EL PURGATORIO: UN CAMINO DE AMOR Y MISERICORDIA


Ya hay que sacarnos de la cabeza la idea del Purgatorio como un lugar de castigo y tormento. Dios es un Dios de amor, y el Purgatorio es un lugar de Amor y Misericordia, donde se te purifica para poder entrar al Cielo. Claro, la purificación, como toda purificación, puede implicar dolores, pero el fin del Purgatorio es el Amor de Cristo. Es el último acto de la gracia divina, donde el alma se limpia de toda imperfección antes de gozar plenamente de la presencia de Dios. No es un sufrimiento sin sentido, sino un paso necesario para la felicidad eterna. Allí, las almas esperan con ansia el abrazo definitivo del Padre, sabiendo que su destino es el Cielo. ¡El Purgatorio es esperanza, no condena!

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