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2 oraciones muy poderosas a San Nicolás (el verdadero Santa Claus) para protección de los niños.


San Nicolás de Myra, un obispo del siglo IV, es un santo muy querido en la Iglesia Católica y es la inspiración detrás del personaje de Santa Claus. Si deseas pedir su intercesión por tus hijos, estas oraciones te pueden ser de utilidad.

Además de ser un increíble trabajador de milagros desde su nacimiento, San Nicolás es recordado por defender la fe contra la herejía durante el Primer Concilio de Nicea.

¿Pero sabías que San Nicolás es el santo patrono de los niños?

Muchas historias y leyendas explican por qué se le dio este título, lo que resultó en que los padres buscaran especialmente su intercesión para causas relacionadas con sus hijos.

“San Nicolás es conocido como patrono de los niños, porque desde su infancia fue un modelo de inocencia y virtud, y formar esa tierna edad hacia la sincera piedad siempre fue su primera preocupación y deleite”, afirma una fuente estudiosa del santo.

Su conexión con los niños también está relacionada con su reputación de regalar dones en secreto.

Una de las historias más famosas asociadas con San Nicolás involucra a tres hermanas pobres. La leyenda afirma que durante varias noches, San Nicolás arrojó bolsas de oro por su ventana para asegurarse de que su pobre padre pudiera proporcionarles dotes, salvándolas así de la prostitución forzada.

Otra historia escalofriante que le valió reconocimiento como protector de los niños lo describe resucitando a tres niños durante una hambruna en Myra.

Independientemente de la razón, tener a un santo conocido por sus poderosas oraciones en favor de los niños es bastante especial.

Estas dos oraciones te ayudarán a pedir por los más pequeños de la casa.

Oración a San Nicolás por los Niños

Dios Padre nuestro, oramos que mediante la intercesión de San Nicolás, protejas a nuestros niños. Guárdalos de todo daño, y ayúdalos a crecer y volverse dignos de Tu mirada.

Dales fuerza para mantener su fe en Ti, y para mantener viva su alegría en Tu creación. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

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Oración a San Nicolás por el espíritu de la infancia

Oh buen San Nicolás, tú que eres la alegría de los niños, pon en mi corazón el espíritu de la infancia, del cual habla el Evangelio, y enséñame a sembrar la felicidad a mi alrededor.

Tú, cuya fiesta nos prepara para la Navidad, abre mi fe al misterio de Dios hecho hombre. Tú, buen obispo y pastor, ayúdame a encontrar mi lugar en la Iglesia e inspira a la Iglesia a ser fiel al Evangelio.

Oh buen San Nicolás, patrón de los niños, marineros y desamparados, cuida a aquellos que oran a Jesús, tu Señor y el de ellos, así como a aquellos que se humillan ante ti.

Llévanos a todos con reverencia al Santo Niño de Belén, donde se encuentra la verdadera alegría y paz. Amén.

¡San Nicolás, ¡ruega por nosotros!

San Nicolás de Bari (Convertido en el icono moderno de la Navidad)



Es el patrono de los marineros y de los pescadores y también de los niños, al que se le identifica con la figura legendaria de Santa Claus, o Papá Noel

Es el patrono de los marineros y de los pescadores y también de los niños, al que se le identifica con la figura legendaria de Santa Claus, o Papá Noel. En oriente le llaman Nicolás de Myra, por la ciudad en que vivió y en Occidente Nicolás de Bari, por la ciudad italiana donde reposan sus restos. Más de 2.000 templos están dedicados a él en todo el mundo.

Conocemos su biografía gracias a San Metodio, obispo de Constantinopla. Parece ser que nació en Patara de Licia (en la actual Turquía) hacia el año 270, en el seno de una familia bien acomodada, destacando desde niño por su carácter piadoso y generoso siendo educado en el cristianismo. Después de morir sus padres, repartió toda su fortuna entre los pobres y se fue a vivir a Myra, en Anatolia (actual Turquía), donde después de ser ordenado sacerdote, llegó a alcanzar el episcopado, de una forma muy curiosa. Habiendo fallecido el obispo de Myra, varios sacerdotes y obispos se reunieron para elegir al sucesor y después de muchas discusiones, como no se ponían de acuerdo, decidieron elegir al primer sacerdote que entrara en el templo y como entró Nicolás le eligieron a él.

Siempre apoyaba a los más débiles frente a la opresión de los poderosos. En su afán por erradicar cultos paganos, ordenó demoler varios templos dedicados a sus dioses. Esto disgustó a Licinio, el gobernador romano, quien promulgó un decreto contra los cristianos. Entonces el obispo Nicolás fue encarcelado y quemada su larga barba, siendo liberado por el emperador Constantino.

