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Ante el Sagrario rezaba sobre qué debía hacer y Dios respondió: rescatar a chicas de la prostitución

La hermana Carla ha creado un hogar para ellas y ve cómo transforman sus vidas

ANTE EL SAGRARIO REZABA SOBRE QUÉ DEBÍA HACER Y DIOS RESPONDIO: RESCATAR A CHICAS DE LA PROSTITUCIÓN
 por Javier Lozano

Todo empezó rezando y se confirmó rezando. Esto es lo que estaba haciendo ante el Santísimo Sacramento la religiosa de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, Carla Venditti, para pedir ayuda para preparar una misión popular que realizarían por las calles. En ese momento, delante de Cristo Eucaristía tuvo una intuición que se ha convertido ya en una obra consolidada: ir a las verdaderas periferias que existen en las ciudades occidentales y rescatar a las mujeres de la trata de blancas y que son explotadas sexualmente.

En aquel instante mientras rezaba pensó: “¿quién piensa en las chicas de la calle?”. Y durante varios días regresó al Santísimo con esa misma pregunta. Ahora al lado de donde elevó aquella oración está el hogar de las chicas que esta religiosa de 57 años ha sacado de un verdadero infierno.

"Tienen terror en sus ojos"
Este hogar, situado en la provincia de L´Aquila, se inauguró en noviembre de 2017 y se llama Oasis Madre Celia, tomando el nombre de la fundadora de la congregación a la que pertenece. “No es nada sencillo, algunas tienen terror en sus ojos y en sus corazones”, relata esta religiosa, ante el enorme sufrimiento al que se enfrenta, que tampoco está exento de peligros.


Según cuenta al semanario Credere, ella no era una chica de ir a la iglesia ni de ir a misa. Muchos años después conoció a una monja que resultó ser su catequista de primera comunión.

“Me invitó a participar en un grupo de Acción Católica. Parecía grosero rechazar esta invitación, así que acepté. Me gustó cómo eran aquellos chicos. Estaban comprometidos. De repente empecé a hacerme una pregunta: ‘¿Y si no estoy llamada a la vida matrimonial?’. Después de un viaje de discernimiento, en 1981 entré en un convento y conocí la normalidad hecha de serenidad, de gente alegre, incluso de simplicidad. Inmediatamente me sentí en mi lugar”, explica esta religiosa italiana.

Palabra, Oración y Adoración

Una vez en la congregación empezó a enseñar clase en Primaria y luego empezó a estudiar idiomas. Esta religiosa asegura que “después de 30 años entendí lo que necesitaba para saber inglés: hablar con estas chicas y entenderlas”. Y es que en su gran dedicación a los jóvenes estaba su deseo de que “descubran la belleza de la Palabra, de la Oración y de la Adoración”.

En este clima es cuando el Papa Francisco hizo una invitación a abrir las puertas de los conventos. “Nuestras superioras comenzaron a preguntarse sobre cómo poner en práctica esta solicitud. Nos pidieron que encontráramos una manera, no nos dijeron qué hacer específicamente”.
Y es en este punto donde delante del Santísimo sintió esta inspiración mientras preparaba una misión popular. Tenía que abrir la puerta a las “chicas de la calle” explotadas sexualmente. Se lo comunicó a sus superioras y le dieron rápidamente el visto bueno.

La inauguración de la casa en la que se acogen a estas chicas fue un momento de extraordinaria importancia
El llanto de las chicas rescatadas

Así fue como la hermana Carla ayudada por algún voluntario y entre “gran incertidumbre” fue a una zona en la que ejercían la prostitución mujeres jóvenes tanto rumanas como nigerianas. En realidad no hizo nada especial, pero ellas sí que se sintieron especiales. Les llevó té caliente, ropa y sobre todo su amistad.

“Ocurrió algo maravilloso: ellas, viendo mi hábito, se abrieron y lloraron. Luego comenzaron a pedirnos ayuda, pero no teníamos un lugar para recibirlas”, cuenta.

En ese punto, Carla pidió ayuda a otras instituciones religiosas pero todas estaban desbordadas, así que tuvieron que poner literalmente en práctica el pedido de Francisco y abrir las puertas de su casa. Así nació Oasis.

Las chicas rescatadas deben cumplir unas reglas. “Esto es algo importante. Desde aprender a italiano hasta comer juntos, desde realizar talleres de arte y música hasta la experiencia laboral, desde cursos de cultura general hasta aprender a comprar. Estas chicas necesitan confianza y la vida cotidiana. Pero si traicionan esto saben que se irán. Hasta ahora nunca ha sucedido. Tratamos de revivir su alma primero y el trabajo se encuentra más tarde. Se quedan con nosotras durante aproximadamente un año. Una de ellas, de 23 años, pidió el Bautismo y lo recibió aproximadamente hace un año. Ahora tiene un contrato en la cafetería del hospital, donde lava los platos, y gracias al salario quiere vivir sola: su objetivo es traer a su hija de cinco años, que creció con su abuela en Nigeria”, cuenta esta religiosa italiana.

Este es uno de los casos que han ido dándose de una obra que nació en el Santísimo y que ahora sobrevive gracias a la Providencia. Y de momento no falta.

Fuente religión en libertad

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¿Qué significa la palabra “sacerdote” y dónde aparece en la Biblia?


¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA “SACERDOTE” Y DÓNDE APARECE EN LA BIBLIA?
Por Philip Kosloski

Los sacerdotes han formado parte del cristianismo desde el principio, y tienen sus raíces en el Antiguo Testamento

Uno de los términos más distintivos utilizados en la Iglesia católica (aunque a veces se usa en otras denominaciones) es la palabra “sacerdote”. Es el término más común usado para identificar a un miembro ordenado del clero y tiene una rica historia en el cristianismo.

La palabra inglesa “sacerdote” (priest) deriva del griego presbyteros, presbítero, que significa “anciano“. Se usa en todo el Antiguo y el Nuevo Testamento para identificar a una persona que ofrece un sacrificio a Dios.

El primer uso del término está en el libro de Génesis para identificar al misterioso Melquisedec, que aparece de la nada en un encuentro con Abraham.

Melquisedec, rey de Salem, sacó pan y vino. Fue un sacerdote del Dios Altísimo. Bendijo a Abram con estas palabras:

“¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo,
creador de cielos y tierra,
y bendito sea el Dios Altísimo,
que entregó a tus enemigos en tus manos!”.
Y diole Abram el diezmo de todo (Génesis 14, 18-20).

Más tarde, se desarrolla un sacerdocio levítico bajo Moisés, que se mantiene durante varios siglos en un sacerdocio asociado con el Templo judío. Es deber del sacerdote judío ofrecer sacrificios a Dios en nombre del pueblo.

Jesús llegó a ser conocido entre los cristianos como el sumo sacerdote, ofreciendo su propia vida como un sacrificio puro, sustituyendo el antiguo sacerdocio por un nuevo sacerdocio.

“Pero presentóse Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo. 12.Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna” (Hebreos 9, 11-12).

Su sacerdocio también está conectado con el de Melquisedec, como lo menciona el escritor de Hebreos:

“Entró por nosotros como precursor Jesús, hecho, a semejanza de Melquisedec, Sumo Sacerdote para siempre”(Hebreos 6:20).

Esto conecta el sacrificio de Jesús de su cuerpo con la ofrenda del pan y el vino en la última cena, inaugurando un nuevo sacerdocio.

Las cartas del Nuevo Testamento se refieren constantemente a este sacerdocio, explicando cómo los “presbíteros” son asignados a varias comunidades cristianas.

“Designaron presbíteros en cada Iglesia y después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hechos 14:23).

