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¿Por qué en la Trinidad hay un Padre, un Hijo pero no una Madre?



Cuando hablamos de la Santísima Trinidad, nos referimos a la creencia central de nuestra fe católica en un solo Dios en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cada persona de la Trinidad es completamente Dios, pero al mismo tiempo, son distintas entre sí en su relación mutua y en su modo de existencia.

Comencemos con el Padre. Cuando hablamos del Padre en la Trinidad, nos referimos a la primera persona divina, el Creador del cielo y la tierra, el origen de toda vida y amor. Jesús mismo nos enseñó a llamar a Dios "Padre" y nos reveló el amor infinito de Dios como Padre misericordioso y amoroso.

Luego está el Hijo, Jesucristo, quien es la segunda persona de la Trinidad. Jesús es Dios hecho hombre, el Verbo eterno que se hizo carne y habitó entre nosotros. A través de su vida, muerte y resurrección, Jesús nos reveló el amor insondable de Dios y nos reconcilió con el Padre.

Finalmente, tenemos al Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad. El Espíritu Santo es el amor entre el Padre y el Hijo, que procede del Padre y del Hijo. Es el Espíritu Santo quien nos guía, nos fortalece y nos santifica en nuestra vida cristiana, llevándonos más cerca de Dios y ayudándonos a vivir según su voluntad.

Entonces, ¿por qué no hablamos de una Madre en la Trinidad? La respuesta radica en la revelación divina que Dios nos ha dado a través de las Sagradas Escrituras y la tradición de la Iglesia. Aunque no hablamos específicamente de una "Madre" en la Trinidad, encontramos numerosas referencias a la maternidad divina en la Escritura y en la enseñanza de la Iglesia.

Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, encontramos imágenes de Dios como una madre amorosa que cuida y protege a su pueblo, como en Isaías 66,13, donde Dios dice: "Como una madre consuela a su hijo, así os consolaré yo a vosotros". Esta imagen maternal de Dios nos revela el amor tierno y compasivo de Dios por cada uno de nosotros.

Además, en el Nuevo Testamento, vemos cómo Jesús mismo nos revela el amor maternal de Dios a través de su propia vida y ministerio. En el Evangelio según San Mateo, Jesús compara su amor por Jerusalén con el amor de una madre por sus hijos, diciendo: "¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas!" (San Mateo 23,37).

También encontramos referencias a María, la madre de Jesús, como un símbolo de la maternidad divina en la Iglesia. María es llamada la "Madre de Dios" (Theotokos en griego), lo que significa que ella dio a luz al Hijo de Dios hecho hombre. A través de su sí a la voluntad de Dios, María colaboró de manera única en el plan de salvación y nos dio al Salvador del mundo.

Además, la Iglesia venera a María como nuestra madre espiritual y mediadora de todas las gracias. Como madre amorosa, María intercede por nosotros ante su Hijo y nos guía en nuestro camino hacia Dios. Su ejemplo de humildad, obediencia y amor nos inspira a seguir a Cristo más de cerca y a confiar en el amor maternal de Dios por nosotros.

Entonces, aunque no hablamos específicamente de una "Madre" en la Trinidad, encontramos numerosas referencias a la maternidad divina en la revelación divina y en la tradición de la Iglesia. Dios se revela a sí mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero también como una madre amorosa que nos cuida, nos protege y nos guía en nuestro camino hacia él.

En última instancia, la Trinidad es un misterio que supera nuestra comprensión humana, pero nos revela el amor infinito de Dios por cada uno de nosotros. Que podamos contemplar este misterio con humildad y asombro, y confiar en el amor maternal de Dios que nos acompaña en cada paso de nuestro viaje de fe.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

¿Qué secreto guardan los ojos de la Virgen de Guadalupe?




