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Papa Francisco: "La cruz nos hace hermanos"


“De la cruz brota el perdón, renace la fraternidad: la cruz nos hace hermanos”, es el tuit del Papa Francisco para este 4 de abril, Martes Santo, en el cual nos recuerda que en el Calvario tuvo lugar el gran duelo entre Dios que vino a salvarnos y el hombre que quiere salvarse a si mismo. Los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, indica el Pontífice, marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos. Porque sólo el amor deja lugar al otro. Sólo el amor es el camino para la plena comunión entre nosotros.

En este tuit, resuenan las palabras que pronunció el Santo Padre la tarde del 20 de octubre de 2020, en la Plaza del Capitolio de Roma, durante el 34 Encuentro Internacional por la Paz que tenía como tema “Nadie se salva sólo. Paz y fraternidad”, organizado por la Comunidad de San Egidio.

La última provocación al Dios crucificado

En aquella ocasión, durante la Oración de los cristianos, en la Basílica de Santa María de Aracoeli, cuando la humanidad comenzaba a salir de la pandemia, el Pontífice reflexionaba sobre la última tentación que le lanzaban a Jesús, pocos instantes antes de su muerte, la de pensar sólo en sus propios intereses: “Sálvate a ti mismo”.

“Sálvate a ti mismo. Lo dicen primero «los que pasaban» (v. 29). Era gente común, que había escuchado hablar a Jesús y lo habían visto hacer prodigios. Ahora le dicen: «Sálvate a ti mismo bajando de la cruz». No tenían compasión, sino ganas de milagros, de verlo bajar de la cruz. Quizás también nosotros preferiríamos a veces un dios espectacular más que compasivo, un dios potente a los ojos del mundo, que se impone con la fuerza y desbarata a quien nos odia. Pero esto no es de Dios, es nuestro yo. Cuántas veces queremos un dios a nuestra medida, más que llegar nosotros a la medida de Dios; un dios como nosotros, más que llegar a ser nosotros como Él. Pero así, en vez de la adoración a Dios preferimos el culto al yo. Es un culto que crece y se alimenta con la indiferencia hacia el otro”

El evangelio apócrifo del “Sálvate a ti mismo”

“Sálvate a ti mismo”, indicaba el Santo Padre, también quiere representar la actitud de los jefes de los sacerdotes y los escribas, de aquellos que habían condenado a Jesús porque representaba un peligro. Pero en esto, señalaba el Papa, todos somos especialistas en colgar en la cruz a los demás con tal de salvarnos a nosotros mismos.

“Conocían a Jesús, recordaban sus curaciones y las liberaciones que había realizado, y relacionan todo esto con malicia: insinúan que salvar, socorrer a los demás no conduce a ningún bien; Él, que se había entregado tanto por los demás, se está perdiendo a sí mismo. La acusación es sarcástica y se reviste de términos religiosos, usando dos veces el verbo salvar. Pero el ‘evangelio’ del sálvate a ti mismo no es el Evangelio de la salvación. Es el evangelio apócrifo más falso, que carga las cruces sobre los demás. El Evangelio verdadero, en cambio, carga con las cruces de los otros”.

Cambiar la atención de sí mismo al otro

“Sálvate a ti mismo” también representa, según el Papa Francisco, el clima de hostilidad contra Él, que se verifica incluso en los crucificados que estaban junto a Jesús. ¡Qué fácil es criticar, hablar en contra, ver el mal en los demás y no en uno mismo, hasta llegar a descargar las culpas sobre los más débiles y marginados!

“Sólo buscan a Jesús para resolver sus problemas. Pero Dios no viene tanto a liberarnos de los problemas, que siempre vuelven a presentarse, sino para salvarnos del verdadero problema, que es la falta de amor. Esta es la causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales. Pensar sólo en sí mismo es el padre de todos los males. Pero uno de los ladrones observa a Jesús y ve en Él el amor humilde. Y obtiene el cielo haciendo una sola cosa: cambiando la atención de sí mismo a Jesús, de sí mismo a quien estaba a su lado”.

La cruz nos hace hermanos

Antes de firmar el llamamiento por la paz, con el que concluía el Encuentro, el Santo Padre invitaba a mirar a Dios crucificado, y pedía la gracia de estar más unidos, de ser más fraternos. Y decía que, cuando estemos tentados de seguir la lógica del mundo, recordemos las palabras de Jesús: «Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará» (Mc 8,35).

“Lo que a los ojos de los hombres es una pérdida, para nosotros es la salvación. Aprendamos del Señor, que nos ha salvado despojándose de sí mismo (cf. Flp 2,7), haciéndose otro: de Dios hombre, de espíritu carne, de rey siervo. También a nosotros nos invita a ‘hacernos otros’, a ir al encuentro de los demás. Cuanto más unidos estemos al Señor Jesús, seremos más abiertos y universales, porque nos sentiremos responsables de los demás. Y el otro será el camino para salvarse a sí mismo: cada semejante, cada ser humano, cualquiera sea su historia o su religión. Comenzando por los pobres, por los más parecidos a Cristo”.

Autor: Vatican News.

