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Un sacerdote jesuita pide que existan curas casados y afirma: "En la Última Cena, Jesús dijo: Haced esto en memoria mía'. Él no dijo: 'Sed célibes'"



El coro de voces que en los últimos tiempos se han alzado a favor de la ordenación de hombres casados en la Iglesia Católica ha ganado un nuevo miembro destacado: el influyente jesuita Thomas Reese, reconocido exeditor de la revista America. En un artículo de opinión para el Religion News Service, Reese resalta un punto crucial: "En la Última Cena, Jesús dijo: 'Haced esto en memoria mía'. Él no dijo: 'Sed célibes'".

El artículo de Reese se suma a otras declaraciones notables de líderes religiosos como el cardenal Sako y el arzobispo Scicluna, quienes también han abogado por la ordenación de hombres casados. Desde las coordenadas geográficas de los Estados Unidos, Reese añade su voz a un debate que ha cobrado fuerza en diversos rincones del mundo católico.

"Sin la Eucaristía, parece obvio, no hay Iglesia católica", comienza Reese su reflexión. "Pero según la teología católica, no podemos tener la Eucaristía sin sacerdotes", añade, señalando un problema persistente en muchas partes del mundo: la escasez de sacerdotes para celebrar la Eucaristía. Esta carencia, como lamenta Reese, no ha hecho más que empeorar con el tiempo, sin que se aborden soluciones efectivas.

Mirando hacia atrás, Reese reconoce que la jerarquía católica "simplemente ha ignorado durante décadas la solución obvia a este problema". Bajo los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, "se prohibió la discusión sobre sacerdotes casados", y ni siquiera el papa Francisco, a pesar de expresar su respeto por el clero casado en las iglesias católicas orientales, respondió positivamente cuando los obispos reunidos en el Sínodo para la Región Pan-Amazónica votaron a favor de permitir que los diáconos casados se convirtieran en sacerdotes.

Recordando que en la primera fase del Sínodo sobre la sinodalidad este tema "apenas se mencionó", el jesuita insta a escuchar a los sociólogos, quienes advierten sobre las causas del dramático descenso de las vocaciones sacerdotales y la alarmante edad media de los sacerdotes restantes.

"Quienes señalan el continuo aumento de vocaciones en África y Asia necesitan escuchar a los sociólogos", afirma Reese con contundencia. "Ya hay menos vocaciones en las zonas urbanas de la India, donde las familias tienen menos hijos y hay más oportunidades de educación disponibles. África y Asia no son el futuro de la Iglesia. Simplemente tardan más en ponerse al día con la modernidad", añade, refutando la idea del granero de vocaciones en esos continentes para el cristianismo del futuro.

Con todo, reconoce Reese que todavía hay muchos católicos que están dispuestos a asumir esta vocación, "pero la jerarquía dice que no porque quienes se sienten llamados son casados, homosexuales o mujeres". Y aquí introduce otras elemento: "Una encuesta realizada en 2006 por Dean Hoge encontró que casi la mitad de los jóvenes involucrados en la pastoral universitaria católica habían 'considerado seriamente' el ministerio como sacerdotes, pero la mayoría también quiere casarse y formar una familia".

Ante este panorama, Reese aboga por abrir el debate sobre la ordenación sacerdotal de hombres casados. Reconoce que esto no resolverá todos los problemas de la Iglesia, como se puede observar en las Iglesias protestantes, y que permitir que los sacerdotes se casen no garantiza automáticamente su felicidad. Sin embargo, para Reese, la cuestión fundamental para la Iglesia católica es si va a poder celebrar la Eucaristía o no. En palabras de Jesús en la Última Cena: "Haced esto en memoria mía".

