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Cómo vivir como Cristiano en una sociedad cada vez más alejada del Evangelio


¡Queridos amigos en Cristo!

Hoy, en medio de un mundo que parece cada vez más entregado a las fuerzas de la oscuridad, quiero invitarte a reflexionar juntos sobre lo que significa vivir como verdaderos discípulos de Cristo en estos tiempos turbulentos. Es innegable que nos enfrentamos a desafíos enormes: el egoísmo desenfrenado, el individualismo rampante, el culto al dinero y al mercado, y una pérdida alarmante de los valores cristianos que alguna vez fueron el fundamento de nuestra sociedad.

Cuando miramos a nuestro alrededor, vemos cómo el egoísmo y la búsqueda desenfrenada del interés propio han penetrado en los corazones de tantos. La cultura del "yo primero" se ha vuelto omnipresente, convirtiendo a las personas en esclavas de sus propios deseos y ambiciones, sin preocuparse por el bienestar de los demás. Pero como cristianos, sabemos que nuestro llamado es diametralmente opuesto: somos llamados a amar al prójimo como a nosotros mismos, a poner las necesidades de los demás por encima de nuestras propias comodidades.

El individualismo ha erosionado el tejido mismo de la comunidad. Hemos perdido de vista la importancia vital de vivir en armonía y solidaridad con nuestros hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto insensibles al sufrimiento de los demás, encerrándonos en nuestras propias burbujas de confort. Pero Jesús nos enseñó el valor de la comunidad, nos mostró que somos más fuertes cuando estamos unidos, cuando nos apoyamos mutuamente en tiempos de necesidad.

El liberalismo desenfrenado, que idolatra la libertad individual y que vende la falsa idea de que cada persona es un universo en sí mismo y que el individuo está por encima de todo, ha llevado a una distorsión peligrosa de lo que significa ser libre. La libertad no es hacer lo que queramos sin consecuencias, sino vivir de acuerdo con la verdad y el amor. Como nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en el párrafo 1733, "la libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestro bien supremo". Por lo tanto, nuestra libertad debe estar enraizada en la voluntad de Dios, en seguir sus mandamientos y en buscar su voluntad en todas las cosas.

El culto al dinero y al mercado ha invadido todos los aspectos de nuestra sociedad, convirtiendo a las personas en meros instrumentos de producción y consumo, creando una "dictadura de la economía" sobre el hombre, como bien lo ha dicho en repetidas ocasiones el Papa Francisco. Se nos dice que nuestra valía se mide por nuestro éxito material, por la cantidad de posesiones que acumulamos. Pero Jesús nos enseñó que no podemos servir a dos amos: no podemos servir tanto a Dios como al dinero. Debemos recordar que nuestras verdaderas riquezas están en el Reino de los Cielos, no en los tesoros terrenales que se desvanecen con el tiempo.

Lamentablemente, también hemos perdido de vista la importancia de la justicia social y la promoción del bien común. Nos hemos vuelto cómplices de un sistema que perpetúa la desigualdad y la injusticia, que deja atrás a los más vulnerables entre nosotros. Pero la justicia social es un imperativo moral para todos los cristianos. Como nos enseña la Biblia en Proverbios 31,8-9, "Levanta la voz por los que no tienen voz, por los derechos de todos los desposeídos. Levanta la voz, juzga con justicia; defiende los derechos del pobre y del necesitado".

En este mundo cada vez más entregado a las fuerzas de la oscuridad, es más importante que nunca que vivamos como auténticos testigos de la luz de Cristo. No podemos permitir que el desaliento nos paralice o que el miedo nos paralice. Al contrario, debemos ser valientes en nuestra fe, comprometidos en llevar la luz de Cristo a todas las áreas de nuestras vidas y de nuestra sociedad.

Para hacer frente a estos desafíos, necesitamos regresar a nuestros fundamentos cristianos, a las verdades eternas que han sido confiadas a nosotros por nuestra fe. Necesitamos recordar que somos llamados a amar a Dios sobre todas las cosas y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Necesitamos cultivar una vida de oración y sacramentos, nutriendo nuestra relación con Dios y fortaleciendo nuestra capacidad para resistir las tentaciones del mundo.

Además, debemos comprometernos activamente en la construcción del Reino de Dios aquí en la tierra, trabajando incansablemente por la justicia social y la promoción del bien común. Debemos ser voz para los sin voz, defensores de los marginados y buscadores de la verdad y la justicia en todas las áreas de nuestra vida.

En última instancia, recordemos que no estamos solos en esta batalla. Cristo está con nosotros en cada paso del camino, fortaleciéndonos con su gracia y su amor infinito. Y como comunidad de creyentes, estamos llamados a apoyarnos mutuamente, a animarnos mutuamente en la fe y a caminar juntos hacia la luz de Cristo.

Así que no perdamos la esperanza, queridos amigos. Aunque el mundo pueda parecer oscuro y desalentador en ocasiones, sabemos que la luz de Cristo brilla más brillante que cualquier oscuridad. Sigamos adelante con valentía y confianza, sabiendo que, con Dios a nuestro lado, podemos superar cualquier desafío que se nos presente.

Que Dios los bendiga abundantemente y los guíe en su camino hacia una vida más plena y abundante en Cristo.

¡Con amor en Cristo,

Padre Ignacio Andrade.

Sacerdote católico

Evangelio 11 de junio 2023: ¿Qué encierra la frase: ‘misericordia, no sacrificios’?


Evangelio 11 de junio 2023 según san Mateo (Mt. 9,9-13)

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: “Sígueme.” Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: “¿Cómo es que nuestro maestro come con publicanos y pecadores?”

Jesús lo oyó y dijo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Anden, aprendan lo que significa “misericordia quiero y no sacrificios”: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.”

¿Qué encierra la frase: ‘misericordia, no sacrificios’?

Este domingo regresamos a la lectura continuada del Evangelio de san Mateo, que quedó interrumpida por el inicio de la cuaresma hace unos meses. El escenario en que nos situamos, es el ministerio de nuestro Señor Jesucristo en Galilea, y específicamente el texto que leemos hoy nos narra la vocación de Mateo y la convivencia de Jesús con los pecadores en la población de Cafarnaúm.

Ante dicha circunstancia, Jesús recibe la crítica de los fariseos, quienes plantean la pregunta a los discípulos: “¿por qué come su maestro con pecadores y publicanos?”. La suposición de los grupos observantes de la ley de Moisés, es que al interactuar con personas que se encuentran en pecado, el hombre justo queda impuro (cfr. Lc 7,39).

Sin embargo, Jesús propone una dinámica diametralmente opuesta: el mal se contagia, pero con mayor razón la salud y la salvación, y por este motivo dice: “no son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos”.

Jesús, acto seguido, indica cuál es el método para ejercer la sanación de las personas: “vayan y aprendan lo que significa: ‘misericordia quiero y no sacrificios’, frase que proviene del profeta Oseas (os 6,6) y se complementa con esta otra frase en paralelismo: “conocimiento de dios más que holocaustos”.

Con este paralelismo el profeta critica a los que piensan que solucionan su relación con Dios haciendo actos de culto, olvidándose de cumplir con los preceptos de la alianza, sobre todo aquellos concernientes al buen trato, o al menos al trato justo a los demás.

Así como en la vida cotidiana sería un despropósito que un médico se rehusara a atender a los enfermos, Jesús considera que sería igualmente un absurdo si aquellos que tienen la función de conducir al pueblo en lo religioso lo abandonaran y no se dedicaran a procurar la conversión de los pecadores. Por este motivo los insta a comprender el sentido de la frase “misericordia quiero y no sacrificios”, en lugar de dedicarse a criticarlo.

Autor: Monseñor Salvador Martínez

Fuente: Desdelafe.mx

¿Por qué hacemos la señal de la cruz antes de que se lea el Evangelio en la Misa?