El Papa Francisco, comprometido con que judíos y cristianos “se reconozcan como hermanos”



El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia en el Palacio Apostólico a los miembros de la Amitié Judéo-Chrétienne de France con motivo del 75 aniversario de su fundación.

“Os habéis comprometido de forma activa en este camino de estudio y diálogo para ayudar a judíos y cristianos a crecer en el conocimiento mutuo, la comprensión, el respeto y la amistad”, ha dicho el Papa, agradeciendo a los presentes el “trabajo que vienen realizando incansablemente desde hace 75 años”, ya que “ha contribuido en gran medida a ayudar a judíos y cristianos a redescubrirse como hermanos, hijos del mismo Padre”.

Antisemitismo y violencia

“El camino recorrido juntos es, pues, considerable, dado el peso de los prejuicios mutuos y la historia a veces dolorosa que debemos asumir”, ha continuado Francisco. “Pero la tarea no está acabada y os animo a perseverar en este camino de diálogo, fraternidad e iniciativas comunes”.

Así, el Papa ha expresado su preocupación por las recientes oleadas de “violencia contra los cristianos” y “la reaparición del antisemitismo en Europa”. “Este hermoso trabajo, que consiste en crear vínculos, es frágil, y siempre está por consolidar, especialmente en estos tiempos hostiles en los que las actitudes de cierre y rechazo del otro son cada vez más numerosas”.

Este pueblo ordena a 6 jóvenes, 3 son hermanos: ¿El secreto? Una capilla de Adoración Permanente


ESTE PUEBLO ORDENA A 6 JÓVENES, 3 SON HERMANOS: ¿EL SECRETO? UNA CAPILLA DE ADORACIÓN PERMANENTE

por Javier Lozano / ReL

Bracigliano es un pequeño pueblo de la provincia de Salerno, en la región sureña italiana de Campania. Tiene apenas 5.500 habitantes, pero un hecho realmente sobrenatural se ha producido en esta localidad, y que tuvo su origen en 2010 cuando el párroco decidió arriesgarse e instalar en esta parroquia rural una capilla de Adoración Permanente. Uno de las principales intenciones era pedir para que hubiera jóvenes que respondieran a la llamada del Señor para ser sacerdotes.

Este viernes, festividad del Sagrado Corazón de Jesús, la Archidiócesis de Salerno-Campagna-Acerno, que tiene poco más de 500.000 católicos, está de fiesta puesto que pese a la crisis vocacional generalizada de Occidente va a ordenar sacerdotes a 14 jóvenes.


El poder de la Adoración Eucarística

Pero en esta cifra hay datos realmente llamativos. De estos 14 nuevos sacerdotes, seis provienen precisamente del pueblecito de Bracigliano. Y todos coinciden en que la Adoración Perpetua y la implicación de toda la comunicad han sido fundamentales para llegar a este punto. No queda aquí la cosa pues de estos seis neosacerdotes, tres de ellos son hermanos: Roberto De Angelis (34 años) y los gemelos Carmine De Angelis y Ferdinando de De Angelis, de 30 años.

Carmine habla al diario Avvenire del llamativo hecho de que tres hermanos sean ordenados sacerdotes el mismo día. Este gemelo afirma que “siempre he guardado en mi corazón y en mi mente la semilla que el Señor ha puesto en mí. Mis padres lo cultivaron con su estilo educativo basado en una fe auténtica y en principios sólidos. Cuando Ferdinando dijo que también quería ser sacerdote no me sorprendió. Pero ambos sí lo hicimos cuando, en cambio, nos dimos cuenta que nuestro hermano mayor, Roberto, quería ser sacerdote. Él fue el primero en partir, y al año siguiente le seguimos Ferdinando y yo”.


El pequeño pueblo de Bracigliano, en Salerno, tiene ahora seis nuevos sacerdotes

"Esto no es casualidad"

Los hermanos De Angelis explican la importancia para su llamada vocacional que tuvo el extraordinario hecho de que se abriera esta capilla de adoración permanente. Ahí Dios empezó a trabajar en ellos para despertar esta llamada. “Somos de un pequeño pueblo de unos 6.000 habitantes donde se abrió en 2010 la Adoración Eucarística Perpetua con la intención especial de pedir que los jóvenes respondan a la llamada del Señor. La oración traza una línea y nunca permanece sin ser escuchada por lo que con la insistencia de los fieles se ha producido esta hazaña. Sólo hemos ofrecido disponibilidad y Dios ha hecho el resto”, explican.

Por ello, añaden que “no es casualidad que esto haya ocurrido, nuestra vocación nace de la Adoración Eucarística en nuestra comunidad”.

El ejemplo de un sacerdote y la insistencia de su madre
Dos elementos más tuvieron gran influencia en estos tres hermanos. “El párroco, Emmanuel Vivo, nos dio una bella imagen del sacerdocio. Como dice el Papa emérito Benedicto, el cristianismo trabaja por atracción”, afirman los hermanos.


