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Oración para vivir unas Posadas verdaderamente cristianas, sin excesos mundanos.


Oh Padre Celestial, en esta Posada nos reunimos ante tu presencia con corazones humildes y agradecidos. Te pedimos, Señor, que bendigas este encuentro con la luz de tu amor y la paz que solo Tú puedes otorgar.

En este momento de reflexión, te imploramos, Dios misericordioso, que nos concedas la gracia de vivir esta Posada con sobriedad y devoción. Que nuestras voces se eleven en armonía al entonar los cantos que recuerdan el peregrinaje de María y José, guiados por tu divina providencia.

Que en este encuentro fraterno, cada hogar que nos abre sus puertas se convierta en un refugio de amor y compasión, recordándonos la hospitalidad de la Sagrada Familia en su búsqueda de un lugar donde acoger al Salvador. Que, al compartir el pan y la alegría, sintamos la presencia viva de Jesús en medio de nosotros.

Te pedimos, Señor, que fortalezcas nuestros lazos familiares y comunitarios, inspirándonos a vivir en tu verdad y en la sencillez de espíritu. Que esta Posada sea un recordatorio de que, en la simplicidad del pesebre, encontramos la grandeza de tu amor encarnado en nuestro Salvador.

Bendice, oh Dios, los corazones generosos que nos reciben y haz que este encuentro fortalezca nuestra fe y nos impulse a vivir conforme a tus enseñanzas. Que, al concluir esta Posada, llevemos la luz de Cristo a nuestros hogares, iluminando nuestros caminos con la esperanza y la caridad que nacen de tu divino amor.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús, Hijos tuyo y Señor nuestro. Amén.

Posadas Navideñas: ¡Recuperemos la Oración Perdida en nuestras Celebraciones!


En la actualidad, las posadas han experimentado una transformación notable. Aquella tradición profundamente cristiana, centrada en la búsqueda de un refugio para María y José, ha evolucionado hacia festividades que, aunque rebosantes de alegría y camaradería, a menudo han perdido su conexión espiritual. La pregunta que resuena es clara: ¿dónde quedó la oración en medio de las luces centelleantes y las risas festivas?

Es innegable que las posadas contemporáneas han adquirido un tono más mundano. La espiritualidad que antes resonaba en el canto de villancicos y el rezo del rosario parece haberse desvanecido en el estruendo de la música popular y los brindis. No se trata de rechazar la diversión inherente a estas celebraciones, sino de cuestionarnos si hemos olvidado el corazón mismo de las posadas.

En el Evangelio de San Mateo (15,8-9), Jesús nos advierte sobre el peligro de rendir culto en vano: "Este pueblo se acerca a mí con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto; las doctrinas que enseñan son preceptos humanos". Estas palabras resuenan con fuerza cuando observamos cómo las posadas se han convertido en eventos festivos desprovistos de la espiritualidad que las inspiró.

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el párrafo 2703, destaca que el corazón es el lugar de decisión y el lugar del encuentro con Dios. ¿No deberíamos, entonces, cuestionarnos si nuestras posadas actuales reflejan esta verdad? ¿O hemos permitido que se conviertan en meras fiestas mundanas, donde la oración y la reflexión cristiana han quedado en segundo plano?

La pérdida de la oración en las posadas contemporáneas no implica la eliminación de la diversión, sino más bien la búsqueda de un equilibrio. ¿Por qué no incorporar momentos de reflexión y oración en medio de la celebración? ¿Por qué no rescatar los cantos que narran la historia sagrada de María y José, recordándonos la esencia misma de estas festividades?

La carta a los Filipenses nos invita a "regocijarnos en el Señor siempre". Sin embargo, este regocijo no debe divorciarse de la oración y la conexión espiritual. Recuperar la oración perdida en nuestras posadas implica revitalizar la esencia misma de la celebración cristiana, recordando que la verdadera alegría proviene de la conexión con lo divino.

En conclusión, mientras nos sumergimos en la alegría de las posadas, recordemos que la oración y la reflexión no son elementos desechables. Mantener viva la llama espiritual en estas festividades no solo enriquece la experiencia, sino que también nos permite celebrar de manera más auténtica la llegada de Jesús. Que nuestras posadas no sean solo fiestas mundanas, sino momentos sagrados donde la oración y la alegría cristiana se entrelacen, recordándonos la importancia de buscar a Dios incluso en medio de la celebración festiva.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

¿Cómo hacer una verdadera posada navideña?