 Dicen que participó en el Concilio de Nicea, condenando las doctrinas heréticas de Arrio, quien se negaba a admitir la divinidad de Cristo, aunque de esto no hay una constancia clara, ni tampoco la hay de la bofetada que según se cuenta le propinó. Era buen orador y lograba convencer a todos con la fuerza de su palabra. Murió siendo ya anciano, dicen que entre 70 y 80 años, probablemente en el 343, en Myra, pero sus restos descansan en la Basílica que lleva su nombre en la ciudad portuaria de Bari (Italia), donde llegaron después de haber sido sacados de Turquía tras la conquista musulmana. Su culto llegó a ser muy popular en toda Europa. Es patrono de Rusia, Grecia y Turquía. Su nombre es famoso en todo el mundo, porque su figura ha dado origen al mito de Santa Claus (Papá Noel).

Son muchos los milagros que se le atribuyen, entre ellos el más conocido y tal vez el origen de las tradiciones relacionadas con Papá Noel, sea el siguiente, aunque en realidad no es propiamente un milagro sino un acto de caridad. Dicen que en la ciudad de Patara, en la Licia, existía un hidalgo que tenía tres hijas jóvenes y como se había arruinado, pensó en dedicarlas a la prostitución como medio de ganar dinero. Enterado el obispo, durante tres noches se acercó a escondidas a casa del hidalgo, arrojando por su ventana cada noche un zapato lleno de monedas de oro. Hay otra versión que dice que subía al tejado y arrojaba las monedas por la chimenea, yendo a caer dentro de las medias de lana que las jóvenes tenían colgadas en la chimenea para que se secaran. El hombre, conmovido por el gesto del obispo se arrepintió y confesó sus pecados. 

De ahí puede venir la tradición de colgar calcetines en la chimenea y colocar al pie de ella los zapatos, para recibir los regalos en la noche de Navidad.

Reflexión desde el contexto actual:

Con frecuencia los humanos mezclamos la anécdota con la categoría, llegando a confundir lo esencial con lo accidental. Esto es lo que ha sucedido con S. Nicolás, dando origen al mito de Santa Claus o Papá Noel, que ha acabado derivando en un personaje grotesco muy del gusto de la época, que está restando protagonismo al misterio de la Navidad. Es curioso cómo algunas tradiciones han arraigado en las gentes hasta llegar a   tergiversar la realidad, esto ha hecho que en lugar de ver en Nicolás de Bari a un personaje entregado a remediar las necesidades de los más humildes y menesterosos le hayamos convertido en un escalador de chimeneas para satisfacer los caprichos infantiles

Arqueólogos descubren la tumba del verdadero 'Santa Claus' (San Nicolás de Mira).



Un grupo de arqueólogos del sur de Turquía descubrió lo que aseguran es la tumba de San Nicolás, el obispo inspirador del personaje Santa Claus o Papa Noel.

El lugar donde fue enterrado el santo está ubicado en la ciudad de Damre, al sur de la provincia turca de Antalya.

Si bien los investigadores tenían la información de que San Nicolás había sido enterrado en esa ciudad -antiguamente llamada Myra-, como su cuerpo había sido robado 700 años después de su muerte, el sitio donde descansaban sus restos era un misterio.

El obispo de Myra falleció a mediados del siglo IV d.C. La Iglesia en la que había servido quedó sepultada y, en 520 d.C., se construyó otro templo encima de la antigua edificación .

En el año 1087 d.C., hombres de Bari, Italia, cavaron en el sepulcro y se llevaron la mayor parte de los restos óseos de San Nicolás, dejando solo unos pocos huesos y un sarcófago roto en Myra.

A fines del siglo XX, un grupo de arqueólogos comenzó las excavaciones y descubrió los cimientos de la iglesia más antigua, cubiertos por muchos pies de arena y limo.

Osman Eravşar, presidente de la Junta Regional de Preservación del Patrimonio Cultural de Antalya, anunció el descubrimiento de la ubicación de la tumba de San Nicolás.

Eravşar señaló que habían alcanzado “el piso sobre el que pisaron los pies de San Nicolás“, y además precisó el lugar donde asegura se encontaba su tumba:

“Su sarcófago debió estar colocado en un lugar especial, y es la parte de los tres ábsides cubierta por una cúpula. Allí hemos descubierto el fresco que representa la escena en la que Jesús sostiene una Biblia en su mano izquierda y hace la señal de bendiciendo con su mano derecha”.

Una baldosa de mármol con las palabras griegas para “como gracia” podría marcar su tumba exacta.

“Creo que muchas personas, desde niños ansiosos en la víspera de Navidad hasta reporteros científicos cansados ​​​​del mundo y arqueólogos canosos , en algún momento de sus vidas esperaban obtener un pequeño vistazo del verdadero San Nicolás”, concluyó Eravşar.