Por otro lado, Carmine revela que también su madre ha tenido un papel fundamental, aunque lo han sabido ahora. En declaraciones a La Stampaafirma que todavía en algún lugar del breviario de su madre, una maestra de escuela jubilada, había una oración que recitaba todos los días sin que lo supieran sus cinco hijos. “Señor, toma a uno de mis hijos como sacerdote”, pedía con insistencia ella. Su hijo afirma que “somos una familia devota, pero sólo descubrimos que nuestra madre rezaba por esto una vez que ingresamos en el seminario, así que el Señor eligió a tres de nosotros para cumplirlo”.

"¿También tú?"
Roberto, el hermano mayor de los De Angeli y el que abrió camino, estaba estudiando la carrera de Idiomas en la universidad cuando sintió esta llamada. “Me atraían las iglesias, tenía que entrar y rezar, y viendo la magnificencia de las obras de arte me hablaban de la belleza que conduce a Dios”.

Sus hermanos pequeños, los gemelos Carmine y Ferdinando, estaban estudiando Informática cuando también anunciaron su decisión de dejar todo para ir al seminario. “Mamá podía suponerlo con Roberto y Ferdinando, pero conmigo, el más rebelde, no se lo esperaba. ‘¿También tú? ¿Quién lo hubiera adivinado?’, dijo ella. Miró a mi hermano Luca, que dijo: ‘Todos serán sacerdotes’. Pero ella es feliz, al igual que mi padre Giovanni”. Junto a estos tres hermanos serán ordenados sus vecinos de Bracigliano, Alfonso Basile, Raffaele Mazzocca y Giovanni Galluzo.

Fuente religión en libertad


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Santos Faustino y Jovita, hermanos y mártires


SANTOS FAUSTINO Y JOVITA, HERMANOS Y MÁRTIRES, RUEGUEN POR NOSOTROS
15 febrero

San Faustino y Jovita, hermanos, nacieron de una ilustre familia en Brescia, ciudad de Lombardía. Es probable que sus padres fueran cristianos; lo cierto es que los dos Santos hermanos desde su juventud eran muy venerados de los fieles, así por su vida ejemplar, como por el celo que mostraban por la religión. Pocos hermanos se han visto más unidos en dictámenes y en inclinaciones; sus corazones miraban a un mismo objeto, porque sus entendimientos se gobernaban por unos mismos principios. El espíritu de Dios que los animaba, les quitaba el gusto a todo, menos a ejercitarse perpetuamente en santas obras; esta era toda su diversión y todo su consuelo. Se ocupaban en visitar a los fieles que estaban ocultos por miedo de la persecución; alentaban a unos, consolaban a otros, y hacían bien a todos.

Llegó a noticia de Apolonio, obispo de Brescia, que estaba escondido en un desierto vecino durante aquella terrible tempestad, el valor y celo con que los dos Santos hermanos se empleaban en las referidas obras de caridad. Quiso verlos; y habiendo hallado en ellos aún más virtud y más mérito que le que publicaba la fama, creyó que no podía hacer a su iglesia mayor servicio, que elevarlos al ministerio de los altares, confiriéndolos los órdenes sagrados. Se dispusieron para recibirlos con aquel fervor que merecen las gracias y los dones que acompañan al sacerdocio, en cuyo digno espíritu se imbuyeron. Faustino que era el mayor, fue ordenado de presbítero, y Jovita de diácono. Salieron de su retiro los dos nuevos ministros de Jesucristo, como los apóstoles salieron del Cenáculo, llenos del Espíritu Santo, y animados de aquel fervoroso celo, que en poco tiempo hizo maravillosas conquistas, convirtiendo gran número de gentiles.

La mayor autoridad que les daba el nuevo carácter aumentó también su fervor. Predicaban con tanto mayor aliento, cuanta era más grande su reputación, adelantándose ésta a ganarles las voluntades, y a rendirles los entendimientos, de manera que apenas había quien pudiese resistirse a su celo.

Al eco de las maravillas que obraban los dos nuevos apóstoles, concurrían los pueblos vecinos, acudiendo en tropas a oír a estos oráculos. Los gentiles detestaban la superstición, y hacían pedazos los ídolos. Se vio mudado el semblante de la ciudad, siendo cristianos casi todos sus habitadores.

A vista de tantas conversiones no podía dejar de irritarse el enemigo común. Se armaron todas las furias del infierno para detener el rápido curso de tan gloriosas conquistas; ni era posible que un celo tan ardiente y tan eficaz dejase de encender el fuego de la persecución.

Con efecto el conde Itálico, grande enemigo del nombre cristiano, sabiendo que había llegado a Liguria el emperador Adriano, fue a echarse a sus pies. Le representó, “que mirase por su seguridad y por la de todo el imperio, pues una y otra peligraba, amenazándola inevitable ruina por la malignidad de dos hombres los más perversos del mundo, puesto que eran los más fieros enemigos de los dioses inmortales”. Sobresaltado extrañamente el Emperador al oír una proposición tan preñada, le preguntó: “¿quiénes eran los tales hombres y por qué medios, o con qué artificios pretendían conseguir un intento tan vasto como depravado”.