Los ojos de la Virgen de Guadalupe han dejado perplejos a la comunidad científica, según las investigaciones realizadas por el ingeniero José Aste Tönsmann del Centro de Estudios Guadalupanos de México. Este ingeniero graduado en sistemas ambientales por la Universidad de Cornell dedicó más de dos décadas al estudio de la imagen impresa en la tilma, el tosco tejido de fibras de maguey donado por Juan Diego, el indígena que experimentó las revelaciones que cambiarían el curso de la historia mexicana.

Imágenes vistas en los ojos de la Virgen de Guadalupe
Rostros observados en los ojos de la Virgen

A pesar de sus dimensiones microscópicas, los iris y las pupilas de los ojos de la Virgen presentan una imagen detallada de al menos trece personajes, replicados tanto en el ojo izquierdo como en el derecho, con proporciones distintas, imitando la manera en que los ojos humanos reflejan los objetos ante ellos.

El reflejo capturado por los ojos de la Virgen de Guadalupe corresponde al momento en que Juan Diego mostró el manto con la enigmática imagen al obispo fray Juan de Zumárraga y a los presentes, el 9 de diciembre de 1531.

José Aste Tönsmann utilizó una técnica de procesamiento digital de imágenes, similar a la empleada por satélites y sondas espaciales, para llevar a cabo su estudio. Aste Tönsmann, con experiencia previa en IBM en procesamiento digital de imágenes, concluyó que la imagen en la tilma "no ha sido pintada con mano de hombre".

Contrario a las expectativas del siglo XVIII, cuando se realizaban pruebas científicas que demostraban la imposibilidad de pintar una imagen detallada en un tejido como la tilma, el estudio de Aste Tönsmann revela que la imagen persiste casi 500 años en un tejido que debería degradarse en poco más de dos décadas.

Según las conclusiones de Richard Kuhn, premio Nobel de Química, quien realizó análisis químicos, la imagen no contiene colorantes naturales, ni de origen animal ni mineral, dado que los colorantes sintéticos no existían en esa época.

En 1979, los estadounidenses Philip Callahan y Jody B. Smith, al estudiar la imagen con rayos infrarrojos, sorprendentemente no encontraron rastro de pintura ni indicio de tratamiento en el tejido.

Aste Tönsmann se cuestiona cómo es posible que la imagen mantenga su luminosidad y brillo sin la presencia de pintura, y destaca el fenómeno de iridiscencia, observado por Cahallan y Smith, donde los colores cambian ligeramente de tono según el ángulo de visión, una técnica que no puede ser replicada por manos humanas.

El ingeniero peruano inició su investigación en 1979, ampliando los iris de los ojos de la Virgen a una escala 2.500 veces mayor que el tamaño real, identificando mediante procedimientos matemáticos y ópticos los personajes reflejados en los ojos de la Virgen.

En resumen, el misterio de los ojos de la Virgen de Guadalupe persiste, desafiando explicaciones lógicas y científicas. La devoción hacia la Virgen de Guadalupe sigue siendo intensa, invitando a todos a descubrir los secretos que se esconden detrás de estos enigmas a través de una visita virtual inédita a la Basílica de la Morenita.

Está ahí, pero no está ahí: La inexplicable y misteriosa imagen de la Virgen ausente


Una imagen de la Virgen que no está presente físicamente pero es vista por todos los fieles genera cada año una ferviente devoción en la ciudad de Alta Gracia (Argentina).

En la capilla del santuario Nuestra Señora de Lourdes, se observa de forma inexplicable una figura en tres dimensiones de la Virgen, muy parecida a un holograma, pero no hay ninguna estatua.

Antiguamente, la hornacina contenía una escultura de esta advocación mariana. En el año 2011, un sacerdote decidió retirar la imagen para restaurarla. Al alejarse y mirar el altar desde la entrada de la capilla, pudo ver una figura casi perfecta de la Virgen donde antes estaba la estatua.  Sin embargo, a medida que se adetraba en la iglesia, la imagen se desvanecía.