 

 
Quizá no seas católico pero has asistido por alguna razón a Misa, o posiblemente lo seas, pero nunca has entendido exactamente el porqué de esta práctica. Sea cual sea tu caso, puede ser que te hayas preguntado por qué es que durante la celebración eucarística hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestra frente, boca y pecho justo antes de que el Presbítero (sacerdote) lea el Evangelio durante la litúrgia de la palabra y exactamente mientras él dice "del santo Evangelio según san..." y los fieles pronunciamos "Gloria a Ti, Señor".
 

Pues aqui, de manera muy sencilla, bastante rápida y brevemente te lo explicamos:
 

Es muy simple: Hacemos una cruz en nuestra frente para decir que el relato bíblico que estamos por escuchar y que tiene que ver sobre la vida, muerte y resurección de nuestro Señor Jesucristo permanezca en nuestras mentes [señal de la cruz en la frente], y en nuestros labios [señal de la cruz sobre la boca], para que seamos prontos en compartilo con los demás, y para que permanezca en nuestros corazónes [señal de la cruz a la altura del pecho] y arda en ellos con fervor sagrado.
 

La manera más adecuada de trazar la cruz es con los dedos como se muestran en la siguiente imagen.



¿Qué significa esta posición de los dedos? Es algo muy sencillo: Los tres dedos que van juntos (pulgar, índice y medio) representan a la Santísima Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Los otros dos dedos que van unidos entre sí y dirigidos hacia el interior de la palma de la mano (anular y meñique) representan la doble naturaleza de Cristo, humana y divina (unión hipostática).

La reflexión del Evangelio: "Tengan valor, porque yo he vencido al mundo"


Del santo Evangelio según san Juan: 16, 29-33

En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: "Ahora sí nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que has venido de Dios".

Les contestó Jesús: "¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo".

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

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Hoy nos reunimos para reflexionar y sumergirnos en las profundas enseñanzas del santo Evangelio según san Juan (16, 29-33). Este pasaje nos invita a adentrarnos en un diálogo revelador entre Jesús y sus discípulos, que nos revela verdades esenciales sobre la fe, la adversidad y la victoria en Cristo.

En este encuentro, los discípulos expresan su convicción de que Jesús está hablando de manera clara y directa, sin recurrir a las parábolas a las que nos tenía acostumbrados. Reconocen y afirman que Él posee el conocimiento de todas las cosas, demostrando así que no necesita que nadie le pregunte, ya que ha venido de Dios. En sus palabras, percibimos la creciente certeza que los discípulos tienen de la divinidad de Jesús y de su papel como el Mesías esperado, aquel enviado por el Padre para redimir al mundo.

Sin embargo, la respuesta de Jesús nos lleva a una advertencia y a una profecía que requerirán de una atención más detallada. Él les dice a sus discípulos que se acerca la hora en la que ellos se dispersarán cada uno por su lado, abandonándolo y dejándolo solo. Estas palabras podrían parecer desalentadoras y generar desconcierto en los corazones de los discípulos. Pero, es en el contexto de la respuesta de Jesús que encontramos una promesa llena de esperanza y consuelo.

A pesar de la aparente soledad que Jesús pronostica para sí mismo, les asegura a sus discípulos que no estará verdaderamente solo, ya que el Padre estará siempre con Él. En estas palabras, encontramos una muestra palpable de la intimidad y la relación especial entre Jesús y el Padre celestial. Él no solo es consciente de la presencia constante del Padre en su vida, sino que confía plenamente en esa comunión y nos invita a confiar en ella también.

Jesús revela a sus discípulos y a todos nosotros que estas cosas les ha dicho para que encuentren paz en Él. En medio de las tribulaciones y dificultades que encontrarán en el mundo, Él nos ofrece la paz que trasciende todas las circunstancias, la paz que solo Él puede otorgarnos. Esta paz no depende de las circunstancias externas, sino que proviene de la certeza de que Jesús ha vencido al mundo y ha abierto el camino hacia la vida eterna.

Aquí, surge una pregunta crucial para cada uno de nosotros: ¿cómo podemos alcanzar y experimentar esta paz que Jesús nos ofrece? La respuesta radica en una fe profunda y arraigada en Él. Es necesario creer y confiar en su palabra y en su promesa de estar con nosotros en cada momento de nuestras vidas. A través de la fe, encontramos la paz que el mundo no puede ofrecer y la seguridad de que, a pesar de las adversidades, nunca estamos solos.

Además, Jesús nos exhorta a tener valor en medio de las tribulaciones. Sabemos que en este mundo experimentaremos dificultades y pruebas. Sin embargo nuestra fe y confianza en Jesucristo son fundamentales para superar cualquier adversidad que enfrentemos. Aunque las tribulaciones puedan parecer abrumadoras, Jesús nos anima a no perder la esperanza ni el valor, porque Él ha vencido al mundo.

Al afirmar que ha vencido al mundo, Jesús nos revela su poder y autoridad sobre todo lo que nos rodea. Él ha conquistado el pecado, la muerte y todas las fuerzas que se oponen al plan de salvación de Dios. Su victoria es nuestra victoria. En Él encontramos el ejemplo perfecto de cómo enfrentar las dificultades con valentía y confianza en Dios.

A lo largo de la historia, la Iglesia y los seguidores de Jesús han enfrentado innumerables desafíos y persecuciones. Sin embargo, en medio de todas estas pruebas, la fe en Cristo ha prevalecido. Los mártires y los santos nos han dejado un legado de valentía y perseverancia en la fe, recordándonos que la victoria final es del Señor.

En nuestra vida cotidiana, también podemos encontrar tribulaciones de diferentes formas. Podemos enfrentar pruebas en nuestras relaciones, en nuestro trabajo, en nuestra salud o en nuestras luchas internas. Sin embargo, la promesa de Jesús de que no estamos solos nos da fortaleza y consuelo.

En esos momentos de dificultad, es vital recordar que Dios está con nosotros. Él nos fortalece, nos consuela y nos guía a través de su Espíritu Santo. Podemos recurrir a la oración, a la lectura de las Escrituras y a los sacramentos para encontrar la paz y la gracia que necesitamos. En la Eucaristía, en particular, encontramos la presencia real de Cristo, quien se une a nosotros en cuerpo y alma.

Además, como comunidad de creyentes, estamos llamados a apoyarnos y acompañarnos mutuamente en momentos de tribulación. La Iglesia, como familia de Dios, nos brinda una red de amor y apoyo en la cual podemos encontrar consuelo, aliento y fortaleza. A través de la comunión de los santos, tanto los vivos como los que han partido antes que nosotros, podemos encontrar inspiración y ayuda en nuestro camino de fe.

En resumen, el pasaje del Evangelio según san Juan (16, 29-33) nos invita a reflexionar sobre nuestra fe en Jesucristo y en su promesa de paz y victoria. Jesús nos asegura que, a pesar de las tribulaciones que enfrentamos en el mundo, no estamos solos. Él está con nosotros, y en Él encontramos la paz que trasciende todas las circunstancias.

La fe en Jesús nos da valor para enfrentar las dificultades con confianza en Dios, recordando que Él ha vencido al mundo. Nuestra fe nos fortalece, nos consuela y nos guía en medio de las pruebas, y también nos conecta con la comunidad de creyentes que nos apoya y acompaña en nuestro caminar.

Que este pasaje del Evangelio nos inspire a profundizar nuestra fe en Jesucristo, a confiar en su presencia constante en nuestras vidas y a encontrar paz y valor en medio de las tribulaciones. Que podamos ser testigos.

Autor: Padre Ignacio Andrade

Para entender mejor el Evangelio: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra"


Del santo Evangelio según san Mateo: 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.

Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

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Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy, en este encuentro sagrado, nos encontramos reunidos para reflexionar sobre el Santo Evangelio según san Mateo, específicamente el pasaje que relata el encuentro de Jesús con sus discípulos en el monte de Galilea. En este pasaje, encontramos una enseñanza fundamental que Jesús nos confía y que sigue resonando en nuestros corazones hasta el día de hoy.


