Mostrando las entradas con la etiqueta san Pablo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta san Pablo. Mostrar todas las entradas

¿Por qué ya no se cree que San Pablo es el autor de la Carta a los Hebreos?


La cuestión sobre quién escribió la Carta a los Hebreos es un tema que ha fascinado a muchos a lo largo de los siglos. Si bien tradicionalmente se atribuyó a San Pablo, las investigaciones académicas y la crítica textual han arrojado luz sobre este asunto.

Verás, en la antigüedad, las cartas no siempre llevaban el nombre del autor al principio como las nuestras hoy en día. Esto ha llevado a debates sobre la autoría de algunas cartas del Nuevo Testamento, incluida la Carta a los Hebreos. Aunque en la iglesia primitiva se creía que San Pablo era el autor, hay algunas razones por las cuales los estudiosos modernos cuestionan esta atribución.

Una de las principales razones es el estilo literario y el vocabulario utilizado en la Carta a los Hebreos, que difiere significativamente del estilo y el vocabulario característicos de las cartas auténticas de San Pablo. Por ejemplo, las expresiones teológicas y las estructuras gramaticales son distintas, lo que sugiere que el autor podría ser alguien diferente.

Además, a lo largo de la historia, hubo discusiones dentro de la iglesia sobre la autoría de esta carta. En el siglo IV, el Concilio de Roma y otros concilios posteriores excluyeron la Carta a los Hebreos de la lista de las epístolas paulinas. Esto indica que desde los primeros siglos de la iglesia, había dudas sobre la autoría de esta carta.

En cuanto a las investigaciones académicas y la crítica textual, los estudiosos han examinado cuidadosamente el manuscrito original y otras fuentes para determinar la autoría. Al comparar el estilo, la gramática y el contenido de la Carta a los Hebreos con las otras cartas atribuidas a San Pablo, surgen diferencias significativas que sugieren que no fue él quien la escribió.

Sin embargo, la cuestión de quién escribió la Carta a los Hebreos no disminuye en absoluto su importancia o su mensaje. Independientemente de quién sea el autor, la carta sigue siendo una parte valiosa de la Sagrada Escritura que ofrece enseñanzas poderosas y profundas para nuestra fe.

Por ejemplo, la Carta a los Hebreos presenta a Jesucristo como el sumo sacerdote perfecto, que ofrece un sacrificio único y eterno por nuestros pecados. Esta enseñanza nos recuerda la centralidad de Cristo en nuestra fe y la importancia de confiar en su obra redentora.

Además, la carta exhorta a los creyentes a perseverar en la fe, a mantenerse firmes en medio de las pruebas y a confiar en la fidelidad de Dios. Estas palabras son un recordatorio alentador para todos nosotros, especialmente cuando enfrentamos desafíos en nuestra vida espiritual.

Entonces, aunque la autoría de la Carta a los Hebreos pueda ser objeto de debate, su mensaje sigue siendo relevante y poderoso para los creyentes de hoy. Nos anima a aferrarnos a nuestra fe en Cristo, quien es nuestro gran sumo sacerdote y el fundamento de nuestra esperanza.

En última instancia, lo más importante no es quién escribió la carta, sino el mensaje que transmite y cómo nos desafía a crecer en nuestra relación con Dios y en nuestro compromiso con nuestra fe cristiana. Como católicos, podemos confiar en la guía del Espíritu Santo para entender y aplicar las verdades contenidas en la Sagrada Escritura, incluida la Carta a los Hebreos, en nuestras vidas diarias.

Así que, amigo mío, independientemente de quién sea el autor, sigamos explorando y aprendiendo de la Palabra de Dios, dejando que su verdad transforme nuestras vidas y nos acerque más a Él. Si tienes más preguntas o deseas profundizar en algún tema, estoy aquí para ti. Siempre es un placer compartir y crecer juntos en nuestra fe.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

29 de junio: La Iglesia Católica celebra a San Pedro y San Pablo



Pedro era un sencillo pescador y, Pablo, un culto fariseo; el primero evangelizó a los judíos y, el segundo, a los paganos. Sus discusiones y diferencias han quedado plasmadas incluso en las Sagradas Escrituras. Pero a san Pedro y san Pablo los unía un vínculo más fuerte: Nuestro Señor Jesucristo.