“Son dos ciudadanos de Brescia”, respondió el conde; “uno se llama Faustino, y otro Jovita, habilísimos ambos para engañar al pueblo; tan poderosos en palabras y en artificios, que apenas abren la boca, cuando todos los que los oyen dejan el culto de los dioses, arrojan al suelo los ídolos, los pisan, los hacen pedazos, adoran a no sé qué judío, llamado Jesucristo, que dicen murió en una cruz. Ya han trastornado la cabeza a mucha gente honrada; los templos están desiertos; y la religión de nuestros padres va infaliblemente a ser exterminada, si vos, Señor, no aplicáis pronto y eficaz remedio. Salid a la defensa de los dioses, a quienes debéis la vida y el Imperio: dad incesantemente vuestras órdenes para que sean exterminados los cristianos”.

Movido el Emperador de este sedicioso discurso, creyó que no podía remedia más eficazmente el soñado mal que amenazaba, que encomendando el remedio con todos su plenos poderes, al mismo que conocía tan bien las consecuencias. Esto era lo que pretendía el enfurecido Conde, y así desempeñó la comisión con la mayor crueldad.

Partió a Brescia sin detenerse; se apoderó de los dos santos hermanos Faustino y Jovita; los mandó que al punto ofreciesen incienso a los dioses, o que se dispusiesen para padecer los más crueles tormentos. La valerosa y firme respuesta de los dos generosos hermanos le quitó desde luego toda esperanza de vencerlos; pero como estaba para venir muy presto el Emperador a la misma ciudad de Brescia, tuvo por conveniente esperar a que llegase, para consultar con él qué suplicios y qué muerte se había de dar a unos hombres de aquella calidad, y de aquella reputación.

Informado el Emperador del estado de la causa, ordenó que fuesen en su compañía al templo del Sol para asistir al sacrificio. Luego que los Santos entraron en el templo, la estatua que era de oro bruñido y muy resplandeciente, se puso más negra que un carbón. Sorprendido el Emperador, mandó que la lavasen, pero cuando iban los sacerdotes a limpiarla, cayó a los pies de los Santos hecha polvo. Atribuyó el milagro a hechicería, y temiendo la cólera de los dioses, mandó que los dos hermanos fuesen echados a las fieras. Apenas entraron en el circo cuando soltaron cuatro leones para que los despedazasen; pero todos cuatro se postraron mansamente a los pies de nuestros Santos, alhajándolos blandamente con las colas. A los leones se siguieron osos y leopardos; pero aunque los gentiles procuraban irritarlos, aplicándolos hachas encendidas, no fueron menos atentos que los leones. La funesta suerte del conde Itálico, y de algunos otros cortesanos, que bajándose a irritar las fieras fueron devorados por ellas, acreditó con prueba visible y dolorosa el poder del Dios que adoraban los Santos. Lo más admirable que hubo en este suceso fue, que atemorizados los gentiles, y huyendo todos atropelladamente a sus casas, se dejaron abierta la puerta del circo con la confusión; pero los Santos mandaron a las fieras que se fuesen derechas a los bosques sin hacer daño a persona alguna, lo que ellas ejecutaron al instante.



Santos hermanos mártires Faustino y Jovita en el circo con los leones.

Atemorizado también el mismo Emperador, y temiendo alguna sedición, salió de la ciudad; pero encaprichado siempre en el dictamen de que las maravillas que obraban nuestros Santos eran efectos del arte mágica, creyó neciamente que podía ser medio para hacer inútil su arte el irles conduciendo por varias ciudades de Italia. Con esta extravagante aprensión mandó que fuesen llevados a Milán en compañía de uno de sus oficiales, llamado Calocero, el cual se había convertido a la fe a vista de tantos prodigios. No es fácil expresar cuántos y cuán varios géneros de tormentos tuvieron que padecer, ni cuántas y cuán gloriosas victorias consiguieron. Les llenaron la boca de plomo derretido; les molieron los huesos; les abrieron los costados con láminas ardiendo. En este suplicio exclamó Calocero: “Rogad a Dios por mí, o santos Mártires, y pedidle me dé fortaleza para sufrir el rigor del fuego que me atormenta”. Habiendo hecho oración los dos hermanos, no sintió Calocero más dolor, y pocos días después consiguió la corona del martirio.

Pasó el Emperador desde Milán a Roma y a Nápoles, y ordenó que los dos Santos hermanos le siguiesen en todas estas jornadas, sin advertir que era soberana disposición del Cielo, para que por este medio hiciesen nuevas conquistas en las tres más famosas ciudades de la Italia. En todas partes padecieron crueles tormentos por Jesucristo, y en todas su invicta paciencia y las maravillas que continuamente obraban, convertían a la fe innumerables gentiles. En fin, volviéndolos a conducir a Brescia cargados de palmas y de laureles, después de tan repetidos triunfos, consumaron su glorioso martirio, habiéndolos cortado la cabeza fuera de la ciudad, en el camino que va a Cremona, hacia el año de Jesucristo de 122. Desde entonces los venera la ciudad de Brescia por patronos suyos, conservando sus preciosas reliquias en una urna de mármol, sostenida de seis columnas de la misma materia, en la propia Iglesia que es titular de su nombre.

