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Oración para comenzar el año nuevo de la mano de Jesús y de María.


Oh Dios misericordioso y amoroso, Padre celestial, en este nuevo año que se despliega ante nosotros, elevamos nuestros corazones hacia Ti con humildad y gratitud. Te pedimos, Señor, que en este camino que se extiende ante nosotros, no nos separemos nunca de la mano de tu Hijo amado, Jesucristo.

Jesús, luz del mundo, guíanos con tu resplandor divino en cada paso que damos en cada día de este año que comienza. Permítenos caminar a tu lado, aprender de tus enseñanzas y seguir tu ejemplo de amor, compasión y servicio. Que tu presencia sea nuestra fortaleza, y que en cada desafío encontremos consuelo en tu amor redentor.

Virgen María, Madre tierna y protectora, ruega por nosotros y acompáñanos en este viaje. Intercede ante tu Hijo para que podamos vivir con fidelidad y devoción a Su voluntad. Enséñanos a decir "sí" como tú lo hiciste, con plena confianza en la providencia divina.

Espíritu Santo, fuente de sabiduría y consuelo, desciende sobre nosotros con tus dones. Ilumina nuestras mentes para comprender la voluntad de Dios y fortalece nuestros corazones para perseverar en la fe. Que tu fuego purificador nos renueve y nos lleve a una intimidad más profunda con la Trinidad divina.

En este año que inicia, confiamos en tu guía divina, oh Señor. Que podamos vivir de acuerdo con tu amor y gracia, manteniéndonos unidos a Jesús, María y el Espíritu Santo. Que cada día sea una oportunidad para crecer en santidad y acercarnos más a tu corazón misericordioso. Amén.

Año Nuevo, ¿qué podemos aprender del libro del profeta Ezequiel?



Al finalizar un año solemos hacer propósitos, sin embargo, tal vez no vislumbramos con confianza poder realizarlos. El profeta Ezequiel nos cuenta una visión que puede iluminar el inicio del Año Nuevo, en que las muertes por covid-19 aún continúan y que podemos imaginar como el Valle lleno de huesos de la visión de Ezequiel.

Esta visión ilustra la promesa de Dios a Israel, a quien le dará una nueva vida, a quien restaurará como una nueva nación. Los huesos secos se refieren al cautiverio de los judíos en donde se encuentran esparcidos y muertos, y, más aún, en donde hay una especie de muerte espiritual.

Así como Dios prometió restaurar a su nación, puede restaurar hoy la humanidad en donde el virus exterminador se pasea incansablemente destruyendo lo más precioso que Dios nos ha dado, la vida. La promesa de Dios va más allá de restaurar físicamente o materialmente, pues promete dar una nueva vida espiritual a su pueblo como queriendo crear una nueva humanidad.

Leamos la Palabra de Dios en el libro del Profeta Ezequiel, capítulo 37 y descubramos un proceso que nos puede llevar a la esperanza de pasar de ser huesos secos a un ejercito con el que el Señor quiere infundir una nueva vida y restaurar la humanidad.

Aprender a escuchar implica guardar silencio

Los huesos secos andaban diciendo “se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo está acabado para nosotros”. Estaban secos, pero se quejaban. No es criticando, reclamando y lamentando como se logran los cambios importantes, se trata de callar y escuchar para descubrir lo que la voluntad de Dios nos pide en este momento en que iniciamos un año en el contexto de la pandemia.

Aprender a confiar en Dios

En el dialogo entre Dios y el profeta hay una pregunta y una respuesta “Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Yo le respondí: Señor, tú lo sabes”. Se trata de no poner la confianza en sí mismo o en otros fuera de Dios, pues es Dios quien está más interesado en que la realidad cambie para beneficio del hombre. Confiando en la voluntad de Dios, la crisis ocasionada por la Pandemia será una crisis de oportunidad y no solo de desaliento.

Aprender a caminar en equipo

“Mientras yo profetizaba se oyó un ruido estremecedor y los huesos se juntaron entre sí”. Los huesos secos se convirtieron en un esqueleto, en un cuerpo, ya no estaban solos o aislados cada uno por su lado, sino ahora formaban un cuerpo creado por vínculos. Así fueron revestidos de carne y luego de piel. El crear vínculos dispone a la formación de un equipo para afrontar los grandes desafíos que genera la pandemia.