Hacer una posada navideña tiene su chiste en la actualidad, pues éstas se han ido transformando con los años, convirtiéndose en ocasiones en un simple pretexto para bailar, romper piñata, comer y beber sin medida, pero sobre todo, sin ningún beneficio espiritual.

¿Cómo se celebraban las posadas navideñas antes?

Hasta hace unas cuatro décadas, en las posadas navideñas que se organizaban en vecindades o colonias pequeñas se tenía por costumbre seguir estos pasos:

1. Se rezaba el Santo Rosario.

2. Se hacía la procesión con los Peregrinos, cantando la letanía en latín.

3 Cuando se llegaba a la casa en la que sería la posada navideña, se cantaban los versos para pedir y dar Posada.

4. Se rompía la piñata.

5. Se repartían los aguinaldos a los niños.

6. En algunos casos, los anfitriones ofrecían algo de comer.

Como señalamos anteriormente, hoy las cosas son diferentes. Por ello queremos ofrecerte una guía para que puedas hacer una posada navideña, “como Dios manda”.

¿Qué son las posadas navideñas?

Lo primero que debemos saber es que las posadas navideñas son la Novena de Navidad. Por eso comienzan 9 días antes: inician el 16 de diciembre y concluyen el 24 de diciembre.

El objetivo de estas celebraciones es prepararnos para recibir al Niño Jesús, como se merece, es decir, espiritualmente.

El origen de las posadas navideñas se remonta a los primeros misioneros agustinos venidos de España a México-Tenochtitlán. Las primeras celebraciones de este tipo se realizaron en el Convento de Acolman, Estado de México.

¿Qué se hace en las posadas navideñas?

Pero, ¿qué se hace en una posada navideña? Esta es la guía de 6 pasos que te permitirá realizar adecuadamente tu posada navideña, ya sea con la familia, los vecinos o la comunidad parroquial.

Paso 1. Bienvenida

Es común que las posadas navideñas se realicen en diferentes lugares cada noche. Por tal motivo, los anfitriones deben estar atentos a la llegada de los invitados, evitando distraerse con preparativos de última hora.

Una buena recepción garantiza una mejor convivencia entre los participantes, pues se sentirán acogidos.

Recordemos que muchos de los problemas familiares o entre vecinos surgen a raíz de malos entendidos o malas caras involuntarias.

Paso 2. La integración

Los villancicos expresan la alegría de la comunidad cristiana, que espera el nacimiento de Jesucristo; por ello es importante que el ambiente de nuestra posada navideña esté impregnado de ellos.

Mientras, la familia anfitriona puede repartir entre los asistentes hojas-guía con las letras de los villancicos, lo que provocará que los asistentes comiencen a entonarlos, creando así un ambiente de integración.

Los niños son clave en esta dinámica porque disfrutan de cantar canciones navideñas, y los adultos suelen contagiarse con el entusiasmo que imprimen los pequeños en estas celebraciones.

Paso 3. El rezo del Santo Rosario

La Iglesia ha sido siempre una comunidad que ora, pues la oración es un espacio privilegiado para el encuentro con Dios, que da al creyente la paz y la serenidad interior.

Desde el inicio del cristianismo se le tuvo gran veneración a la Virgen María. Por ello, orar con Ella a través del Santo Rosario durante estos nueve días, es la mejor forma de prepararnos para la Navidad.

Para rezar el Rosario es necesario concientizar a los asistentes que esta práctica permite acompañar a los Peregrinos en su andar, pero también es una oportunidad para pedirle a María su intercesión por todos.

Esto se puede hacer a través de una breve explicación escrita que se reparte al inicio de cada Posada junto con la hoja-guía de los villancicos.

Paso 4. Canto de la Letanía

Terminado el quinto misterio del Rosario se organiza una procesión con las imágenes de los Santos Peregrinos, mientras se canta la Letanía.

¿Qué es la letanía? Es una serie de invocaciones que se hacen a la Virgen con la finalidad de alabarla en sus distintas advocaciones y pedirle que interceda por nosotros.

Con estas invocaciones, los participantes de la procesión –portando velas encendidas o luces de bengala que representan la luz de Cristo– acompañan a los Peregrinos en su caminar en busca de alojamiento.

Se sugiere que los Peregrinos sean cargados por niños atendiendo a las palabras de Jesús: “Dejar que los niños se acerquen a mí”.

