo suele formar una comisión de expertos en teología, espiritualidad y ciencias, incluidos médicos y psicólogos, para estudiar el caso con objetividad. Uno de los primeros elementos que se analiza es la vida del vidente o de la persona que afirma haber tenido la visión. Es crucial que esta persona sea considerada como alguien de vida moralmente irreprochable, fiel a las enseñanzas de la Iglesia, y que no muestre señales de inestabilidad mental o emocional.

En palabras de la Iglesia, "las apariciones que no concuerdan con las enseñanzas de la fe católica, que presentan mensajes confusos o contradictorios, o que promueven prácticas contrarias a la doctrina, no son aprobadas". Este criterio es esencial porque la Iglesia tiene la responsabilidad de guiar a los fieles y evitar confusiones o desviaciones de la verdad revelada. No se trata solo de un fenómeno sobrenatural, sino de un mensaje que debe estar alineado con el depósito de la fe.

La Importancia de los Frutos Espirituales

Uno de los factores más importantes en la evaluación de una aparición es observar los frutos espirituales que genera. Según el Evangelio, "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,16). Esto significa que si la aparición lleva a un incremento en la devoción, en la conversión de corazones, en la práctica de las virtudes y en una mayor comunión con la Iglesia, puede considerarse una señal positiva de autenticidad.

Sin embargo, no basta con observar estos frutos de manera inmediata. La Iglesia se toma su tiempo para ver si estos cambios son duraderos y si no se desvían hacia formas de fanatismo o superstición. En ocasiones, grupos de devotos se organizan en torno a una aparición no aprobada, lo que puede llevar a movimientos sectarios o disidentes dentro de la misma comunidad católica. "La Iglesia está llamada a custodiar la fe y a discernir cuidadosamente cualquier manifestación que pueda alterar la pureza de la doctrina", por lo que cualquier signo de desunión o rebelión suele ser un indicio de que la aparición no procede de fuentes divinas.

El Peligro de las Falsas Apariciones

La historia de la Iglesia también está marcada por casos de falsas apariciones que han llevado a la confusión o incluso al cisma. Es por esto que el proceso de aprobación no solo es riguroso, sino necesario. En muchos casos, personas con intenciones maliciosas o buscando fama han afirmado recibir mensajes celestiales, utilizando estas supuestas revelaciones para promover sus propias agendas.

Un ejemplo destacado es el de las falsas apariciones en Necedah, Wisconsin, donde una mujer llamada Mary Ann Van Hoof afirmó haber recibido mensajes de la Virgen María. Aunque inicialmente algunas personas se sintieron atraídas por sus visiones, la Iglesia, tras una cuidadosa investigación, determinó que no había fundamentos suficientes para declarar estas apariciones como auténticas. A pesar de ello, un grupo de seguidores formó su propia comunidad y continuó promoviendo las revelaciones de Van Hoof, lo que llevó a la confusión y a la división dentro de la comunidad católica local.

Es por eso que, en palabras de un teólogo, "la Iglesia, en su prudencia, debe siempre proteger a los fieles de ser llevados por el camino del error, del engaño o de la superstición". Este principio guía la postura oficial de la Iglesia frente a las apariciones, tanto aquellas que son aprobadas como las que no.

El Papel de la Ciencia y la Teología

Otro aspecto fundamental del proceso de discernimiento es la investigación científica. En muchos casos, especialmente cuando las apariciones vienen acompañadas de fenómenos sobrenaturales, como la curación milagrosa o los estigmas, se requiere una evaluación médica exhaustiva. La Iglesia recurre a expertos en diversas disciplinas para que ofrezcan una visión imparcial y objetiva sobre lo que está ocurriendo.

En Lourdes, por ejemplo, miles de personas afirman haber recibido curaciones milagrosas tras su visita al santuario. La Iglesia ha reconocido un número muy limitado de estas curaciones como milagros auténticos, basándose en pruebas científicas y en la imposibilidad de explicar ciertos casos a través de la medicina tradicional. Estos milagros verificados son parte importante del proceso que la Iglesia sigue para declarar una aparición como digna de fe.

Además de la ciencia, la teología juega un papel crucial. El contenido del mensaje transmitido por la aparición debe ser estudiado minuciosamente. "Si una aparición transmite un mensaje que contradice lo que enseña la Iglesia o que parece añadir nuevas revelaciones que no están en consonancia con la Sagrada Escritura o la Tradición, la Iglesia no puede aprobarla", afirma un experto en teología. Esto refuerza la idea de que cualquier experiencia sobrenatural debe estar en perfecta armonía con las enseñanzas de la Iglesia.

¿Por qué la Iglesia No Aprueba Ciertas Apariciones?

Entonces, ¿por qué algunas apariciones, que pueden parecer genuinas para los fieles, no son aprobadas? La respuesta radica en el equilibrio que la Iglesia busca entre fe y razón. No basta con que un grupo de personas crea fervientemente en una aparición; debe haber una base sólida de evidencia tanto espiritual como científica que respalde su autenticidad.

Además, la prudencia de la Iglesia no significa que niegue la posibilidad de apariciones privadas. De hecho, "la Iglesia reconoce que Dios puede intervenir de manera extraordinaria en la vida de los fieles, pero siempre bajo el marco de la revelación ya dada y en armonía con las enseñanzas de la fe". Esto subraya que, aunque las apariciones no sean aprobadas oficialmente, no significa que sean rechazadas de manera categórica, sino que simplemente no cumplen con los criterios establecidos para ser reconocidas formalmente por la institución eclesiástica.

En resumen, la aprobación de una aparición es un proceso largo y cauteloso, donde la Iglesia busca proteger a los fieles de posibles errores y engaños. No se trata de negar la experiencia espiritual de las personas, sino de garantizar que todo lo que se presenta como sobrenatural esté en línea con la fe católica. Así, mientras algunas apariciones son celebradas y veneradas, otras quedan en el silencio y la prudencia de la Iglesia.

Autor: Padre Ignacio Andrade

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