Marko Rupnik ya no es más sacerdote jesuita: ni siquiera le interesó apelar su recurso de expulsión por abusar de mujeres


El delegado para las Casas y Obras Romanas Internacionales de la Compañía de Jesús lamenta la “incapacidad” del ex religioso “para hacer frente a la voz de tantas personas que se sintieron heridas, ofendidas y humilladas por su comportamiento”

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Marko Rupnik, quien en el último año ha sumado las denuncias por abusos de 24 mujeres, “ya no es religioso jesuita”. Así lo ha confirmado en una carta abierta, recogida por Vatican News, el delegado para las Casas y Obras Romanas Internacionales de la Compañía de Jesús, Johan Verschueren, quien da por concluido el proceso de expulsión después de que hayan pasado los 30 días previstos para que “pudiera apelar” contra el decreto de renuncia a la Compañía de Jesús firmado por el Padre General que le fue entregado el pasado 14 de junio.

“Rupnik había presentado su solicitud para que se le permitiera abandonar la Compañía ya en enero de 2023”, sin embargo, tal como explica Verschueren, esta “solicitud nunca representó en modo alguno un ‘derecho’ para él”, ya que los votos emitidos en la Compañía de Jesús “le vinculaban a un compromiso de obediencia de por vida y no existe ninguna obligación por parte de la Congregación religiosa de conceder tal solicitud”. Por este motivo, “la Compañía no quiso aceptar esta petición suya”, ya que esta estaba impulsada “por el deseo de atarle a sus responsabilidades ante tantas acusaciones, invitándole a emprender un camino de verdad y de confrontación con el mal denunciado por tantas personas que se han sentido heridas”.

Por otro lado, Verschueren, que también fue superior mayor de Rupnik, lamenta la “incapacidad” de este a la hora de “hacer frente a la voz de tantas personas que se sintieron heridas, ofendidas y humilladas por su comportamiento y conducta hacia ellas”. Sin embargo, considera que lo ocurrido “no excluye el bien que hizo, y el fruto espiritual del que fue vehículo para tantos y tantos otros en la Iglesia”.

Proceso canónico

Sobre la posibilidad de proceder “a un juicio canónico”, Verschueren señala “que esto no es en sí competencia de la Compañía de Jesús, sino de la Santa Sede”.”Siempre he deseado como Superior Mayor, en las diferentes circunstancias de estos largos y complejos acontecimientos, poder iniciar un proceso que pudiera garantizar la averiguación judicial de los hechos, el derecho a la defensa y las consiguientes penas sancionadoras (o la posible absolución)”, continúa el jesuita, “pero diversas razones, entre ellas los límites actuales de la normativa relativa a situaciones similares, no lo han permitido”.

Por último, Verschueren afirma que “es firme voluntad de la Compañía de Jesús distanciarse también jurídicamente del Centro Aletti”, el cual, durante muchos años, fue el ‘taller’ artístico de Rupnik. Además, pretenden abandonar “formalmente la Asociación Pública de Fieles que lleva el mismo nombre y buscando la mejor manera de rescindir las relaciones de colaboración con el Centro”.

“A todos los que, de cualquier modo, se han sentido y se sienten heridos y lastimados por este que fue hermano nuestro”, concluye Verschueren, “les aseguro mi plena solidaridad y apertura para encontrar en el futuro las mejores vías de reflexión para encontrar la paz y la reconciliación interior a través de caminos que podamos estudiar juntos”.

Fuente: vidanuevadigital.com

La rebeldía de una mujer que está cerca de convertirse en la primera santa argentina: Mama Antula



En una época donde las mujeres estaban silenciadas dentro de una estructura jerárquica y patriarcal, nace en Santiago del Estero María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula. Se resistió a los mandatos culturales y sociales de mediados del siglo XVIII. Fue una mujer disruptiva, rebelde, que desafió a los poderes máximos: la Corona española y a la Iglesia católica. La misión que abrazó hasta la muerte fue continuar con los ejercicios ignacianos tras la expulsión de los jesuitas de América.

“Está muy cercano el tiempo que pueda ser santa”, aseguró el papa Francisco el 7 de marzo pasado. Jorge Bergoglio, desde que era arzobispo en Buenos Aires, tuvo una particular admiración por Mama Antula y siempre repite “Esta mujer vale oro”.