Docilidad al Espíritu de Dios

“¡Ven, espíritu , desde los cuatro vientos! ¡Sopla sobre estos muertos para que vivan!”. Nada podemos solos, sin la ayuda de Dios no podremos ponernos en pie, podríamos seguir luchando contra la crisis sanitaria, laboral y política, pero sin el Espíritu de Dios no podríamos mantenernos vivos. Sin Dios somos incapaces, por ello dice Jesús “sin mi no pueden hacer nada” y confirma san Pablo “todo lo puedo en aquel que me conforta”.

Ponerse en pie. “… el espíritu penetró en ellos. Volvieron a la vida y se pusieron en pie”. Aquí se quedan atrás las derrotas y las frustraciones, pues es hora de ponerse en pie ante la problemática con la que iniciamos este Año nuevo. Estar en pie significa ver hacia delante con esperanza y estar dispuestos a caminar para lograr metas comunes en la restauración de la sociedad.

Crear un ejército de Dios

“Entonces los huesos revivieron y se pusieron en pie. ¡Era un ejército numeroso!” De huesos secos Dios pasó a crear un ejército de guerreros. Un ejercito se caracteriza por ser un cuerpo organizado con estrategia, por tener la capacidad para enfrentar con su fuerza las batallas y por su esperanza en la victoria ante las pruebas. San Pablo dirá que nuestra lucha no es contra la carne o la sangre sino contra principados y potestades, es decir una batalla espiritual en la que cada soldado estará dispuesto a edificar un mundo mejor.

Tratando de hacer silencio para escuchar la voz de Dios, confiando en su palabra, disponiéndose a crear vínculos para hacer equipo, secundando al espíritu de los cuatro vientos, pongámonos en pie, enlistémonos en el ejercito de Dios para afrontar, siempre juntos, como hermanos todos, los desafíos que presenta la pandemia al inicio del año que comienza, siempre con la convicción de saber que “para Dios no hay imposibles”.

7 propósitos espirituales para el 2022. ¿Te animas a hacerlos?



POR PBRO. EDUARDO HAYEN CUARÓN


Dos años de pandemia nos han dejado muchas lecciones, sin duda, pero a todos nos han puesto de cara a la vida eterna. “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,3-4).

Todos estamos predestinados a ir al Cielo porque Jesús murió por todos. Sin embargo, al Cielo sólo van los que abren su alma a Jesucristo y perseveran en la vida nueva que Él trajo.

Salvarse es el gran regalo de Dios, pero también es responsabilidad del hombre. Así que te invito a que en este tiempo final del año civil te decidas entrar en el 2022 con algún propósito de vida espiritual.

Te propongo siete para este y todos los años.

Primer propósito espiritual

Apuesta tu vida por Dios. Busca vivir habitualmente en su gracia. Solamente el pecado puede arrebatarnos la perseverancia final. No seamos como aquellos que comían, bebían y se casaban hasta que Noé entró en el arca. La amistad con Dios en vida de gracia es la señal más clara de predestinación al cielo.

Segundo propósito espiritual

Cultiva la oración y el silencio. Decídete a vivir una vida más equilibrada y armoniosa haciendo espacios y tiempos de silencio; es en ellos donde escucharás más nítidamente la voz de Dios. Los santos se salvaron porque oraron, y los condenados se perdieron porque no oraron.

Tercer propósito espiritual

Aprende a tener paciencia ante la adversidad. Desesperarse o maldecir a Dios porque las cosas no salen bien es signo de inmadurez cristiana. Aceptemos que vivimos en un mundo herido por el pecado y que seremos dichosos si soportamos las pruebas de la vida. Ningún mal puede compararse con la vida eterna que Dios nos ha preparado.

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Cuarto propósito espiritual


Ejercítate en la caridad con el prójimo. La pandemia de Covid-19 nos ha puesto frente a muchas situaciones de miseria humana, y nos ha enseñado a ser más sensibles, caritativos y solidarios unos con otros. Entremos al año nuevo con el mismo espíritu de caridad, sabiendo que es a Cristo Jesús a quien servimos en la persona de los necesitados.

Quinto propósito espiritual

Cultiva un creciente amor a Jesucristo en la Eucaristía. Si la pandemia nos privó por mucho tiempo de la comida y bebida espiritual, avivemos nuestro amor a ella en este 2022. Comulgar con frecuencia es signo de predestinación pues, “el que come mi Cuerpo y bebe mi Sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6,54), dijo el Señor.