Podemos decir que eran compañeros de misión. Su amor al Señor y su celo evangélico fue fundamental para llevar el testimonio de Jesús a todos los confines de la tierra. En su homilía de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo de 2020, el Papa Francisco destacó la unidad que mostraron siempre ambos apóstoles, pese a que sus diferentes puntos de vista eran públicos.

Esto -dijo el Santo Padre- es prueba de la unidad que debemos tener los cristianos. “Se sentían hermanos –recordaba el Papa Francisco-, como en una familia unida, donde a menudo se discute, aunque realmente se aman. Pero la familiaridad no provenía de inclinaciones naturales, sino del Señor. Él no nos ordenó que nos lleváramos bien, sino que nos amáramos. Es Él quien nos une, sin uniformarnos, en las diferencias”.

Pedro y Pablo eran tan diferentes y ¡tan parecidos! Se les celebra juntos el 29 de junio, fecha en que, según la tradición de la Iglesia, habrían sido martirizados.

¿Qué dice la Biblia de San Pablo?

Fue el primer escritor cristiano y aquel cuyos textos han sido leídos o escuchados por más millones de personas en todo el mundo a lo largo de los siglos, aunque curiosamente una parte importante de quienes han aprovechado sus enseñanzas desconocen que son suyas. Le llaman ‘apóstol’ (incluso ‘súper-apóstol’), pero nunca perteneció al grupo de los Doce y no sólo eso: hubo un tiempo en que fue perseguidor de cristianos.

¿Quién fue este apóstol conocido también como Saulo de Tarso? Lo primero que se sabe de él es que fue contemporáneo de la primera comunidad cristiana; era judío y pertenecía a la secta de los fariseos, quienes se caracterizaban por creer que podían obtener la salvación si cumplían hasta la exageración la ley, es decir, los mandamientos y mandatos que Dios, a través de Moisés, dio al pueblo judío.

Cabe hacer notar que, a diferencia de muchos fariseos hipócritas que sólo aparentaban cumplir, o que se habían ido al extremo de hacer de la ley un ídolo al que ponían por encima de todo, él realmente buscaba servir a Dios de corazón; lo malo es que dedicó todo su esfuerzo a perseguir a los cristianos, a los que consideraba enemigos de Dios pues seguían a Jesús, a quien los dirigentes de su pueblo habían rechazado y condenado a muerte.

¿Qué vio el Señor en este hombre que no tenía empacho en meter a la cárcel a mujeres y ancianos, que cometió muchos atropellos, uno de los cuales fue aprobar la muerte de san Esteban, el primer mártir cristiano? Vio sin duda que estaba equivocado, pero vio también que su error era de buena fe, que provenía de un corazón puro, sin doblez, cuya sola intención era la de servirlo. Así pues, quiso aprovechar todo ese fuego, reorientarlo, darle un sentido verdadero. Y un día tuvo lugar un encuentro que cambiaría la historia.

Tres veces nos lo relata el libro de Hechos, como para que captemos su importancia: Sucede que un día, cuando él se dirige a Damasco a continuar su ‘cacería’ de cristianos, el Señor se le aparece en el camino y lo cuestiona: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’, a lo que éste pregunta: ‘¿Quién eres, Señor?’ Recibe esta respuesta: ‘Soy Jesús, a quien tú persigues’.

Era un hombre conscientemente valiente y comprometido, pero inconscientemente temeroso, lo que lo hacía contradecir sus principios. Lleno de limitaciones humanas, es un hombre rico en fe y en amor, un hombre muy parecido a nosotros que caemos con frecuencia en la incoherencia entre vida y fe.