Mama Antula nació en el seno de una familia de encomenderos de Santiago del Estero en 1730 y se había criado con ventajas propias de su clase, honores y la mejor educación. Pero a contramano de todo lo recibido desde la cuna, a los 15 años tomó una decisión que la marcaría para siempre: vivir como laica en el beaterio de los jesuitas para ayudar a los más necesitados y olvidados. Rechazó por completo los estereotipos femeninos de la época: casarse o ingresar a un convento. Abandonó su apellido familiar y tomó el nombre de María Antonia de San José y también renunció a toda su riqueza. Además, se vio atraída por el mundo intelectual que le ofrecía la Compañía de Jesús.

Con los jesuitas, María Antonia aprendió a organizar el máximo tesoro de la Compañía: los ejercicios espirituales. Pero el 9 de agosto de 1767 Carlos III decidió disolver mediante un decreto la imponente obra jesuítica y posteriormente el papa Clemente XIV suprimiría la orden. A partir de entonces, todo lo relacionado con los jesuitas estaba prohibido. La gente sufría por el vacío espiritual y social que había dejado la ausencia de la Compañía.

Mama Antula, a sus 38 años, considerada vieja para la época, decidió volver con los ejercicios ignacianos a pesar de la tajante restricción. Estaba decidida a hacer flamear la bandera censurada de San Ignacio a lo largo y lo ancho del actual territorio argentino. El primer paso era conseguir el permiso de las autoridades religiosas y civiles y lo que resultaba casi imposible era que aceptaran ese proyecto contrario a la ley. A pesar de todo esto consiguió la complicidad y autorización del obispo Moscoso y Peralta que le daba amplios permisos para toda la gobernación del Tucumán, que abarcaba varias provincias norteñas.

Su preocupación era encontrar una casa para tanta gente, un predicador cómplice, y una abundante limosna para solventar el sustento de todos los ejercitantes durante diez días. Además, la inquietaba que la gente pensara que no estaba en sus cabales, que su idea era excéntrica, que ni siquiera era monja.

Juntos virreyes y esclavos

Mama Antula, para llevar a cabo su proyecto, se rodeó de otras mujeres que espontáneamente empezaron a seguirla cautivadas por su carisma. Reabrió la primera casa de ejercicios en su tierra natal, Santiago del Estero. En su casa participaban todas las clases sociales desde los virreyes hasta los esclavos, todos compartían el mismo espacio y comían la misma comida. Las grandes señoras servían a las campesinas, algo impensado para aquel tiempo donde las clases no se mezclaban y hasta caminaban por diferentes veredas. Este logro de Mama Antula la convirtió en la precursora de los derechos humanos en la Argentina.

El éxito de los ejercicios la motivó a seguir por Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Córdoba, donde se quedó más de dos años. En Córdoba retomó el contacto vía carta con los jesuitas exiliados en los territorios vaticanos. Esas epístolas y las subsiguientes permitieron reconstruir la obra y vida de Mama Antula y además la posicionan como la primera escritora rioplatense.

Al llegar a Buenos Aires contaba con cuatro mil kilómetros caminados. La bienvenida fue muy hostil. Llegó cargando la cruz y arrastrando un carrito desbaratado. Sus ojos azules se destacaban dentro de la capa oscura jesuita, deshilachada, llena de espinas, además tenía los pies descalzos y ultrajados. Su aspecto generó el rechazo inmediato de todos los porteños. La acompañaba un grupo de mujeres también harapientas.

Apenas ingresó a la capital porteña, un grupo de muchachos empezó a burlarse de ellas, a gritarles, hasta tirarles piedras y barro, y consiguieron herirlas. Mama Antula y las otras mujeres se refugiaron en la pequeña iglesia de la Piedad, ubicada en el actual barrio de Congreso, donde hoy descansan sus restos mortales, como fue su voluntad.

Tras meses de espera consiguió los permisos del virrey Vértiz y del obispo Malvar y Pinto para abrir casas de Ejercicios. Su convocatoria fue tan masiva que hasta el teatro tuvo que cerrar por falta de público. En 1788, María Antonia había recibido en sus ejercicios a setenta mil personas entre los que se incluyeron muchos hombres del Primer Gobierno Patrio como Cornelio Saavedra, Manuel Alberti, Mariano Moreno.