Los sacerdotes católicos siguen en esta línea, ofreciendo el sacrificio incruento de la misa que está espiritualmente conectado al sacrificio sangriento de Jesús en el altar de la cruz.

La vida de un sacerdote debe ser una de sacrificio, no solo en el contexto de la misa, sino también en su forma de vida. Jesús llama a cada sacerdote a seguir sus pasos:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24).

De esta manera, incluso los laicos son llamados a un tipo de sacerdocio, como explica el Catecismo de la Iglesia Católica:

“Toda la Iglesia es un pueblo sacerdotal. A través del bautismo todos los fieles participan en el sacerdocio de Cristo. Esta participación se denomina “sacerdocio común de los fieles” (CCC 1591). Este sacerdocio común de los “fieles se ejerce mediante el desarrollo de la gracia bautismal: una vida de fe, esperanza y caridad, una vida según el Espíritu” (CCC 1547).

Si bien no todos están llamados al sacerdocio ministerial y a la ofrenda de la misa, todos los católicos bautizados están llamados a ofrecer sus vidas diariamente como un sacrificio a Dios.

Ser sacerdote implica sacrificio, y esa definición siempre ha sido cierta a lo largo de la historia.

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Fuente aleteia

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¿Qué son los sacramentales? ¿Cuántos hay y de qué tipo? ¿Nos protegen del demonio?


¿QUÉ SON LOS SACRAMENTALES? ¿CUÁNTOS HAY Y DE QUÉ TIPO? ¿NOS PROTEGEN DEL DEMONIO?

Los sacramentales recogen una gran variedad de bendiciones y han permanecido como una parte de la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos

El Concilio Vaticano II sobre la Sagrada Escritura nos dice en su artículo 60:

“La santa madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida.”


Es importante entender que los sacramentales NO son lo mismo que los sacramentos. Los primeros fueron creados e instituidos por nuestra Santa Madre Iglesia y operan por medio de su intercesión (i.e. son signos de la oración de la Iglesia) para disponernos a recibir el efecto de los sacramentos tal a como nos dice el Concilio.

Y más importante aún es saber que los sacramentos son necesarios para alcanzar la salvación, a diferencia de los sacramentales.

¿Qué son los Sacramentales?


De manera más sencilla, los sacramentales son los ritos de bendición y consagración que se encuentran en el Ritual y en el Pontifical Romano.

A pesar de que tienen raíces bíblicas, muchos se sorprenden al saber que el número de sacramentales ha cambiado a lo largo de los siglos.

La Iglesia, en su sabiduría, puede cambiar, modificar, añadir o sustraer sacramentales de acuerdo a las circunstancias culturales.

¿Cuántos Sacramentales existen?


Así que, ¿Cuántos sacramentales existen? ¿Hay alguna lista donde podamos ir y consultar los sacramentales disponibles? Antes de discutir cualquier lista de sacramentales, debemos conocer brevemente la historia detrás de la compilación de sacramentales de la Iglesia.

Aunque los sacramentales han estado presentes desde el inicio de la Iglesia misma, no tenemos ninguna compilación sino hasta el siglo V.

En ese tiempo, la Iglesia Romana comenzó a juntar los textos litúrgicos de los sacerdotes en un volumen único llamado "Sacramentario". Éste incluía, además del texto para celebrar la Misa, "las oraciones [que los obispos] quieren al consagrar una iglesia y muchos exorcismos, bendiciones y consagraciones que se encuentran ahora en el Pontifical Romano y el Ritual".

Este tipo de libro litúrgico fue generalmente usado hasta la Edad Media, cuando el Rituale Romanum fue introducido para separar las oraciones de la Misa de las diversas bendiciones sacramentales.

Durante la Edad Media, cada diócesis tenía su propio Ritual de forma que hacía falta uniformidad. Es por tal razón, que el Papa Pablo V instituyó el Rituale Romanum en 1614 para ser utilizado ampliamente en la Iglesia.

Este libro fue revisado en 1752 y contenía una larga colección de bendiciones para varios objetos.

Desde ese momento, el Ritual ha sido revisado en múltiples ocasiones y refinado hasta el día de hoy.

La lista de bendiciones sacramentales se ha reducido a lo largo de los siglos y se han brindado instrucciones más directas.

Sin embargo, cada diócesis (y orden religiosa) está aún autorizada a elaborar su propio suplemento para el Ritual y puede instituir sus propios sacramentales con la aprobación del Papa.


Dado que los sacramentales son instituidos por la Iglesia y son adaptados a la cultura, el número de sacramentales ha fluctuado y nunca ha habido un número permanente.

Los sacramentales están destinados a santificar nuestra vida cotidiana y dependen grandemente en la situación actual. Lo que era aplicable en el siglo V puede que no necesariamente aplique hoy en día. Ellos no tenían computadoras, por ejemplo, y una bendición para el Internet hubiese sido algo extraño para ellos.

Es por esto, además, que es casi imposible elaborar una lista completa de todos los sacramentales actualmente en uso. Se debería contactar a cada diócesis y orden religiosa en el mundo para determinar qué sacramentales han instituido.

Tipos de Sacramentales


Sin embargo, al menos podemos categorizarlos para tener una idea de lo que son y cuántos hay. Primero que todo, la Iglesia define bendiciones sacramentales (de personas, comidas, objetos y lugares) así como exorcismos, que están destinados a alejar la presencia del maligno de lugares, personas y objetos.

Las bendiciones de personas incluyen, entre otros:

"Bendición del abad o abadesa de un monasterio, consagración de vírgenes y viudas, el rito de profesión religiosa y la bendición de ciertos ministerios de la Iglesia (lectores, catequistas, acólitos, etc.)”.

Las bendiciones de objetos diseñados para uso sagrado incluyen:

"La dedicación o bendición de una iglesia o altar, la bendición de los óleos santos, recipientes, vestimentas, campanas, etc.”.
Las bendiciones sacramentales incluyen también aquellas cosas que rodean la “piedad popular” tales como las estaciones de la cruz, rosarios, medallas, etc.

Hay además, numerosas bendiciones de objetos usados cotidianamente como campos de deportes, escuelas, bibliotecas, equipos de pesca, máquinas de comunicación, hornos, etc. Para una lista mucho más amplia de sacramentales, pueden revisar el Ritual Romano o el Bendicional.

CONCLUSIÓN


En conclusión, los sacramentales recogen una gran variedad de bendiciones y han permanecido como una parte de la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos.

La Iglesia instituye estas bendiciones no para complicar nuestras vidas o para hacerla menos bíblica, sino para infundir nuestras vidas diarias con gracias espirituales adicionales que nos ayudarán a ser Cristianos virtuosos.

A medida que avanzamos, mantengamos siempre en mente ese fin y no hagamos estos rituales sólo por hacerlos.

La peor cosa que podemos hacer es utilizar estas bendiciones sacramentales como una especie de libro de “hechizos” o “encantamientos” que trabajan de forma “mágica” para alcanzar un objetivo deseado.

A Satanás le gusta burlarse de Dios y por eso ha influenciado las artes negras de tal forma y es por esto que magos y brujos tienen algo similar al Ritual, pero de una manera mucho más perversa y maligna.

El demonio busca controlar y poseer el mundo, mientras Dios busca santificar el mundo y nos anima a volver siempre a Él.

Fuente, pildorasdefe.net

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¿De qué murió la Virgen María?


¿DE QUÉ MURIÓ LA VIRGEN MARÍA?
Por: Alegrate Reina del Cielo

¿La Virgen María murió? ¿Dónde? ¿Existe su sepulcro? ¿Debemos rendirle culto?