La agencia AICA informó que los frailes carmelitas descalzos del santuario Nuestra Señora de Lourdes emitieron un comunicado que decía que  “la manifestación de la imagen de la Santísima Virgen María no tiene hasta el momento explicación racional. Debe ser interpretado por el pueblo de Dios como un signo para acrecentar y profundizar la fe cristiana y suscitar en los corazones de los hombres la conversión al amor de Dios y su participación en la vida de la Iglesia”.

¿Qué piensas de este fenómeno?


El misterio de la enfermedad



Desde la concepción del ser humano, pareciera que en su ‘software’ y su ‘hardware’ viniese codificada la enfermedad como un misterio que aún la ciencia y la tecnología no logran develar en su totalidad. Cada época y lugar, además, ha ido “colgándole” a las dolencias del cuerpo y del alma pesos, prejuicios y metáforas propias de su cultura que complejizan aún más el sufrimiento y la recuperación de quien es “elegido” por la vida para manifestar una enfermedad.

Así, en la antigüedad, a muchos se les creía poseídos por malos espíritus, francos pecadores o mensajeros de calamidad. A eso se le sumaban los “temores” de los “sanos” que excluían, condenaban y culpaban de los padecimientos a las propias víctimas como si fuese su responsabilidad por una mala vida. Lamentablemente, mucho de eso persiste aún en la actualidad, tanto a nivel inconsciente como social.

Las enfermedades de cada tiempo

Cada momento tiene su “top 1” en dolencia física, espiritual y social, porque no podemos ser ingenuos y pensar que es solo el cuerpo el que se ve afectado o solo la persona la que se enferma, pues se enferman también su familia y la comunidad. Por años, la lepra llevó la delantera como el peor estigma social. Los enfermos de esta bacteria debían vivir apartados, anunciarse con una campana y sus familiares quedar a la deriva y la discriminación del resto de la sociedad. Más tarde, al ser encontrada la cura de la lepra, vino el tiempo de la tuberculosis, asociada también a la miseria de las clases trabajadoras y todo el peso para respirar con libertad tanto literal como simbólicamente si te llegabas a contagiar.

Era una condena perpetua y una herencia horrorosa que podías dejar a los demás. Una vez más, al reconocerse su origen científico y su tratamiento, su peso y juicio, se diluyó en el siglo XIX y, en el XX, en pleno hizo debut el virus del SIDA en gloria y majestad. Quien se contagiaba, inmediatamente, se colgaba el cartel de homosexual, drogadicto o promiscuo, perteneciente a una casta marginal de “perdidos” que “parecían” recibir su “merecido castigo por su conducta inmoral”. En el siglo XXI, superando en gran medida tanta ignorancia sobre el SIDA y pudiendo comenzar a controlar esta enfermedad y sus humillaciones sociales y psicológicas, van compitiendo en el primer lugar el cáncer y la depresión, con todas las variantes que nos podamos imaginar. Detrás le siguen las enfermedades autoinmunes que empiezan a proliferar.
El misterio de la enfermedad

La medicina tradicional de Occidente, si bien ha hecho tremendos avances y descubrimientos en medicamentos y tratamientos, ha pecado también por siglos de disociar el cuerpo como si estuviese ajeno a las demás dimensiones del ser, como son la emocional, la espiritual y el socio cultural que nos relaciona con los demás, reduciendo a la mirada a órganos, tejidos y células, perdiendo el gran angular tan necesario para la sanación total. Por otra parte, Oriente ha hecho un profundo aporte con una mirada más holística del ser humano y ha desarrollado tratamientos milenarios que buscan la integración de todos los ámbitos de la evolución bio-psico-espiritual, pero no ha logrado aún un diálogo horizontal con la medicina alopática o tradicional. Aun así, la medicina oriental aún está circunscrita a la persona que padece y no tanto a lo sistémico o relacional.