Su propia casa de Ejercicios

En 1795 inauguró su propia casa de Ejercicios, “La Santa Casa de Ejercicios”, ubicada en Independencia 1190 en el barrio de Constitución, el edificio colonial más antiguo de la Ciudad.

Mama Antula tenía dones extraordinarios que quedaron registrados en la “Positio”, el documento vaticano que recopila toda la información sobre su causa de beatificación y canonización. Testimonios cuentan que Mama Antula, en varias de sus casas de ejercicios, multiplicaba la comida ante la falta de alimentos. Se bilocaba, es decir aparecía en dos lugares al mismo tiempo, tenía visiones del futuro, mutaba las sustancias, entre otros dones especiales que demostró en reiteradas oportunidades hasta que falleció el 7 de marzo de 1799.

Ya en vida Mama Antula tenía fama de santidad. Por eso, en 1905 se inició su causa de canonización, la primera en Argentina. El 27 de agosto de 2016 fue beatificada en Santiago del Estero tras el reconocimiento de un milagro que realizó post mortem. Se trató de la curación inexplicable en 1904 de María Rosa Vanina, una religiosa de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, que fue decepcionada por los médicos tras contraer una sepsis generalizada, en un tiempo en el que no existía la penicilina, invocando la intercesión de Mama Antula después de pocos días se curó.

Actualmente, Mama Antula sigue esperando ser declarada santa, una vez que sea comprobado un segundo milagro. De ser así se convertirá en la primera santa mujer de la República Argentina, y las recientes palabras del papa Francisco son muy esperanzadoras.

* Las autoras de las biografías: Mama Antula, la fede di una donna indomita (Libreria Editrice Vaticana, 2020). Mama Antula, la Mujer más rebelde de su tiempo. (Planeta 2019). Descalza. Mama Antula la mujer que desafió los poderes máximos. (Ed. Santa Maria, 2017).

Autoras: Nunzia Locatelli y Cintia Suárez
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Fuente: https://www.religiondigital.org/

Superior general jesuita: Satanás es una 'realidad simbólica'



El superior general de la Compañía de Jesús dijo que el diablo es un símbolo, no una persona.

El diablo, “existe como la personificación del mal en diferentes estructuras, pero no en las personas, porque no es una persona, es una forma de hacer el mal. No es una persona como una persona humana. Es una forma de ser del mal presente en la vida humana", el P. Arturo Sosa, SJ, dijo el miércoles en una entrevista con la revista italiana Tempi.

“El bien y el mal están en una guerra permanente en la conciencia humana y tenemos formas de señalarlos. Reconocemos a Dios como bueno, plenamente bueno. Los símbolos son parte de la realidad, y el diablo existe como una realidad simbólica, no como una realidad personal”, agregó.

Los comentarios de Sosa se produjeron después de participar en un panel de discusión en una reunión católica en Rimini, Italia, organizada por el movimiento eclesial Comunión y Liberación.

El Catecismo de los Católicos enseña que "Satanás fue al principio un ángel bueno, hecho por Dios: 'El diablo y los demás demonios fueron creados naturalmente buenos por Dios, pero se convirtieron en malos por su propia acción'".

Los ángeles, dice el Catecismo, son "seres espirituales, incorpóreos".

“Son criaturas personales e inmortales”, añade, que “tienen inteligencia y voluntad”.

Sosa, de 74 años, fue elegido superior general de los jesuitas en 2016. Venezolano, tiene una licenciatura pontificia en filosofía y un doctorado en ciencias políticas. Se desempeñó como superior provincial jesuita en Venezuela de 1996 a 2004, y en 2014 comenzó a desempeñar un papel administrativo en la curia general de los jesuitas en Roma.

Sosa ha ofrecido comentarios controvertidos sobre Satanás en el pasado. En 2017, le dijo a El Mundo que "hemos formado figuras simbólicas como el Diablo para expresar el mal".

Después de que su comentario de 2017 generara controversia, un portavoz de Sosa le dijo al Catholic Herald que "como todos los católicos, el padre Sosa profesa y enseña lo que la Iglesia profesa y enseña. No tiene un conjunto de creencias separadas de lo que está contenido en la doctrina de la Iglesia Católica."