Lo que no podemos dudar es que, a su modo, amaba al Señor, quizás más que ningún otro de los apóstoles. San Andrés, hermano de Pedro; y Juan, hermano de Santiago, fueron los primeros a quienes Jesús llamó cuando lo siguieron a instancias de su maestro, Juan Bautista, quien les señaló a Jesús como al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Estos primeros apóstoles contagiaron la alegría de haber encontrado al Mesías, en primer lugar, a sus hermanos, a quienes presentaron a Jesús.

San Juan, en su Evangelio (1, 42) nos dice que desde el primer momento Jesús le cambió el nombre y le puso “Cefas”, que significa piedra y de donde viene el nombre de Pedro. San Mateo (16, 16-18) coloca este cambio de nombre después de la confesión del apóstol de que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios: Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella”.

Pedro ama a Jesús, lo manifiesta cuando está dispuesto a defenderlo y a morir por Él. Incluso, defiende a Jesús cuando lo arrestan y es capaz de cortar la oreja del criado del sacerdote. Pero Pedro es miedoso. El temor vence al amor y opaca la fe. Pedro niega tres veces a su Señor antes del canto del gallo y, ante la mirada de Jesús preso, se da cuenta de su traición y llora amargamente. Pedro no fue testigo de su muerte porque se escondió por miedo a los judíos. Pero, a pesar de todo, la misericordia de Jesús triunfa sobre la humanidad de Pedro y, una vez resucitado, lo confirma en su misión de pastorear la Iglesia.

Cuando Jesús ascendió al Cielo, Pedro asumió la dirección de la Iglesia. La primera comunidad reconocía en él la indiscutible autoridad que le otorgó Jesús. Por ejemplo, en el Concilio de Jerusalén, su palabra fue decisiva para tomar una decisión. Pedro fue obispo de Antioquía y después el primer obispo de Roma. Su sucesor es el Papa Francisco, quien insiste en su título de Obispo de Roma. El Obispo de Roma, sucesor de Pedro, es el jefe, el pastor, de la Iglesia Católica; sigue siendo la roca humana sobre la que Jesús quiere seguir edificando su Iglesia. La fe de Pedro es la misma fe de la Iglesia católica a través de los siglos.

San Pedro y San Pablo


SAN PEDRO Y SAN PABLO : una solemnidad  para amar a la Iglesia y al Papa

Una fecha para renovar nuestra fidelidad a la Iglesia, al Papa y, a través de ellos, a Jesucristo

Por: Andrés Jaromezuk | 
Fuente: Catholic-link.com

En la vida cotidiana, muchas veces solemos usar la palabra “fiesta” o “festividad” para referirnos a los diferentes tipos de conmemoraciones religiosas. Sin embargo, en un sentido litúrgico, cada celebración tiene su nombre específico en función de su jerarquía, y hablamos así, de menor a mayor importancia, de memoria libre, memoria, fiesta y solemnidad. Las solemnidades son las celebraciones más importantes del calendario litúrgico y están reservadas a la Santísima Trinidad, al Señor, a la Virgen y a algunos santos. Una de las particularidades de esta celebración es que, por su dignidad, incluye todos los elementos que se emplean los domingos.

En este caso, la solemnidad de san Pedro y san Pablorecuerda su testimonio hasta la sangre: los dos apóstoles fueron martirizados en Roma por su fe en Cristo. San Pedro padeció su suplicio hacia el año 67 en la colina del Vaticano, según Tertuliano (siglo II) crucificado y según Orígenes (siglo II) con la cabeza hacia abajo. San Pablo fue martirizado hacia la misma fecha y, según Tertuliano, sufrió la decapitación junto a la vía Ostiense. La solemnidad conmemora su amor a Cristo y la aceptación de la voluntad de Dios hasta dar la vida.