Una corriente muy tóxica que se ha difundido casi como pandemia -probablemente por los resabios de la antigüedad-, pero también por el pensamiento positivista e individualista propiamente norteamericano, es que cada ser humano es el responsable de su salud y puede controlarla a voluntad. Por consecuencia, la enfermedad pasa a ser responsabilidad directa, por acción u omisión, de quien la padece, por lo que al sufrimiento propio de la dolencia se le suma el peso de la culpa, la responsabilidad de sanarse a fuerza de control personal y la obligación de exponerse frente a los demás como un frágil, fracasado o alguien menos competente que los demás “sanos” que te miran y tratan con conmiseración y condena implícita, disfrazada muchas veces de bondad.
Algunas verdades para compartir

La enfermedad es y seguirá siendo un misterio de la existencia por más que la podamos diseccionar. Su multicausalidad también es una certeza que no podemos simplificar con relaciones que no equivalen a causa-efecto tal cual. No es lo mismo decir que a las personas viudas les podría dar más cáncer que determinar como un absoluto esta correlación de datos que es una estadística nada más. Los números dan para todo y se pueden tergiversar con sesgos de cualquier interés particular.

Por lo mismo, tampoco es sano culparnos si nos enfermamos ni dejar que los demás nos endosen en “bulto” de nuestra mejoría total como si fuese una meta más para lograr. Jamás hemos controlado la vida; esta es demasiado compleja, somos seres en relación con muchos sistemas vivos y hay procesos que escapan a nuestra voluntad. Lo único que sí podemos hacer al enfermarnos es elegir cómo vivirlo para sacar provecho de ello, tanto a nivel personal como comunitario, de modo que sea aprendizaje en servicio, humildad, gratuidad y profunda conciencia de vulnerabilidad. Sí, también la enfermedad puede ser una oportunidad de servir a otros, dejándose servir y ayudar.

Autora: Trinidad Ried.

Un misterio: ¿Dónde están sepultados los Reyes Magos?



UN MISTERIO: ¿DÓNDE ESTÁN SEPULTADOS LOS REYES MAGOS? 


Hace 854 años que los restos de los Tres Reyes Magos yacen en la catedral alemana de Colonia, en el oeste del país. Pero, ¿Se trata realmente de Melchor, Gaspar y Baltasar? 

Hace exactamente 854 años, el 23 de julio de 1164, el arzobispo Rainald von Dassel trasladó los restos hasta Colonia. Entonces nadie puso en duda su veracidad, pero hoy en día muchos quieren saber exactamente si los restos son o no son de sus majestades de Oriente. 

La primera sorpresa: en la Biblia apenas se encuentran menciones sobre los Tres Reyes Magos. Tres de los cuatro evangelistas los ignoran. Sólo aparecen mencionados en el Evangelio de San Mateo, pero no habla de reyes, sino de “magoi”. 

Cuando San Mateo escribió su Evangelio, el término “magoi” englobaba a los miembros de la casta de los sacerdotes persa-babilónica, que se ocupaban de la astronomía y de la astrología. El concepto “judiciario” (personas que estudian la posición y el movimiento de los astros) habría sido por ello el correcto. 

No fue hasta el siglo V cuando los magos se convirtieron en reyes, debido seguramente a que en el Antiguo Testamento había una profecía que hablaba que el Mesías recibiría regalos de los reyes. 

El evangelista también menciona otro detalle: el asunto de la estrella. “Vimos salir una estrella y la seguimos para adorarle‘, relatan los ‘magoi‘. ‘Y la estrella, que vieron en el cielo, les guió hasta el lugar donde estaba el niño”. Así, a lo largo de los años la existencia de la estrella de Belén no sólo cautivó a los teólogos, sino también a los astrónomos. 

Actualmente muchos científicos están convencidos de que sí que apareció la estrella. Mientras en muchas imágenes es representada como un cometa con una larga estela, la mayoría de los investigadores creen que se trató de una conjunción -aspecto de dos astros que ocupan una misma casa celeste- creada al ponerse los planetas Saturno y Júpiter uno al lado del otro, muy cerca. 