Propósitos

1. Asombro es que los que están más indispensablemente obligados a hacer mayor penitencia, sean por lo común los que hacen menos. ¡Qué actos tan imposibles, qué dificultades insuperables no se figuran o se alegan, cuando se trata de admitir una ligera penitencia por gravísimos pecados! Apenas se encuentra mujer del mundo u hombre disoluto que tenga fuerza para ayunar; ¿Qué digo ayunar? Aun menos se hallan que no pretendan tener justísimos motivos para ser dispensados aun de sola la abstinencia. ¿Se habla de hacer algunas limosnas? Entonces salen las deudas, hay mucha familia, son excesivos los gastos de la casa. De suerte que, el día de hoy, los mayores pecadores parece se juzgan casi absolutamente dispensados de hacer penitencia. Y siendo esto así, ¿Cómo se pueden lisonjear de ser penitentes?

2. No te has de persuadir a que la penitencia que te impone el confesor te excusa de hacer otra penitencia. Aquélla sólo es como prenda de ésta; porque toda la vida del cristiano, especialmente del pecador, debe abundar en frutos de penitencia. Si no todos pueden macerarse con largas abstinencias o con otras rigurosas penitencias exteriores, a lo menos todos pueden mortificarse. Hay muchas especies de frutos de penitencias. Apenas hay cosa que no te ofrezca ocasión de mortificar tus inclinaciones naturales. Los humores, el genio, las mismas pasiones, hasta el mismo amor propio, pueden contribuir a esta dichosa fertilidad. No hay tiempo, no hay lugar que no pueda dar ejercicio a la paciencia.

Fuente: Las historias de las vidas de los santos fueron transcritas del libro “Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año” del padre Juan Croisset (1656-1738) de la Compañía de Jesús; traducido al castellano por el padre José Francisco de Isla (1703-1781) de la Compañía de Jesús. Publicado en el siglo XIX.

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¿Realmente Jesús tuvo hermanos carnales?


¿REALMENTE JESÚS TUVO HERMANOS CARNALES?
Por Convertidos Católicos

Quizás uno de los temas más controversiales de la teología católica y que más nos discuten los no católicos es el tema de la “Virginidad perpetua de María”. Tanto cristianos protestantes como sectas, afirman que María no fue virgen después del parto por diversos motivos, pero el más común y más frecuentemente citado es el de los “hermanos de Jesús”. Si Jesús tuvo hermanos, significa entonces que María no fue siempre virgen, y por tanto, la Iglesia católica se equivocó cuando definió este dogma.

¿Qué significa la palabra "hermanos" en las lenguas semitas del tiempo de Jesús?

Según las críticas anticatólicas, afirman que la Escritura nos habla claramente de que Cristo tuvo hermanos en base a estas escrituras: Marcos 3,31-34; Lucas 8,19-20; Juan 2,12 ; 7,1,5; 7,10, Hechos 1,14, Mateo 12,46-50.

El problema aquí está en el uso que hace la Biblia de la palabra “hermanos”. Para poder entenderlo en su contexto y correctamente, debemos tener claro que la traducción griega de la Biblia tiene influencias del hebreo, además gran parte del AT estaba en hebreo. En hebreo la palabra hermano es “Ah” pero esta lengua semítica no es tan prolífera en vocabulario como las lenguas actuales, y esa misma palabra también se usaba para referirse a “primos, tíos, parientes, sobrinos, cuñados, de la misma tribu, compatriotas, hermanos espirituales, hermanos carnales, hijos del mismo padre”, etc. Posteriormente cuando se escribió el evangelio en griego se respetó esta influencia semítica, y la palabra “adelphos” adquiere el mismo sentido que en el hebreo tenía “ah”, un sentido mucho más amplio que el que tiene en las lenguas actuales. Un caso claro lo tenemos en San Pablo donde en 2Cor 2,13 y Filipenses 2,25 llama hermanos a Tito y Epafrodito. Sin embargo, no eran hermanos carnales de Pablo, o en el versículo Mateo 5,23 cuando Cristo invita a no presentarnos frente al altar si tenemos algo contra nuestro hermano. En este caso, "hermano" designa al prójimo en general. Ejemplos como las escrituras de Romanos 9:3 o Hechos 3:17 nos confirman que las personas de la misma tierra pueden ser llamados “hermanos” y no necesariamente tienen que ser hermanos carnales.

En resumen, podemos indicar que “adelphos” en el NT se usa para referirse a:

Los hijos varones de los mismos padres.