Royo Marín responde así a la pregunta: "No parece que muriera de enfermedad, ni de vejez muy avanzada, ni por accidente violento (martirio), ni por ninguna otra causa que por el amor ardentísimo que consumía su corazón."

No creamos que esta afirmación de que el amor a Dios haya sido la causa del fallecimiento (¿o desfallecimiento?) de María, es una ilusión poética, producto de una piedad ingenua y entusiasta para con la Santísima Virgen. No. Esta enseñanza se funda en testimonios de los Santos Padres, quienes dejaron traslucir con frecuencia su pensamiento sobre este particular.

El Padre Joaquín Cardoso, s.j. cita a San Alberto Magno: "Creemos que murió sin dolor y de amor». Nos asegura, además, que a San Alberto siguen otros como el Abad Guerrico, Ricardo de San Lorenzo, San Francisco de Sales, San Alfonso María de Ligorio y otros muchísimos."

Y veamos qué nos dice Juan Pablo II sobre las causas de la muerte de la Madre de Dios: "Más importante es investigar la actitud espiritual de la Virgen en el momento de dejar este mundo." Entonces se apoya en San Francisco de Sales, quien considera que la muerte de María se produjo como un ímpetu de amor. En el Tratado del Amor de Dios habla de una muerte "en el Amor, a causa del Amor y por Amor" (Tratado del Amor de Dios, Lib. 7, 12-14; JP II, 25-junio-99.)

Royo Marín cita a Alastruey, quien en su Tratado de la Virgen Santísima afirma: "La Santísima Virgen acabó su vida con muerte extática, en fuerza del divino amor y del vehemente deseo y contemplación intensísima de las cosas celestiales."

Es nuevamente Juan Pablo II quien aclara aún más este punto: "Cualquiera que haya sido el hecho orgánico y biológico que, desde el punto de vista físico, le haya producido la muerte, puede decirse que el tránsilo de esta vida a la otra fue para María una maduración de la gracia en la gloria, de modo que nunca mejor que en este caso la muerte pudo concebierse como una dormición."

Luego basándose en la tradición para tratar este tema, el Papa nos aclara aún más este maravilloso suceso:

"Algunos Padres de la Iglesia describen a Jesús mismo que va a recibir a su Madre en el momento de la muerte, para introducirla en la gloria celeste. Así, presentan la muerte de María como un acontecimiento de amor que la llevó a reunirse con su Hijo Divino, para compartir con El la vida inmortal. Al final de su existencia terrena habrá experimentado, como San Pablo -y más que él- el deseo de liberarse del cuerpo para estar con Cristo para siempre." (JP II, 25-junio-97)

Otro ilustre Mariólogo, Garriguet, también citado por Royo Marín, nos describe más detalles sobre la vida y la dormición de la Madre de Dios: "María murió sin dolor, porque vivió sin placer; sin temor, porque vivió sin pecado; sin sentimiento, porque vivió sin apego terrenal. Su muerte fue semejante al declinar de una hermosa tarde, como un sueño dulce y apacible; era menos el fin de una vida que la aurora de una existencia mejor. Para designarla la Iglesia encontró una palabra encantadora: la llama sueño o dormición de la Virgen."

Pero es el elocuentísmo predicador francés del Siglo XVI-XVII, Bossuet, Obispo de Meaux, quien en su Sermón Segundo sobre la Asunción de María nos describe con los más bellos detalles qué significa morir de amor y cómo fue este maravilloso pasaje de la vida de la Madre de Dios:

"El amor profano es quejumbroso y está diciendo siempre: languidezco y muero de amor. Pero no es sobre este fundamento en el que me baso para haceros ver que el amor puede dar la muerte. Quiero establecer esta verdad sobre una propiedad del Amor Divino.

Digo, pues, que el Amor Divino, trae consigo un despojamiento y una soledad inmensa, que la naturaleza no es capaz de sobrellevar; una tal destrucción del hombre entero y un aniquilamiento tan profundo en nosotros mismos, que todos los sentidos son suspendidos. Porque es necesario desnudarse de todo para ir a Dios, y que no haya nada que nos retenga. Y la raíz profunda de tal separación es esos tremendos celos de Dios, que quiere estar solo en un alma, y no puede sufrir a nadie más que a Sí mismo, en un corazón que quiere amor. (Amarás a Dios sobre todas las cosas. Si alguno ama a su padre o a su madre o a sus hermanos más que a Mí, no es digno de Mí)."

"Ya podemos comprender esta soledad inmensa que pide un Dios celoso. Quiere que se destruya, que se aniquile todo lo que no es El. Y, sin embargo, se oculta y no da a ninguno un punto de donde asirlo materialmente, de tal modo que el alma, desprendida por una parte de todo, y por otra, no encontrado aquí el medio de poseer a Dios efectivamente, cae en debilidades y desfallecimientos inconcebibles. Y cuando el amor llega a su perfección, el desfallecimiento llega hasta la muerte, y el rigor hasta perder la vida."

«Y he aquí lo que da el golpe mortal: es que el corazón despojado de todo amor superfluo, es atraído con fuerza al solo Bien necesario, con una fuerza increíble y, no encontrándolo, muere de congoja. `El hombre insensato´ -dice San Pablo- `no entiende estas cosas y el sensual no las concibe; pero nosotros hablamos de la sabiduría entre los perfectos y explicamos a los espirituales los misterios del espíritu´. Digo, pues, que el alma, desprendida de todo anhelo de lo superfluo, es impulsada y atraída hacia Dios con una fuerza infinita, y es esto lo que le da la muerte; porque , de un lado, se arranca de todos los objetos sensibles, y por otro, el objeto que busca es tan inaccesible aquí, que no puede alcanzarlo. No lo ve sino por la fe, es decir: no lo ve; no lo abraza, sino en medio de sombras y como a través de las nubes, es decir, que no tiene de dónde asirlo. Y el amor frustrado se vuelve contra sí mismo y se hace a sí mismo insoportable.»

«Yo he querido daros alguna idea del amor de la Santísima Virgen durante los días de su destierro y la cautividad de su vida mortal. No, no; los Serafines mismos no pueden entender, ni dignamente explicar, con qué fuerza era atraída María a su Bien Amado, ni con qué violencia sufría su corazón en esta separación. Si jamás hubo algún alma tan penetrada de la Cruz y de este espíritu de destrucción santa, fue la Virgen María. Ella estaba, pues, siempre muriendo, siempre llamando a su Bien Amado con un anhelo mortal».

«No busquéis, pues, almas santas, otra causa de la muerte de la Santa Virgen. Su amor era tan ardiente, tan fuerte, tan inflamado, que no lanzaba un suspiro que no debiera romper todas las ligaduras de esta vida mortal; no enviaba un deseo al Cielo que no hubiera debido arrastrar consigo su alma entera. Os he dicho antes, cristianos, que su muerte fue milagrosa, pero me veo obligado a cambiar de opinión: su muerte no fue el milagro, el milagro estuvo en la suspensión de esa muerte, en que pudiera vivir separada de su Bien Amado. Vivía, sin embargo, porque esa era la determinación de Dios, para que fuese conforme con Jesucristo su Hijo crucificado por el martirio insoportable de una larga vida, tan penosa para Ella, como necesaria para la Iglesia. Pero como el Divino Amor reinaba en su corazón sin ningún obstáculo, iba de día en día aumentándose sin cesar por el ejercicio, creciendo y desarrollándose por sí mismo, de modo que al fin llegó a tal perfección, que la tierra ya no era capaz de contenerla. Así, no fue otra causa de la muerte de María que la vivacidad de su amor».