Los once discípulos, llenos de incertidumbre y emociones encontradas, se dirigieron al lugar donde Jesús los había convocado. Al ver al Maestro, se postraron ante Él, aunque algunos titubeaban. En ese momento, Jesús se acerca a ellos con palabras que trascenderían los límites del tiempo y el espacio: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra". Estas palabras, queridos fieles, encapsulan la autoridad suprema de Cristo y su misión divina en la salvación de la humanidad.

Jesús, el Hijo de Dios, comparte con sus discípulos una tarea trascendental, una misión que cambiaría el curso de la historia. Les encomienda el mandato de hacer discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Aquí, en este mandato, encontramos la esencia de la misión de la Iglesia y la continuidad del mensaje de Jesús a lo largo de los siglos.

En primer lugar, Jesús nos llama a hacer discípulos. Ser discípulo implica un compromiso profundo con el Señor, una entrega total de nuestra vida a su servicio. No se trata simplemente de creer en Él, sino de seguir sus enseñanzas y testimoniar su amor en nuestras acciones diarias. Somos llamados a vivir de tal manera que otros puedan ver a Cristo en nosotros, atrayéndolos hacia la fe y el amor de Dios.

Además, Jesús nos instruye a bautizar a todos los pueblos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo es un sacramento fundamental en nuestra fe católica, ya que por medio de él somos incorporados a la familia de Dios y recibimos la gracia santificante. En el bautismo, renunciamos al pecado y nos comprometemos a vivir según los mandamientos de Dios. Es una invitación a una vida nueva, a ser testigos de la transformación que el amor de Dios puede operar en nuestras vidas.

Además de hacer discípulos y bautizar, Jesús nos manda enseñar. No se trata solo de transmitir conocimientos teóricos, sino de enseñar a cumplir todo cuanto Él nos ha mandado. La enseñanza de Jesús no se limita a palabras vacías, sino que se encarna en acciones concretas de amor, justicia y misericordia. Debemos ser maestros de vida, modelando nuestros actos según los valores del Evangelio, para que otros puedan aprender a vivir en la verdad y la plenitud de la fe.

Queridos hermanos y hermanas, estas palabras de Jesús no solo fueron dirigidas a los discípulos en aquel monte de Galilea, sino que son una invitación y un mandato para cada uno de nosotros, los discípulos de hoy. Jesús nos confía la misión de llevar su mensaje de amor y salvación a todos los rincones del mundo.

En nuestra vida cotidiana, a menudo nos encontramos con situaciones desafiantes y obstáculos que nos impiden cumplir plenamente este mandato. Podemos sentirnos inseguros, dudar de nuestras capacidades o temer el rechazo. Sin embargo, en medio de todas estas dificultades, debemos recordar las palabras de Jesús: "Sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".

Estas palabras son un consuelo y una promesa para cada uno de nosotros. Jesús no nos abandona en nuestra misión, sino que nos acompaña en todo momento. Él está presente en nuestro caminar, fortaleciéndonos, guiándonos y dándonos la gracia necesaria para llevar a cabo su obra. No estamos solos en esta tarea, sino que contamos con el poder y la presencia del Espíritu Santo que nos capacita y nos anima a dar testimonio de nuestro Señor.

Hermanos y hermanas, ser discípulos de Jesús implica vivir en comunión con Él, cultivar una relación íntima y personal con nuestro Salvador. A través de la oración, la meditación de la Palabra de Dios y los sacramentos, fortalecemos nuestra unión con Cristo y recibimos la gracia necesaria para llevar adelante nuestra misión. Sin una relación viva con Jesús, nuestra labor se convierte en un mero activismo sin frutos duraderos.

Además, debemos recordar que la misión de hacer discípulos no es exclusiva de algunos, sino que es responsabilidad de todos los bautizados. Cada uno de nosotros, sin importar nuestra posición social, edad o talentos, tiene un papel importante en el plan de Dios. Cada uno tiene dones y habilidades únicas que pueden ser utilizados para llevar el mensaje de Jesús a aquellos que nos rodean.

Es importante también recordar que nuestra labor evangelizadora no se reduce solo a las palabras que decimos, sino que se refleja en nuestras acciones diarias. Nuestro testimonio de vida, nuestra forma de amar y servir a los demás, habla más fuerte que cualquier discurso. Las personas deben ver en nosotros el reflejo del amor y la misericordia de Dios, para que puedan ser atraídas hacia Él.

En este tiempo de desafíos y cambios constantes, la misión que Jesús nos encomienda cobra una relevancia aún mayor. Vivimos en un mundo sediento de amor, paz y esperanza. Tenemos la oportunidad de ser instrumentos de transformación y de llevar el mensaje de salvación a aquellos que aún no lo conocen.

Queridos hermanos y hermanas, encomendémonos al Señor en esta tarea que nos ha confiado. Busquemos su guía y fortaleza para ser fieles y valientes en nuestra misión de hacer discípulos. Que el Espíritu Santo nos ilumine y nos dé la sabiduría necesaria para anunciar el Evangelio con amor y humildad.

Siguiendo el ejemplo de los discípulos, postrémonos  ante Jesús, reconociendo su autoridad suprema y confiando en su presencia constante en nuestras vidas. Que cada paso que demos en nuestra misión evangelizadora sea guiado por su amor y su sabiduría.

Recordemos también que el llamado de Jesús no se limita a nuestra comunidad o a nuestra zona de confort. Él nos envía a todos los pueblos, a todas las culturas y naciones. No debemos tener miedo de salir al encuentro de aquellos que son diferentes a nosotros, de aquellos que no conocen a Cristo. La misión de Jesús es universal y nos llama a derribar barreras y prejuicios, abrazando a todos como hermanos y hermanas en Cristo.

Hermanos y hermanas, en este tiempo de tanta división y discordia, seamos portadores de la reconciliación y la unidad. Nuestra misión no es solo predicar, sino también construir puentes y tender la mano a aquellos que se sienten excluidos o marginados. Que nuestra labor evangelizadora sea un testimonio de amor inclusivo, de misericordia y compasión hacia todos.

En nuestra misión de hacer discípulos, también debemos recordar que el verdadero protagonista es Dios mismo. No es nuestra habilidad o sabiduría lo que transforma los corazones, sino la gracia de Dios obrando a través de nosotros. Por lo tanto, es esencial que confiemos en Él en todo momento, reconociendo nuestra dependencia de su poder y gracia.

En conclusión, hermanos y hermanas, el Evangelio de hoy nos desafía y nos inspira a vivir nuestra fe de manera auténtica y comprometida. Jesús nos llama a hacer discípulos, a bautizar y a enseñar, recordándonos siempre su presencia constante en nuestras vidas. Sigamos su ejemplo, acogiéndolo como el Señor y Salvador de nuestras vidas, y compartamos su mensaje de amor y salvación con todos aquellos que encontramos en nuestro camino.

Que el Espíritu Santo nos fortalezca en esta misión, guiándonos y capacitándonos para ser auténticos testigos de Cristo en el mundo. Que podamos cumplir fielmente el mandato de Jesús, llevando la luz del Evangelio a cada rincón de la tierra. Que nuestras acciones y palabras reflejen el amor de Dios y atraigan a muchos hacia la vida plena que solo se encuentra en Él.

Encomendémonos a la intercesión de la Virgen María, la primera y la más fiel de los discípulos de Jesús. Que ella nos guíe y nos sostenga en nuestra misión, y nos ayude a ser siempre fieles a la voluntad de Dios.

Así sea.

Autor: Padre Ignacio Andrade

Jesús, el Camino que Conduce a la Casa del Padre (Meditación del Padre Andrade)


Queridos hermanos, el evangelio de hoy nos muestra una imagen de Jesús como un guía que nos lleva a una casa llena de habitaciones, preparadas especialmente para nosotros. Él nos asegura que no hay nada de qué preocuparnos, porque Él mismo ha preparado el camino para nosotros y nos llevará allí personalmente.

Jesús es como un arquitecto que ha diseñado un hogar celestial, con habitaciones bellamente decoradas y personalizadas para cada uno de nosotros. Él ha puesto su corazón en cada detalle, asegurándose de que esté todo perfecto antes de invitarnos a entrar.