“No te lleves los cuerpos”, pidió sacerdote sobreviviente a sicario que mató a los dos jesuitas




Después de matar a dos jesuitas en Chihuahua, el homicida se quedó platicando durante una hora con un tercer sacerdote.

Después de matar a los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, y a un tercer hombre al interior de la parroquia de Cerocahui, en Chihuahua, el homicida se quedó dialogando durante una hora con el sacerdote Jesús Reyes, quien atestiguó los crímenes.

“Él (padre Jesús Reyes) estaba en medio de los otros dos sacerdotes, cuando de repente el delincuente con el arma en la mano mata a uno de los sacerdotes y cae”, contó el padre jesuita Javier Ávila en entrevista con Ciro Gómez Leyva.

Después de eso, de acuerdo con el relato del religioso, el delincuente mató al padre Javier Campos, superior de la Misión Jesuita en la Sierra Tarahumara.

“La interrogante del padre Reyes, quien quedó con vida es ‘¿por qué a mí no me mató?’”, señaló el padre Ávila.

El sacerdote aseguró que fue el propio padre Jesús Reyes, quien le contó que tras matar a los dos sacerdotes, el delincuente quedó desconcertado, se puso a platicar con él, se arrodilló y le pidió perdón. “Estuvieron sentados durante una hora en una banca en el interior de la casa parroquial”.

El padre Reyes pidió al delincuente no llevarse los cuerpos, sin embargo, después de ese tiempo llegaron otras personas a quienes les dio la orden de levantar los restos y llevárselos.

El padre Javier Ávila es un conocido misionero jesuita en México, quien escribió este martes un mensaje que se viralizó en redes sociales.

“Lo tuve que callar porque había amenazas sobre la comunidad si acaso hablaban. La noticia ya corrió y empiezan los operativos para buscar al homicida quien, además, se llevó los cuerpos y no sabemos cuándo los regresarán. Son muchos los detalles, pero no es el momento más que para compartirles mi dolor, mi rabia, y también mi fe en el Dios que nos sigue llamando a dar la vida por los demás y a no detener nunca el paso, porque nos queda mucho por andar”.

La Compañía de Jesús en México condenó los hechos y en un comunicado emitido este martes exigió justicia y “la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos”.

En el documento, la Compañía de Jesús aseguró que la Sierra Tarahumara y otras regiones del país enfrentan condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. “Todos los días, hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos”.

El Papa Francisco también hizo referencia al hecho: “Expreso mi dolor y mi tristeza por el asesinato de dos religiosos, hermanos míos, jesuitas, y un laico. ¡Cuántos asesinatos en México!”, dijo al finalizar su Audiencia General este miércoles.

La prioridad es localizar los cuerpos, afirma el presidente

En su conferencia matutina de este miércoles, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirmó que ya se tiene identificado al responsable de los homicidios.

“Ahora lo que nos importa más es encontrar los cuerpos, ya se ha avanzado en la investigación; y detener a los responsables”, dijo el mandatario desde Palacio Nacional.

Además de la muerte de los dos sacerdotes y el laico que ha sido identificado como un guía de turistas, se registró la desaparición de al menos cuatro personas más: una mujer, un menor de edad y dos hombres, informó la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos.

"Algunos me querrían muerto": Papa Francisco.



En su conversación con los miembros de la Compañía de Jesús durante su reciente visita al país, Francisco asegura que cuando tuvo que operarse en julio hubo reuniones de prelados que “preparaban el cónclave”.

Cuando, el pasado mes de julio, el papa Francisco tuvo que operarse por un problema en el colón que le obligó a pasar 10 días hospitalizado, hubo algunos prelados que mantuvieron reuniones de cara a la celebración de un posible cónclave. Lo desveló al propio Jorge Mario Bergoglio en el encuentro que mantuvo el domingo 12 de septiembre en Bratislava con la comunidad de jesuitas de Eslovaquia, aunque el contenido de la conversación no fue hecho público hasta este martes por La Civiltà Cattolica, la influyente revista de la Compañía de Jesús.

“Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien”. Esa fue la respuesta que dio el Pontífice cuando se interesó por su salud uno de los participantes en el encuentro, cita habitual de los viajes papales y que tuvo lugar en la sede de la nunciatura en Bratislava. En la reunión estuvo presente Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica y que registró lo hablado.

En su conversación con los jesuitas no faltó un análisis de la situación que vive hoy la Iglesia. Lamentó el “sufrimiento” que supone “la tentación de volver atrás”, una “ideología que coloniza las mentes” y que, afortunadamente, solo afecta a las comunidades eclesiásticas de algunos países. “La vida nos da miedo”, dijo el Papa, para ahondar a continuación en esta advertencia al señalar que “la libertad nos asusta, nos asusta ser libres”.

“No quiero hacer la revolución”

Este miedo surge a la hora de “seguir adelante con las experiencias pastorales”, como ocurre con la atención a las parejas en segunda unión, y también en el acompañamiento a la “diversidad sexual”. Francisco diferenció entre la “ideología de género”, que consideró “peligrosa”, pues lleva a que “una persona pudiera decidir abstractamente a discreción si y cuando ser hombre o mujer”, respecto a la “cuestión homosexual”, que “nada tiene que ver” con ella.

“Si hay una pareja homosexual podemos hacer pastoral con ellos, acudir al encuentro con Cristo. Cuando hablo de ideología, hablo de la idea, de la abstracción que permite que todo sea posible, no de la vida concreta de las personas y de su situación real”, insistió. Pese a los riesgos que supone esta apertura, el obispo de Roma subrayó ante los jesuitas presentes que “volver atrás no es el camino correcto. El camino es ir adelante con discernimiento y obediencia”.

Acusado de “ser comunista”

Bergoglio trata de predicar con el ejemplo al haberse impuesto el “seguir adelante”, sin que esto suponga que quiera “hacer la revolución”. Actúa así porque “siento que debo hacerlo”, echando mano de “paciencia, oración y caridad” para aguantar las críticas. “Por ejemplo, hay una gran cadena de televisión católica que habla continuamente mal del Papa sin ningún problema. Puede que yo personalmente me merezca estos ataques e insultos, porque soy un pecador, pero la Iglesia no se merece esto: es obra del diablo. Incluso se lo dije a algunos de ellos”, afirmó Bergoglio.

Existen también clérigos que “hacen comentarios desagradables sobre mí”, lo que provoca que en ocasiones “pierda la paciencia”, sobre todo cuando “emiten juicios sin entrar en un diálogo verdadero”. Recuperando una vieja acusación que lleva años recibiendo, comentó que hay quien dice que “es comunista” y que “no habla de la santidad”, aunque, como recordó, dedicó a este tema una exhortación apostólica, la ‘Gaudate et Exsultate’.

Algunos obispos “no quieren” a los jesuitas

También ha recibido críticas el Papa por la reciente publicación del motu proprio ‘Traditionis Custodes’, que pone límites a las celebraciones litúrgicas en estilo preconciliar. “Ahora espero que con la decisión de acabar con el automatismo del rito antiguo podamos volver a las verdaderas intenciones de Benedicto XVI y de Juan Pablo II”, comentó Francisco, destacando que su decisión “es el fruto de una consulta con todos los obispos del mundo realizada el año pasado”.

En su conversación con los jesuitas eslovacos, dejó además un consejo a los miembros de esta congregación religiosa al proponerles cultivar “cuatro cercanías: con Dios, entre ustedes, con los obispos y el papa, y con el pueblo de Dios, que es la más importante”. Al hablar de la cercanía con los obispos, reconoció que hay algunos que “no nos quieren” a los jesuitas. “Es una realidad, sí. ¡Pero que no se encuentren jesuitas que hablan mal del obispo! Si un jesuita piensa de manera distinta que el obispo y tiene coraje, entonces que vaya donde el obispo y le diga las cosas que piensa. Y cuando digo obispo, digo también el Papa”.

Superior general de los Jesuitas: El Papa no es el jefe de la Iglesia Universal


SUPERIOR GENERAL DE LOS JESUITAS: EL PAPA NO ES EL JEFE DE LA IGLESIA UNIVERSAL
Por Walter Sánchez Silva | ACI Prensa

El Superior General de la Compañía de Jesús, P. Arturo Sosa Abascal, aseguró que “el Papa no es el jefe de la Iglesia” universal y que los obispos son sus “pares”.