«Y esta alma santa y bienaventurada atrae consigo a su cuerpo a una resurrección anticipada. Porque, aunque Dios ha señalado un término común a la resurrección de todos los muertos, hay razones particulares que le obligan a avanzar ese término en favor de la Virgen María». (Bossuet, citado por el Padre Joaquín Cardozo s.j. en La Asunción de María Santísima).

¿Qué es el Espíritu Santo?


¿QUÉ ES EL ESPÍRITU SANTO?
Por: P. Miguel Ángel Fuentes, IVE

¿Se podría decir que el Espíritu Santo es como un ángel guardián o como una fuerza que viene de lo alto?

¿Cuándo hacemos una petición se la pedimos al Espíritu o directamente a Jesús, Nuestro Señor? ¿Se podría decir que el Espíritu Santo es como un ángel guardián que nos cuida y nos ayuda, es decir una persona? ¿O podríamos decir que es una fuerza que viene de lo alto, que es una luz, no una persona?
En el Credo decimos “creo en el Espíritu Santo”. Hay muchos cristianos que rezan el credo y repiten esta afirmación pero no saben lo que es el Espíritu Santo. Les ocurre como aquellos hombres que encontró San Pablo en uno de sus viajes; otros habían llegado antes que ellos y los habían hecho cristianos; entonces San Pablo les preguntó si estaban bautizados y le dijeron que sí; luego les preguntó si cuando fueron bautizados recibieron el Espíritu Santo, y les contentaron que ni siquiera habían escuchado hablar de que existía un Espíritu Santo.

El Espíritu Santo no es un ángel guardián ni una fuerza en el sentido impersonal de esta expresión, sino una Persona divina: la tercera persona de la Santísima Trinidad.

Decir “creo en el Espíritu Santo” es profesar que el Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad; más precisamente, la tercera persona. Dios como el Padre y como el Hijo; que merece la misma adoración que el Padre y el Hijo; como el Padre y el Hijo es creador, hacedor de todas las cosas, santificador. Por eso cuando hacemos la señal de la cruz, nos santiguamos en el nombre de cada una de las tres personas de la Trinidad, y cuando rezamos el Gloria nombramos a cada una de las tres personas de la Santísima Trinidad.

Generalmente los cristianos hablan más y conocen más sobre Dios Padre y sobre Dios Hijo que sobre Dios Espíritu Santo. Por eso, hubo uno que lo llamó “el Gran Desconocido”.

En el Nuevo Testamento se le dan varios nombres que nos muestran esto:

-Jesucristo lo llama “el Paráclito”, que significa “consolador”. En nuestros sufrimientos, en las tribulaciones, el E.S. es quien nos consuela. Por eso uno de los antiguos himnos de la Iglesia le pedía cantando: riega lo que árido, sana lo que está enfermo, ayuda lo que es débil, aligera lo que es pesado.

-Abogado: porque nos defiende. Dice San Pablo: “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como nos conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros como gemidos inefables” (Rom 8,26).

-Espíritu de verdad: porque El es el que hace a los Apóstoles que se acuerden de todo lo que ha dicho Jesucristo, y El es el que hace que los cristianos y especialmente el Papa entiendan las Sagradas Escrituras sin equivocarse.

-Don de Dios: porque es el gran regalo que nos hace Dios; enviarnos al Espíritu Santo.

-Santificador: porque es el que produce la santidad en nuestros corazones; El suscita en nuestros corazones las virtudes y las buenas cualidades que nos hacen santos y agradables a Dios. Por eso dice San Pablo que los frutos del E.S. son: caridad, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza (Gal 5,22-23).

-Vivificante: porque El nos da la vida (cf. Gal 5,25). El nos engendra en el bautismo, nos hace hijos de Dios y nos hace nacer espiritualmente.
No podemos ser cristianos si desconocemos al Espíritu Santo. Y no podemos ser buenos cristianos si no amamos devotamente al E.S., si no lo invocamos y si no nos gozamos cuando El, por la gracia, habita en nuestros corazones.

Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos:


http://es.catholic.net/op/articulos/7963/que-es-el-espiritu-santo.html


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¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?


¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD?

Un total de 15 pasajes bíblicos condenan explícitamente este tipo de relación sexual

Advertir la inmoralidad de un acto no es falta de amor hacia quien lo pudiera cometer, al contrario, quien ama siempre advertirá al ser amado del peligro inminente y las consecuencias de llegar a cometerlo.

La Biblia trata explícitamente la práctica homosexual numerosas veces

Levítico Capitulo 18 


22 No te acostarás con un hombre como se hace con una mujer: esto es una cosa abominable..
23 No te acostarás con un animal: la mancha te quedaría. Tampoco la mujer se dejará cubrir por un animal: esto es una cosa abominable.

Levítico Capitulo 20

13 Si un hombre se acuesta con un varón, como se acuesta con una mujer, ambos han cometido una infamia; los dos morirán y serán responsables de su muerte.

Deuteronomio Capitulo 23


17 Sea cual fuere el voto que hayas hecho, no llevarás a la casa de Yavé, tu Dios, regalo de prostitutas, ni salario de perro, o sea, prostituto, porque ambas cosas son abominables a los ojos de Yavé.
18 No habrá entre las hijas de Israel prostituta sagrada, ni prostituto sagrado entre los hijos de Israel.

Primera de Reyes Capitulo 14


24 Hubo además homosexuales sagrados en el país e imitaron todas las prácticas vergonzosas de los paganos que había expulsado Yavé ante los israelitas.

Primera de Reyes Capitulo 15

12 hizo que desaparecieran del país los prostitutos y destruyó todos los ídolos que ha bían hecho sus padres.

Primera de Reyes Capitulo 22


47 Eliminó también a los homosexuales sagrados que habían seguido en tiempos de su padre Azá.

Jueces Capitulo 19


22 Todo parecía ir muy bien hasta que los hombres de la ciudad, verdaderos depravados, rodearon la casa y golpearon la puerta. Le dijeron al anciano, dueño de la casa: «Di a ese hombre que está en tu casa que salga para que abusemos de él».

Segunda de Reyes Capitulo 23


7 Demolió las casas de los homosexuales sagrados que había en la casa de Yavé, y en donde las mujeres tejían velos para la Asera.

Romanos Capitulo 1

(El pecado de los paganos)
26 Por eso, Dios los entregó también a pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza.
27 Del mismo modo, los hombres dejando la relación natural con la mujer, ardieron en deseos los unos por los otros, teniendo relaciones deshonestas entre ellos y recibiendo en sí mismos la retribución merecida por su extravío.

Primera de Corintios Capitulo 6


9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

Primera de Timoteo Capitulo 1


8 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; 9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,

Segunda de Pedro Capitulo 2

6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,

Judas Capitulo 1

7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

Éxodo Capítulo 19


(Sobre el Pecado de Sodoma)
4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Génesis Capitulo 19