Pero algunos de nosotros todavía dudan, como Tomás, preguntándose cómo llegar allí. Jesús es como un GPS que nos guía en el camino, asegurándose de que no nos perdamos y lleguemos sanos y salvos a nuestro destino final. Él nos dice que Él mismo es el camino, la verdad y la vida, y que nadie llega al Padre sino a través de Él.

Felipe, por su parte, pregunta por el Padre, deseando conocerlo más profundamente. Jesús es como un espejo que refleja el rostro del Padre, mostrándonos su amor y su misericordia en todo momento. Él nos dice que el Padre y Él son uno solo, y que las obras que realiza son las del Padre que vive en Él.

Jesús nos invita a confiar en Él y a creer en sus palabras, porque Él es el camino hacia el hogar celestial que Él mismo ha preparado para nosotros. Él nos promete que si confiamos en Él y creemos en Él, haremos obras aún mayores que las suyas, porque Él se va al Padre y nos deja el Espíritu Santo como guía y ayuda en nuestras vidas.

Hermanos y hermanas, dejemos que Jesús sea nuestro arquitecto, nuestro GPS y nuestro espejo. Dejemos que Él nos guíe en el camino de la vida y nos lleve a la casa del Padre, donde nos espera con los brazos abiertos. Confiemos en Él y creamos en Él, porque Él es el camino, la verdad y la vida.

Además, Jesús nos invita a compartir este camino con otros y a llevarlos a la casa del Padre. Como discípulos de Cristo, debemos ser como guías turísticos que muestran a los demás el camino hacia la salvación y la vida eterna. Debemos ser como arquitectos que construyen puentes entre el mundo material y el mundo espiritual, creando oportunidades para que otros encuentren su camino hacia Dios.

También podemos ser como GPS, guiando a nuestros hermanos y hermanas hacia la verdad y la justicia, y mostrándoles cómo vivir una vida llena de amor y servicio. Y como espejos de Cristo, podemos reflejar su amor y su luz a los demás, compartiendo su misericordia y su gracia con todos aquellos que encontramos en nuestro camino.

Debemos ser testigos de la verdad de Cristo en nuestro día a día, hablando con nuestras acciones y nuestras palabras, y guiando a los demás hacia Él. Al compartir la buena noticia del evangelio con los demás, podemos llevar a otros a la casa del Padre, donde también encontrarán su lugar y su hogar.

Así que, hermanos y hermanas, no tengamos miedo de compartir la verdad de Cristo con los demás. No nos quedemos callados ante la injusticia o la maldad, sino que hablemos y actuemos con valentía y amor. Y cuando tengamos la oportunidad de guiar a alguien hacia la verdad y la vida, tomemos la mano del Señor y caminemos juntos hacia la casa del Padre.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Papa: “En la Iglesia todo debe ser conforme a las exigencias del anuncio del Evangelio; no a las opiniones de los conservadores o los progresistas”


En su ciclo de catequesis sobre el celo de la evangelización, el Papa Francisco centra su intervención sobre ‘El Espíritu Santo, protagonista del anuncio”. Primero, porque anunciar no es “adoctrinar o a hacer proselitismo, sino a hacer discípulos”. Segundo, porque “la Iglesia, si no le reza y no le invoca, se encierra en sí misma, en debates estériles y agotadores, en fatigosas polarizaciones, mientras se apaga la llama de la misión”. Por lo tanto, no se trata de una lucha entre progresistas y conservadores, sino de “testimoniar el primado de la consolación de Dios sobre la desolación del mundo”. Eso sí, teniendo en cuenta que “toda tradición religiosa es útil si facilita el encuentro con Jesús”.

En su saludo en portugués, el Papa invitó a "rezar por los que sufren a causa de las catástrofes naturales o las guerras. Ayudémosles también con nuestra caridad. Así seremos fuente de consuelo y alegría". Y en su saludo en polaco, el Papa alaba la obra 'Misioneros para la Cuaresma': "Esta obra se dirige también a los que quedaron en Ucrania, devastada por la guerra, llevando apoyo y esperanza a los habitantes de ese atormentado país. ¡Recemos juntos por la paz!"

Texto íntegro de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

En nuestro itinerario de catequesis sobre la pasión de evangelizar, hoy volvemos a partir de las palabras de Jesús que hemos escuchado: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Santo Espíritu» (Mt 28, 19). Id -dice el Resucitado-, no a adoctrinar o a hacer proselitismo, sino a hacer discípulos, es decir, a dar a todos la oportunidad de entrar en contacto con Jesús, de conocerlo y amarlo libremente. Id bautizando: bautizar significa sumergir y por tanto, antes de indicar una acción litúrgica, expresa una acción vital: sumergir la propia vida en el Padre, en el Hijo, en el Espíritu Santo; experimentar cada día la alegría de la presencia de Dios que está cerca de nosotros como Padre, como Hermano, como Espíritu que actúa en nosotros, en nuestro propio espíritu. 

Cuando Jesús dice a sus discípulos -y también a nosotros-: “¡Id!”, no comunica sólo una palabra.  No. Comunica junto al Espíritu Santo, porque es sólo gracias a Él, al Espíritu, que se puede recibir la misión de Cristo y llevarla adelante (cf. Jn 20, 21-22). Los Apóstoles, en efecto, permanecen encerrados en el Cenáculo por miedo hasta que llega el día de Pentecostés y desciende sobre ellos el Espíritu Santo (cf. Hch 2, 1-13). Con su fuerza esos pescadores, en su mayoría analfabetos, cambiarán el mundo. El anuncio del Evangelio, por tanto, se realiza sólo en la fuerza del Espíritu, que precede a los misioneros y prepara los corazones: Él es “el motor de la evangelización”. 

Lo descubrimos en los Hechos de los Apóstoles, donde en cada página se ve que el protagonista del anuncio no es Pedro, Pablo, Esteban o Felipe, sino el Espíritu Santo. También en los Hechos se relata un momento neurálgico de los inicios de la Iglesia, que también nos puede decir mucho a nosotros.  Entonces, como hoy, junto a las consolaciones no faltaron las tribulaciones, las alegrías se acompañaban de las preocupaciones. Una en particular: cómo comportarse con los paganos que llegaban a la fe, con los que no pertenecían al pueblo judío. ¿Estaban o no obligados a observar las prescripciones de la Ley mosaica? No era un asunto menor. Se forman así dos grupos, entre los que creían que la observancia de la Ley era irrenunciable y los que no. Para discernir, los Apóstoles se reúnen en lo que se llama el “concilio de Jerusalén”, el primero de la historia. ¿Cómo resolver el dilema? Se podría haber buscado un buen acuerdo entre tradición e innovación: algunas normas se observan, otras se ignoran. Sin embargo, los Apóstoles no siguen esta sabiduría humana, sino que se adaptan a la obra del Espíritu que les había anticipado, descendiendo tanto sobre los paganos como sobre ellos. 

Y por eso, quitando casi toda obligación ligada a la Ley, comunican las decisiones finales, tomadas - escriben – “por el Espíritu Santo y por nosotros” (cf. Hch 15,28). Juntos, sin dividirse, a pesar de tener sensibilidades y opiniones diferentes, escuchan al Espíritu. Y Él enseña una cosa, que también es válida hoy: toda tradición religiosa es útil si facilita el encuentro con Jesús. Podríamos decir que la histórica decisión del primer Concilio, de la que también nosotros nos beneficiamos, estuvo movida por un principio, el principio del anuncio: en la Iglesia todo debe ser conforme a las exigencias del anuncio del Evangelio; no a las opiniones de los conservadores o los progresistas, sino al hecho de que Jesús llegue a la vida de las personas. Por tanto, toda elección, uso, estructura y tradición debe ser evaluada en la medida en que favorezca el anuncio de Cristo. Cuando hay divisiones ideológicas entre conservadores y progresistas, falta el Espíritu. El Evangelio no es una idea ni una ideología de izquierdas, de derechas o de centro.