Detrás de los pequeños caminan todos los participantes, uno de los cuales es el responsable de dirigir la Letanía.

Paso 5. La Petición de Posada

Al llegar a la casa donde se habrá de pedir Posada, se sugiere que uno de los invitados lea una pequeña reflexión catequética.

Esta reflexión puede estar previamente escrita, y debe girar en torno al momento de preparación que se vive. Se puede hacer una petición por alguna familia o sector específico de la comunidad.

Concluida esta reflexión, se da paso a la petición de Posada: dentro de la casa permanecen los anfitriones y fuera de ella los demás participantes.

Cada uno de los grupos cantan sus correspondientes versos, al término de los cuales se abren las puertas de la casa para que ingresen los Peregrinos.

La alegría y el júbilo debe ser notorios porque una familia ha abierto las puertas de su hogar a José y María.

Paso 6. La convivencia final

Dentro de la casa, el anfitrión reparte la comida (también puede ser de ‘traje’; es decir, que cada familia comparta algo) y el tradicional ponche, al tiempo que se rompe la piñata y se entregan los aguinaldos.

Este debe ser el momento adecuado para la convivencia familiar y el espacio propicio para acabar con las diferencias, y así llegar con el corazón limpio al encuentro de Nuestro Señor Jesucristo en Navidad.

La imagen de María y José permanecen durante esa noche en la casa que sirvió de Posada, desde donde saldrán al día siguiente para llegar a su próxima morada.

Posadas navideñas: ¿cuándo empiezan y por qué son nueve?


Las posadas no son otra cosa que la novena de Navidad, por eso inician 9 días antes. Las posadas navideñas  comienzan el día 16 de diciembre y finalizan el 24.

Las Posadas navideñas son una tradición muy mexicana, cuyo origen se remonta a los primeros misioneros evangelizadores venidos de España a México-Tenochtitlán, principalmente a los misioneros agustinos.

Estos religiosos se establecieron en el pueblo de San Agustín Acolman, en el Estado de México, muy cerca de Teotihuacán, y fue en ese lugar donde se originó la práctica de las Posadas a finales del siglo XVI.

¿Conoces  el origen de las posadas?

Para comprender cómo se establecieron las fechas de las Posadas, es importante conocer primero su origen.

El P. José Luis Fernández Martín, sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México, en su libro “La Navidad en México, orígenes y celebraciones“, explica que, antes de la llegada de los españoles, nuestros antepasados celebraban las fiestas en honor de Huitzilopochtli, prácticamente durante todo el mes de diciembre.

“Con la llegada del solsticio de invierno, el pueblo se congregaba en los patios de los templos iluminados por enormes fogatas, atizadas a veces con maderas perfumadas”.

La noche del 24 de diciembre, y al día siguiente, el 25 de diciembre, había fiestas en todas las casas, donde se obsequiaba comida a los invitados, así como pequeños ídolos elaborados con pasta comestible.

¿Por qué son 9 días y cómo se establecieron?

Fue entonces que a los misioneros agustinos se les ocurrió aprovechar la coincidencia de fechas para introducir la celebración del Nacimiento del hijo de Dios.

Y de esta manera, en lugar de celebrar los días de las fiestas prehispánicas, introdujeron el novenario de José y María.”Es decir, utilizaron para esto la representación del peregrinar de José y María, de Nazaret a Belén, para cumplir con el deber de empadronarse, ordenado por el emperador romano César Augusto”, dice.

Y agrega: “Para celebrar las Posadas se escogieron los últimos nueve días antes del nacimiento del niño Jesús. Por ello, esta representación o petición de posada, comienza el día 16 de diciembre y finaliza el 24, último día de la novena“.

La posada navideña, una perfecta inculturación

En 1587,  el superior del convento de San Agustín de Acolman, fray Diego de Soria, obtuvo del Santo Padre Sixto V la  autorización para celebrar en la Nueva España las Misas llamadas de “aguinaldo”, del 16 al 24 de diciembre, y que se llevaban a cabo en los atrios de las iglesias.

Entre las Misas se intercalaban pasajes y escenas de la Navidad; asimismo, para hacer más atractivas estas celebraciones, se les agregaron luces de bengala, cohetes y villancicos. Con el paso del tiempo se fusionó el sistema catequístico franciscano de la piñata.

Posteriormente, de los atrios y patios de las iglesias y conventos, pasaron las Posadas a los barrios y vecindades, en donde se añadió el famoso ponche, bebida típica navideña hecha de frutas.

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