01 Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer. Lot estaba sentado a la entrada del pueblo. Apenas los vio, salió a su encuentro, se arrodilló inclinándose profundamente,
02 y les dijo: «Señores míos, les ruego que vengan a la casa de este siervo suyo a pasar la noche. Se lavarán los pies, descansarán y mañana, al amanecer, podrán seguir su camino.» Ellos le respondieron: «No, pasaremos la noche en la plaza.» Pero él insistió tanto, que lo siguieron a su casa, y les preparó comida.
03 Hizo panes sin levadura y comieron.
04 No estaban acostados todavía cuando los vecinos, es decir los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, rodearon la casa: ¡estaba el pueblo entero!
05 Llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu casa esta noche? Mándanoslos afuera, para que abusemos de ellos.»
06 Lot salió de la casa y se dirigió hacia ellos, cerrando la puerta detrás de sí,
07 y les dijo: «Les ruego, hermanos míos, que no cometan semejante maldad.
08 Miren, tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.»
09 Pero ellos le respondieron: «¡Quítate del medio! ¡Eres un forastero y ya quieres actuar como juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.» Lo empujaron violentamente y se disponían a romper la puerta.
10 Pero los dos hombres desde adentro extendieron sus brazos, tomaron a Lot, lo introdujeron en la casa y cerraron la puerta.
11 Hirieron de ceguera a los hombres que estaban fuera, desde el más joven hasta el más viejo, de modo que no fueron ya capaces de encontrar la puerta.
12 Los dos hombres dijeron a Lot: «¿A quién más de los tuyos tienes aquí? ¿Tus yernos? Tienes que llevar de este lugar a tus hijos e hijas y todo lo que tienes en la ciudad.
13 Vamos a destruir esta ciudad, pues son enormes las quejas en su contra que han llegado hasta Yavé, y él nos ha enviado a destruirla.»
14 Salió entonces Lot y dijo a sus yernos, a los que iban a casarse con sus hijas: «Levántense y salgan de aquí, pues Yavé va a destruir la ciudad.» Pero ellos creían que Lot estaba bromeando.
15 Al amanecer los ángeles apuraron a Lot diciéndole: «Date prisa, toma a tu esposa y a tus dos hijas y márchate, no sea que te alcance el castigo de esta ciudad.»
16 Y como él aún vacilase, lo tomaron de la mano, junto a su mujer y a sus dos hijas, porque Yavé había tenido compasión de ellos, y lo llevaron fuera de la ciudad.
17 Una vez fuera, le dijeron: «Ponte a salvo. Por tu vida, no mires hacia atrás ni te detengas en parte alguna de esta llanura, sino que huye a la montaña para que no perezcas.»
18 Pero Lot replicó: «¡Oh, no, Señor mío!
19 Veo que me has hecho un gran favor y que has sido muy bueno conmigo conservándome la vida. Pero yo no puedo llegar hasta la montaña sin que me alcance el desastre y la muerte.
20 Mira este pueblito que está más cerca y en el que podría refugiarme. Es tan pequeño, y para mí es cosa de vida o muerte, ¿no podría estar a salvo allí?»
21 El otro respondió: «También este favor te lo concedo, y no destruiré ese pueblo del que has hablado.
22 Pero huye rápidamente, ya que no puedo hacer nada hasta que tú no hayas llegado allá. (Por esto, aquel pueblo fue llamado Soar, o sea, Pequeño.)
23 El sol ya había salido cuando Lot entró en Soar.
24 Entonces Yavé hizo llover del cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre ardiendo que venía de Yavé,
25 y que destruyó completamente estas ciudades y toda la llanura con todos sus habitantes y la vegetación.
26 La mujer de Lot miró hacia atrás, y quedó convertida en una estatua de sal.
27 Abraham se levantó muy de madrugada y fue al lugar donde antes había estado con Yavé.
28 Miró hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la comarca del valle y vio una gran humareda que subía de la tierra, semejante a la humareda de un horno.
29 Cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, se acordó de Abraham y libró a Lot de la catástrofe, mientras arrasaba las ciudades donde Lot había vivido.

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¿Qué debo hacer para ganarme el cielo?


¿Qué debo hacer para ganarme el Cielo?
Por: Xavier Villalta A.
Jesús nos invita a ser santos, a alcanzar el Cielo, pero ¿Qué debemos hacer para lograrlo?

Sería fantástico que todos le hiciéramos al Señor aquella pregunta que un día un joven le planteara: "Maestro bueno, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?" (Mc. 10, 17; Mt. 19, 16) ¿Cómo me puedo ganar mi entrada al Cielo?

Dejemos que sean las Escrituras las que nos muestren lo que debemos hacer.

1.- CUMPLIR LOS MANDAMIENTOS

A aquel joven Nuestro Señor Jesucristo le respondió así: "Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre" (Mc. 10, 19; Mt. 19, 18)... porque "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre" (Jn. 14, 21)

San Pablo nos recuerda el camino a seguir:

"Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.

En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.

Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias" (Gal. 5, 19-24)

Y lo acentúa:

"El que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna" (Gal. 6, 8)

2.- CREER, PERSEVERAR HASTA EL FINAL Y OBRAR EN CONCORDANCIA A LA FE

Ante esto surge una escusa en mi mente: las tentaciones son muchas, y soy débil, ¿Cómo podré lograr semejante hazaña?, ¿acaso no está escrito que "el adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar" (1 Pe. 5, 8)?... sí, eso es verdad, pero también está escrito que no sufriremos "tentación superior a la medida humana. Y fiel es Dios que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará modo de poderla resistir con éxito (1 Cor. 10, 13)" y aunque parezca que el león nos va a devorar, si acudimos a Él buscando su auxilio, saldremos victoriosos porque

"Si Dios está por nosotros ¿Quién contra nosotros?" (Rom. 8, 31)

Pero, entonces, ¿no vasta con creer?, ¿no dijo Nuestro Señor a Nicodemo "el que cree en el Hijo tiene vida eterna" (Jn. 3, 36)?, sí, es verdad, lo dijo, y esto no contradice lo anterior, porque quien cree en alguien sigue todo lo que él ha enseñado, por lo tanto quien cree en Cristo Jesús sigue fielmente todas sus enseñanzas (aunque no seamos capaces de entenderlas completamente), no tan sólo las que nos sean más cómodas y fáciles, sino principalmente aquellas que nos cuesta más por nuestra propia debilidad, porque es en esa batalla, "la buena batalla", la que nos permitirá decir al final "he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe" (2 Tim. 4, 7), no me he "cansado de hacer el bien" (2 Tes. 3, 13), tendiendo siempre presente que sólo

"Aquel que persevere hasta el final se salvará" (Mt. 10, 22).

Parte de los frutos de esa batalla son nuestras obras, obras que si son realizadas por amor a Dios no serán olvidadas por Él (Heb. 6, 10), y nos dará como recompensa la deseada vida eterna (Rom. 2, 6-7) y en el día del juicio nos dirá:

"Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver" (Mt. 25, 34)

Probaron vuestra fe gracias a vuestras obras (Sant. 2, 18).

3.- LA EUCARISTÍA

Finalmente, no me puedo olvidar de mencionar otro requisito para lograr el cielo, último en este escrito, pero no el menos importante, veamos que nos dice el Señor:


"En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.

Discutían entre sí los judíos y decían: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.

Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre". (Jn. 6, 47-58)

Jesús mismo nos indica, en la noche que fue entregado, como podemos comer su carne y beber su sangre, dones que nos darán la vida eterna, ya que

"Tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío. Asimismo tomó también la copa después de cenar diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre" (1 Cor. 11, 23-25; Mc. 14. 22-25; Lc. 22. 19-20; Mt. 26, 26-27)

Eso sí, no podemos olvidar que el comer el cuerpo y beber la sangre de Nuestro Señor es algo muy serio, y que si lo hacemos inadecuadamente, sin el debido discernimiento (1 Cor. 11, 27-29) estaríamos negándonos la posibilidad de recibir aquella vida eterna prometida y en su lugar recibiríamos el más temido de los castigos.

Estos pasos no son los únicos, pero si los principales, iniciemos con ellos, y en nuestro peregrinar hacia el cielo anhelado Dios nos irá permitiendo descubrir aquello que aquí falte, pero sin olvidar nunca que las puertas del Cielo están abiertas gracias al infinito amor de Jesús por cada uno de nosotros, amor que nos probó en la cruz (Rom. 5, 8), sin esa entrega total y amorosa ninguno de nuestros actos lograrían los méritos necesarios para ingresar al cielo.

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¿Qué son las indulgencias?