Por otro lado, el nombre de los Tres Reyes Magos no tiene su origen en la Biblia. La primera vez que aparecen Melchor, Gaspar y Baltasar fue en el siglo VI. El monje benedictino inglés Beda Venerabilis supo en torno al año 725 que Melchor fue un anciano con barba blanca, Baltasar un hombre de mediana edad con una barba tupida negra y Gaspar un mozalbete sin barba. En base a esto los asignó a los continentes conocidos entonces: Europa, Asia y África. 

Posteriormente, Baltasar fue calificado como un moro noble de África. De esta manera, los reyes representaban a todos los hombres del planeta: mayores y jóvenes, negros y blancos. 

Sin embargo, ¿Están sus restos realmente en el la catedral de Colonia? Para ello hay que seguir la historia de las reliquias. Al parecer Flavia Iulia Helena Augusta, también conocida como Helena de Constantinopla y madre del emperador romano Constantino I, descubrió los restos durante un viaje de peregrinación a Palestina. 

A través de Constantinopla, los huesos llegaron a Milán, conquistada de nuevo en 1162 por el emperador Barbarroja. Inmediatamente después acabaron en manos del arzobispo de Colonia Rainald von Dassel. No está claro si fue un regalo del emperador o si él mismo llegó a ellos. En cualquier caso, llevó el trofeo de guerra en 1164 a la ciudad alemana. 

Aunque los restos no habían causado demasiado revuelo hasta el momento, durante su viaje Dassel fue haciendo paradas y consiguió elevar enormemente la popularidad de las valiosas reliquias. Así, Colonia acabó convirtiéndose en una ciudad de peregrinación, junto a Santiago de Compostela y Roma, gracias a la llegada de las reliquias. 

Para poner de relieve la gran importancia de los huesos, Colonia ordenó al más famoso orfebre, Nikolaus von Verdun, un trabajo de orfebrería titánico: la creación del cofre duró 40 años.


Pero aquello no era suficiente para albergar el mayor relicario de la cristiandad, según Colonia. Debían construir una nueva catedral, más grande que la antigua, para que fuera la mayor iglesia sobre la Tierra. Así comenzó la construcción de la nueva catedral de Colonia, que perduró hasta nuestros días.


Fue el 21 de julio de 1864 cuando los investigadores, con gran sorpresa, descubrieron los esqueletos casi completos de un joven de 12 años y de dos hombres mayores, de 30 y 50 años. Las edades encajaban con la representación de los Tres Reyes Magos. 

Y no fue la única sorpresa. Más de cien años después, en 1979, se analizó la tela con la que habían envuelto los huesos. El resultado: se trataba de un damasco de seda y púrpura del siglo II o III después de Cristo. La ropa era por tanto más antigua de lo que se pensaba.


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El misterio de la piedad, Cristo es Dios, el misterio séxtuplo


EL TEXTO QUE SIN MENCIONAR A CRISTO, NOS DICE QUE CRISTO ES DIOS

¿ES POSIBLE ESTO?

EL MISTERIO SÉXTUPLO EL MISTERIO DE LA PIEDAD
Por Jesús Mondragón (Saulo de Tarso)

Grupos sectarios como los testigos de Jehová, niegan que Jesucristo es Dios. Es por eso que en su "biblia" falsificada han añadido, quitado, cambiado todos los textos de la Biblia, para negar que Cristo es lo que es, o sea, Dios mismo.

Pero existe un texto bíblico que aunque ellos pudieran no considerar peligroso, nos dice lo que tanto empeño se han puesto en negar, ocultar; que Jesucristo es Dios. Y lo que es mejor aún, ¡lo hace sin siquiera mencionar a Nuestro Señor!

Dicho texto es uno de mis favoritos por su enorme contenido teológico y exegético. San Pablo lo ha llamado: "El misterio de la piedad". Los estudiosos de la antigüedad lo llamaron "El misterio séxtuplo". He aquí el texto:

I Timoteo 3:16
Y sin duda alguna, grande es el Misterio de la piedad: Él ha sido manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, visto de los Angeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, levantado a la gloria.