Esta celebración es muy antigua y ya se registra en el siglo IV, mencionada en la «Depositio martyrum» del año 354. Por las mismas fechas se encuentran referencias en menciones de san Ambrosio (Milán) y de san Agustín (África del Norte). En sus inicios, si bien se los recordaba en conjunto, se festejaba a san Pablo en la tumba de la vía Ostiense y a san Pedro en la catacumba de la vía Apia. La costumbre cristiana antigua de celebrar los aniversarios de los mártires en sus monumentos sepulcrales constituyó para Roma una dificultad en tanto que los sepulcros de los príncipes de los apóstoles estaban alejados uno de otro.

Así, en el siglo VII, la celebración se dividió en dos días, conmemorándose a san Pedro el 29 de junio y a san Pablo el día siguiente. Esta doble celebración fue la que se difundió en Oriente y Occidente. En la reforma del calendario litúrgico de 1969 la celebración se volvió a unir en el mismo día.

En estrecha relación con esta solemnidad se celebra el óbolo de san Pedro, una colecta centenaria que se realiza el 29 de junio o el domingo más cercano a esta fecha, y que simboliza la comunión con el Papa y la fraternidad con la Iglesia. La conocida práctica caritativa se remonta a finales del siglo VIII, cuando los anglosajones recientemente convertidos enviaban una contribución anual al Santo Padre que recibió el nombre de«Denarius Sancti Petri» o limosna de san Pedro. La costumbre se extendió a otros países y fue regulada orgánicamente por el Papa Pío IX en la Encíclica «Saepe Venerabilis» de 1871.



La solemnidad de San Pedro y San Pablo es especial por su catolicidad. La Iglesia celebra en ellos no solo la gloria de su martirio, sino también el misterio de su vocación apostólica, uno hacia Israel y otro hacia los gentiles; y el llamado del Evangelio a todos los seres humanos. La celebración nos invita especialmente a renovar nuestra fidelidad a la Iglesia, al Papa y, a través de ellos, a Jesucristo.

San Pedro y San Pablo

Solemnidad: 29 de junio

Cada 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ante todo es una fiesta de la catolicidad.

Pedro, el amigo frágil y apasionado de Jesús, es el hombre elegido por Cristo para ser “la roca” de la Iglesia: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” ( Mt 16,16). Aceptó con humildad su misión hasta el final, hasta su muerte como mártir. Su tumba en la Basílica de San Pedro en el Vaticano es meta de millones de peregrinos que llegan de todo el mundo.

Pablo, el perseguidor de Cristianos que se convirtió en Apóstol de los gentiles, es un modelo de ardoroso eevangelizador para todos los católicos porque después de encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio.


Si deseas conocer más sobre tu fe católica, visita nuestra página de Facebook.

https://www.facebook.com/defiendetufecatolico/

TU DONATIVO NOS HACE FALTA Estimado lector: ¡Gracias por seguirnos y leer nuestras publicaciones. Queremos seguir comprometidos con este apostolado y nos gustaría contar contigo, si está en tus posibilidades, apóyanos con un donativo que pueda ayudarnos a cubrir nuestros costos tecnológicos y poder así llegar cada vez a más personas. ¡Necesitamos de ti!
¡GRACIAS!

NOTA IMPORTANTE: La publicidad que aparece en este portal es gestionada por Google y varía en función del país, idioma e intereses y puede relacionarse con la navegación que ha tenido el usuario en sus últimos días.

Nuestros artículos están hechos para la evangelización y difusión de la verdadera fe católica y pueden ser, usados, compartidos o publicados libremente en distintas páginas o foros, sin fines de lucro, siempre que se haga mención del autor del artículo, los créditos debidos y el nombre de ésta página, CATÓLICO DEFIENDE TU FE.



"El Apóstol Pablo sólo habló de la fe para salvarse, no de las obras". Eso dicen los protestantes, ¿Qué dijo realmente San Pablo?



«EL APÓSTOL PABLO SÓLO HABLÓ DE LA FE PARA SALVARSE, NO DE LAS OBRAS». ESO DICEN LOS PROTESTANTES, ¿QUÉ DIJO REALMENTE SAN PABLO?
Por Jesús Mondragón (Saulo de Tarso)

Según nuestros hermanos separados, el Apóstol San Pablo enseñó que el único medio de salvación es la fe en Cristo Jesús. Y aseguran ellos, Pablo se oponía por completo a las obras como medio de salvación.