¿QUÉ SON LAS INDULGENCIAS?
Por: Guillermo Juan Morado 

La indulgencia consiste en una forma de perdón que el fiel obtiene en relación con sus pecados por la mediación de la Iglesia.

Seguramente hemos oído la palabra “indulgencias”, entendiendo por tal una especie de gracia o favor que se vincula al cumplimiento de una acción piadosa: el rezo de alguna oración, la visita a un santuario o a otro lugar sagrado, etc. También al oír la palabra “indulgencias” vienen a nuestra memoria las disputas entre Lutero y la Iglesia de Roma, y las críticas subsiguientes de los otros reformadores del siglo XVI.

Pero, ¿qué son las indulgencias? La etimología latina de la palabra puede ayudarnos a situarnos en una pista correcta. El verbo “indulgeo” significa “ser indulgente” y también “conceder”. La indulgencia es, pues, algo que se nos concede, benignamente, en nuestro favor.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos proporciona, con palabras de Pablo VI, una definición más precisa: “La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos” (Catecismo, 1471).

La definición, exacta y densa, relaciona tres realidades: la remisión o el perdón, el pecado, y la Iglesia. La indulgencia consiste en una forma de perdón que el fiel obtiene en relación con sus pecados por la mediación de la Iglesia.

¿Qué es lo que se perdona con la indulgencia? No se perdonan los pecados, ya que el medio ordinario mediante el cual el fiel recibe de Dios el perdón de sus pecados es el sacramento de la penitencia (cf Catecismo, 1486). Pero, según la doctrina católica, el pecado entraña una doble consecuencia: lleva consigo una “pena eterna” y una “pena temporal”. ¿Qué es la pena eterna? Es la privación de la comunión con Dios. El que peca mortalmente pierde la amistad con Dios, privándose, si no se arrepiente y acude al sacramento de la penitencia, de la unión con Él para siempre.

Pero aunque el perdón del pecado por el sacramento de la Penitencia entraña la remisión de la pena eterna, subsiste aún la llamada “pena temporal”. La pena temporal es el sufrimiento que comporta la purificación del desorden introducido en el hombre por el pecado. Esta pena ha de purgarse en esta vida o en la otra (en el purgatorio), para que el fiel cristiano quede libre de los rastros que el pecado ha dejado en su vida.

Podemos poner una comparación. Imaginemos una intervención quirúrgica: un trasplante de corazón, por ejemplo. El nuevo corazón salva la vida del paciente. Se ve así liberado el enfermo de una muerte segura. Pero, cuando ya la operación ha concluido exitosamente, e incluso cuando está ya fuera de peligro, subsiste la necesidad de una total recuperación. Es preciso sanar las heridas que el mal funcionamiento del corazón anterior y la misma intervención han causado en el organismo. Pues de igual modo, el pecador que ha sido perdonado de sus culpas, aunque está salvado; es decir, liberado de la pena eterna merecida por sus pecados, tiene aún que reestablecerse por completo, sanando las consecuencias del pecado; es decir, purificando las penas temporales merecidas por él.

La indulgencia es como un indulto, un perdón gratuito, de estas penas temporales. Es como si, tras la intervención quirúrgica y el trasplante del nuevo corazón, se cerrasen de pronto todas las heridas y el paciente se recuperase de una manera rápida y sencilla, ayudado por el cariño de quienes lo cuidan, la atención esmerada que recibe y la eficacia curativa de las medicinas.

La Iglesia no es la autora, pero sí la mediadora del perdón. Del perdón de los pecados y del perdón de las penas temporales que entrañan los pecados. Por el sacramento de la Penitencia, la Iglesia sirve de mediadora a Cristo el Señor que dice al penitente: “Yo te absuelvo de tus pecados”. Con la concesión de indulgencias, la Iglesia reparte entre los fieles la medicina eficaz de los méritos de Cristo nuestro Señor, ofrecidos por la humanidad. Y en ese tesoro precioso de los méritos de Cristo están incluidos también, porque el Señor los posibilita y hace suyos, las buenas obras de la Virgen Santísima y de los santos. Ellos, los santos, son los enfermeros que vuelcan sus cuidados en el hombre dañado por el pecado, para que pueda recuperarse pronto de las marcas dejadas por las heridas.

¿Tiene sentido hablar hoy de las indulgencias? Claro que sí, porque tiene sentido proclamar las maravillas del amor de Dios manifestado en Cristo que acoge a cada hombre, por el ministerio de la Iglesia, para decirle, como le dijo al paralítico: “Tus pecados están perdonados, coge tu camilla y echa a andar”. Él no sólo perdona nuestras culpas, sino que también, a través de su Iglesia, difunde sobre nuestras heridas el bálsamo curativo de sus méritos infinitos y la desbordante caridad de los santos.

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¿Qué hacemos con el tal Halloween?


¿QUÉ HACEMOS CON EL TAL HALLOWEEN?
Por Anwar Tapias Lakatt

Cada mes de octubre se viene "Halloween" para muchos....... así es, no me gusta pero es un tema que se debe tocar. Hay varias cosas que es importante precisar sobre este tema cuando se conversa sobre él: 

1. Que estemos hablando de lo mismo 

Cuando se dice la palabra "Halloween" no todos entienden lo mismo. Podemos hablar de tres grupos: 

Unos lo asocian a disfrazarse y pedir dulces sanamente 

Otros lo asocian a exaltar lo tenebroso y macabro en medio de burlas y decorar sus ambientes con eso 

Los satánicos lo utilizan para realizar cultos en honor al Diablo. 

Por eso hay que precisar en el tema, qué se entiende por la palabra para analizar las posturas. 

Los dos primeros grupos no le ven conexión con el tercero y por ello les parece exagerado que se diga que disfrazar a un niño y pedir dulces lo contamine y ya los haga seguidores del demonio, lo cual también veo exagerado. 

Yo recuerdo que de niño me disfracé muchos 31 de octubre, era feliz con mi disfraz de súper héroe de Superman o Batman, competía con amigos a ver quién recogía más dulces, y no veía al diablo por ningún lado. Las casas no se decoraban con nada oscuro, simplemente los niños a pedir dulces y listo, era una forma distinta de cómo se celebra en Estados Unidos. Pero seguramente mientras yo hacía eso, muchos adultos se ponían máscaras horrendas, se disfrazaban de espantos, decoraban sus casas con brujas, arañas, calaveras y vampiros, y hacían fiestas con invocaciones y hasta jugando la ouija. Para ellos esto era una simple fiesta comercial y según ellos no conlleva a nada más pero están equivocados pues hay cosas que sí implican una apertura a fuerzas oscuras, algo que los exorcistas, expertos en el tema han venido advirtiendo. Ese mismo día el tercer grupo, los satánicos, preparan sus sacrificios asquerosos, roban niños, invocan al diablo, profanan tumbas y roban hostias consagradas. Esto es algo nuevo es cierto, pues quien mencionó la importancia del Halloween para el satanismo fue Anton Lavey en la Biblia satánica hasta 1969, quiere decir que antes no había conexión como tal ni se asociaba el Halloween con el satanismo.
En el fondo debemos reconocer que el primer grupo es la forma infantil de celebrarlo, el segundo la adulta, pero el tercero tiene un componente diabólico, que hace que la fecha: 31 de octubre, haga ruido y mucho hasta poner a pensar, qué sentido tiene seguir con las dos primeras en estos tiempos cuando los elementos actuales coquetean con acercase a elementos propios usados por el tercer grupo. ¿Coincidencia?. Ahora, que algo converja con otro no los tiene que asociar pero en este caso hay elementos comunes en los tres casos: lo nocturno, lo tenebroso y explícitamente para el tercer grupo, lo demoníaco; sobre ello tenemos que alertar, porque la relación causal que se da, logra de alguna manera atraer las miradas y como no, permear elementos de un lado al otro, pues, ¿qué tiene que ver brujas y espantos con pedir dulces disfrazados de super héroes?