Causa polémica: Un obispo le dijo a un grupo de niños que Santa Claus no existe, buscando regresar a Jesús al centro de la Navidad.



Todo lo que se interponía entre los embelesados niños sicilianos y el viejo Santa Claus —que llegaba a caballo con su barba blanca y larga, una bata carmesí y un saco lleno de regalos— era un mensaje de Navidad del obispo de Noto.

“Santa Claus”, estalló el obispo Antonio Staglianò, “es un personaje imaginario”.

Los niños se quedaron boquiabiertos y el engaño navideño se reveló mientras, durante largos minutos en la Basílica del Santísimo Salvador, el obispo siguió tomándola contra Santa, de quien dijo que no tenía interés en las familias a las que les faltaba el dinero.

“El color rojo de su abrigo lo eligió Coca-Cola por motivos publicitarios”, dijo el obispo. Las grandes refresqueras, añadió “usan la imagen para presentarse como emblema de los valores saludables”.

El exabrupto del obispo contra Babbo Natale, como se conoce aquí a Papá Noel, fue la más reciente entrega de lo que ahora es una nueva tradición italiana para las fiestas. Prácticamente cada año, los clérigos católicos insisten que para mantener a Cristo en la Navidad de los italianos, Santa debe quedarse fuera.

En 2019 un cura en el pueblo de Magliano Alpi, al norte, le dijo a los niños que no había un hombre vestido de rojo que entregaba regalos “mágicamente”. En 2018, en la ciudad de Quartu Sant’Elena en Cerdeña, otro sacerdote arrancó lágrimas al revelar que Santa Claus no era otro que sus mamás y papás.

El episodio de este año, registrado el 6 de diciembre, la fiesta de San Nicolás, fue particularmente desvergonzado, dijo Giuliana Scarnato, una de las maestras que acompañaba a los niños, ninguno de más de nueve años, en una excursión escolar a la iglesia de Noto.

Dijo que el obispo “podría haber dejado a Santa Claus fuera del tema” pero que insistió en calificarlo como algo “fantástico, que nunca existió”. Dijo que cuando una de los niños protestó y le dijo que sus papás le habían asegurado que Santa era real, el clérigo respondió que la niña debía decirle a sus padres “ustedes dicen mentiras”.

En una entrevista, el obispo Staglianò dijo que recordaba haberlo dicho con más tacto e insistió en que simplemente había explicado que las raíces de Santa —a quien pintó como un producto nocivo del complejo industrial del consumismo de gaseosa— se hallaban en el personaje histórico de San Nicolás, un obispo caritativo del siglo IV en Myra, lo que hoy es Turquía y quien, dice la tradición, cuidaba de los pobres.

Tenía fuertes opiniones sobre el tema.

“¿Papá Noel es el padre de todos o solo de algunos?”, dijo, echando por tierra la defensa de Santa Claus. “En el confinamiento Papá Noel no visitó a toda las familias que antes visitaba. ¿Por qué? No ha sido en definitiva por miedo al coronavirus”.

El obispo recordó con amabilidad la época en que los niños italianos enviaban su carta al Niño Jesús, “no a Santa Claus y los renos y vamos a las películas y a los bolos y toda esa chatarra americana”.

Este año, los nacionalistas abrieron un nuevo frente en la lucha de Italia contra la forma de celebrar la Navidad. Desesperados por hallar un tema de atractivo popular en momento de estabilidad política, se han puesto al tanto de que la derecha en Estados Unidos asegura estar resistiendo una guerra contra la Navidad.

Para ellos, el principal objetivo no ha sido Santa Claus sino la Unión Europea.

En noviembre, un diario conservador italiano descubrió que la oficina de un comisionado de la Unión Europea había preparado lineamientos para la correspondencia interna, haciendo un llamado a usar vocabulario más incluyente, neutro de género y menos específico a una fecha particular.

“No todos celebran las fiestas cristianas y no todos los cristianos las celebran en las mismas fechas”, decía el documento, que recomendaba que el personal evitara frases como “La época de Navidad puede ser estresante”. Sugería mejor decir: “La época de fiestas puede ser estresante”.

El estrés llegó de inmediato cuando los líderes de extrema derecha echaron la casa por la ventana.

Matteo Salvini, el líder nacionalista y ex viceprimer ministro, publicó una imagen en redes sociales que mostraba una estatua decapitada de la Virgen María en una zanja.

Salvini, que no es particularmente religioso pero a menudo se presenta como defensor de la cristiandad, escribió en Facebook: “La Comisión Europea nos invita a no celebrar la Santa Navidad para no ofender a otros y un imbécil hace estas cosas asquerosas”.