La salvación por la "sola fe" es un dogma de la doctrina protestante. En cambio, la Iglesia Católica, columna y fundamento de la verdad 1Timoteo 3,15; enseña a la luz de la Biblia, primero que nada que, LA SALVACIÓN ES UNA GRACIA DE DIOS. 

Efesios 2,8
Pues HABÉIS SIDO SALVADOS POR LA GRACIA mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios.

La fe y las obras son el medio por el que el ser humano consigue acceder a la salvación, es decir, ni la sola fe, ni las meras obras, salvan, sino LA GRACIA DE DIOS, que obtiene como respuesta del hombre, LA FE Y LAS OBRAS DE MISERICORDIA.

¿Qué es lo que enseña realmente la Biblia? ¿Es verdad que el Apóstol San Pablo se oponía a la realización de obras como medio de salvación?

Veamos primero qué opina Nuestro Señor Jesucristo:

LAS OBRAS SEGÚN JESUCRISTO

Mateo 5:16
Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Mateo 26:10
Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una "obra buena" ha hecho conmigo.


Ahora veamos qué fue lo que escribió San Pablo sobre las obras como medio de salvación y justificación para que el hombre pueda acceder a la salvación, les dejo aquí unos cuántos textos.

LAS OBRAS EN SAN PABLO

Hechos 26:19-20
Así pues, rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial, sino que primero a los habitantes de Damasco, después a los de Jerusalén y por todo el país de Judea y también a los gentiles he predicado que se convirtieran y que se volvieran a Dios haciendo obras dignas de conversión.

Romanos 2:5-6
Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras.

Romanos 15:18
Pues no me atreveré a hablar de cosa alguna que Cristo no haya realizado por medio de mi para conseguir la obediencia de los gentiles, de palabra y de obra.

II Corintios 9:8
Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena.

II Corintios 11:15
Por tanto, no es mucho que sus ministros se disfracen también de ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.

Gálatas 6:9
No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos.

Efesios 2:8-10
Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.
En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos.

Filipenses 2:12-13
Así pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con temor y temblor por vuestra salvación,
pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece.

Filipenses 4,9
Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros.

Colosenses 1,10
para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios.

Colosenses 3,9
No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras.

Colosenses 3:17
y todo cuanto hagáis, de palabra y obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.

II Tesalonicenses 2,16-17
Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.

I Timoteo 2,9-10
Así mismo que las mujeres, vestidas decorosamente, se adornen con pudor y modestia, no con trenzas ni con oro o perlas o vestidos costosos, sino con buenas obras, como conviene a mujeres que hacen profesión de piedad.

I Timoteo 4:16
Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.

I Timoteo 5,9-10
Que la viuda que sea inscrita en el catálogo de las viudas no tenga menos de sesenta años, haya estado casada una sola vez, y tenga el testimonio de sus buenas obras: haber educado bien a los hijos, practicado la hospitalidad, lavado los pies de los santos, socorrido a los atribulados, y haberse ejercitado en toda clase de buenas obras.

I Timoteo 5,24-25
Los pecados de algunas personas son notorios aun antes de que sean investigados; en cambio los de otras, lo son solamente después. Del mismo modo las obras buenas son manifiestas; y las que no lo son, no pueden quedar ocultas.

I Timoteo 6,18-19
que practiquen el bien, que se enriquezcan de buenas obras, que den con generosidad y con liberalidad; de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán adquirir la vida verdadera.

II Timoteo 2,21
Si, pues, alguno se mantiene limpio de estas faltas, será un utensilio para uso noble, santificado y útil para su Dueño, dispuesto para toda obra buena.

II Timoteo 3:16-17
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena.

II Timoteo 4:14
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le retribuirá según sus obras.