Así el Espíritu ilumina el camino de la Iglesia. En efecto, no es sólo la luz de los corazones, es la luz que orienta a la Iglesia: esclarece, ayuda a distinguir, a discernir. Por eso es necesario invocarlo a menudo; hagámoslo también hoy, al comienzo de la Cuaresma. Porque como Iglesia podemos tener tiempos y espacios bien definidos, comunidades, institutos y movimientos bien organizados, pero sin el Espíritu todo queda sin alma. La Iglesia, si no le reza y no le invoca, se encierra en sí misma, en debates estériles y agotadores, en fatigosas polarizaciones, mientras se apaga la llama de la misión. Es muy triste ver a la Iglesia como si fuese un Parlamento. La Iglesia es otra cosa: comunidad movida por el Espíritu Santo. El Espíritu, en cambio, nos hace salir, nos empuja a anunciar la fe para confirmarnos en la fe, a ir en misión para encontrar quién somos. Por eso el apóstol Pablo recomienda: «No extingáis el Espíritu» (1 Tes 5,19).  Recemos a menudo al Espíritu, invoquémoslo, pidámosle cada día que encienda en nosotros su luz.  Hagámoslo antes de cada encuentro, para convertirnos en apóstoles de Jesús con las personas que encontramos. 

Queridos hermanos y hermanas, partimos y volvemos a partir, como Iglesia, desde el Espíritu Santo. «Sin duda es importante que en nuestras programaciones pastorales partamos de encuestas sociológicas, de análisis, de la lista de las dificultades, de la lista de expectativas y quejas. Sin embargo, es mucho más importante partir de las experiencias del Espíritu: este es el verdadero punto de partida. Y por eso es necesario buscarlos, enumerarlos, estudiarlos, interpretarlos. Es un principio fundamental que, en la vida espiritual, se llama primado de la consolación sobre la desolación. Primero está el Espíritu que consuela, reanima, ilumina, mueve; después vendrá también la desolación, el sufrimiento, la oscuridad, pero el principio para regularse en la oscuridad es la luz del Espíritu» (C.M. MARTINI, Evangelizar en la  consolación del Espíritu, 25 de septiembre 1997). Tratemos de preguntarnos si nos abrimos a esta luz, si le damos espacio: ¿yo invoco al Espíritu? ¿Me dejo orientar por Él, que me invita a no cerrarme sino a llevar a Jesús, a testimoniar el primado de la consolación de Dios sobre la desolación del mundo? 

 Saludo en español

Queridos hermanos y hermanas: 

En esta catequesis reflexionamos sobre el Espíritu Santo, que es el protagonista del anuncio.  Como escuchamos en el Evangelio, Jesús resucitado nos envía a ir, a hacer discípulos y a bautizar.  Con sus palabras, nos comunica el Espíritu Santo, que nos da la fuerza para acoger la misión y llevarla adelante. 

El objetivo principal del anuncio es favorecer el encuentro de las personas con Cristo. Por eso, para que nuestra acción evangelizadora propicie siempre ese encuentro, es necesario que todos — cada uno personalmente y como comunidad eclesial— nos pongamos a la escucha del Espíritu, que es el protagonista. 

La Iglesia invoca al Espíritu Santo para que la oriente, le ayude a discernir sus proyectos pastorales y la impulse a salir por el mundo transmitiendo con alegría el anuncio de la fe. Pero, si no invoca al Espíritu, se va cerrando en sí misma, se crean divisiones, debates estériles y, como consecuencia, la misión se va apagando. 

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Hoy, miércoles de ceniza, comenzamos la cuaresma. En este tiempo de gracia, invoquemos con frecuencia al Espíritu Santo, para que nos ilumine y nos ayude a dar testimonio de la primacía de Dios en nuestra vida, que nos ama y nos consuela, venciendo toda desolación. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.  Muchas gracias.  

 Saludo en portugués

Hoy comienza el tiempo de Cuaresma; mientras fijamos nuestra mirada en Cristo crucificado, os invito a rezar por los que sufren a causa de las catástrofes naturales o las guerras. Ayudémosles también con nuestra caridad. Así seremos fuente de consuelo y alegría. Que Dios os bendiga.

 Saludo en polaco

Saludo cordialmente a los polacos. Al comienzo de la Cuaresma, os animo a cuidar especialmente de los misioneros que anuncian con pasión el Evangelio en todo el mundo. Bendigo la iniciativa "Misioneros para la Cuaresma", a través de la cual apoyáis a los misioneros polacos con la oración y el ayuno. Esta obra se dirige también a los que quedaron en Ucrania, devastada por la guerra, llevando apoyo y esperanza a los habitantes de ese atormentado país. ¡Recemos juntos por la paz! ¡Os bendigo de corazón!

Papa Francisco: "Quien sigue a Cristo elige la paz, siempre; el que desencadena guerra y violencia, reniega del Evangelio"


Rezar, obrar y caminar. Los tres verbos necesarios para la paz. Los tres líderes cristianos que han viajado, juntos, como peregrinos a Sudán del Sur celebraron una vigilia ecuménica para implorar el fin de la violencia en Sudán del Sur. "Trabajemos sin descanso por una paz que integra las diversidades, que promueve la unidad en la pluralidad" rogó Francisco, asido de la mano de Justin Welby e Iaian Greenshields.

Los máximos responsables de la Iglesia católica, la Comunión Anglicana y la Iglesia Reformada de Escocia llegaron "juntos, como Pueblo santo de Dios", para "rezar por este pueblo herido". "Como cristianos, rezar es lo primero y más importante que estamos llamados a realizar para poder obrar bien y tener la fuerza para caminar. Rezar, obrar y caminar", reflexionó Bergoglio durante su intervención.

En primer lugar, rezar. "El gran esfuerzo de las comunidades cristianas en la promoción humana, en la solidaridad y en la paz sería vano sin la oración", porque "no podemos promover la paz sin antes haber invocado a Jesús". Y porque, fundamentalmente, "somos cristianos porque somos amados gratuitamente por Cristo".

Recordando su primer discurso de esta mañana, en el que habló de la figura de Moisés, Francisco recordó la escena del paso del Mar Rojo, y la certeza del patriarca, firme en la fe, de que el Señor salvafría a su pueblo. 

"Es así también para nosotros: rezar nos da la fuerza para salir adelante; superar los temores; entrever, aun en la oscuridad, la salvación que Dios prepara", incidió el Papa. "Es más, la oración atrae la salvación de Dios sobre el pueblo".

Una oración tenaz, constante

Una obligación "sobre todo para nosotros, pastores del Pueblo santo de Dios. Para que el Señor de la paz intervenga ahí donde los hombres no alcanzan a construirla, es necesaria la oración; una tenaz, constante oración de intercesión". Y, si es posible, hacerlo "unidos los unos con los otros, como una única familia".

"En nuestras parroquias, iglesias, asambleas de culto y de alabanza, seamos asiduos y unánimes en la oración, para que Sudán del Sur, de la misma manera que el pueblo de Dios en la Escritura, “llegue a la tierra prometida”; que disponga, con tranquilidad y justicia, de la tierra fértil y rica que posee, y sea colmado de esa paz prometida, aunque, lamentablemente, no obtenida aún", rogó.

En segundo lugar, "justamente en favor de la causa por la paz, estamos llamados a trabajar". Porque "Jesús quiere que “trabajemos por la paz”; por eso quiere que su Iglesia no sea sólo signo e instrumento de la íntima unión con Dios, sino también de la unidad de todo el género humano".

"Esta es la paz de Dios, no sólo una tregua a los conflictos, sino una comunión fraterna, que es el resultado de conjugar, no de disolver; de perdonar, no de estar por encima; de reconciliarse, no de imponerse", imploró Bergoglio.

"Nosotros, queridos hermanos y hermanas, trabajemos sin cansarnos por esta paz, que el Espíritu de Jesús y del Padre nos invita a construir; una paz que integra las diversidades, que promueve la unidad en la pluralidad", añadió. Una paz "que armoniza las diferencias, mientras que el espíritu enemigo de Dios y del hombre se vale de la diversidad para dividir".