Los descendientes masculinos de los mismos padres: Hechos 7,23-26; hebreos 7,5

Las personas de la misma nacionalidad: Hechos 3,17.22; Romanos 9, 3

Cualquier hombre, un vecino: Lucas 10,29; Mateo 5,22; 7,3

Personas unidas por un interés común: Mateo 5,47

Personas unidas por una vocación común: Apocalipsis 22, 9

Toda la humanidad: Mateo 25,40; hebreos 2,17

Los discípulos, y así, por implicación, todos los creyentes: Mateo 28,10; Juan 20,17

Por tanto, esa sola palabra puede tener hasta ocho acepciones diferentes en las Escrituras. Estos pasajes deberían ser suficientes para probar que el uso de hermanos en la Biblia no siempre significa hermanos carnales. Veamos ahora algún otro ejemplo más específico de esto:

Entre miembros de la misma familia también se llaman hermanos:

“El hermano y la madre de Rebeca dijeron: «Que se quede la chica con nosotros unos días, por ejemplo, diez. Luego se irá.» a él les dijo: «No me demoréis. Puesto que Yahveh ha dado éxito a mi viaje, dejadme salir para que vaya donde mi señor.» ellos dijeron: «Llamemos a la joven y preguntémosle su opinión.» Llamaron, pues, a Rebeca, y le dijeron: «¿Qué? ¿te vas con este hombre?» «Me voy», contestó ella. Entonces despidieron a su hermana Rebeca con su nodriza, y al siervo de Abraham y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le decían: «¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!»” (Gen 24,55-60)

Aquí vemos como hermanos se usa en ejemplos de parentesco para indicar otros familiares y no específicamente hermanos carnales (la madre de Rebeca también le ha llamado hermana) como expliqué en el punto primero, por tanto, vemos la explicación dada anteriormente que es totalmente bíblica.

Los hijos de Merari: Mahli y Musi. Los hijos de Mahli: Eleazar y Cis. Y murió Eleazar sin hijos, mas tuvo hijas; y los hijos de Cis, sus hermanos, las tomaron por mujeres. (1 Cro 23,21-22)

Este caso es curioso, resulta que hay dos hermanos Eleazar y Cis, muere Eleazar sin descendiente varón, pues solo tiene hijas, pues bien, los hijos de Cis, su hermano carnal, toman a las Hijas de Eleazar por mujeres. Resulta que los hijos de Cis son primos de las hijas de Eleazar, mas, sin embargo, la escritura dice “hermanos”. Aquí en el griego original usan la palabra ἀδελφοὶ (adelphoi) que se traduce como hermanos, aunque la Reina Valera de 1960 pone parientes, pero la Reina Valera de 1909 pone hermanos. Vemos entonces como la palabra griega adephos, puede traducirse como parientes o hermanos, y en este caso se refiere a primos.

Miembros de un mismo pueblo se llaman hermanos:

“En aquellos días, cuando Moisés ya fue mayor, fue a visitar a sus hermanos, y comprobó sus penosos trabajos; vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.” (Éx 2,11)

Los que creen lo mismo también se llaman hermanos, en el sentido espiritual de la expresión:

Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros para tener también entre vosotros algún fruto, como lo he tenido entre los demás gentiles, pero hasta ahora he sido estorbado. (Rom 1,13)

Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección. (1 Tes 1,4)

Aquí vemos claramente como Pablo llama hermanos a los miembros de las comunidades de Tesalónica y de Roma, más estos no eran hermanos carnales de Pablo, sino que eran hermanos espirituales por tener la misma fe que San Pablo predicaba.

A los seguidores de Jesús, se les llama hermanos, en este caso hasta 120 personas:

En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: (Hch 1,15)

Nadie dirá que todos son hijos de la misma mujer, este es un claro ejemplo de hermanos espirituales. Luego hemos visto como en la Biblia se usa la palabra hermano para referirse a diferentes contextos, ahora pasaremos a buscar a los hermanos perdidos de Cristo, los que falsamente los protestantes le atribuyen.

¿Pero la propia Biblia nos dice los nombres de los hermanos de Jesús en Marcos 6,3 y Mateo 13,55?

Vayamos ahora al segundo punto de esta objeción, que es el de identificar a los hermanos de Jesús. Suelen usar los no católicos estas dos citas bíblicas:

¿No es así el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. (Marcos 6,3)

¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? (Mateo 13,55)

Con relación a los supuestos hermanos de Jesús, a lo largo de la historia se han dado tres teorías, dos de ellas ortodoxas y una herética. La herética es la desarrollada por Helvidio y que consistía en afirmar que los hermanos de Jesús eran hijos de María la Virgen. Las otras dos teorías, se conocen como Teoría de Epifanio u Oriental y la Teoría de Jerónimo u Occidental.

Vamos a estudiar estas dos últimas teorías, ambas admitidas por la Iglesia Católica.

Teoría de Epifanio:

Es la teoría que generalmente siguen los católicos ortodoxos fieles a Roma, coptos, etc. Y esta consiste en creer que los hermanos de Jesús que se mencionan en Mateo 13,55 y Marcos 6,3 son hijos de José de un matrimonio anterior. Esta idea la toman de tres evangelios apócrifos: “El Evangelio de Santiago, el Evangelio de Pedro y el Evangelio de la infancia de Tomas”. Los principales representantes de esta idea son: Clemente de Alejandría, Orígenes, San Epifanio, San Hilario de Poitiers. Veamos el testimonio de ellos:

CLEMENTE ALEJANDRINO:

"Judas que era un hermano de los hijos de José, y muy temeroso de Dios, aún sabiendo su parentesco con el Señor, no dijo, sin embargo, que era su hermano ¿Qué dijo en cambio? "Judas, siervo de Jesucristo, es decir del Señor, hermano de Santiago". Esto es ciertamente exacto; era su hermano por parte de José" (FRAG, IN JUD. EP.: GCS 10,21)

ORÍGENES:

“Los hermanos del Señor son hijos de José, y no nacieron de María, no existe ninguna Escritura que lo pruebe”(COMENTARIO SOBRE LUCAS 7)

Esta teoría, tiene un inconveniente bíblico y es que no explica que sucedió con los hermanos de Jesús en los diferentes momentos de la vida de José como en el censo (Lucas 2,2-5), en la huida a Egipto (Mateo 2) o en el peregrinaje a Jerusalén cuando Jesús tenía 12 años (Lucas 2,41-50).