Disfrazarse no es malo, no habría por qué y menos de disfraces infantiles; pedir dulces no es malo, no habría por qué, pero que ambas cosas se junten justamente el 31 de octubre y bajo la palabra Halloween como hoy día se celebra, es evidente que esconde algo más. Y es aquí donde debemos discernir bien y cuidar nuestra familia. 

2. La fecha 

El 31 de octubre se presta para que todos estos momentos sucedan el mismo día. Algo debe tener la fecha que permite eso, y es lo que debemos analizar vigilantes. Sí, muchos viajarán en el tiempo a la época de los druidas y cómo ellos se disfrazaban y tocaban las puertas, eso es cierto. Precisamente entre octubre y noviembre celebraban el Samhain dicen algunos estudiosos, pero creo que hoy ya eso es irrelevante, el peligro hoy no tiene nada que ver con druidas, y aun así en este artículo explican de dónde provienen las tales referencias. El peligro hoy es “ambientarse” con esa curiosidad propia de la fecha en lo oculto que nos lo venden de forma directa hoy día, y sentirse cómodo justo el día en que el satanismo tiene más fuerza. ¿Espiritualmente se está fuerte ante esa influencia metido en todo el rollo del Halloween? Habiendo desvirtuando totalmente la Víspera de los Santos de su sentido católico, ¿qué nos dejaron? Un esperpento comercial para muchos, que no para el "espíritu americano" que lo disfruta, pero que en un día en que el satanismo está ofendiendo a Dios de manera especial, los católicos en vez de estar reparando el daño, están siguiendo el papel de tonto útil. 

Los satánicos ven en ese día, un día especial para invocar al diablo y por algo será. Si bien es algo moderno, del siglo XX, coincide en los días con el samhain celta de hace siglos, no se trata de si se copiaron o no, pero la relación está de alguna manera. En la página de la (Iglesia de Satán) son claros en afirmar lo siguiente: 

Los niños (de todas las edades) pueden cumplir sus fantasías por ponerse trajes que les permitan jugar un rol intenso y liberar su esencia "demoníaca", partes de su personalidad a menudo ocultas a sus amigos, compañeros de trabajo y familias....Esta noche, sonreímos a los exploradores aficionados de su propia oscuridad interior, pues sabemos que disfrutan de su breve inmersión en la piscina del "mundo de las sombras" 

Pero ¿y qué? ¿No puedo hacer ahora nada ese día? Claro que sí, vivir de un modo diferente para contrarrestar precisamente eso, o más bien, vivirlo como se debe, como lo era en sus raíces cristianas la Víspera de todos los santos. 

3. La forma 

Lo que no nos damos cuenta es de lo siguiente. Se imaginan que en las bolsas de dulces en vez de poner un fantasmita tierno pusieran realmente un espectro con aspecto demoníaco? ¿O que los productos alimenticios que para esto época decoran con lindas brujitas pusieran realmente el aspecto que tienen estos seres que trabajan para el Diablo? No lo hacen porque asustarían a los niños. La estrategia es mostrarles de forma agradable algo tenebroso, con el fin de que el niño se vaya acostumbrando y le pierda el miedo y rechazo. Si no hay una formación cristiana, cuando van creciendo, son los que toman a son de burla ponerse una máscara de monstruo o decorar con calaveras o hacer la ouija. La formación en familia es vital para entender el verdadero peligro que va más allá del dulce o el disfraz de súperhéroe. 

Para esos que no tuvieron bases cristianas, es la forma adulta de vivir algo que les inculcaron de niño. ¿Ya vemos como es la cosa? Los fantasmas, brujas, y espantos son parte del imaginario del hombre, sí, claro, pero el uso que se le da traspasó las fronteras de la literatura de épocas anteriores. Ya no estamos en los cuentos de los hermanos Grimm, ya estos elementos se fijaron al Halloween de HOY y así se le vende a la sociedad. 

Entonces cuando en la casa se sienten manifestaciones raras por estar tomando como juego prácticas el 31 de octubre salen corriendo a buscar un sacerdote que se las bendiga, pero no reparan en decorar con elementos macabros y tenebrosos, mostrando cercanía y empatía y llegando a tomar como juego de la fecha, invocaciones, rezos y juegos. Ahí está el real peligro. 

4. La conciencia 

Queda la pregunta de siempre, de si no lo hago con el fin de invocar al diablo sino con el fin de divertirme, ¿qué sucede? Lo mismo que con la tabla ouija, la invocación funciona con conciencia o sin conciencia, pues el objeto era invocar algo del más allá, lo que en su objeto es pecado. Esto es algo para precisar, pues para que algo sea pecado debo ser consciente de ello. La gente hace las cosas conscientes simplemente que concluyen libremente que no va a pasar nada. No es que la gente no esté advertida, sólo que creen que esto es un juego. No en todos sucede pero con las advertencias que hay ya es más difícil excusarse que no se sabe. 

5. El comercio 

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Halloween se potenció en Estados Unidos por el comercio. Halloween es una fuente de dinero muy lucrativa en dulces, disfraces, decoraciones, películas, lugares de diversión, etc. Esto que hace, que el ambiente ese día sea asociado a lo macabro, a lo tenebroso. Sí, hay una influencia medieval europea en donde la gente se disfrazaba para hacerle el quite a la muerte, y a forma burlesca hablar de la realidad de la muerte, pero de eso hoy no hay nada. Ya Halloween no es eso, es al contrario una oda a la muerte, en donde prima el miedo y se exalta lo oscuro. Halloween le hace el trabajo fácil al mal, al ambientar, anestesiar y relativizar la acción malina, algo que han advertido numerosos exorcistas. Ver caso narrado por el padre Fortea sobre posesión demoníaca por disfraz en Halloween 

El hecho que Halloween sea un negocio lucrativo que genere más de 6900 millones de dólares en compras personales y decorativas en Estados Unidos muestra que es una fuerte influencia que seguirá estando en países que copian mucho de lo norteamericano. 

6. ¿Qué hago? 

Pues vivir esa fecha como la ha vivido siempre la Iglesia, en víspera a la fiesta de los Santos, la verdadera celebración. Debemos tomar conciencia y enseñar a nuestros hijos sobre ello. Un niño disfrazado no es presa del diablo ni nada de eso, pero será un niño propenso a crecer viendo de un modo cercano lo referente a brujas, vampiros, y calaveras, sino hay una formación cristiana en casa. Cuando sea adulto será más afín a las cosas del mal, es la realidad, porque es lo que el mundo hoy ofrece. 

Los tiempos han cambiado, el mal se disfraza más sutilmente y qué forma más fácil para iniciar el acercamiento que haciéndolo con dulces y disfraces sobre brujas y fantasmas de forma "tierna". No es por el disfraz, sino la ambientación que sin bases cristianas empieza a permear la mente de un niño. 
Muchos hablan de transformar el Halloween con disfraces de santos, o darle dulces a los niños en la Parroquia, pero lo mejor es volver a lo que fue realmente el Halloween católico: la víspera de los Santos. La solución no es competirle al Halloween secular el mismo día, la solución es vivir católicamente la fecha en lo que es como víspera. Si se quiere disfrazar al niño y pedir dulces, hágalo, otro día como ya sucede en muchas partes y con ello le debilitan al "halloween comercial" esos elementos comunes a lo que el satanismo utiliza.

Esta es mi opinión muy personal del tema, que de seguro tendrá gente que la vea bien como otras que no. De todo es posible encontrarse en este camino.