Un cristiano tiene que elegir de qué parte está

Porque "quien se dice cristiano tiene que elegir de qué parte estar. Quien sigue a Cristo elige la paz, siempre; el que desencadena guerra y violencia traiciona al Señor y reniega de su Evangelio". El estilo que Jesús nos enseña es claro, añadió el Papa: "amar a todos, pues todos son amados como hijos del Padre común que está en los cielos".

Y porque "el amor del cristiano no es sólo para los que están cerca, sino para todos, porque cada uno en Jesús es nuestro prójimo, hermano y hermana, incluso el enemigo". Más aún los miembros de un mismo pueblo. Hoy, Sudán del Sur.

"Esforcémonos, hermanos y hermanas, por esta unidad fraterna entre nosotros los cristianos, y ayudémonos a transmitir el mensaje de la paz a la sociedad; a difundir el estilo de no violencia de Jesús, para que en quien se profesa creyente no haya más espacio para una cultura basada en el espíritu de venganza; para que el Evangelio no sea sólo un bonito discurso religioso, sino una profecía que se hace realidad en la historia", insistió. "Pongámonos manos a la obra; trabajemos por la paz tejiendo y remendando, nunca cortando ni rasgando. Sigamos a Jesús y, tras de Él, demos pasos comunes por el camino de la paz".

Finalmente, "después de rezar y obrar, caminar", promoviendo "itinerarios de reconciliación". "Somos cristianos, somos de Cristo. Es hermoso que, en medio de tantos conflictos, la pertenencia cristiana no haya jamás disgregado a la población, sino que ha sido, y sigue siendo, factor de unidad", recalcó, recordando que "la herencia ecuménica de Sudán del Sur es un tesoro precioso; una alabanza al nombre de Jesús; un acto de amor a la Iglesia, su esposa; un ejemplo universal hacia el camino de unidad de los cristianos. Es una herencia que ha de ser custodiada con el mismo espíritu".

"Que las divisiones eclesiales de los siglos pasados no influyan en quienes son evangelizados, sino que la semilla del Evangelio contribuya a difundir una unidad más grande. Que el tribalismo y la división en facciones, que alimentan la violencia en el país, no afecten las relaciones interconfesionales. Al contrario, que el testimonio de unidad de los creyentes repercuta en el pueblo", culminó Francisco, reclamando otras dos palabras claves para la paz: "memoria y compromiso".

Permaneceremos siempre cerca de ustedes

"No tengan miedo de no estar a la altura; en cambio, siéntanse impulsados por aquellos que les han preparado el camino. Como en una carrera de relevos, tomen el testigo, para que de ese modo se acelere la llegada a la meta de la comunión plena y visible", planteó. Finalmente, el compromiso: "se camina hacia la unidad cuando el amor es concreto; cuando, unidos, se socorre a quien está marginado, a quien está herido y descartado. Ustedes ya lo realizan en muchos ámbitos".

"Sigan así, nunca compitiendo, sino siendo como una familia; hermanos y hermanas que, por medio de la compasión por quienes sufren, los predilectos de Jesús, dan gloria a Dios y testimonian la comunión que Él desea", concluyó Francisco, con un compromiso personal y eclesial: "Queridos hijos, mis hermanos y yo vinimos como peregrinos en medio de ustedes, Pueblo santo de Dios en camino. Aun estando distantes físicamente, permaneceremos siempre cerca de ustedes. Comencemos cada día rezando los unos por los otros, y con los otros; trabajando juntos, como testigos y mediadores de la paz de Jesús; caminando por el mismo sendero, dando pasos concretos de caridad y de unidad. En todo, amémonos profundamente y de manera sincera". Que así sea.

¿Por qué Jesús nos dice que ‘La liberación está cerca’?




POR MONS. SALVADOR MARTÍNEZ

Los discursos que pronunció Nuestro Señor Jesucristo sobre el fin del mundo no son del todo distintos a lo que pensaba la mayoría de los judíos de su tiempo. En general se tenía la conciencia de que la primera intervención de Dios sería de castigo poniendo a los malvados en su lugar. Entonces, en un segundo momento, a todos los buenos, los justos y santos vendría a entregarles el premio de su perseverancia.

La parte en que Nuestro Señor dice: “cuando todo esto comience a suceder, cobren ustedes aliento y levanten la cabeza, porque la liberación ya está cerca”, es dentro del enunciado de los grandes cataclismos cósmicos y la segunda venida.

Perseverar practicando los valores del Reino de Dios en el mundo presente, requiere mucho esfuerzo y convicción de parte de los cristianos. En no pocas ocasiones, incluye persecuciones injustas y marginaciones, de tal manera que la realidad del mundo actual llega a verse o al menos a sentirse como una prisión o un destierro. Es en esta perspectiva donde adquiere todo su peso la frase “porque ya está cerca la liberación”.

Si el estilo de vida cristiano, estuviera en sintonía con los modos de ser de este mundo no se justificaría que el Señor hablara de una liberación, pero precisamente porque el presente es opresivo, peligroso, etcétera, entonces el Señor nos anima diciéndonos que alcemos la cabeza, lo cual es simplemente un signo de poner más atención, porque ya está cerca la liberación.

Para concluir podemos precisar a qué se refiere Nuestro Señor con la liberación. En sus discursos sobre el fin del mundo, no se refiere a intervenciones parciales o meramente reducidas a una venganza socio-económica de los pobres contra los ricos. Por ello, resulta muy iluminadora la segunda parte de la lectura del Evangelio del día de hoy. Se trata de presentarse seguros, firmes o de pie delante del juez justo que marca el final de la historia de la humanidad.

Evangelio día 18 Octubre 2019


EVANGELIO DEL DÍA VIERNES
18 De Octubre de 2019

San Lucas, Evangelista

Rojo Fiesta MR, p. 858 (847) / Lecc. II, p. 1128

Otros santos: Justo de Beauvais, niño mártir; Amable de Riom, presbítero.

Este "médico querido" fue compañero de san Pablo, en sus viajes. Es el evangelista que ha recalcado mejor la mansedumbre de Cristo. En los Hechos de los Apóstoles se convierte en el cronista del impulso de la Iglesia inmediatamente después de Pentecostés. Su estilo literario entona un verdadero cántico de agradecimiento, lleno de gozo y optimismo.

SÓLO LUCAS ESTÁ CONMIGO
2 Tim 4, 9-17; Lc 10, 1-9

En la celebración de la fiesta de San Lucas Evangelista, revisamos estos dos pasajes que nos ayudan a comprender su servicio misionero. Siendo auxiliar y colaborador del apóstol San Pablo, se mantuvo asociado a la tarea de difundir el Evangelio con su fina y educada sensibilidad literaria. Escritor versado en el genio de la lengua griega, presentó con solvencia la buena nueva del Evangelio a los lectores bien dispuestos. El relato del envío de los setenta y dos discípulos que nos presenta el Evangelio puede servirnos como marco perfecto para situar su ministerio profético. Lucas, como el resto de los escritores que mantuvieron viva la tradición de Jesucristo, realizaron una tarea profética. Disponía de una peculiar capacidad de lenguaje y la orientó al servicio del Evangelio. Indagó, investigó, confrontó fuentes y testigos oculares para mostrar la solidez de la fe cristiana.

ANTÍFONA DE ENTRADA Is 52,

Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que elegiste a san Lucas para que revelara, mediante su predicación y sus escritos, el misterio de tu predilección por los pobres, concede, a quienes ya nos gloriamos de llevar tu nombre, tener siempre un solo corazón y una sola alma, y que todos los pueblos lleguen a descubrir tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El único que me acompaña es Lucas.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 4, 9-17

Querido hermano: Haz lo posible por venir a verme cuanto antes, pues Dimas, prefiriendo las cosas de este mundo, me ha abandonado y ha partido a Tesalónica. Crescencio se fue a Galacia, y Tito, a Dalmacia. El único que me acompaña es Lucas. Trae a Marcos contigo, porque me será muy útil en mis tareas. A Tíquico lo envié a Éfeso.
Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróade, en la casa de Carpo. Tráeme también los libros y especialmente los pergaminos.
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. Cuídate de él, pues se ha opuesto tenazmente a nuestra predicación. La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo l44, 10-11. 12-13ab. 17-18.