Teoría de San Jerónimo:

Se trataría de la teoría occidental, la que generalmente un católico cree, y es considerar a los hermanos de Jesús mencionados en Mateo 13,55 y Marcos 6,3 como hijos de Cleofás con la otra María. Por lo tanto, Cleofás y María serían los padres de Santiago, Josés, Judas, Simón. Esta teoría, defendida por San Agustín y San Jerónimo, así como también por Papias de Hierapolis, es la que más fuerza tiene y la que está acorde con las Escrituras al 100%. Vamos a explicar esta teoría, comencemos por los textos que mencionan a sus hermanos:

¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, Josés, Simón y Judas? (Mt 13,55)

¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de Josés, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. (Mc 6,3)

Ahora vayamos a los pasajes respectivos de la Crucifixión:

También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de Josés, y Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén. (Mc 15, 40-41)

Y María Magdalena y María madre de Josés miraban dónde lo ponían. (Mc 15,47)

Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. (Mc 16,1)

Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de Josés, y la madre de los hijos de Zebedeo. (Mt 27, 55-56)

Pasado el día de reposo,[a] al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. (Mt 28,1)

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena. (Jn 19,25)

Entonces, Marcos y Mateo identifican a las mujeres al pide a Cruz de este modo:

María Magdalena

María, madre de Santiago y José,

Salomé.

María la madre de los hijos del Zebedeo

La Mujer de Cleofás.

La Virgen.

Fácilmente se puede reducir el número si identificamos Salomé con la madre de los hijos del Zebedeo. También fácilmente podemos identificar a la otra María como la madre de Santiago y Josés, esposa de Cleofás. Marcos 15,40 y Marcos 6,3 usan Ἰωσῆτος que es Joses, y son las “dos únicas veces se usa esta expresión en el evangelio” y, por lo tanto, ambos pasajes deben estar conectados pues se deben referir al mismo núcleo familiar. Por otro lado, la manera de nombrar a los dos hermanos es igual. Esto quiere decir, mismo orden: primero Santiago y luego Joses, por lo tanto, no cambian el orden. Posteriormente se intercambia el nombre pues primero dice madre de José y luego de Santiago, pero es por no repetirse. Además, el evangelista da por supuesto que estos dos hermanos ya eran conocidos y aprovecha ese detalle para introducir un nuevo personaje, María su madre. Es por eso, imposible de negar que ella sea la madre de los dos hermanos.

Por extensión, tanto en Marcos y Mateo 13,55 Judas y Simón que va enlistado luego de Santiago y Josés también serían hijos de esta María. ¿Por qué sabemos era la esposa de Cleofás? Sencillo, porque San Juan no menciona a María madre de Santiago y José y todos los demás evangelios, incluido Lucas lo hacen (Lucas 24,10). Como no puede existir contradicción entre los 4 evangelios, esa mujer de Cleofás debe ser la madre de Santiago y José. Por tanto, María y Cleofás tenían 4 hijos: Judas, Joses, Santiago y Simón.

Con esto se confirmaría que ninguno de los 4 hermanos de Jesús eran hijos de María, sino de Cleofás y otra María y la tradición enseña Cleofas era hermano de San Jose, lo que convertiría a sus hijos en parientes del Señor (primos). El primero en afirmar esta teoría fue Papias de Hierapolis quien en uno de sus fragmentos, el X, escribiría:

1.) María, la madre del Señor; (2.) María, la esposa de Cleofás o Alfeo, que fue la madre de Santiago, el obispo y apóstol, y de Simón y Tadeo, y de un solo José; (3.) Mary Salome, esposa de Zebedeo, madre de Juan el evangelista y Santiago; (4.) María Magdalena. Estos cuatro se encuentran en el evangelio . Santiago, Judas y José eran hijos de una tía (2) del Señor. Santiago también y Juan eran hijos de otra tía (3) del Señor. María (2), madre de Santiago el Menor y José, esposa de Alfeo, era la hermana de María, la madre del Señor, a quien Juan nombra a Cleofás, ya sea de su padre o de la del clan, o por alguna otra razón. María Salome (3) se llama Salome ya sea de su esposo o de su aldea. Algunos afirman que ella es la misma que María de Cleofás, porque tenía dos esposos.

Este tema lo desarrollo más ampliamente y con más argumentos apologéticos en mi libro: "Fundamentos Bíblicos del Catolicismo - Tomo I" al que pueden acceder dando clic aquí.


Jesús Urones
Cortesía de nuestra página hermana, Blog Convertidos Católicos-Religion en Libertad

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¿Qué es un primogénito? ¿Es el primero entre varios hermanos?