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¿Por qué me convierto del Islam al catolicismo?


POR QUÉ ME CONVIERTO DEL ISLAM AL CATOLICISMO

MAGDI CRISTIANO ALLAM

Querido director: Lo que te voy a contar se refiere a una decisión de fe y de vida personal, que, de ninguna manera, quiere implicar al 'Corriere della Sera', del que me honro en formar parte desde 2003, con el cargo de vicedirector 'ad personam'.

Te escribo, por lo tanto, como protagonista de la vivencia y como ciudadano privado. El Domingo por la noche me convertí a la religión católica, renunciando a mi anterior fe islámica.

De esta forma y por la gracia divina, vio la luz el fruto sano y maduro de una larga gestación vivida en medio del sufrimiento y de la alegría, entre la profunda e íntima reflexión y la consciente y manifiesta exteriorización.

Estoy especialmente agradecido a Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, que me administró los sacramentos de la iniciación cristiana, Bautismo, Confirmación y Eucaristía, en la Basílica de San Pedro, durante la solemne celebración de la Vigilia Pascual. Y adopté el nombre cristiano más sencillo y explícito: "Cristiano".

Desde el domingo, pues, me llamo Magdi Cristiano Allam. El del domingo fue, para mí, el día más bello de mi vida. Adquirir el don de la fe cristiana en la celebración de la Resurrección de Cristo de manos del Santo Padre es, para un creyente, un privilegio inigualable y un bien inestimable.

A mis casi 56 años, es en mi historia personal un hecho histórico, excepcional e inolvidable, que marca un punto de inflexión radical y definitivo respecto al pasado.

El milagro de la Resurrección de Cristo se ha reflejado en mi alma, liberándola de las tinieblas de una predicación donde el odio y la intolerancia hacia el 'diferente', condenado acríticamente como 'enemigo', priman sobre el amor y el respeto al 'prójimo', que es siempre y en cualquier circunstancia 'persona'.

Al mismo tiempo, mi mente se ha liberado del oscurantismo de una ideología que legitima la sumisión y la tiranía, permitiéndome adherirme a la auténtica religión de la Verdad, de la Vida y de la Libertad. En mi primera Pascua como cristiano, no sólo he descubierto a Jesús, sino que he descubierto, por vez primera, al auténtico y único Dios, que es el Dios de la Fe y de la Razón.


He tenido que interrogarme, pues, sobre la actitud de los que han dictado públicamente fatuas (condenas jurídicas islámicas), denunciándome a mí, que era musulmán, como "enemigo del islam", como "hipócrita cristiano copto que finge ser musulmán para perjudicar al islam" y como "traidor y difamador del islam", legitimando de esta forma mi condena a muerte.

Me he preguntado a menudo cómo es posible que a alguien como yo que luchó de una forma convencida y ardiente por un 'islam moderado', asumiendo la responsabilidad de exponerme en primera persona en la denuncia del extremismo y del terrorismo islámico, haya terminado por ser condenado a muerte en nombre del islam y tras una supuesta legitimación coránica.

UN ISLAM CONFLICTIVO

De esta forma me fui dando cuenta de que, más allá de la coyuntura que registra la implantación del fenómeno de los extremistas y del terrorismo islámico en todo el mundo, la raíz del mal está inscrita en un islam que es fisiológicamente violento e históricamente, conflictivo.

Paralelamente, la Providencia me ha ido poniendo en el camino a personas católicas practicantes de buena voluntad que, en virtud de su testimonio y de su amistad, se convirtieron, poco a poco para mí, en punto de referencia en el plano de las certezas de la verdad y de la solidez de los valores.

Comenzando por tantos amigos de Comunión y Liberación, con Don Julián Carrón a la cabeza; por sencillos religiosos como Gabriele Mangiarotti, sor Maria Gloria Riva, Don Carlo Maurizi y el padre Yohannis Lahzi Gaid; o por el redescubrimiento de los salesianos gracias a Don Angelo Tengattini y Don Maurizio Verlezza, culminado en una renovada amistad con el Rector Mayor, Don Pascual Chávez Villanueva; hasta el abrazo de altos prelados de gran humanidad como el cardenal Tarcisio Bertone, monseñor Luigi Negri, Giancarlo Vecerrica, Gino Romanazzi y, sobre todo, monseñor Rino Fisichella, que me ha acompañado personalmente en mi recorrido espiritual de aceptación de la fe cristiana.

Pero indudablemente el encuentro más extraordinario y significativo en la decisión de convertirme fue el que mantuve con el Papa Benedicto XVI, al que siempre he admirado y defendido siendo musulmán, por su maestría a la hora de establecer el vínculo indisoluble entre la fe y la razón como fundamento de la auténtica religión y de la civilización humana, y al que me adhiero plenamente como cristiano por inspirarme una nueva luz en el cumplimiento de la misión que Dios me ha reservado.


AFRONTARÉ MI DESTINO CON LA CABEZA ALTA

Querido director, me has preguntado si no temo por mi vida, consciente de que la conversión al cristianismo implicará ciertamente una enésima, y mucho más grave, condena a muerte por apostasía. Tienes razón. Sé a lo que me expongo, pero afrontaré mi destino con la cabeza alta y erguida y con la solidez interior del que tiene la certeza de la propia fe.

Y todavía más, después del gesto histórico y valiente del Papa que, desde el primer momento en que tuvo noticias de mi deseo, aceptó de inmediato administrarme en persona los sacramentos de la iniciación al cristianismo.

Su Santidad lanzó un mensaje explícito y revolucionario a una Iglesia que, hasta ahora, quizás haya sido demasiado prudente en la conversión de musulmanes, absteniéndose de hacer proselitismo en los países de mayoría islámica y silenciando la realidad de los conversos en los países cristianos. Por miedo.

Por miedo a no poder ayudar a los conversos frente a la condena a muerte por apostasía y por miedo a las represalias sobre los cristianos residentes en los países musulmanes. Pues bien, hoy, Benedicto XVI, con su testimonio, nos dice que hay que vencer el miedo y no temer a la hora de proclamar la verdad de Jesús incluso a los musulmanes.

Por mi parte, quiero afirmar que es hora de poner fin al puro arbitrio y a la violencia de los musulmanes, que no respetan la libertad religiosa. En Italia, hay miles de conversos al islam que viven serenamente su nueva fe. Pero también hay miles de musulmanes convertidos al cristianismo, que se ven obligados a ocultar su nueva fe por miedo a ser asesinados por los extremistas islámicos, que se ocultan entre nosotros.

Por una de esas casualidades que evocan la mano del Señor, mi primer artículo escrito en el Corriere el 3 de septiembre de 2003 se titulaba Las nuevas catacumbas de los islámicos conversos. Era una investigación sobre algunos neocristianos que, en Italia, denunciaban su profunda soledad espiritual y humana frente a la contumacia de las instituciones del Estado, que no tutelaban su seguridad, y frente al silencio de la propia Iglesia.

Pues bien, quiero que del gesto histórico del Papa y de mi testimonio extraigan el convencimiento de que llegó el momento de salir de las tinieblas de las catacumbas y proclamar públicamente su voluntad de ser plenamente ellos mismos.

Si aquí, en Italia, la cuna del catolicismo, si aquí, en nuestra casa, no somos capaces de garantizar a todos la plena libertad religiosa, ¿cómo podremos ser creíbles cuando denunciamos la violación de dicha libertad en otras partes del mundo? Pido a Dios que esta Pascua especial otorgue la resurrección del espíritu a todos los fieles en Cristo, que, hasta ahora, han estado sojuzgados por el miedo.

Fuente www.elmundo.es

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