R/. Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.
Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, por todas las generaciones. R/.
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien lo invoca. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 15,16
R/. Aleluya, aleluya.

Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R/.

EVANGELIO

La cosecha es mucha y los trabajadores pocos

Del santo Evangelio según san Lucas: 10,1-9

En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: "La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envió como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: 'Que la paz reine en esta casa'. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: 'Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios' ". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por estos dones del cielo, concédenos, Señor, servirte con libertad de espíritu, para que la ofrenda que te presentamos en la festividad de san Lucas nos sirva de remedio espiritual y nos alcance la gloria eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio II de los Apóstoles.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 10, 1. 9

El Señor envió a sus discípulos a anunciar por todos los pueblos y lugares: Ya está cerca de ustedes el Reino de Dios.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que los dones recibidos de tu santo altar nos santifiquen y nos fortalezcan en la fe del Evangelio, que san Lucas predicó. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Evangelio del día 17 Octubre 2019


EVANGELIO DEL DÍA  JUEVES
17 de Octubre de 2019

Rojo Memoria de San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir MR, p. 857 (846) / Lecc. II. p. 903

Otros santos: Isidoro Gagelin, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir.

Este obispo fue arrojado a las fieras en Roma, hacia el año 110. Por imprevistas escalas de su viaje a Roma, camino del suplicio, dirigió varias cartas a diversas Iglesias, que son un bellísimo canto de amor cristiano: "Soy trigo de Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras, para llegar a ser pan limpio de Cristo".

LA AMNISTÍA DE LA FE
Rom 3, 21-30; Lc 11, 97-54

El término amnistía recurre en la Carta a los romanos para referirse al otorgamiento del perdón y a la justificación que Dios nos otorga por medio de la fe. Dios está dispuesto a olvidar nuestros delitos y pecados, siempre y cuando sepamos acoger con fe el llamamiento que generosamente nos dirige por medio de su Hijo Jesucristo. Nadie está excluido de dicho ofrecimiento. En tanto que todos los seres humanos estamos afectados por la pecaminosidad del egoísmo y la injusticia, todos somos candidatos para iniciar o reconstruir nuestra amistad con el Padre bueno. El impedimento de la soberbia de quien se considera depositario del saber es el que Jesús denuncia en los dirigentes de Israel. Ellos conocen la voluntad de Dios, y se dispensan de ajustar su vida con tales exigencias. Un poco de sencillez y humildad es necesaria para recibir la generosa oferta de salvación que Dios nos continúa ofreciendo.

ANTIFONA DE ENTRADA Cfr. Gál 2, 19-20

Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí; vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a si mismo por mí.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que embelleces el cuerpo sagrado de tu Iglesia con el testimonio de los santos mártires, concédenos que el glorioso martirio que hoy celebramos, así como dio a san Ignacio de Antioquía eterno esplendor, nos dé también a nosotros protección constante. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El hombre es justificado por la fe y no por cumplir la ley de Moisés.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 3, 21-30

Hermanos: La actividad salvadora de Dios, atestiguada por la ley y los profetas, se ha manifestado ahora independientemente de la ley. Por medio de la fe en Jesucristo, la actividad salvadora de Dios llega, sin distinción alguna, a todos los que creen en él.
En efecto, como todos pecaron, todos están privados de la presencia salvadora de Dios; pero todos son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención llevada a cabo por medio de Cristo Jesús, al cual Dios expuso públicamente como la víctima que nos consigue el perdón por la ofrenda de su sangre, por medio de la fe. Así nos enseña Dios lo que es su actividad salvadora: perdona los pecados cometidos anteriormente, que soportó con tanta paciencia, y nos da a conocer, en el tiempo actual, que él es el justo que salva a todos los que creen en Cristo Jesús. ¿En dónde quedó, pues, tu derecho a gloriarte? Ha sido eliminado. ¿Por cumplir la ley? De ninguna manera, sino por aceptar la fe. Porque sostenemos que el hombre es justificado por la fe y no por hacer lo que prescribe la ley de Moisés. ¿Acaso Dios es Dios sólo de los judíos? ¿No lo es también de los no judíos? Evidentemente que sí, puesto que no hay más que un solo Dios, que justifica por medio de la fe tanto a los judíos como a los no judíos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 129, 1-2. 3-4. 5-7a.

R/. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. R/.
Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos. R/.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 6
R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Les pedirán cuentas de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías

Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 47-54

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: "¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso". Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta con agrado, Señor, la ofrenda de nuestro servicio, tú, que recibiste a san Ignacio, trigo de Cristo, como pan purificado por los sufrimientos del martirio que padeció. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Soy trigo de Cristo, seré triturado por los dientes de las fieras y transfigurado así en pan inmaculado.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que el pan celestial que hemos recibido al conmemorar el martirio de san Ignacio, nos dé, Señor, nuevas fuerzas para que, con las palabras y las acciones, nos manifestemos como verdaderos cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Evangelio del día 16 Octubre 2019


EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES
16 de Octubre de 2019

Verde Blanco Feria, Misa Votiva del Sagrado Corazón, o Santa Margarita María Alacoque, virgen, * o de Santa Eduviges, religiosa** Memoria MR. p. 1177 (1168) / Lecc. II, p. 899

Otros santos: Gerardo de Mayela, religioso de la Congregación del Santísimo Redentor.

TÚ, EL JUEZ, TE PORTAS IGUAL
Rom 2, 1-11; Lc 11, 41-46

Dos severos cuestionamientos sobre la incongruencia. Tanto San Pablo en su Carta, como el Señor Jesús en el Evangelio desvelan la pérdida de autoridad de quienes disponen del conocimiento de la voluntad de Dios y se desentienden de cumplirla. Esa ventaja teórica, se convertirá en desventaja a la hora de la rendición final de cuentas. Fariseos y juristas en Israel incurrían en el mismo equívoco. Vivían como jueces intransigentes de la conducta ajena y se tornaban autocomplacientes. El escrúpulo y el rigor que mostraban al demandarle al pueblo que cumpliera los preceptos rituales, que solamente obligaban a los sacerdotes, estaba ausente donde más importaba, en la práctica de la rectitud y la justicia en las relaciones con sus hermanos. Una extraña inversión en la escala de valores. Los verdaderamente trascendentes terminaban en el fondo.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 32, 11. 19

Los proyectos de su corazón subsisten de edad en generación en generación, para librar de la muerte la vida de sus fieles, y reanimarlos en tiempo de hambre.

ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios, haz que nos revistamos con las virtudes del corazón de tu Hijo, y nos encendamos con el amor que lo inflama, para que, configurados a imagen suya, merezcamos ser partícipes de la redención eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Dios pagará a cada cual, según sus obras, al judío, primeramente, pero también al no judío.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 2,1-11

No tienes disculpa tú, quienquiera que seas, que te constituyes en juez de los demás, pues al condenarlos, te condenas a ti mismo, ya que tú haces las mismas cosas que condenas; y ya sabemos que Dios condena justamente a los que hacen tales cosas.
Tú, que condenas a los que hacen las mismas cosas que haces tú, ¿piensas que vas a escapar del juicio de Dios? ¿Por qué desprecias la bondad inagotable de Dios, su paciencia y su comprensión, y no te das cuenta de que esa misma bondad es la que te impulsa al arrepentimiento?
Pues por la dureza de tu corazón empedernido, vas acumulando castigos para el día del castigo, en el que Dios se manifestará como justo juez y pagará a cada uno según sus obras. A los que buscaron la gloria y el honor que no se acaban, y perseveraron en hacer el bien, les dará la vida eterna; en cambio, a los que por egoísmo se rebelaron contra la verdad y cometieron injusticias, les dará un castigo terrible.
Todo aquel que haga el mal, el judío primeramente, pero también el no judío, tendrá tribulación y angustia; en cambio, todo aquel que haga el bien, el judío primeramente, pero también el no judío, tendrá gloria, honor y paz, porque en Dios no hay favoritismos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 61, 2-3. 6-7. 9.