La cita nos dice que "Él"...

1.- Ha sido manifestado en la carne.

2.- Justificado en el Espíritu.

3.- Visto de los ángeles.

4.- Proclamado a los gentiles.

5.- Creído en el mundo.

6.- Levantado a la gloria.

¿A quién "Él" se refiere el texto? El problema se agrava cuando vemos que en el original griego, el pronombre personal "Él" no existe. El texto griego simplemente dice: fue manifestado en la carne...

Para saber quién fue manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, etcétera. Antes de analizar el contexto, examinemos el texto mismo por vía de exégesis. Tenemos pues, de inicio, 4 posibilidades.

1.- Un hombre

2.- Un ángel, de luz o caído

3.- Satanás

4.- Dios

Comencemos por aplicar las 6 consideraciones a cada una de las 4 posibilidades.

UN HOMBRE

Primero que nada, todo hombre es manifestado en carne, de modo que eso no es ningún misterio, sino que lo ordinario es que todo hombre sea manifestado en la carne. Todo hombre bautizado y cristiano ha sido justificado en el Espíritu Santo por medio del bautismo. Todo hombre ha sido visto por los ángeles, ¿Es un misterio para un ángel mirar a un hombre, es cuál es inferior a él? Ciertamente que no. ¿Qué hombre ha sido proclamado y creído en el mundo? Existen muchos hombres y héroes famosos, pero no existe alguno en el que el mundo entero haya puesto su fe en él. Levantado a la gloria; es cierto que miles de personas que llamamos santos están con Dios en el cielo, pero el texto habla de un sólo ser o persona en quien todas las 6 consideraciones encajen. Visto lo cual, el misterio de la piedad NO ES UN HOMBRE.

UN ÁNGEL O DEMONIO

Por ser un ángel caído, pero ángel al fin, incluiremos aquí a Satanás. 

¿Qué ángel o demonio ha sido manifestado en la carne? Ninguno. Visto de los ángeles, ¿Es un misterio para un ángel ver a otro ángel? ¿Qué ángel ha sido proclamado en el mundo entero y goza de la fe universal? Ninguno. Los ángeles de luz ya gozan de la gloria de Dios. ¿Satanás? Si esto es así, ¡Satanás fue levantado en gloria! Obvio, todos sabemos que no. Luego entonces, el misterio de la piedad no es un ángel o demonio, ni Satanás.

DIOS

Sólo queda una posibilidad, Dios. ¿Fue Dios manifestado en la carne?

Juan 1:1,14
En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios...Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

¡Ahí está la respuesta! Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Fue justificado en el Espíritu:

Mateo 3:16-17
Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.»

Visto de los ángeles, que gran misterio, ver a Dios hecho hombre y aún así, siendo inferior a ellos, tener que adorarlo.

Hebreos 1:6-7
Y nuevamente al introducir a su Primogénito en el mundo dice: Y adórenle todos los ángeles de Dios. Y de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles vientos, y a sus servidores llamas de fuego.

Hebreos 2:9
Y a aquel que fue hecho inferior a los ángeles por un poco (de tiempo), a Jesús, le vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte para bien de todos.

Jesucristo ha sido proclamado en el mundo entero y el mundo ha puesto su fe en Él...

Mateo 12:21
en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

Filipenses 2:9-10
Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos.

Cristo ha sido levantado en gloria y está a la derecha del Padre.

Hechos 7:55-56
Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.»

El misterio de la piedad ha sido exegetado, Jesucristo es Dios, la Biblia lo dice, sin siquiera mencionarlo, gran misterio es ese, el misterio séxtuplo. 

Pero si aún le queda alguna duda a alguien, vayamos al contexto, pues el texto completo dice:

I Timoteo 3:15-16
Pero si tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad. Y sin duda alguna, grande es el Misterio de la piedad: El ha sido manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, visto de los Angeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, levantado a la gloria.