Sexto propósito espiritual


Incrementa tu devoción a la Virgen María y a san José. Quien quiera crecer a pasos agigantados en su fe, esperanza y caridad, hágase muy devoto de la Virgen y de san José. Ellos nos enseñan a vivir en la familia de los hijos de Dios porque son ellos nuestra madre y nuestro padre espiritual.

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Séptimo propósito espiritual

Cultiva un gran amor a nuestra Madre, la Iglesia. En tiempos de pandemias y en tiempos de salud y tranquilidad, ella es la dispensadora de la Palabra, la Gracia y de la Verdad. Los santos se llenaban de inmenso gozo al pensar que eran hijos de la Iglesia, y sentían hacia ella todo el respeto y el amor de un hijo para con la mejor de las madres.

Dentro de unos días habremos pasado la última hoja del calendario 2021 y nos introduciremos en 2022. Pasan los años y en el horizonte se vislumbra la eternidad.

Quizá nos da miedo saber que el año que pasa nos acerca más a nuestro destino eterno, pero añorar permanecer sólo en esta vida termina por volverse aburrido e insoportable.

Vamos hacia la plenitud de la vida donde nos sumergiremos en la inmensidad del amor que nos desborda. Y esto no puede llenarnos menos que de una gran esperanza y una enorme alegría.


¿Por qué comemos 12 uvas en el Año Nuevo? Un sacerdote está detrás de esta tradición.

 


¿Sabes cómo inició la tradición de comer 12 uvas en el Año Nuevo? En 1909 los viticultores de Alicante, España, tuvieron una cosecha más grande de lo que esperaban.

Como no estaban preparados ni para comercializar ni para convertir la uva en vino, y ante la posibilidad de que las uvas se les echaran a perder, decidieron inventar algo para la última noche del año.

Así crearon una campaña en esa región de España proponiendo que se debería comer una uva por cada campanada del reloj a la medianoche. Así surgió en España -y después en México- la costumbre de comerse una uva por cada campanada del reloj.

Pero lo interesante de esto es que fue un sacerdote de la región quien les ayudó a popularizar esta idea. Los vinicultores acudieron con el párroco del pueblo y le pidieron bendecirles y ofrecer una Misa por ellos, pues estaban por perder sus cosechas. El sacerdote accedió a ofrecer la Misa, pero además les propuso proponer esta idea durante la homilía de la Misa, y así muchos de los que acudieron a la Eucaristía del 31 de diciembre compraron uvas y al regresar a casa comenzaron con lo que ahora es esta importante tradición.

La pregunta de si esto da suerte o no. 

A los que se les ocurrió esta idea sí tuvieron suerte porque pudieron vender todas las uvas. Pero más que suerte fue una bendición de Dios, y nunca hay que realizar esta práctica con una intención supersticiosa, pues debemos recordar que nosotros como católicos somos cristocéntricos; nuestra fe está puesta en Jesús. 

Esto también nos lleva a pensar que la "suerte" no llega sola, es necesario ser creativos y esforzarnos por tener más eficiencia en todo lo que hacemos y sobre todo encomendarnos a Dios.

El año nuevo y los testigos de Jehová


EL AÑO NUEVO Y LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ
Por José Leopoldo Fierro Córdova 

Dios por medio de Moisés, nos dio 10 mandamientos. En cambio, en la secta de los Testigos de Jehová, sus líderes mundiales a cada TJ, le ha inventado más de 300 mandamientos que deben de guardar. Algunos letales, que por atenderlos les puede causar la muerte, ejemplo: el NO a las transfusiones de sangre y por varios años, cuando les prohibieron aceptar transplantes de órganos, dizque por que si lo hacían, los convertiría en caníbales, ya que estaban introduciendo a su cuerpo "la carne" de otra persona. Varios en esa época prefirieron morir que aceptar el trasplante de un riñón o quedar ciegos por negarse al trasplante de corneas.

Otros "mandamientos" rayan en lo ridículo, como el de prohibir decir "salud " a alguien que estornuda; por que según la "teología jehovista" eso es una conducta pagana.