R/. Sólo en Dios he puesto mi confianza.
Sólo en Dios he puesto mi confianza, porque de él vendrá el bien que espero. Él es mi refugio y mi defensa, ya nada me inquietará. R/.
Sólo Dios es mi esperanza, mi confianza es el Señor: es mi baluarte y firmeza, es mi Dios y salvador. R/.
De Dios viene mi salvación y mi gloria; él es mi roca firme y mi refugio. Confía siempre en él, pueblo mío, y desahoga tu corazón en su presencia, porque sólo en Dios está nuestro refugio. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 27
R/. Aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.

EVANGELIO

¡Ay de ustedes, fariseos! ¡Av de ustedes también, doctores de la ley!

Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 4246

En aquel tiempo, Jesús dijo: "¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!".
Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: "Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros". Entonces Jesús le respondió: "Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, Padre de misericordia, que por el inmenso amor con que nos has amado, nos diste con inefable bondad a tu Unigénito, concédenos que, unidos íntimamente a él, te ofrezcamos una digna oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 7, 37-38

Dice el Señor: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba, aquel que cree en mí. Como dice la escritura: De sus entrañas brotarán ríos de agua viva.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo participado de tu sacramento de amor, imploramos, Señor, tu clemencia, para que, configurados con Cristo en la tierra, merezcamos compartir su gloria en el cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ANTÍFONA DE ENTRADA

Esta virgen sabia y prudente salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida.

ORACIÓN COLECTA

Te rogamos, Señor, que derrames sobre nosotros el espíritu con que enriqueciste tan especialmente a santa Margarita María, para que podamos conocer el amor de Cristo, que supera toda ciencia, y seamos colmados de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al proclamar, Señor, tu obra admirable en la santa Margarita María Alacoque, suplicamos humildemente a tu majestad que, así como te agradaron sus méritos, así también te sea aceptable el desempeño de nuestro servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 25, 6

Ya viene el esposo; salgan al encuentro de Cristo, el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados por la, participación de este divino don, te rogamos, Señor Dios nuestro, que, a ejemplo de santa Margarita María Alacoque y llevando en nuestro cuerpo los padecimientos de Jesús, nos esforcemos por adherirnos sólo a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Os 2, 21-22

El Señor se desposó con ella para siempre en la fidelidad y en la misericordia.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, que la venerable intercesión de santa Eduviges, cuya admirable vida nos ofrece a todos tan grande ejemplo de humildad, nos obtenga la ayuda del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios misericordioso, que, despojando a santa Eduviges del hombre viejo, te dignaste formar en ella una mujer nueva conforme a tu imagen, concédenos, propicio, que nosotros, igualmente renovados, te ofrezcamos este sacrificio de reconciliación, agradable a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lam 3, 24-25

El Señor es la parte que me ha tocado en herencia, y buscarlo es mi mayor bien.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por la eficacia de este sacramento, te rogamos, Señor, que, a ejemplo de santa Eduviges, nos conduzcas siempre por el camino de tu amor, y que la obra buena que empezaste en nosotros, la perfecciones, hasta el día en que se manifieste Jesucristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


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Evangelio día 15 Octubre 2019


EVANGELIO DEL DIA MARTES
15 de Octubre de 2019

Blanco Memoria de Santa Teresa de Jesús, Virgen y Doctora de la Iglesia MR, p. 855 (843) / Lecc II, p. 895

Otros santos: Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir; Tecla de Kitzingen, abadesa.

Esta reformadora de las Carmelitas es, al mismo tiempo, contemplativa y una mujer eficaz y activa. Nos ha heredado los secretos de su camino de subida hacia Dios por medio de la contemplación, en sus libros, que la convierten en maestra de la vida espiritual. Como fundadora, recorrió incansablemente toda España para establecer sus monasterios. El alma de Teresa se sintetiza en su sed de vivir unida al Señor "Yo ya no quiero otro amor, pues a mi Dios me he entregado, que mi amado es para mí, y yo soy para mi amado" (1515-1582).

POR DENTRO Y POR FUERA
Rom 1,16-25; Lc 11, 37-41

El aparente descuido que Jesús muestra al no cumplir con los rituales de pureza provoca el enojo de los fariseos. Jesús que sabe descifrar el corazón humano, los invita a poner el mismo esmero en el interior que en el exterior. La paz interior es fuente de la paz pública. Imposible construir un orden social armonioso sin cuidar la paz del corazón. Esta nace de la conciencia de quien obra con rectitud. En la introducción de la Carta a los romanos, el apóstol hace una denuncia frontal sobre el extravío de la humanidad. Al haberse amputado la capacidad de deletrear la presencia de Dios en el mundo, incurrió en diversas formas de idolatría. Efectivamente la cultura predominante en la sociedad romana veneraba el predominio de la fuerza militar en detrimento de la dignidad humana. Guerras incontables para allegarse esclavos, que los divirtieran y labraran sus campos. La idolatría del poder para conseguir dinero a costa de la esclavitud.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 41, 2-3

Como la cierva busca el agua de las fuentes, así, sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío. Mi alma tiene sed del Dios vivo.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que, por tu Espíritu Santo, elegiste a santa Teresa de Jesús para que mostrara a la Iglesia el camino de la perfección que se debe seguir, concédenos alimentarnos siempre con su doctrina espiritual y arder en el deseo de la verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Los hombres conocieron a Dios, pero no lo glorificaron como Dios.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 1,16-25

Hermanos: No me avergüenzo de predicar el Evangelio, que es una fuerza de Dios para salvar a todos los que creen, a los judíos primeramente y también a los no judíos. Pues en el Evangelio se nos revela que Dios trabaja con su actividad salvadora en nosotros por medio de la fe, de principio a fin, como dice la Escritura: El justo vivirá por medio de la fe.
En efecto, Dios manifiesta desde el cielo su reprobación contra los hombres impíos e injustos, que por la injusticia mantienen cautiva a la verdad. Porque las cosas de Dios que se pueden conocer, las tienen a la vista; Dios mismo se las ha manifestado. Pues las perfecciones invisibles de Dios, como su poder eterno y su divinidad, resultan visibles desde la creación del mundo para quien reflexiona sobre sus obras, de modo que no tienen disculpa. Han conocido a Dios, pero no lo han glorificado como a Dios ni le han dado gracias, antes bien, se han ofuscado con razonamientos inútiles, y su insensata inteligencia se ha llenado de oscuridad. Pretendían ser sabios, pero se volvieron insensatos, pues cambiaron la gloria de Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, cuadrúpedos y reptiles.
Por eso Dios los entregó a los deseos impuros de su corazón, y llegaron a tal inmoralidad, que deshonraron sus cuerpos unos con otros, porque cambiaron al Dios verdadero por dioses falsos y dieron culto y adoraron a la creatura en vez de al creador, el cual merece alabanza por siempre. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 18, 2-3.4-5.

R/. Los cielos proclaman la gloria de Dios.
Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche. R/.
Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Hb 4, 12
R/. Aleluya, aleluya.

La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. R/.

EVANGELIO

Den limosna, y todo lo de ustedes quedará limpio.

Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 37-41

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.
Pero el Señor le dijo: "Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, con bondad nuestras ofrendas, tú que aceptaste con agrado el homenaje lleno de fervor que te ofreció santa Teresa. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 88, 2

Cantaré las misericordias del Señor eternamente, y mi boca proclamará tu fidelidad de generación en generación.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios nuestro, que has alimentado a tu familia con el pan del cielo, concédele que, a ejemplo de santa Teresa, pueda alegrarse, cantando eternamente tus misericordias. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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