En entrevista en inglés concedida a EWTN en Roma, donde participa del Sínodo de los Jóvenes que se realiza hasta el 28 de octubre, la máxima autoridad jesuita del mundo dijo que “no hay una jurisdicción para toda la Iglesia. Con mucha frecuencia olvidamos que el Papa no es el jefe de la Iglesia. Es el Obispo de Roma. Como Obispo de Roma tiene otro servicio para la Iglesia que es tratar de lograr la comunión de toda la Iglesia de la mejor manera posible”.

El P. Sosa resaltó que el Papa Francisco “siempre repite, si usted recuerda, que él es el Obispo de Roma –déjeme repetir eso– y él siente que los otros obispos son responsables de sus propias Iglesias con quienes pueden entrar en diálogo”.

“Lo que está haciendo es promover que la Iglesia entre en esa mentalidad de estar juntos haciendo la comunión, y por eso siempre él subraya la palabra discernimiento”, afirmó.

“Algunas personas en la Iglesia dicen que él (Francisco) dice eso porque es jesuita, porque los jesuitas consideran, inventan el discernimiento. El discernimiento está allí a partir del Evangelio. Si usted ve la figura de Jesús encontrará a un hombre que está en discernimiento, un hombre que está buscando lo que el Espíritu le está tratando de decir, cómo vivir. Los grandes maestros de la espiritualidad en la Iglesia son hombres y mujeres de discernimiento”.

Para el Superior General de los Jesuitas, “el discernimiento es la forma en que esta comunión puede hacerse y cómo la Iglesia encontrará la real estructura para reflejar una Iglesia que está abierta a eso”.

Preguntado sobre el rol de las religiosas en el Sínodo, el Superior General dijo que “tenemos que entender cuál es la naturaleza del Sínodo en este momento con la estructura de la Iglesia. La idea del Sínodo es la de una especie de asamblea local”.

En su opinión, el Sínodo constituye “una contribución para la comunión de toda la Iglesia y el Papa puede convocar a sus propios pares que son los obispos”.

“Hemos estado dando pasos para incluir más gente y más voces en el Sínodo. El primer Sínodo fue solo para los obispos, luego se incluyó algunos auditores, algunos expertos y después algunos… en este caso jóvenes, en el último familias”, agregó.

“Entonces la estructura está cambiando y espero que el cambio se mantenga al mismo ritmo del cambio en la Iglesia. Si la Iglesia realmente se convierte en una Iglesia del pueblo de Dios, la estructura será reflejo de eso; pero eso debe surgir de abajo hacia arriba, no del otro modo”, destacó el P. Sosa.

El Superior General de los Jesuitas dijo además que el Sínodo “no es una especie de parlamento donde hay una mayoría o una minoría. Estamos todos juntos tratando de escuchar al Espíritu y eso es lo que el discernimiento nos enseña a hacer”.

Las afirmaciones del P. Sosa ya han suscitado polémica en el pasado, como cuando en mayo de 2017 dijo que el diablo es una “figura simbólica”.

En entrevista con el diario español El Mundo, el sacerdote venezolano dijo que “los cristianos creemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto Dios es libre, pero Dios siempre elige hacer el bien porque es todo bondad. Hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal. Los condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo contrario”.

Unos meses antes, en febrero de 2017, el Superior General de los Jesuitas concedió una entrevista al medio italiano Rossoporpora.org, en la que dijo que como en la época de Cristo “nadie tenía una grabadora”, sería bueno hacer una reflexión “sobre lo que verdaderamente dijo Jesús”.

“Sería necesario comenzar una buena reflexión sobre lo que verdaderamente dijo Jesús. En esa época nadie tenía una grabadora para registrar sus palabras. Lo que se sabe es que las palabras de Jesús hay que ponerlas en contexto, están expresadas con un lenguaje, en un ambiente concreto, están dirigidas a alguien determinado”, dijo en aquella oportunidad.


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