Otra política nacionalista de derecha, Giorgia Meloni, le dijo al diario conservador Libero que la orientación de la UE era “vergonzosa”.

“Nadie puede sentirse ofendido por un niño que nace en un pesebre”, añadió.

Incluso el papa Francisco —que ha insinuado que los líderes nacionalistas son poco cristianos por oponerse a los migrantes— se ha hecho eco en lo tocante a cancelar la Navidad.

Cuando, a principios de mes, se le preguntó sobre este documento de la UE, Francisco dijo: “Esto es un anacronismo” y acusó al bloque de seguir los pasos de los totalitaristas. “En la historia muchas muchas dictaduras han intentado” perjudicar a la Iglesia, dijo. “Piensa en Napoleón. De ahí, piensa en la dictadura nazi, la comunista”.

Pero hasta ahora Francisco no se ha aprestado a defender a Santa de las declaraciones de su propio obispo y el Vaticano no respondió a un pedido de comentarios.

El obispo Staglianò argumentó que estaba completamente en la línea de Francisco.

“Con todo respeto”, dijo, “Santa Claus solo le trae regalos a quienes tienen dinero”, ya sea que los niños se porten bien o mal.

Las familias pobres y los migrantes a las que el obispo visita cada Navidad, dijo “nunca han visto a Santa Claus”. Así que instó a los niños de la iglesia a pedirle a Papá Noel incluso más regalos y, si aparecía, que le explicaran que ahora podían dárselos a los niños pobres “¡dado que nunca los visitas!”.

Dijo que ninguna de las madres de la iglesia se atrevió a contradecirlo y algunos niños, empoderados por su sermón, se expresaron con el poder de la revelación. “Siempre lo supe, que mi papá era Santa Claus”, dice que un niño anunció.

Destrozar el “hechizo” de la Navidad era un avance, dijo el obispo, recordando que de niño le escribía cartas a Santa pidiéndole dinero y las ponía bajo el plato de la cena de su padre. Encontraba un sobre con varios miles de viejas liras italianas bajo la almohada.

Pero, contó, para los cuatro años ya sabía que se trataba de su padre, y argumentó que los niños de 7 años que estaban en las bancas frente a él también lo sabían bien. El obispo, de 62 años, dijo que no había destrozado ninguna dulce ilusión.

“Si nosotros sabíamos”, dijo de su generación, “imagínese a estos niños con teléfonos inteligentes”.

La tradición dice que San Nicolás era bondadoso con los niños y que les dio monedas de oro a tres hermanas pobres que de otro modo habrían recurrido a la prostitución. Durante siglos se convirtió en el santo patrono de, entre otras cosas, los niños, los empleados de las casas de empeños y Rusia. Aún hoy, muchos rusos viajan a la ciudad sureña de Bari, en Italia, a visitar la Basílica de San Nicolás donde se conservan sus reliquias, que hace siglos robaron los marineros.

La tradición de San Nicolás al final se propagó al norte, donde los holandeses lo llamaban Sinterklaas, una variante de San Nicolás. Los holandeses se asentaron en Nueva Ámsterdam, que sería más tarde Nueva York, donde los angloparlantes de las colonias estadounidenses adaptaron el nombre del santo a Santa Claus.

Los renos, el trineo, las entregas la víspera de Navidad y la gran barriga fueron añadidos en el siglo XIX, al igual que el abrigo rojo que ya era el atuendo estándar antes de que Coca-Cola se involucrara en el tema.

Pero una vez que Santa empezó a vender gaseosa todo fue cuesta abajo, dijo el obispo Staglianò a los niños en la iglesia.

En un intento por contener los efectos colaterales, un vocero de la diócesis, Don Alessandro Paolino, escribió en la página diocesana de Facebook, “a nombre del obispo expreso mi pena por su declaración, que ha causado decepción entre los pequeñitos y quiero aclarar que las intenciones de monseñor Staglianò eran muy distintas”.

Luego retomó el tema donde el obispo lo había dejado y denunció a “Santa Claus, o sea al consumismo, el deseo de tener, comprar, comprar y comprar otra vez”.

El obispo Staglianò dijo que no estaba en contra de todos los regalos, pero que los obsequios debían ser considerados, bien elegidos —si no en tiendas entonces “entregados por Amazon” y ofrecerse en persona.

A pesar del fervor de su bombardeo anti Santa, al final no pudo contra la imagen del viejo San Nicolás montando a caballo afuera de la iglesia. Los niños se arremolinaron ruidosamente en torno a él mientras descabalgaba y se sentaba en un trono rojo para repartir lápices, dulces y otros obsequios, dijo Scarnato, la maestra.

“Cuando salieron de la iglesia el discurso se desvaneció porque quedaron embelesados con San Nicolás”, dijo. “Estaban contentos”.

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