¿QUÉ ES UN PRIMOGÉNITO? ¿ES EL PRIMER HERMANO DE MUCHOS?
Por Álvaro Molina
Un término que está ampliamente mal entendido es «primogénito». Cuando la apologética protestante quiere desvirtuar la imagen de la virgen María y la unigenitura de Jesús como hijo de María, dicen que Jesús fue el primogénito y que por lo tanto, al haber un primogénito, forzosamente quiere decir que la virgen tuvo otros hijos o hijas, además de Jesús.

La palabra primogénito puede leerse en las biblias protestantes, en San Mateo 1,25: «Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús.» También la podemos leer en biblias católicas en San Lucas 2,7: «y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.»

La palabra primogénito no era utilizada por los hebreos para determinar un orden o implicar una serie de hijos. Primogénito es un título, el cual era generalmente dado al primer hijo varón, si es que este tenía hermanos menores que él, o bien al único hijo varón de la familia. Es decir que un hijo varón podía ser el titular de la primogenitura aun siendo hijo único, o bien teniendo hermanas mayores que él, ya que se trataba de un título reservado para varones, no de una etiqueta para llevar un conteo.

Un ejemplo en nuestro moderno español lo tenemos en «primera dama», para referirse a la esposa del presidente de una república. Si nos vamos por el entendimiento protestante del asunto, ¿será que el presidente tiene un harén, ya que estamos hablando de «primera dama»? Es obvio que Primera Dama es un título, para indicar la importancia que tiene esa persona. Otro ejemplo lo tenemos en Primer Ministro. El resto de los ministros no siguen una numeración. No existen quintos ni decimocuartos ministros. Se dice Primer Ministro para indicar que se trata de alguien con una jerarquía mucho más alta que la de todos los otros ministros de un gobierno.

Aun cuando las escrituras mencionan a Jesús como el primogénito de María, de ninguna manera significa que Jesús tuvo más hermanos. Para los hebreos la primogenitura era un título, el cual implicaba que su portador tenía privilegios muy por encima de sus hermanos menores y hermanas mayores.

¿Existe algún ejemplo bíblico de un primogénito que además fue unigénito? Si, lo tenemos en 1 Crónicas 23,17: «Hijos de Eliezer: Rejabías, el primero. Eliezer no tuvo más hijos, pero los hijos de Rejabías fueron muy numerosos.» Seguramente hubo miles de casos parecidos, donde una familia tuvo solamente un hijo, el cual fue primogénito y a la vez unigénito.

En Génesis 25,27-34 encontramos el episodio en donde Esaú vende su primogenitura por un plato de lentejas. En este episodio el escritor retrata la forma en que Esaú despreció y degradó un título tan preciado, que tenía tanto valor y significado, pero que Esaú menospreció, al punto de rebajarlo y considerarlo menos importante que un plato de lentejas. De esa manera Jaboc se hizo del título de primogénito, sin haber sido el primer hijo varón en nacer. Con eso queda muy claro que la primogenitura no era una manera de llevar un conteo de hijos a partir del primero, sino que un preciado don, propio del primer o único hijo varón.

Hay casos donde la primogenitura fue retirada a un hijo y asignada a otro, lo cual fue, obviamente, causa de conflictos, ya que podía quedar hasta en manos de algún hermano nacido mucho después que el primero de ellos. Un episodio relacionado con esa clase de conflictos lo podemos leer en 1 Crónicas 5,1-2. Ahí dice que a Rubén, primer hijo de Jacob, le fue retirada la primogenitura, y esta le fue dada a José, su primogénito con Raquel. Con eso, a pesar de que José no era el primer hijo de Jacob, sino que el undécimo, José quedó como el primogénito de aquella familia.

«Hijos de Rubén, primogénito de Israel. Rubén había nacido el primero, mas por haber manchado el tálamo de su padre fue dada su primogenitura a los hijos de José, hijo de Israel. Con todo, José no fue inscrito en las genealogías como el primogénito, pues Judá se hizo poderoso entre sus hermanos y de él procede el príncipe, pero la primogenitura pertenece a José.» Crónicas 5,1-2

La razón de la ofensa, que le valió a Rubén perder la primogenitura, la podemos leer en Génesis 35,22. En Génesis 49,3-4 podemos leer cómo Jacob reúne a todos sus hijos y les hace saber a todos de la ofensa de Rubén y en esa reunión le es retirada la primogenitura.

La asignación de la primogenitura, entre otras cosas, pudo ser la principal razón por la cual José se ganó el odio de sus diez hermanos mayores. Es significativo el episodio donde Jacob le regala una túnica especial a José. Esa túnica era tan especial que ameritó quedar mencionada en un versículo del Génesis (Génesis 37,3). Es probable que los otros diez quizás vieron aquella túnica como un ofensivo recordatorio de a quién se le había pasado el «manto» de la primogenitura.

En resumen, la primogenitura es un título que puede ser legítimamente adquirido, robado (como en el caso de Jacob), o asignado, pero es solamente eso, un título. No se trata de una etiqueta con un número que forzosamente indica que hay otros que continúan en secuencia numérica.


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