El contexto inmediato anterior sólo menciona a Dios, es lógico que el versículo siguiente, que no da nombre, ni siquiera pronombre personal y sólo dice: fue manifestado en la carne...No puede referirse a nadie más que a Dios mismo, Jesucristo, segunda persona de la Trinidad, aunque mal les pese a los testigos de Jehová.


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El misterio de Dios uno y trino revelado en la Escritura


DIOS UNO Y TRINO

LA SANTÍSIMA TRINIDAD REVELADA EN LA SAGRADA ESCRITURA
Por Israel Octavio Hernández (Agustín Hipona) y Jesús Mondragón (Saulo de Tardo)

"Escucha, oh Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor uno es" (Deu.6,4)


Este texto es citado, tanto por los Judíos, como por los unitarios y testigos de Jehová, como la prueba más absoluta contra los que creen que Dios es Uno y Trino (Un sólo Dios, en tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo).

Pero son estas mismas palabras precisamente, las cuales leídas en hebreo, constituyen toda una gran revelación y contienen la más segura y clara prueba que pueda hallarse en toda la Santa Escritura a favor de la Trinidad. Veamos.

"SCHEMA, ISRAEL: ADONAI ELOHENU, ADONAI ECHAD"

Al analizar por vía de exégesis el texto original descubrimos tres partículas claves importantísimas, ¡que arrojan una luz deslumbradora!

ADONAI: Literalmente significa: "Mis Señores" (de ADON: Señor, y AI: mis)

ELOHENU: Es conjunción posesivo del pronombre de la primera persona del plural que se designa, significando: "Nuestros Dioses".

ECHAD: Expresa la idea de UNIDAD COLECTIVA.

En hebreo se usan dos palabras para indicar el significado de UNO. La palabra UNO en sentido de "Unico", es decir, que se emplea para designar una "Unidad absoluta", esa palabra es "JACHID" en la cual, como ejemplo aparece en Jue.11,34

"Cuando Jefté volvió a Mispá, a su casa, he aquí que su hija salía a su encuentro bailando al son de las panderetas. Era su única hija; fuera de ella no tenía ni hijo ni hija."

Este término nunca es usado para designar la unidad Divina. En cambio, cuando dos o varias cosas se convierten en UNA, por una intima Unión o identificación, el vocablo hebreo es "ECHAD", que significa una UNIDAD compuesta por varios, como ejemplo, podemos verlo en Gen.2,24

"Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne."

Y Jue.20,8 "Todo el pueblo se levantó como un solo hombre diciendo: «Ninguno de nosotros marchará a su tienda, nadie volverá a su casa."

O sea que esta palabra es la que siempre se usa para designar la "Unidad Divina". La traducción de Deu.6,4 literalmente vertido del original hebreo, quedaría así:

"ESCUCHA OH ISRAEL: MIS SEÑORES, NUESTROS DIOSES, UNO COMPUESTO ES".

La Biblia no demuestra la Trinidad, más bien la muestra, no es coincidencia, si no Dioscidencia que en el Libro del Génesis, Dios habla de si mismo en plural, ¡¡nada menos que tres veces!! Veamos:

"Y dijo Dios (singular): «Hagamos (plural) al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra" Gen.1,26

"Y dijo Yahveh Dios(singular): «¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros (plural), en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre.»" Gen.3,22

"y dijo Yahveh (singular): «He aquí que todos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el comienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les será imposible. Ea, pues, bajemos (plural), y una vez allí confundamos su lenguaje"Gen.11,6-7


También resulta curioso, que las tres grandes fiestas judías, muestran también un símbolo de la gloriosa Trinidad de Dios: la fiesta de los Tabernáculos (Dios Padre), la fiesta de la Pascua (Dios Hijo) y la fiesta de Pentecostés (Dios Espíritu Santo).

¡¡Bendito sea nuestro Dios, Uno y Trino!! AMEN


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