Siempre tras de esas prohibiciones hay una trampa para capturar adeptos. Un ex TJ me comentaba que él tuvo la desgracia de arruinar 15 años de su vida en esa secta (renunció a estudios universitarios) por causa de un estornudo. Le pregunté cómo fue eso y me dijo:

«YO era católico ignorante y un día escuche a un testigo de Jehová estornudar y le dije: ¡Salud! Él me responde: perdone que no le de las gracias, por que eso es pagano y ofende a Jehová, bla, bla... Yo de curioso le pedí me explicars más y esa fue mi desgracia... acepte el estudio "gratuito" de Biblia con él y caí en la trampa sectaria, todo por "un estornudo".»

Entre los cientos de mandamientos Jehovistas, está no felicitarse ni celebrar nada en absoluto con motivo del AÑO NUEVO. Alguien preguntará: ¿Con qué justifican dicha prohibición? Sus líderes les convencen de que si se felicita por el Año Nuevo, es adorar al dios pagano JANOS, el dios adorado por los paganos de dos caras (viendo el pasado y el futuro). El dios de los comienzos o portales. En el fondo es evitar que sus adeptos gasten tiempo y dinero en convivencias familiares y máximo con parientes que no son testigos de Jehová y no utilicen ese tiempo en ganar adeptos a la secta.

Más como en todo, quien tiene su cerebro sano y no está atrapado en leer sólo la literatura de la secta, observa la hipocresía de esta prohibición de no celebrar el Año Nuevo. Su literatura Atalaya del mes de Enero la tienen (en inglés) clasificada con el término "JANUARY" (Enero en inglés) y este término se refiere a ese dios pagano JANOS. Entonces su "alimento espiritual" la Atalaya, está contaminado de PAGANISMO, como sucede con el resto de su literatura calificada y ordenada con el resto de los nombres de meses del año, todos de origen pagano.

ENERO. Éste fue el primer mes que se tuvo que añadir. Su nombre antiguo era Ianuro, en honor al dios Jano, que era el protector de puertas y entradas.

FEBRERO. Incorporado en segundo lugar por Numa Pompilio, lo dedicó a Plutón o Februo, para que éste aplacara sus iras.

MARZO. Proviene de Marte, dios de la guerra, porque en este mes se iniciaban las campañas bélicas de las legiones romanas.

ABRIL. Procede del término griego afros, que significa espuma, de la que surgió Venus. Este mes se dedicó a la fertilidad.

MAYO. Es un homenaje a los ancianos o protectores del pueblo, ya que deriva de la palabra latina majorum, que significa mayores. Otros atribuyen su nombre a la diosa Maya, la esposa de Vulcano.

JUNIO. Representado como un segador de heno, supone un homenaje a los jóvenes, ya que proviene del término latino 'junior'.

JULIO. Julio César le dio su nombre, ya que él nació en este mes. Debido a que era la época en que se llevaba a cabo la recolección del trigo, se representaba con un segador practicando esta faena agrícola.

AGOSTO. Rinde homenaje al emperador Augusto, que eligió este mes para que llevara su nombre debido a que fue cuando derrotó a Cleopatra y Marco Antonio, sus mayores enemigos. Inicialmente constaba de 30 días y se llamaba Sextilis; Numa Pompilio le quitó 1 día y Julio César le añadió 2 más.

SEPTIEMBRE. Como al principio ocupaba el séptimo lugar (septem, en latín), conservó su originaria denominación a pesar de haber pasado al noveno puesto. Diferentes escenas de vendimia representan este mes, dedicado al dios Vulcano.

OCTUBRE. En este caso, ha conservado también su nombre original de la época de Rómulo, del término latino october: octavo. Tanto la vendimia como la siembra, tareas de la época que marca, servían para simbolizarlo.

NOVIEMBRE. Mientras que su denominación ha perdurado desde que ocupaba el noveno lugar (november), sus días sufrieron cambios hasta la llegada de Augusto, quien los dejó en 30.

DICIEMBRE. A pesar de estar en el último puesto, se le sigue conociendo por la décima posición que ocupaba originalmente.

Para colmo, toda la producción de la literatura de la secta se ordena cronológicamente con el Calendario Gregoriano, creado por un Papa de nombre Gregorio. Esto "contamina" su literatura de tomar leche de los pechos de los que ellos llaman la Gran Babilonia, la RAMERA como identifican a la Iglesia católica.

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