Tito 1,16
Profesan conocer a Dios, mas con sus obras le niegan; son abominables y rebeldes e incapaces de toda obra buena.

Tito 2,7-8
Muéstrate dechado de buenas obras: pureza de doctrina, dignidad, palabra sana, intachable, para que el adversario se avergüence, no teniendo nada malo que decir de nosotros.

Tito 2,14
el cual se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que fuese suyo, fervoroso en buenas obras.

Tito 3,1
Amonéstales que vivan sumisos a los magistrados y a las autoridades, que les obedezcan y estén prontos para toda obra buena.

Tito 3,8
Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres.

Tito 3,14
Que aprendan también los nuestros a sobresalir en la práctica de las buenas obras, atendiendo a las necesidades urgentes, para que no sean unos inútiles.

Hebreos 6:10
Porque no es injusto Dios para olvidarse de vuestras obras y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, con los servicios que habéis prestado y prestáis a los santos.

Hebreos 10:24
Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras.


LA IMPORTANCIA DE LAS OBRAS A LA LUZ DE TODA LA BIBLIA

Mateo 16,27
«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Romanos 2,5-6
Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras.

II Timoteo 4,14
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le retribuirá según sus obras.

Tito 1,16
Profesan conocer a Dios, mas con sus obras le niegan; son abominables y rebeldes e incapaces de toda obra buena.

Santiago 1:4
pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear.

Santiago 1:22
Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos.

Santiago 2,17.26
Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.
Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

I Pedro 1,17
Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro.

I Pedro 2:12-15
Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que, en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita.
Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana: sea al rey, como soberano, sea a los gobernantes, como enviados por él para castigo de los que obran el mal y alabanza de los que obran el bien.
Pues esta es la voluntad de Dios: que obrando el bien, cerréis la boca a los ignorantes insensatos.

I Pedro 3:6,17
así obedeció Sara a Abraham, llamándole Señor. De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún temor.
Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de Dios, que por obrar el mal.

I Juan 3:7,12,18
Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo.
No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas.
Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad.

II Juan 1:10-11
Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda se hace solidario de sus malas obras.

Apocalipsis 2,23
Y a sus hijos, los voy a herir de muerte: así sabrán todas las Iglesias que yo soy el que sondea los riñones y los corazones, y yo os daré a cada uno según vuestras obras.

Apocalipsis 22,12
Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo para pagar a cada uno según su trabajo.

Apocalipsis 14,13
Luego oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe: Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí - dice el Espíritu -, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan.»

Apocalipsis 20,12-13
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras.
Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras.


De modo que según Jesucristo, el Apóstol San Pablo y la enseñanza bíblica, la salvación es una gracia de Dios que el hombre alcanza mediante la fe y las obras. Así que el pilar de todo el andamiaje protestante sólo es DOCTRINA DE HOMBRES.

Marcos 7,6-7
El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.

CONCLUSIÓN

Somos salvados por la Gracia de Dios, mediante la fe y las obras manifestadas por quienes desean ser salvados y el Apóstol San Pablo sí habló de las obras de misericordia como medio de salvación. La doctrina paulina no es sólo la fe, sino, fe y obras.

PAX ET BONUM

Si deseas conocer más sobre tu fe católica, visita nuestra página de Facebook.

https://www.facebook.com/defiendetufecatolico/

Nota importante: La publicidad que aparece en este portal es gestionada por Google y varía en función del país, idioma e intereses y puede relacionarse con la navegación que ha tenido el usuario en sus últimos días.

TU DONATIVO NOS HACE FALTA Estimado lector: ¡Gracias por seguirnos y leer nuestras publicaciones. Queremos seguir comprometidos con este apostolado y nos gustaría contar contigo, si está en tus posibilidades, apóyanos con un donativo que pueda ayudarnos a cubrir nuestros costos tecnológicos y poder así llegar cada vez a más personas. ¡Necesitamos de ti!
¡GRACIAS!



Publicaciones más leídas del mes

Donaciones:

BÚSCANOS EN FACEBOOK